La Comedia Latina y la Oratoria en Roma

LA COMEDIA LATINA.

ORÍGENES DEL TEATRO LATINO

En el año 240 a.C. Livio Andrónico representa por primera vez en Roma una obra dramática. Con anterioridad, hubo ya farsas improvisadas, breves representaciones a base de sucesiones de escenas sin una acción coherente, con canto y danza. Su originalidad con respecto a la comedia griega se debe a la representaciones teatrales anteriores de origen itálico.

FORMAS DE LA COMEDIA LATINA

Hay que distinguir entre fábula palliata; de tema griego, y fábula togata; de asunto romano. La última se caracteriza por tener una acción más sencilla y ser más obscena y satírica. Solo nos han quedado alguno de los nombres de los autores y obras, así como versos.

CARACTERÍSTICAS DE LA COMEDIA LATINA

La comedia griega está dividida en tres etapas: Antigua, Media y Nueva. Es a partir de esta última de donde surge la latina. La Comedia Nueva es un reflejo fiel de la vida contemporánea, de una sociedad cuya ocupación es el comercio y la economía, en la que aparecen los pobres como contraste de los ricos y los esclavos en oposición a los ciudadanos libres. Sus asuntos privados son los que se presentan en el escenario.

La comedia latina no fue un reflejo de la sociedad de su tiempo, sino una especie de evasión. Las situaciones en las que los esclavos engañan a sus amos y las heteras estafan a sus amantes producían en el público romano un efecto liberador, dadas las circunstancias severas y las costumbres rígidas en las que él vivía. Por ello, Plauto y Terencio acudieron a las comedias griegas, llegando a ejercer profundas intervenciones en la estructura de sus modelos. El mundo de la comedia latina supuso una mezcla singular de elementos griegos y romanos.

AUTORES: PLAUTO Y TERENCIO.

Nació en Umbría. Se condición libre pero muy pobre. Su actividad teatral fue amplia: autor, director teatral y empresario. Con su nombre circularon en la antigüedad más de 130 comedias. Varrón intentó hacer una clasificación de acuerdo con su autenticidad. En esta clasificación hay 21 comedias de autenticidad segura; de ellas mencionaremos a continuación algunas: Asinaria, Menecmos, Miles gloriosus, Pseudolus, Anfitrión, Aulularia, Casina, etc.

A la cabeza de todas ellas figura un argumento en verso y un prólogo, con el que pretende adelantar al público el tema de la obra y tratar de conseguir su favor. Es recitado por un dios, un personaje alegórico, uno de los actores de la comedia o por un Prologus.

Plauto no se limita a copiar o imitar a los griegos; su obra se abre a la improvisación cómica y al reflejo de las costumbres romanas. En sus comedias domina la intriga y el enredo. Sus personajes son más bien tipos, que no se distinguen de una obra a otra. Así encontramos en todo su teatro esclavos, jóvenes enamorados o irreflexivos, doncellas honestas o desvergonzadas, padres despreciables,etc.

El poeta toma de la Comedia Nueva griega los temas de sus obras, pero sus comedias no tienen el interés psicológico y el valor moral y artístico de sus modelos griegos. La trama de sus obras es simple para que el pueblo la entienda. Mezcla en un conjunto los rasgos griegos y los romanos. No le preocupaba ni la verosimilitud ni la decencia. Tiene también una gran fuerza cómica. Plauto se recrea en la bufonada; tiene la virtud de deformar la realidad aumentando sus dimensiones en medio de un chorro incontenible de palabras, de retruécanos e imágenes en un ritmo frenético de estilo.

Terencio (185 aC. – 159 a.C.)

Formó parte del aristocrático círculo de los Escipiones. Con él la comedia popular de Plauto se hace más delicada y apta para interesar a las clases elevadas de la sociedad romana. Nos quedan de él seis obras: Andria, Eunuchus, Hécira, Heautontimorumenos, Phormio y Adelphoe.

Terencio fue el primer autor que utilizó el prólogo para contestar a las críticas de sus adversarios, acusaciones que se centraban sobre todo en las siguientes: uso de la contaminatio, plagio, colaboración de sus amigos en la confección de sus obras y falta de fuerza y comicidad. Sus comedias tratan de representar la vida en sus aspectos más íntimos. Le interesa la descripción psicológica de los personajes.

El teatro de Terencio encierra un contenido moral: sus obras invitan a reflexionar sobre los sentimientos y las relaciones sociales. Además, la atenuación de los caracteres de los tipos hace que ningún personaje sea totalmente bueno ni totalmente malo. Todo ello hace que la comedia de Terencio sea poco cómica. Sus obras, más que la risa, buscan la sonrisa.

LA ORATORIA.

