El Teatro Español: Un Viaje por las Décadas Clave
Teatro en los Años 40: Entre la Ausencia y la Evasión
La escena teatral española de los años cuarenta se vio profundamente marcada por la ausencia de figuras literarias prominentes. El fusilamiento de Federico García Lorca, el fallecimiento de Valle-Inclán y Unamuno, y el exilio de otros autores clave, sumado al estricto control de la censura franquista, configuraron un panorama teatral caracterizado por la preferencia por la comedia y un marcado carácter evasivo.
La Comedia Burguesa
Siguiendo la estela de Jacinto Benavente, la comedia burguesa encontró en autores como Joaquín Calvo Sotelo, Juan Ignacio Luca de Tena, José López Rubio, Víctor Ruiz Iriarte y Edgard Neville a sus máximos exponentes. Este género cultivó un teatro estéticamente convencional e ideológicamente conservador, cuyo principal objetivo era el entretenimiento del público. Sus características formales incluían la calidad literaria de los diálogos y una cuidada construcción dramática, abordando temas como la búsqueda de la felicidad, la infidelidad y los celos.
- Obras destacadas:
- El baile de Edgar Neville: una obra que combina ternura y humor.
- La muralla de Joaquín Calvo Sotelo: un drama moral o de tesis.
La Comedia del Disparate
Por otro lado, la comedia del disparate se distinguió por su humor absurdo de raíz vanguardista, distanciándose de la realidad contemporánea. Sus principales representantes fueron:
- Miguel Mihura, con Tres sombreros de copa, considerada la obra fundacional de este subgénero.
- Enrique Jardiel Poncela, autor de Eloísa está debajo de un almendro, caracterizada por sucesos inverosímiles y una comicidad basada en la agudeza verbal.
Dramaturgos en el Exilio
Paralelamente, dramaturgos españoles en el exilio continuaron su labor creativa, presentando obras con una combinación escapista de poesía y misterio, marcada por el conflicto entre fantasía y realidad, y la presencia de personajes alegóricos. Entre ellos se encuentran:
- Rafael Alberti con El adefesio.
- Max Aub con San Juan.
- Alejandro Casona con La dama del alba.
Teatro en los Años 50: Compromiso y Reflexión
La década de los cincuenta vio el surgimiento de un teatro comprometido con la realidad social y política, oscilando entre dos vertientes principales: el posibilismo de Antonio Buero Vallejo y el teatro de agitación política y social.
El Posibilismo de Antonio Buero Vallejo
Las tragedias de Buero Vallejo se caracterizaron por:
- El uso de personajes históricos para reflexionar sobre el presente (ej. El sueño de la razón).
- La presencia de elementos simbólicos, como la ceguera en El concierto de San Ovidio y En la ardiente oscuridad.
- Efectos de inmersión, como en La Fundación, buscando que el espectador tome conciencia de la condición humana y la realidad de la época.
Teatro de Agitación Política y Social
En esta línea, Alfonso Sastre, con dramas como La taberna fantástica, realizó una denuncia explícita de las injusticias sociales y la situación política española, lo que le acarreó frecuentes enfrentamientos con la censura.
Estética Realista Crítica
Otros dramaturgos como Lauro Olmo, Martín Recuerda, José Mª Rodríguez Méndez y Carlos Muñiz optaron por una estética realista para retratar críticamente la realidad del país.
El Teatro a Partir de los Años 60: Vanguardia y Transformación
Influenciado por el surrealismo, el teatro del absurdo (Beckett, Ionesco) y el teatro de la crueldad (Antonin Artaud), el teatro experimental o vanguardista reaccionó contra el teatro realista predominante en los cincuenta.
Teatro Experimental y Vanguardista
Sus principales autores fueron:
- Fernando Arrabal (Pic-nic, El cementerio de automóviles), quien buscaba sobrecoger al espectador mediante la violencia y la locura, con un carácter simbólico.
- Francisco Nieva (Pelo de tormenta), crítico con la España tradicional a través de un lenguaje desinhibido.
La Transición Democrática y sus Efectos
Tras la muerte de Franco y la llegada de la democracia en 1975, el teatro español experimentó una transformación radical, condicionada por dos factores:
- El apoyo institucional.
- La pérdida de importancia del dramaturgo y el texto, en favor del director de escena y la aparición de grupos de teatro independiente (Els Joglars, La Fura dels Baus), con tendencia a la creación colectiva y al teatro no verbal.
El Teatro de Texto y la Recuperación del Público
No obstante, el teatro de texto ha pervivido con renovado vigor. En los años ochenta, autores como José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y José Sanchis Siniestra (¡Ay, Carmela!) evitaron el experimentalismo extremo para recuperar la conexión con el público.
Tendencias Contemporáneas
En los últimos años, autores de la llamada Generación Bradomín han marcado dos tendencias fundamentales:
- Teatro de la palabra: representado por Juan Mayorga.
- Teatro de experimentación radical: con autores como Angélica Liddell y Rodrigo García.
La Renovación Narrativa en los Años 60
Principios de la Nueva Novela
A principios de los años sesenta, un movimiento de renovación narrativa buscó normalizar la narrativa española en relación con la literatura europea. La nueva novela se fundamentó en varios principios:
- El arte no debe estar supeditado a la política.
- La pretensión de objetividad debe superarse para reflejar la conciencia del sujeto.
- Se debe conferir un rango artístico a la prosa narrativa.
Características de la Novela Experimental
Este planteamiento dio lugar a la novela experimental, cuyas características incluyen:
- Subjetivismo de los personajes: inmersos en una crisis de identidad, se manifiesta en el uso del monólogo interior y el “tú” autorreflexivo.
- Nuevas estructuras: sustitución del capítulo por secuencias o párrafos.
- Espacios simbólicos o míticos.
- Inclusión de materiales diversos: rótulos, informes, anuncios, etc.
- Técnicas narrativas: desorden cronológico, licencias ortográficas y tipográficas.
- Voluntad de renovación estilística.
La Obra Clave y sus Continuadores
La obra que marcó el punto de inflexión en la narrativa española del franquismo fue Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, donde un joven médico, sumido en la desorientación existencial, ve truncado su futuro por la realidad del país.
A esta nueva corriente se sumaron:
- Novelistas de los años cuarenta como Camilo José Cela (San Camilo, 1936), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario) y Gonzalo Torrente Ballester.
- Novelistas cuyas primeras obras se inscriben en la novela social, como los hermanos Goytisolo, Juan Marsé y Caballero Bonald.
- Novelistas que publicaron sus primeras obras en esta década, como Juan Benet.