La Poesía en la Segunda Mitad del Siglo XIX: Contexto y Tendencias
Durante la segunda mitad del siglo XIX, la poesía española fue abundante y variada. Debe entenderse en un contexto en el que la burguesía dominante imponía sus gustos dentro de un modelo de sociedad donde cultura y política aparecían unidas.
Pueden distinguirse tres tendencias poéticas principales:
La Poesía Realista Antirretórica
Adoptó formas expresivas nuevas que la alejaban del Romanticismo. Es la lírica que con más propiedad puede denominarse realista. Esta poesía se abrió camino desde mediados de siglo gracias a quien sería su principal figura: Ramón de Campoamor.
La Poesía Realista Grandilocuente
Enlaza con el Neoclasicismo tanto en sus temas de carácter cívico como en su preocupación por la forma rotunda y bien construida. El autor más representativo de esta tendencia es Gaspar Núñez de Arce.
La Poesía Intimista Posromántica
Busca superar el Romanticismo retórico y trivial a través de la condensación y simplificación formales como medio para sugerir con la palabra, la imagen y el símbolo las ideas que rozan lo inefable.
Rosalía de Castro: La Voz de la Intimidad Posromántica
Rosalía de Castro es, junto a Bécquer, la gran figura de este tipo de poesía intimista. Nació en Santiago de Compostela en 1837. Pasó parte de su vida en Castilla, adonde volvió definitivamente en 1871 y donde murió en 1885.
Con Rosalía nos encontramos ya muy cerca de la poesía contemporánea, entendida como comunicación de una experiencia personal. En concreto, en En las orillas del Sar, alcanza muchos momentos de honda emoción y de expresión de una intimidad conflictiva que anticipan lo más granado de la poesía posterior.
Gustavo Adolfo Bécquer: Legado Poético y Prosaico
Vida y Trayectoria
Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836. Con dieciocho años marchó a Madrid para forjarse una carrera literaria. Desde 1860, su dedicación al periodismo fue más constante y llegó a ser director del periódico conservador El Contemporáneo. En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, pero el matrimonio fracasó.
Económicamente, vivió una situación desahogada durante los últimos años del reinado de Isabel II; fue protegido por el ministro conservador González Bravo. Perdió el empleo con la Revolución del 68. Se fue entonces a vivir con su hermano y reescribió su obra poética. Murió Gustavo Adolfo Bécquer en Madrid a finales de 1870.
Obra en Prosa: Leyendas y Artículos
Como prosista, Bécquer escribió, además de numerosas colaboraciones periodísticas, una inconclusa Historia de los Templos de España. También destacan sus Cartas literarias a una mujer y Cartas desde mi celda, que aparecieron en la prensa en 1858 y 1864, respectivamente.
Las Leyendas son un conjunto de relatos cortos de carácter fantástico y ambientación romántica. Muchas de ellas son muy conocidas. Las Leyendas se encuentran cerca del Romanticismo tradicional por los precedentes del género y por los temas que desarrollan, así como por los personajes y por los ambientes exóticos o legendarios. La prosa becqueriana destaca en las Leyendas por sus valores rítmicos y musicales y por sus calidades pictóricas.
Las Rimas: Amor, Poesía y Estilo
La primera edición de sus textos poéticos se publicó con el título de Rimas en 1871, al año siguiente de su muerte. Su éxito fue notable y las ediciones se sucedieron desde entonces. Las Rimas recogen todos los poemas que contiene El libro de los gorriones, salvo tres, pero ordenados de distinto modo.
Las Rimas se presentan como un largo poema unitario que desarrolla una historia amorosa que va de la ilusión inicial al fracaso amoroso. Los temas de las Rimas son básicamente dos: el amor y la poesía. Sin embargo, Bécquer se aparta del Romanticismo declamatorio y estruendoso.
Sus poemas se caracterizan por una dicción sencilla en apariencia, nada grandilocuente, apoyándose a menudo en referencias a objetos materiales o de la realidad cotidiana. En esta búsqueda de la forma expresiva, Bécquer se acerca al Simbolismo al aludir a ideas y sentimientos interiores mediante vocablos que designan realidades exteriores.
En el amor, se identifica con la mujer, expresión máxima de la belleza. Pero la mujer becqueriana es poco más que un ideal, es un misterio o se desvanece como un sueño. El resultado final no es otro que la desilusión, la angustia y la soledad.
En cuanto al estilo poético de Bécquer, hay una cuidada elaboración de los textos. Los aciertos expresivos de Bécquer proceden de su maestría en los artificios retóricos de la poesía culta, combinados con los de la poesía popular. Rasgo general de sus versos es la preferencia por la rima asonantada, evitando la sonoridad estridente del Romanticismo. Los poemas de Bécquer suelen ser breves y muchas veces parecen quedar truncados al cerrarse con un verso quebrado que condensa la idea expresada y abre nuevas sugerencias.
El lenguaje becqueriano es sencillo en apariencia. No son raras las metáforas y también son habituales los símiles. Las imágenes se construyen casi siempre con palabras que aluden a realidades materiales. Lo más importante del léxico de Bécquer es su capacidad de sugerencia más allá de su significado denotativo: los elementos de la realidad se corresponden con emociones íntimas. Esta es la razón por la que se puede considerar a Bécquer como un poeta presimbolista.