CONCEPTO

La elocuencia ha sido considerada por la crítica literaria antigua como una manifestación original del genio romano. Su nacimiento y desarrollo está en íntima relación con el sistema político romano, basado en la consulta popular.

Los romanos, que desde los orígenes vieron en la oratoria únicamente un instrumento poderoso para la acción, comenzaron muy pronto a prestarle atención como género literario, es decir, como un arte sometido a toda una serie de normas.

La oratoria, según la definición clásica, es el arte de la persuasión por medio de la palabra. La retórica en la antigüedad era una de las artes liberales que se ocupaba de la construcción artística del discurso. En el ámbito de la retórica se había formado una serie de tendencias y escuelas: la escuela aticista defendía un estilo sobrio y severo, y la asianista un estilo exuberante y grandioso, lleno de adornos y figuras estilísticas.

LA ORATORIA ANTERIOR A CICERÓN

Apio Claudio el Ciego: Primer orador del que tenemos noticias; personaje político del siglo III a. C.

Catón el Censor (239 a.C. -149 a. C.). Escribió más de 150 discursos, aunque sólo nos quedan fragmentos de 80. Según Catón, el orador es “un hombre de bien, experto en el arte de la palabra” porque no debe buscar la eficacia del discurso al margen del debate de los problemas morales.

Durante el siglo II a. C. entra en juego un factor definitivo en el desarrollo de los géneros literarios en Roma, y en el de la oratoria: el influjo de la literatura griega. Los griegos tenían magníficos oradores y habían elaborado toda una teoría sobre la oratoria para hacerla más eficaz: la retórica. A partir de ahora empiezan a florecer, no sin una fuerte oposición al principio escuelas de retórica en Roma.

CICERÓN
Cicerón nació en el 106 a. C. en el seno de una familia perteneciente al orden ecuestre. El deseo de gloria lo empujó hacia los cargos públicos y para conseguirlos contaba con la elocuencia. Su elocuencia llena los últimos cuarenta años de la República romana de duras convulsiones internas. Todos estos acontecimientos los vivió Cicerón muy de cerca. Tras el asesinato de César vuelve a la palestra política pronunciando sus Filípicas contra M. Antonio, y esto le costó la vida.

• Discursos.
Sus discursos pueden dividirse en judiciales, pronunciados ante un tribunal y políticos, pronunciados en el Senado o en el Foro, en defensa o en contra de alguien. Algunos de los más importantes:
In C. Verrem (70 a. C.): Siete discursos demoledores contra G. Verres. concusión. Las Verrinas, obra maestra por su solidez argumental y la brillantez de la exposición, dispararon a Cicerón hacia la fama.
In L. Catilinam o Catilinarias (63 a. C.): Catilina trama una conjuración para hacerse con el poder de Roma, incluyendo en ella el asesinato de Cicerón, . Este pronuncia contra Catilina cuatro discursos en el Senado, el primero de ellos en presencia del propio Catilina.
Pro Archia poeta (62 a. C.): Toma como pretexto la defensa del poeta griego Arquias para hacer un elogio encendido y entusiasta de las letras en general, y de la poesía en particular.
In Antonium orationes Philippicae (44-43 a. C.): Las 14 Filípicas contra M. Antonio fueron la obra cumbre de Cicerón como orador.

Cicerón no es encasillable en ninguna escuela, aúna lo mejor del asianismo y del aticismo. Su genio oratorio, forma él solo una escuela. Su expresión es ornamental o desnuda, ajustándose a lo que exijan las circunstancias.

• Tratados filosóficos.
Al final de su vida utilizó el forzado retiro de la política para recopilar en forma de diálogos el saber filosófico de su época sobre diversos temas: políticos (De re publica, De legibus), morales (De senectute, De amicitia) y religiosos (De natura deorum).

• Tratados retóricos.
Cicerón nos ha dejado las mejores obras sobre oratoria. La teoría y la práctica se funden en él de manera admirable. Las dos grandes obras retóricas de Cicerón son De oratore y Orator, que tratan de la formación del orador y de la técnica del discurso.

Por último, Brutus es una obra original y única. Comienza con un excursus sobre la oratoria griega y luego resume unos siglos de elocuencia romana. Termina con los oradores de su generación y con él mismo. Es la consagración de su gloria como orador.

QUINTILIANO
A partir de Augusto desaparecen las condiciones apropiadas para la oratoria y desaparecen los grandes oradores. La causa profunda de la muerte de la oratoria en Roma en la época imperial es la desaparición de las libertades públicas. En el siglo I d. C. destaca la figura del hispano M. Fabio Quintiliano (35 d. C.), que nos ha dejado, con los 12 libros de su Institutio oratoria, el tratado de retórica más completo de toda la antigüedad.