Fundamentos del Pensamiento Marxista: Materialismo, Alienación y Transformación Social

Introducción al Pensamiento de Karl Marx

Karl Marx nació en Tréveris en 1818 y falleció en Londres en 1883, tras haber inspirado a lo largo de su vida el movimiento de masas en muchos países. Estudió derecho, filosofía, historia y literatura, pero prefirió trabajar de periodista (aunque durante algunos periodos de su vida este trabajo no lo libraba de la pobreza). Las reflexiones y el pensamiento marxista siguen influyendo hoy en día.

Conocimiento y Materialismo Marxista

El marxismo se sustenta en la idea de que el Estado no es más que la institucionalización de la explotación de toda una clase (la de los trabajadores asalariados). Defiende que la transformación del mundo se producirá cuando se relacione la teoría con la práctica. Tras la filosofía de Kant (idealismo trascendental), se produjo un gran cambio en el pensamiento, especialmente en Alemania. Lenin describe el marxismo como «el heredero natural de lo mejor de la humanidad: la filosofía alemana, la política inglesa y el socialismo francés».

El idealismo alemán (con Hegel como precursor) defiende que el mundo no es más que conciencia o Espíritu Absoluto. El proceso de la historia de la humanidad es la historia del pensamiento. El proceso del conocimiento termina cuando el Espíritu se da cuenta de que no hay nada exterior a él. Según Hegel, la síntesis dialéctica última es el Espíritu Absoluto (punto de culminación en que todo lo real se ha racionalizado y todo lo racional se ha hecho real).

Frente a esta idea de que la conciencia produce la realidad, Marx argumenta que la dialéctica parte de la materia. Para Marx, el mundo no es una mera fabricación de ideas; más bien, la realidad es el producto de la actividad material y social humana. La dialéctica marxista considera el proceso de conocimiento como una corteza mística y una semilla racional: la conciencia es el producto del ser humano; no somos mera conciencia, sino que esta es la manifestación de un ser físico y material. La prioridad en el pensamiento de Marx es el materialismo.

Por tanto, para hacer historia, el ser humano necesita satisfacer, primeramente, sus necesidades básicas materiales. Debemos considerar prioritariamente el mantenimiento de la parte física y orgánica del ser humano para poder seguir produciendo (primera premisa del materialismo histórico). Además de producir objetos para nuestras necesidades, creamos nuevos seres humanos, algo completamente ajeno al Espíritu (segunda premisa). El ser humano produce a través de una forma de sociedad (tercer hecho histórico): la familia, donde empiezan las primeras divisiones de la producción.

Antropología Marxista: El Ser Humano y la Alienación

Frente al sistema hegeliano, aparece la postura materialista defendida por Feuerbach y Marx (aunque de manera diferente). Marx critica el concepto de ser humano de Feuerbach, ya que este concibe el trabajo como mercancía y a los trabajadores como meras marionetas. Para Marx, sin embargo, los seres humanos se caracterizan por ser seres activos que poseen la capacidad transformadora con la que fabrican la realidad en la que viven. La actividad mediante la que se expresa esta capacidad es el trabajo (es lo que nos define). Además, solo en sociedad el ser humano produce estas transformaciones. Así, Marx declara que las personas son seres sociales, históricos y activos.

El ser humano está deshumanizado (alienado) siempre que el trabajo se realice y se base en la propiedad privada. Entendemos la alienación como sinónimo de enajenación (poner algo propio fuera de nosotros). Según Feuerbach, la alienación humana está ocasionada por la religión (como forma de sometimiento). Sin embargo, para Marx, la mayor alienación del ser humano es su explotación laboral en el contexto de la propiedad privada (el resto de alienaciones no son más que síntomas). El objetivo de Marx es luchar contra la deshumanización y conseguir la emancipación de los seres humanos, tanto individual como colectivamente, para que de este modo puedan desarrollar plenamente sus mejores potenciales.

