La Revolución Americana
La Revolución Norteamericana tuvo una gran repercusión, sobre todo en la futura independencia de las colonias españolas y portuguesas de América. Dio lugar a una república independiente organizada como una federación de Estados, y a una Constitución que establecía la división de poderes y reconocía derechos fundamentales como la libertad religiosa o de reunión.
Implantó en América del Norte un nuevo sistema político y social basado en los derechos civiles y sentó las bases de una democracia que defendía la igualdad social y las oportunidades para toda la ciudadanía.
Los orígenes del conflicto: control del comercio colonial
Factores Desencadenantes
- Autonomía política: En el siglo XVIII, las trece colonias británicas de la costa este tenían casi dos millones de habitantes. Destacaban por su individualismo y por la autonomía política que habían disfrutado durante años, a pesar de depender de Gran Bretaña.
- Monopolio británico: Las relaciones económicas seguían el “pacto colonial”: las colonias entregaban materias primas solo a Gran Bretaña y, a cambio, compraban allí productos manufacturados. No podían comerciar con otros países, lo que favorecía claramente los intereses económicos británicos.
- Aumento de impuestos: Tras la costosa Guerra de los Siete Años (1756-1763) contra Francia por el control de América del Norte, el gobierno británico decidió que las colonias debían pagar nuevos impuestos. Se aplicaron tasas a productos como azúcar, papel sellado (Stamp Act, 1765), documentos oficiales, prensa, vidrio, plomo y té. Las protestas obligaron a retirar casi todos los impuestos, excepto el del té. Los colonos consideraban injusto pagar impuestos sin tener representación en los órganos donde se tomaban esas decisiones. La tensión aumentó y en 1770 tuvo lugar la “Matanza de Boston”.
- Motín del Té: La Ley del Té beneficiaba a la Compañía Británica de las Indias Orientales y aumentaba el control de Gran Bretaña sobre el comercio. Los colonos reaccionaron comprando té holandés para boicotear a la metrópoli. El conflicto culminó en el Motín del Té (Boston, 1773), donde colonos arrojaron al mar un cargamento de té. La respuesta británica fue dura: cerró el puerto de Boston y redujo la autonomía política de las colonias.
En respuesta, los representantes coloniales reunidos en el Congreso de Filadelfia decidieron no importar productos británicos y organizar milicias armadas.
La Guerra de la Independencia
- El conflicto empezó en abril de 1775, cuando fracasaron las negociaciones entre el Gobierno británico y el Congreso de Filadelfia, representado por Benjamin Franklin.
- El 15 de mayo de 1776, Virginia proclamó su independencia y publicó una Constitución inspirada en ideas ilustradas. Incluía una declaración de derechos que defendía la soberanía nacional, el bien común y derechos como vida, libertad, propiedad, seguridad e igualdad ante la ley.
- Esto impulsó la Declaración de Independencia de las trece colonias, aprobada el 4 de julio de 1776. El preámbulo lo redactó Thomas Jefferson.
- Gran Bretaña rechazó la independencia y los rebeldes organizaron un ejército dirigido por George Washington.
La guerra duró cinco años. Al principio los británicos (“casacas rojas”) dominaban, hasta su derrota en Saratoga (1777).
Francia y España apoyaron a los colonos para debilitar a Gran Bretaña, y la balanza se inclinó hacia los americanos. La derrota definitiva británica llegó en Yorktown (1781).
Con la Paz de Versalles (1783), el Reino Unido reconoció la independencia de Estados Unidos. Se fijaron nuevas fronteras y Canadá permaneció como colonia británica, acogiendo a miles de “legitimistas” que no quisieron unirse al nuevo Estado.
El legado de la Revolución Americana: la Constitución de 1787
En la Convención de Filadelfia, presidida por George Washington (que sería el primer presidente), se elaboró la Constitución de 1787. Establecía la soberanía popular y una república federal donde el poder central y los estados compartían funciones.
Incluía un listado de derechos fundamentales: libertad religiosa, libertad de prensa, derecho de reunión y prohibición de detenciones arbitrarias. La Constitución buscaba un equilibrio real entre los tres poderes. Cada estado conservaba su autonomía, con sus propias instituciones y constituciones, aprobadas sin intervención del gobierno federal. Aunque fue la primera constitución escrita de la historia, sigue vigente hoy con 27 enmiendas, como el sufragio universal o la elección directa de senadores.
La Revolución Francesa
La Revolución Francesa empezó en 1789 con los Estados Generales, pero a diferencia de la americana no buscaba la independencia, sino transformar el Antiguo Régimen. Destruyó el absolutismo, la sociedad estamental, el régimen señorial y los gremios, e instauró un régimen liberal con constitución, igualdad jurídica, protagonismo de la burguesía y libertad económica basada en la propiedad capitalista. Su influencia fue enorme en Europa y marca el inicio de la época contemporánea.
