Historia y autores fundamentales del género ensayístico español

El ensayo en el siglo XVIII: El despertar de la Ilustración

Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando podemos hablar del verdadero comienzo del género ensayístico tal y como se concibe modernamente. Feijoo, Cadalso y Jovellanos utilizaron el ensayo como vehículo de difusión de las ideas ilustradas.

Benito Jerónimo Feijoo escribió con afán enciclopédico, abarcando todos los campos del saber (arte, medicina, astronomía…). Abordó estos temas con un enfoque crítico, sin aceptar dogmas, tradiciones, prejuicios o autoridades por el mero hecho de serlo. Feijoo pretende acabar con supersticiones y falsas creencias que obstaculizan el bienestar y el progreso de la sociedad. En sus escritos también nos encontramos comentarios a algunas conductas individuales de miembros de la Iglesia, como la ostentación y la riqueza. Sus escritos se recopilaron en dos obras fundamentales: “Teatro crítico universal” y “Cartas eruditas y curiosas”.

José Cadalso, en su obra “Los eruditos a la violeta”, escribe una sátira destinada a los “que pretenden saber mucho, estudiando poco”. En ella, se censura la superficialidad cultural y la pedantería. Entre otras obras destaca “Noches lúgubres” y “Cartas marruecas”, donde reflexiona sobre la decadencia histórica de España, aporta consideraciones sobre el carácter nacional, el atraso de nuestra industria o la poca productividad de la aristocracia.

Las obras de Gaspar Melchor de Jovellanos constituyen un exponente perfecto de la mentalidad reformista ilustrada, la fe en la ciencia y en la educación, y la preocupación por el bienestar social. En su “Memoria sobre espectáculos y diversiones públicas” comienza con un repaso del origen y desarrollo de las diversiones públicas (caza, torneos, teatro, toros) en nuestro país, para sostener que, en vista de su decadencia, el Gobierno debe fomentarlas. También defiende un teatro verosímil, sometido a reglas y didáctico. En “Informe en el expediente de la Ley Agraria”, sitúa las causas del mal estado de la agricultura en el exceso de la burocracia, los privilegios de la ganadería, la concentración de tierras improductivas y la falta de innovaciones técnicas. También elaboró escritos sobre educación en los que defiende el aprendizaje de idiomas, el aprendizaje comprensivo frente al abuso del método memorístico y la modernización de las universidades.

El ensayo durante la democracia

El ensayo político y las memorias

La recuperación plena de las libertades democráticas produjo, a finales de los años 70, una avalancha de ensayos políticos y de memorias en las que se recapitulaba la experiencia privada —de participación u oposición— durante el régimen de Franco. Entre el caudal de aquella producción cabe distinguir los nombres de Francisco Umbral y Manuel Vázquez Montalbán.

  • Francisco Umbral: Prosista excelente y genial articulista de tintes sarcásticos, es autor, entre otros títulos, de “Memorias de un niño de derechas” (1972). También ha practicado el estudio biográfico en “Lorca, poeta maldito” (1976) o “Las palabras de la tribu” (1994), unas provocadoras “memorias literarias” donde realiza un juicio sumarísimo de muchos escritores contemporáneos.
  • Manuel Vázquez Montalbán: Periodista, poeta y novelista de éxito, publicó en 1970 su “Manifiesto subnormal”, donde reflexiona sobre el papel del intelectual en la sociedad. Dio el más vivaz testimonio de la vida cotidiana durante la posguerra en “Crónica sentimental de España” (1971), que tuvo una secuela en “Crónica sentimental de la transición” (1985).

El ensayo filosófico y el pensamiento contemporáneo

Las figuras más destacadas del ensayo de los años 80 no proceden directamente de la literatura, aunque hayan protagonizado incursiones en la creación, sino de la filosofía. Una serie de brillantes pensadores irrumpió en estos años, si bien la trayectoria de algunos es anterior. Destacan entre ellos Victoria Camps, Manuel Cruz, y muy especialmente, Eugenio Trías y Fernando Savater.

José Antonio Marina, filósofo, ensayista y pedagogo, ha centrado su labor investigadora en la elaboración de una teoría de la inteligencia que arranca en la neurología y termina en la ética. Entre sus numerosos ensayos, destacamos “La inteligencia fracasada” (2004) y “El misterio de la voluntad perdida”, obra donde analiza la crisis de este valor en la sociedad y en la educación actual. Además, colabora asiduamente en El País y en otros medios de comunicación.

La prensa y el género de la columna

La prensa ha brindado en el último cuarto del siglo XX una palestra para el ejercicio del ensayo breve sobre temas de actualidad, presentado bajo la forma de artículo de opinión. Muchos de los autores mencionados (Umbral, Savater, Sánchez Ferlosio…) han aportado sus reflexiones al compás impuesto por los sucesos del día a día. No obstante, la alianza entre la elaboración literaria del texto y la actualidad periodística se ha realizado más plenamente en el género de la columna, que consiste en una sección fija de muy breve extensión mantenida por uno o varios escritores.

En ella se aborda un asunto candente desde un ángulo satírico, irónico, acusatorio o humorístico. Las exiguas dimensiones del texto obligan a concentrar los recursos estilísticos y a intensificar la expresividad, lo que convierte a menudo el artículo en una pieza literaria memorable. Han destacado en este género:

  • Francisco Umbral
  • Manuel Vicent (creador de la columna lírica)
  • Rosa Montero
  • Juan José Millás (ingenioso forjador del “articuento”)
  • Vicente Verdú

Vicente Verdú y Fernando Savater: Figuras clave

Vicente Verdú escribió regularmente en El País, diario en el que había ocupado los puestos de Jefe de Opinión y Jefe de Cultura. Entre sus ensayos destacan “El planeta americano” (Premio Anagrama de ensayo en 1996), un estudio sociológico sobre la influencia de los Estados Unidos en el mundo, y “El capitalismo funeral” (2009), donde analiza los motivos de la crisis económica mundial.

Fernando Savater ha publicado obras de ensayo político, literario y filosófico, narraciones y obras de teatro, además de cientos de artículos. Su filosofía es vitalista, su forma de expresión polémica y sus opiniones a menudo navegan contracorriente. Destaca su interés en acercar la filosofía a los jóvenes con obras como:

  • “Ética para Amador” (1991): Uno de los libros de filosofía más leídos y traducidos.
  • “Política para Amador” (1992)
  • “Las preguntas de la vida” (1999)
  • “El valor de educar” (1997): Donde plantea si la educación debe limitarse a la transmisión de conocimientos o formar para la ciudadanía democrática, criticando el eclipse de las humanidades.