Luis de Góngora: Trayectoria Vital y Esplendor Poético en el Siglo de Oro

Luis de Góngora: Vida y Personalidad

Nació en Córdoba en 1561, en el seno de una familia acomodada y culta. Estudió Leyes en Salamanca y allí parece que se inició en las tareas poéticas. Comenzó su carrera dentro de la Iglesia. Su vida siguió siendo un tanto disipada y continuó con sus aficiones literarias. En 1588, el obispo lo acusó de «vivir como muy mozo», andar de día y de noche en «cosas ligeras», tratar con actores de comedias y escribir coplas profanas. Viajó mucho en misiones encomendadas por el Cabildo. En 1617 ya era considerado el mejor poeta de su tiempo. Su vida en la corte no resultó fácil. Murieron sus poderosos protectores y sus pretensiones cortesanas se vieron frustradas. Amante de la vida lujosa y muy aficionado al juego, se vio acosado por las deudas. Ya enfermo, regresó a Córdoba en 1626 y allí murió al año siguiente. La influencia de su vida en sus textos es muy visible. La imagen que de él quedó para la posteridad es la del hombre adusto, sombrío y orgulloso. Famosas son sus enemistades personales y literarias. Con Quevedo cruzó graves insultos y alusiones mordaces. También atacó a Lope de Vega. Su obra se publicó en seguida tras su muerte, acompañada de doctos comentarios, como si de un autor clásico se tratara.

La Obra Poética de Góngora

Góngora es, exclusivamente, un poeta lírico. Se conservan también más de un centenar de cartas suyas, casi todas de su época madrileña, que contienen interesantes datos biográficos y algunos juicios literarios. La obra lírica de Góngora circuló de forma oral y manuscrita durante su vida. Sus versos se publicaron después de su muerte en diversas ediciones. Existe, además, un manuscrito que contiene gran parte de sus poemas. En este lujoso manuscrito, los textos van acompañados de su fecha de composición. Estos datos cronológicos han permitido descartar la existencia de dos épocas diferentes en su poesía: la del poeta fácil y sencillo, y la del poeta oscuro y complejo. Desde 1609, su intención explícita es la de crear un nuevo lenguaje poético mediante la acumulación e intensificación de recursos retóricos utilizados anteriormente y el uso de otros nuevos. El resto de su producción poética consta de más de doscientos romances y letrillas al modo popular, unos dos centenares de sonetos, algunas otras composiciones diversas y un inconcluso poema en octavas reales.

Poesía de Arte Menor

Los poemas en versos cortos fueron ya muy populares en su época y continuaron siéndolo después. No obstante, no puede decirse que este extenso grupo de composiciones gongorinas esté exento de artificio, y siempre se nota en ellas, pese a la inspiración popular, la mano del poeta culto. En las letrillas y otras composiciones de arte menor es frecuente la presencia de un estribillo o breve estrofa que se va glosando reiteradamente. Aunque a veces tienen un tono serio y tratan un tema grave, son muy frecuentes los textos de carácter humorístico o satírico.

Sus romances son muy notables, y con ellos el Romancero Nuevo alcanza sus mayores cimas. En ellos se alterna, e incluso se mezcla, lo serio y lo burlesco. Tratan los más diversos temas:

  • Caballerescos
  • Moriscos
  • De cautivos
  • Pastoriles
  • Amorosos
  • Mitológicos
  • Satíricos

El romancero gongorino, que combina la estilización refinada con la zumba y la burla, es revelador tanto por lo que contiene como por lo que obvia.

La Fábula de Píramo y Tisbe

Merece especial atención la Fábula de Píramo y Tisbe, larga composición de más de quinientos versos, escrita en 1618, que resume a la perfección los rasgos más sobresalientes de la poética gongorina. Narra grotescamente un tema mitológico grave y serio. Con ello, el poeta barroco está burlándose, con actitud distanciada, de sus propios mitos.

Poesía de Arte Mayor

Góngora fue también un gran sonetista. Sus sonetos siguen normalmente el modelo clásico de cuartetos expositivos y tercetos conclusivos, aunque a veces utiliza fórmulas distintas. Abordó en ellos variados temas:

  • Amorosos
  • Satírico-burlescos
  • Morales
  • Mitológicos
  • De circunstancias, etc.

Los sonetos amorosos son de hechura petrarquista, muy literarios y estilizados, y carecen de la pasión vital que transmiten los de Lope o Quevedo. En ellos, incorpora elementos de la poesía popular y no evita el léxico coloquial e incluso vulgar. Los sonetos de tema moral reflejan la situación vital del poeta y, en tono serio o burlesco, expresan sus inquietudes.

Fábula de Polifemo y Galatea y Soledades: Culminación del Estilo Culterano

Con estos dos grandes poemas, Góngora lleva a su culminación el estilo culterano. La Fábula de Polifemo y Galatea consta de 504 versos en octavas reales y desarrolla el mito clásico del cíclope Polifemo enamorado de la ninfa Galatea. El arte de Góngora se centra en intensificar la exageración y llevar al límite la hipérbole. En cuanto a las Soledades, se proyectaron cuatro, pero Góngora solo compuso la primera completa y parte de la segunda. En total, suman unos dos mil versos agrupados en silvas. El tema es, en apariencia, sencillo: el canto de la vida natural y el desdén hacia las ambiciones cortesanas. Se recrea la belleza de una naturaleza pródiga y benefactora.

Temas y Estilo en la Poesía Gongorina

Gran parte de los temas de sus poemas provienen de la tradición poética previa: el amor, con todos los tópicos característicos de la literatura petrarquista; la mitología, como fuente inagotable de motivos; y la naturaleza, como marco estilizado y referente bucólico ideal. Estos temas tan conocidos son reelaborados, en general, con el sello personal del poeta, siempre deseoso de dejar constancia de su nota distintiva y original. Deben tenerse en cuenta también las numerosas composiciones que son deudoras de las propias peripecias biográficas del escritor, aunque siempre literaturizadas en mayor o menor grado. No cabe olvidar la vertiente satírica y burlesca de Góngora, presente tanto en muchos poemas de aire popular como también en los textos más formalmente cultos.

En su personal reelaboración de los principios estéticos de la lírica del siglo XVI y en su búsqueda de una lengua poética nueva y específica radican quizá las claves de la originalidad de Góngora como escritor. Los modelos gongorinos son los característicos de la literatura renacentista: autores clásicos grecolatinos, autores italianos y los propios autores españoles del siglo XVI, con Garcilaso a la cabeza. El lenguaje gongorino se caracteriza por su ambigüedad y multiplicidad de significados, que lo alejan de la lengua natural. Hay una tendencia constante en su poesía a la expresión metafórica y perifrástica. Los recursos que emplea no son absolutamente nuevos, pero sí lo es el no poner límites a su empleo. Aunque la poesía de Góngora parte de los principios estéticos clásicos, rompe con ellos como resultado lógico de su tendencia a los contrastes, a la exageración, a lo diverso, de su deseo de huida de la realidad y de la chocarrería.