Dimensiones de la Alienación en el Capitalismo

En el modelo de producción de la economía capitalista, el ser humano está alienado respecto a cuatro factores principales:

  • Respecto al producto del trabajo: Este no le pertenece al trabajador, es ajeno a él. De lo que el trabajador produce se lleva una mínima parte, lo suficiente para mantener cubiertas sus necesidades básicas. Así, el obrero no recibe el producto de su trabajo, ya que este se lo queda el empresario (quien, debido a la propiedad privada, obtiene un gran beneficio). Esta apropiación del beneficio se llama plusvalía, y en una sociedad capitalista esta no tiene un límite. El trabajador se queda solo con lo necesario para vivir, por lo que la plusvalía no es algo fijo (el trabajo es pagado por la cuota mínima por la que alguien lo haría). La plusvalía se mueve así según la oferta y la demanda, ya que convierte el trabajo en mercancía.
  • Respecto a la actividad de trabajar: El alienado no es dueño ni de su trabajo, ni de su tiempo, ni del producto de su trabajo. En la sociedad capitalista, el ser humano no se siente realizado haciendo un trabajo (que sería la parte humana), sino en los placeres animales. En los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (a menudo referidos como los Manifiestos de París), Marx afirma: «Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en animal».
  • Respecto a la naturaleza: El ser humano también está alienado, ya que la materia sobre la que trabaja tampoco le pertenece. En una economía capitalista, todo es propiedad del patrón.
  • Respecto a la relación con otros seres humanos: En el trabajo basado en la propiedad privada, la relación entre trabajador y patrón es claramente desigual y, por otro lado, no elegimos ni con quién ni cómo relacionarnos durante el trabajo. Son relaciones independientes de la voluntad, ya que cada trabajador solo cumple meros papeles.

Materialismo Histórico: Motor del Cambio Social

Marx construye una filosofía materialista que afirma que la contradicción (o negación dialéctica) es el motor y principio del cambio histórico. El materialismo histórico propone buscar una explicación a los hechos de la historia a través de la actividad del ser humano, la infraestructura (los modos de producción) y la superestructura (lo jurídico-político). La historia avanza de manera dialéctica: tesis, antítesis (negación de la tesis) y síntesis (negación de la negación).

A lo largo del tiempo, la contradicción se manifiesta en la lucha entre dos clases antagónicas, convirtiéndose así la lucha de clases en el motor de la historia. En cada fase de la historia, la clase dominante se sirve de la superestructura para mantener su dominio; la ideología de esta clase se extiende a toda la sociedad, que desarrolla una falsa conciencia y una visión deformada de la realidad que justifica los privilegios de la clase explotadora.

Las diversas formas de producción son las que dan lugar a la transformación histórica, y para que esta ocurra, debemos comprender que se sustenta en una base económica. En las fases de estabilidad social, la infraestructura (o estructura económica) se sustenta en:

  • Las relaciones de producción o propiedad (en las que uno posee la propiedad y otro es la propiedad, como vasallo y señor, amo y esclavo, obrero y patrón, y oficiales y maestros);
  • Y en las fuerzas productivas (que son lo necesario para producir: trabajadores, tierras e instrumentos).

Por su parte, la superestructura consiste en la falsa conciencia, que es la visión parcial de la realidad para justificar las relaciones de producción como algo racional cuando no lo son (ideología).

Sin embargo, el desarrollo de las fuerzas productivas (ocasionado por la concienciación de los seres humanos) provoca una fase de renovación social en la que la relación de producción anterior queda obsoleta y da lugar a una nueva, acorde con las nuevas fuerzas de producción, a la par que se transforma también la superestructura ideológica.

Cuando la conciencia proletaria aumenta, se produce una tensión que desembocará en la revolución del proletariado, la cual se llevará a cabo en tres etapas fundamentales:

  1. La dictadura del proletariado: control del Estado y apropiación de los medios de producción.
  2. La etapa del socialismo: abolición progresiva de las clases sociales y la propiedad privada, y colectivización de los medios de producción.
  3. El comunismo: desaparición de la sociedad de clases y del Estado. El comunismo supondrá la plena realización del ser humano, la igualdad y la desaparición de las divisiones de clases que, al ser el motor de la historia, pondrá fin a los cambios históricos basados en la lucha de clases.