Evolución de la Literatura Española del Siglo XX: Poesía y Teatro

El Grupo del 36: Miguel Hernández

En los años 30, la lírica se alejó de la poesía pura y se comenzó a rehumanizar; se desarrolló una literatura de propaganda ideológica. Miguel Hernández alcanza su madurez como escritor en esta época, influido por Pablo Neruda. Su obra está centrada en el amor, el dolor y la muerte. Destacan:

  • El rayo que no cesa: Libro de poemas de la primera época formado por 27 sonetos y 3 poemas más extensos. Expresa el deseo de vivir y amar, pero estos deseos chocan con la inevitable muerte.
  • Simbología: El vientre y el sexo femenino (como centro de la vida) y símbolos de dolor como las armas y la muerte (unida a la figura del toro, a la oscuridad y a la noche).
  • Voz poética: Expresa una pasión amorosa violenta asociada metafóricamente al rayo o al toro.

Tras estallar la Guerra Civil, escribe poesía comprometida como Viento del pueblo, que refleja el sufrimiento de los desheredados. Sus poemas escritos entre 1938 y 1941 fueron publicados tras su muerte en la cárcel bajo el título Cancionero y romancero de ausencias, donde habla del amor hacia su familia, frustrado por la separación y la ausencia.


Década de los 50: Poesía Social y Blas de Otero

La poesía social surge como una denuncia contra las injusticias, cultivada por la mayoría de poetas «desarraigados» y en las distintas lenguas de España. Es una poesía centrada en el hombre como ser social y en los problemas de su tiempo. El poeta se compromete contra las injusticias, utilizando la literatura como un instrumento para cambiar la política y la sociedad mediante la denuncia de la falta de libertades.

En este movimiento, es más importante el contenido que la forma. Los poemas están dirigidos a las masas, por lo que son directos, claros y coloquiales. Aunque usan muchos recursos retóricos, paradójicamente fueron poco leídos por el gran público.

Autores Destacados de la Poesía Social

  • José Hierro: Sus primeros libros están dentro de la línea existencial, pero su obra Cuanto sé de mí contiene poemas de carácter social.
  • Gabriel Celaya: Defensor de una poesía social sencilla y coloquial (denominada «poesía de urgencia»), donde destaca Cantos íberos. Para él, la poesía es un arma para cambiar las cosas.
  • Blas de Otero: Consideraba que la poesía debía brotar de la vida para no ser falsa. Su obra se divide en:
    • Etapa de poesía existencial: Centrada en el tema de Dios y su ausencia (Ángel fieramente humano).
    • Etapa de poesía social: Explora temas relacionados con el «nosotros», abriéndose a las circunstancias que lo rodean, buscando la libertad y la justicia (Pido la paz y la palabra).


Finales de los 50 y Principios de los 60: La Poesía del Conocimiento

A finales de los años 50, los poetas se empiezan a desentender de las cuestiones sociales, aunque algunos se inician en ellas. En los 60, surge un grupo que reivindica la poesía no como medio para comunicar, sino para que el poeta se conozca a sí mismo (poesía del conocimiento, donde el autor explora su experiencia vital).

Los temas principales son el paso del tiempo, el amor, la amistad, el intimismo y las experiencias individuales. Se produce una revalorización del lenguaje poético, volviéndose más elaborado. Este grupo, que incluye poetas de finales de los 50 consolidados en los 60, se conoce como los Niños de la Guerra, caracterizados por el autobiografismo y el lenguaje conversacional.

El Grupo de Madrid: Gloria Fuertes

Dentro del Grupo de Madrid destacan figuras como Claudio Rodríguez, Félix Grande, Ángel González y Gloria Fuertes. Esta última, muy conocida por sus colaboraciones en programas infantiles de los años 70 como Un globo, dos globos, tres globos, dio sus primeros recitales en Radio Madrid.

A los 14 años publicó su primer poema (Niñez, Juventud, Vejez) y a los 17 su primer poemario (Isla ignorada). Fue redactora de la revista infantil Maravillas. En 1949 publicó Canciones para niños y en 1950 Pirulí (Versos para párvulos). Fundó el grupo femenino Versos con faldas, realizando recitales en bares y cafés, y colaboró en revistas para adultos como Poesía Española.

