El género épico en Roma y el teatro latino: influencias y legado

El género épico. Antecedentes en Roma.

La épica en la Antigüedad se puede definir como la poesía narrativa que relata las hazañas de unos héroes en el pasado legendario. En un origen es una expresión literaria popular y anónima: los poemas que recita un aedo (especie de juglar) ante el vulgo pertenecen a la tradición oral y tienen la finalidad de informar y entretener al pueblo exaltando los valores guerreros y aristócratas de la sociedad donde se produce la génesis de la tradición épica. Ahora bien, cuando unos poetas concretos recogen dicha tradición y la plasman en una creación más o menos personalizada, nace la épica culta, como ocurrió en el siglo VIII a.C. con Homero, quien recopilando la materia épica produjo la Iliada y la Odisea; dichos poemas quedaron ya en lo sucesivo como modelos para los escritores épicos tanto griegos como romanos; no hay que olvidar el carácter normativo y modélico de toda la literatura antigua. En este contexto, cuando surgen las primeras manifestaciones épicas en Roma, el origen del género no está conectado con manifestaciones populares, aunque las había en el ámbito romano (los carmina triumphalia, cantos celebrando un general victorioso, u otros tipos de composiciones de guerra o trabajo). Sin embargo la épica en Roma nace por influencia directa de la griega: el primer poema de que tenemos noticia es una Odusia, una versión de la Odisea en latín, escrita en el verso tradicional latino, el saturnio, redactada por el esclavo griego Livio Andronico (finales del siglo III a. C). Aunque es una obra poco original, que ha llegado a nosotros sólo en fragmentos, fue muy importante para la literatura romana pues con ella se creó e inauguró una expresión poética latina según el prototipo griego. Algo posterior a Livio Andrónico es Ennio, que escribió una historia épica de Roma adoptando el tipo de verso épico griego, el hexámetro.

Virgilio. (70-19 a.C)

Nacido en el norte de Italia, recibió en Roma una educación retórica y se introdujo en estudios de filosofía epicúrea. A raíz de una confiscación de tierras familiares que luego recuperó, escribió las Bucólicas, poesía pastoril, con la que se ganó la amistad del príncipe Augusto y entró a formar parte del círculo de intelectuales de Mecenas. A instancia suya escribió las Geórgicas, poema didáctico donde anima al pueblo romano a seguir la política imperial dedicándose a las tareas agrícolas. Augusto había hecho comenzar una nueva etapa en la historia de Roma, poniendo fin al régimen republicano: tras muchos años de crisis y guerras civiles consigue imponer un periodo de paz y estabilidad en el orden social (la llamada pax Augustea). Virgilio y otros intelectuales y artistas son ganados para la causa imperial y van a constituir un eficiente aparato propagandístico del nuevo orden social. La obra maestra de la épica romana, la Eneida, se entiende como fruto de esta situación. La epopeya de Virgilio canta las gestas del pueblo romano exaltando indirectamente la familia de Augusto. La Eneida relata el viaje de Eneas, único superviviente troyano de la guerra de Troya, antepasado de Rómulo y Remo, fundadores míticos de Roma; viaje en pos del destino glorioso que su madre Venus le tiene deparado: la fundación de una estirpe que llegará a dominar el mundo. Así Virgilio justifica la política imperialista de Roma, presentándola como un instrumento de la voluntad divina; y por otro lado justifica al emperador mismo y a su familia Julia, entroncándola con la figura de Eneas por medio del hijo de éste, Julo. Los doce libros de la Eneida, escritos en hexámetros, se estructuran en dos partes: los seis primeros se inspiran en la Odisea, y los seis últimos en la Iliada (viaje de Eneas a su nueva patria y lucha por ella). El modelo no podía dejar de ser la épica homérica: epítetos para caracterizar a los personajes, comparaciones, fórmulas fijas y estereotipadas…. Se diferencia de Homero en el tratamiento psicológico más diferenciado de las personas, aunque Eneas es el representante idealizado del pueblo romano, por eso se caracteriza como el pius que se somete al destino, que es al mismo tiempo el sentido de la historia del mundo.

Lucano (39-65 d. C.)

Sobrino de Séneca, Lucano escribe en una época en que la literatura de los grandes autores como Virgilio se siente ya como clásica y las pocas innovaciones se dan en otros géneros, como la novela o la fábula. El sentimiento vital de ser una cultura tardía acompaña a los intelectuales, que viven el profundo cambio político del Imperio ya sin el entusiasmo de la época de Augusto.Lucano escribe en diez libros su Pharsalia, cuyo tema es la guerra civil entre Pompeyo y César; con ello conecta con los primitivos poetas épicos romanos, como Ennio, que en sus epopeyas trataban la historia contemporánea de Roma y no el pasado mítico. Lucano abandona una de las convenciones épicas, la intervención divina en los asuntos humanos. En el aspecto formal destaca por sus descripciones y discursos artísticamente elaborados, lo que le hace pecar de excesivo retoricismo.

El teatro latino

El teatro latino, originado en Roma alrededor del 240 a.C., representa una amalgama cultural con marcada influencia griega. Este fenómeno teatral romano tiene sus raíces en manifestaciones autóctonas como los versos fesceninos, la fábula atelana y el mimo, coexistiendo con elementos importados de la rica tradición teatral griega. Esta dualidad cultural se manifiesta en dos componentes bien diferenciados: el itálico, con manifestaciones como los versos fesceninos y la fábula atelana, y el griego, influido por las representaciones de la Antigua Grecia.

La clasificación de las obras dramáticas

La clasificación de las obras dramáticas se divide en tragedia y comedia. Las comedias, tanto de temática griega (fabula palliata) como romana (fabula togata), son de especial interés. Los principales comediógrafos romanos, Plauto y Terencio, han dejado un legado distintivo en la historia teatral.

Plauto

Plauto, nacido en Sarsina, Umbría, durante un período de convulsiones como la Segunda Guerra Púnica, se destaca por imprimir un carácter auténticamente romano a sus comedias. Sus obras, como “Anfitrión” y “Miles Gloriosus”, se centran en provocar la risa y divertir al público, destacando por sus personajes caricaturescos y situaciones cómicas frecuentes.

Terencio

Terencio, conocido como Afer debido a su origen africano, presenta comedias que responden al modelo de la fabula palliata. A diferencia de Plauto, Terencio destaca por la creación de personajes menos estereotipados y más humanos, expresando sus sentimientos con un lenguaje refinado y elegante. Sus obras, como “La muchacha de Andros” y “El eunuco”, muestran un tratamiento más delicado del tema amoroso.

Tragedia latina

En cuanto a la tragedia latina, Séneca emerge como una figura central durante la época imperial romana. Sus diez tragedias, entre las que se encuentran “Hércules furioso” y “Medea”, se caracterizan por un intenso pathos y una retórica avasalladora. Aunque distorsionadas por la declamación excesiva y la erudición mitológica, las tragedias de Séneca han dejado una influencia duradera en el teatro clásico francés, italiano e inglés del siglo XVI, así como en la producción teatral española de autores como Calderón de la Barca.

Este rico panorama teatral latino ha influido significativamente en la evolución del teatro europeo, perdurando a lo largo de los siglos como fuente de inspiración y modelo para generaciones sucesivas.