La Generación del 98: Definición y Características
INTRODUCCIÓN
La Prosa (Narrativa y Ensayística): Pío Baroja, Azorín, Valle-Inclán y Miguel de Unamuno
NOVELA NOVENTAYOCHISTA: Características, Autores y Obras Más Relevantes
VALLE-INCLÁN (1866 – 1936)
Es uno de los escritores del 98 que más rechaza el realismo tradicional. Su obra, inicialmente modernista, evoluciona hacia esa creación tan particular como innovadora denominada esperpento (esta evolución es más notoria en su teatro).
Sus novelas se pueden clasificar en tres grupos:
Novela Modernista: Su primera gran obra en prosa es Sonatas, dividida a su vez en cuatro: Sonata de otoño (1902), Sonata de estío (1903), Sonata de primavera (1904) y Sonata de invierno (1905). En ellas se presentan las memorias del Marqués de Bradomín, un donjuán feo, católico y sentimental. Se caracterizan por una prosa modernista tendente al esteticismo, la sensualidad y el decadentismo, y los temas principales son el amor y la muerte.
La trilogía La guerra carlista, integrada por Los cruzados de la causa (1908), El resplandor de la hoguera (1909) y Gerifaltes de antaño (1909). Esta trilogía brinda una visión de la España tradicional (los carlistas) enfrentada a la liberal (los republicanos).
Novelas Esperpénticas: Estas novelas son la expresión plena de su visión demoledora y grotesca del mundo contemporáneo. Para ello utiliza la técnica del esperpento, que consiste en deformar la realidad en forma caricaturesca a través de la animalización y cosificación de los personajes, el empleo del habla popular achulada, voces dialectales, etc. Es en el año 1926 cuando escribe su siguiente gran novela esperpéntica, Tirano Banderas. El tema central es el del dictador que tiraniza a los hombres, sometidos de este modo a su máxima degradación. Su última obra es El ruedo ibérico (1927), trilogía incompleta de tema histórico.
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, «AZORÍN» (1873-1967)
Pretende que sus novelas sean un reflejo delicado y lírico de lo esencial de la realidad. Azorín es el escritor de lo minucioso, del detalle. Desarrolla una técnica descriptiva sutil en la que prima la sencillez, la brevedad de las frases, la sensación de orden y pulcritud, la claridad, etc.
La técnica narrativa de Azorín convierte sus novelas en un ejemplo de prosa lírica. El ritmo es lento y se detiene en largas y detalladas descripciones. Prefiere utilizar la frase breve y la palabra exacta, buscando la precisión y la claridad. El léxico es amplio y rico.
Novelas
Sus novelas se acercan al ensayo, puesto que el argumento y la acción pierden importancia; sin embargo, abunda la descripción de ambientes y personajes.
Las tres primeras novelas que escribió son de inspiración autobiográfica, protagonizadas por Antonio Azorín, personaje de cuyo apellido tomará su seudónimo. Son La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904). En novelas posteriores, revisó mitos clásicos de la literatura en Don Juan (1922) y Doña Inés (1925).
EL ENSAYO DEL 98
Los miembros de la Generación del 98, pese a sus divergencias ideológicas, muestran en sus ensayos una común preocupación por el presente y porvenir de España.
Ángel Ganivet
Se le considera precursor del grupo con Ideárium español (1897), en que afirma que España siempre ha derrochado sus mayores energías en empresas fuera de sus fronteras, por lo que la regeneración exige que las fuerzas se concentren en el interior. Asimismo, ve en la abulia, el individualismo y el espíritu indisciplinado las causas del atraso cultural de España.
Miguel de Unamuno
Se centra en sus dos temas obsesivos: el problema de España y la angustia existencial.
Del primero trata En torno al casticismo (1895), donde propone la conjunción de tradición y europeización como remedio a los males del país. La verdadera tradición no se halla en los falsos casticismos, sino en la intrahistoria, es decir, en el alma colectiva reside la esencia de la tradición, la fuerza que España precisa para despertar de su letargo. Pero esta inmersión en la vida intrahistórica ha de conjugarse con una decidida apertura a Europa, cuna del progreso. Vida de don Quijote y Sancho (1905) señala que la España real y la raíz de lo español están en Cervantes, porque supo aprehender su más profunda esencia y transmitir a don Quijote el ideal de regeneración de la sociedad española.
De su conflicto existencial y religioso se ocupan dos obras. Una es Del sentimiento trágico de la vida (1913), que plantea la lucha entre razón y fe: el ansia de inmortalidad del ser humano choca con las leyes de la lógica, por lo que ese anhelo sólo puede satisfacerse desde el sentimiento y la voluntad. La otra obra es La agonía del cristianismo (1931), donde mantiene que la verdadera religión ha de nutrirse del conflicto, del desasosiego, y debatirse en la duda.
4.3 Ramiro de Maeztu
Ramiro de Maeztu evoluciona desde el socialismo de su juventud al conservadurismo de su madurez: el regeneracionismo de Hacia otra España (1899) –pereza y desidia como causas del desastre nacional– queda sustituido por la exaltación tradicional-católica en Defensa de la hispanidad (1934).
4.4 José Martínez Ruiz, «Azorín»
La obra de José Martínez Ruiz, «Azorín» (1873-1967) consiste, en general, en recopilaciones de artículos sobre el paisaje de España, la crítica literaria y la reflexión política. En Los pueblos (1905), La ruta de don Quijote (1905) o Castilla (1912), intenta captar el alma castellana en el paisaje y en los pequeños detalles de la vida. En sus artículos políticos y literarios evoluciona desde el anarquismo inicial hasta el tono mesurado de su madurez.