Recibió el Premio Valle-Inclán por su obra de teatro Prometeo. Aunque se definía como autodidacta, la crítica la liga a la Generación del 50 por su poesía de denuncia moral. Sus temas recurrentes son la soledad, el dolor, las injusticias, el amor, Dios y la muerte. En 1942 se integró en el postismo y colaboró en la revista La Cerbatana. Fue una firme promotora de la igualdad de género (Tres reinas magas: Melchora, Gaspara y Baltasara) y es de las pocas mujeres incluidas en antologías de prestigio como la Norton.


Finales de los 50 y Principios de los 60: Continuación y Grupos Regionales

Finales de los 50 poetas se empiezan a desentender de cuestiones sociales, aunque algunos se inician en el tema social. En los 60, un grupo de poetas reivindica la poesía no como medio para comunicar, sino para que el poeta se conozca a sí mismo (poesía del conocimiento, donde el poeta explora en la experiencia vital). Temas: paso del tiempo, amor, amistad, intimismo, experiencias individuales. Revalorización del lenguaje poético, más elaborado. Este grupo incluye poetas de finales de los 50 pero que se consolidan en los 60 se conocen como Niños de la Guerra, caracterizados por el autobiografismo, la diversidad temática (amor, amistad, paso del tiempo, vivencias de la Guerra Civil) y el lenguaje conversacional e intimista.

El Grupo de Barcelona: Jaime Gil de Biedma

En el Grupo de Barcelona destacan Carlos Barral y, especialmente, Jaime Gil de Biedma. Su poesía se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia del tiempo (Compañeros de viaje). Sus temas incluyen la infancia, la adolescencia, la ciudad y el amor terminado.

Pese a pertenecer a la alta burguesía, desarrolló una fuerte conciencia política. Incorporó mecanismos de la poesía anglosajona, como el distanciamiento del «yo» mediante la creación de un personaje homónimo. Su producción se reúne en Las personas del verbo.

Los Nueve Novísimos Poetas Españoles

En una famosa antología se incluyó a poetas nacidos entre 1939 y 1948, como Pere Gimferrer y Guillermo Carnero. Su poesía se caracteriza por:

  • Culturalismo: Referencias a la cultura de masas (música, cine).
  • Escapismo: Creación de espacios de evasión.
  • Esteticismo y decadentismo: Reivindicación de la belleza y la estética veneciana.
  • Barroquismo: Influencia de las vanguardias y el surrealismo con un lenguaje rico.


El Teatro en España: Del Realismo a la Renovación

En el siglo XIX, el teatro estaba dominado por el drama realista y las obras de José Echegaray. En las primeras décadas del siglo XX triunfa el teatro comercial, con la comedia de Jacinto Benavente. Hubo intentos de renovación por parte de Unamuno y Azorín, pero los verdaderos renovadores de la preguerra fueron Lorca y Valle-Inclán.

Federico García Lorca

Lorca fundó el grupo La Barraca para acercar el teatro al pueblo. Sus grandes tragedias surgen tras su etapa en Nueva York. Sus características principales son:

  • Tema fundamental: La frustración por el choque entre el deseo de libertad/plenitud erótica y la realidad opresiva.
  • Estilo: Uso de verso y prosa, lenguaje poético y símbolos (sangre, cuchillo, caballo, luna).
  • Influencias: Lope de Vega, Calderón de la Barca y el modernismo.

Etapas de su teatro:

  1. Primeros dramas y farsas: Mariana Pineda y La zapatera prodigiosa.
  2. Comedias imposibles: Teatro experimental y surrealista como Así que pasen cinco años.
  3. Tragedias: Sus obras cumbre: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba.

Ramón María del Valle-Inclán y el Esperpento

El teatro de Valle-Inclán fue extremadamente moderno para su época. Evolucionó desde el decadentismo (El marqués de Bradomín) hacia una estética propia y revolucionaria. Su producción se organiza en:

  • Ciclo mítico: Ambientado en una Galicia arcaica y violenta.
  • Ciclo de la farsa: Como La marquesa Rosalinda, que anticipa el esperpento.
  • Ciclo del esperpento: La culminación de su obra.

La Estética del Esperpento

El esperpento es una visión crítica del mundo que deforma la realidad de manera caricaturesca para resaltar lo absurdo de la existencia. Utiliza ambientes sórdidos y personajes animalizados.

Su obra más icónica es Luces de Bohemia. En ella, Max Estrella y Don Latino recorren una noche decadente de Madrid, sirviendo como crítica feroz a la realidad social y política de España. Destaca por sus acotaciones complejas y su riqueza lingüística.