Tras la profunda crisis provocada por la derrota de España y la pérdida de sus últimas colonias americanas en 1898, surgió una imperiosa necesidad de encontrar soluciones a la situación del país. Este contexto dio lugar al Regeneracionismo, movimiento en el que se enmarca la Generación del 98. El término fue acuñado por Azorín en 1913 para referirse a un grupo de escritores unidos por un espíritu de renovación y un profundo amor al arte.
Composición y Características Iniciales
Inicialmente, este grupo estaba compuesto por figuras como Azorín, Baroja, Unamuno, Maeztu, Valle-Inclán y Antonio Machado. Todos ellos compartían una profunda angustia existencial y una marcada preocupación por los problemas de España. Al mismo tiempo, intentaban superar las convenciones del Realismo e incorporar nuevas técnicas expresivas acordes con las tendencias europeas, buscando una modernización sin renunciar a la tradición.
Requisitos Generacionistas según Petersen
En 1935, Pedro Salinas publicó los requisitos generacionistas propuestos por Petersen, que incluían:
- Haber nacido en años próximos.
- Haber tenido una formación intelectual similar (a menudo autodidacta).
- Haber participado en actos públicos colectivos.
- Compartir una misma situación generacional (como el pesimismo derivado de la pérdida de las colonias).
- Contar con un guía intelectual (como Unamuno, Nietzsche o Schopenhauer).
- Poseer un lenguaje generacional, caracterizado por un estilo personal y el rechazo al Realismo.
Temas Centrales y Evolución del Pensamiento
El tema primordial para la Generación del 98 fue, sin duda, el problema de España. Debido al pesimismo inherente a la época, los autores buscaron respuestas más filosóficas que prácticas. Reflejaron la situación de atraso del país y propusieron inicialmente “europeizar España”. Sin embargo, tras una profunda investigación sobre las raíces y la esencia española, su perspectiva evolucionó hacia la idea de “españolizar Europa”. Esta búsqueda de las raíces propició una mayor valoración de la historia, especialmente la de la gente común, a la que Unamuno denominó intrahistoria.
Castilla y la Expresión Lírica
Castilla y sus paisajes captaron la atención de los escritores de esta corriente. A través de la subjetividad y el lirismo, reflejaron sus estados de ánimo. Criticaron el atraso y la pobreza, pero a la vez exaltaron líricamente el paisaje castellano.
Temas Religiosos y Existenciales
También abordaron temas religiosos y existenciales, considerándose precursores del existencialismo por su obsesión con la muerte, el paso del tiempo y el sentido de la existencia, influencias claras de pensadores como Nietzsche, Schopenhauer y Kierkegaard.
Influencias y Estilo Literario
La Generación del 98 se caracterizó por su rechazo al Realismo, aunque admiraron a autores realistas como Rosalía de Castro, Galdós o Bécquer. Recibieron una gran influencia de figuras como Quevedo, Góngora y Cervantes, reflejando el deseo de buscar la esencia de lo español y recuperar leyendas y tradiciones.
El estilo de estos autores era sobrio y aparentemente sencillo, pero meticulosamente cuidado. Utilizaban palabras tradicionales, a las que llamaban terruñecas. Frente al objetivismo del siglo XIX, emplearon el lirismo y el subjetivismo.
Innovaciones en los Géneros Literarios
Introdujeron innovaciones que dotaron de gran flexibilidad a los géneros literarios:
- Poesía: Destaca Campos de Castilla de Unamuno.
- Ensayo Moderno: Sobresalen obras como Castilla y los pueblos de Azorín, Idearum español de Ángel Ganivet y En torno al casticismo de Unamuno.
- Novela: Incorporaron nuevas técnicas como el impresionismo de Baroja en El árbol de la ciencia, el ritmo lento y meditado de Azorín en Las leyendas de un pequeño filósofo, y la introspección de Unamuno, cuyas novelas, caracterizadas por su originalidad, denominó nivolas.
- Teatro: Experimentaron cambios significativos, no solo con Valle-Inclán, sino también con otros autores como Unamuno en obras como Fedra y El otro.
Valle-Inclán y el Esperpento
Valle-Inclán es una figura cumbre, destacando por obras como Divinas palabras, anticipadora del esperpento. Sus farsas, como La marquesa Rosalinda, ya presentaban esta figura, pero fue en Luces de bohemia donde le dio nombre. El esperpento, que etimológicamente significa algo extravagante o absurdo, fue utilizado por Valle-Inclán para agrupar obras donde se fusionan lo burlesco y lo trágico. En el acto XII de Luces de bohemia, se expone la idea de este nuevo género: la deformación de la realidad, donde incluso la imagen más bella se distorsiona ante un espejo cóncavo. Para mostrar la degradación de los personajes, el autor recurre a la animalización, la cosificación, lo grotesco y lo doloroso. Destaca también su humor mordaz y la risa agria como forma de crítica demoledora. En cuanto al lenguaje, sobresale la riqueza y variedad de registros, los diálogos vivos y rápidos, y el uso expresivo de las acotaciones. La obra narra la última noche de la vida de Max Estrella, un poeta ciego y miserable, y aborda la tragedia de la imposibilidad de vivir en una España injusta, deformada, absurda y opresiva, donde la nobleza, la honestidad y la pureza carecen de lugar.
Conclusión
En resumen, la Generación del 98 surgió como respuesta a la necesidad de comprender y solucionar el atraso de España, reuniendo a un grupo de escritores con rasgos comunes, entre los que destaca la preocupación por el país como tema principal. Su estilo se caracteriza por la sobriedad y sencillez, el rechazo al Realismo, la inspiración en el Barroco y el Neoclasicismo, y la influencia de filósofos como Nietzsche. Introdujeron innovaciones notables en los géneros literarios, siendo especialmente relevante la figura del esperpento desarrollada por Valle-Inclán en obras como Luces de bohemia.