La situación de Francia antes de la Revolución
En 1789 Francia seguía viviendo bajo el Antiguo Régimen. Persistían los privilegios del clero y la nobleza, y la sociedad seguía dividida en estamentos. La economía empeoraba: subían los precios de los productos básicos y aumentaba el rechazo a pagar impuestos destinados a mantener a los privilegiados. La Hacienda estaba en déficit por los gastos de la guerra de Independencia americana y la negativa de nobles y clero a pagar impuestos. La impopularidad de Luis XVI y María Antonieta, junto a la difusión de ideas liberales, provocó una crisis política.
Causas de 1789:
- Las críticas ilustradas al Antiguo Régimen: libertad, separación de poderes (Montesquieu), soberanía nacional y defensa de la igualdad (Rousseau).
- Crisis económica y social: en 1778 aumentan los gastos del Estado por ayudar a la revolución americana y bajan los precios agrícolas, reduciendo beneficios de terratenientes y campesinos. Entre 1788-1789 malas cosechas por el duro invierno elevaron el precio del cereal un 50%, causando hambre, paro rural y migración a las ciudades.
- La crisis financiera de la monarquía absoluta desencadenó la crisis política.
La reunión de los Estados Generales
Para solucionar la mala situación económica, los ministros del rey quisieron un impuesto que pagaran todos los propietarios, pero los privilegiados se negaron. Nobleza y clero exigieron convocar los Estados Generales, que no se reunían desde 1614. Antes de reunirse, se redactaron los cuadernos de quejas (cahiers de doléances): nobleza y clero defendían sus privilegios; el Tercer Estado, en cambio, mostraba su descontento y difundía ideas reformistas en clubes políticos y periódicos. Cada estamento tenía un voto, por lo que los privilegiados siempre ganaban. El Tercer Estado pidió votar por persona, pero fue rechazado.
El comienzo de la Revolución
En mayo de 1789 los Estados Generales se reunieron en Versalles, con el sistema tradicional de voto por estamentos. El Tercer Estado insistió en el voto individual y en reformas profundas. Ante la negativa, se proclamaron Asamblea Nacional y el 20 de junio hicieron el Juramento del Juego de la Pelota, prometiendo no disolverse hasta aprobar una constitución.
El rey intentó disolver la Asamblea enviando tropas, pero el pueblo de París reaccionó y el 14 de julio asaltó la Bastilla. En el campo, el hambre y el paro generaron el “Gran Miedo”, con asaltos a castillos.
Desde ahí, la revolución popular y la institucional avanzaron a la vez.
La obra de la Asamblea Constituyente (1789-1791)
La Asamblea Nacional pasó a ser Constituyente. En agosto de 1789 aprobó la abolición de los derechos feudales y la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Esto acabó con los privilegios del Antiguo Régimen y estableció igualdad ante la ley, libertad económica, supresión del diezmo, unificación administrativa y la Constitución Civil del Clero.
Tras dos años, la Constitución de 1791 creó una monarquía parlamentaria:
- Ejecutivo: el rey nombraba ministros, representaba a la nación y tenía derecho de veto.
- Legislativo: Asamblea elegida por sufragio censitario e indirecto, que hacía leyes e impuestos.
- Judicial: independiente.
Grupos políticos: fuldenses (monarquía constitucional), girondinos (moderados), jacobinos (Estado fuerte) y demócratas (sufragio universal).
La Asamblea Legislativa (1791-1792)
La Constitución fue rechazada por clérigos “refractarios”. Luis XVI, aunque la aceptó, intentó huir, pero fue detenido en Varennes y llevado a París. Con la Constitución aprobada, se convocaron elecciones. Las monarquías europeas se sintieron amenazadas por ver al rey retenido y formaron la Primera Coalición (Austria, Prusia, Gran Bretaña y España).
La insurrección de los sans-culottes del 10 de agosto de 1792 provocó la destitución y encarcelamiento del rey. Se proclamó la república y se convocó la Convención mediante sufragio universal masculino.
La Convención Girondina (1792-1793)
Tras encarcelar a Luis XVI, ocurrieron las matanzas de septiembre, con sans-culottes asesinando a presos nobles y religiosos. La Convención Nacional era dominada por girondinos y montañeses. Luis XVI fue juzgado y ejecutado en enero de 1793. Esto provocó la entrada en guerra de Gran Bretaña, España y otros estados, y también el levantamiento realista y ultracatólico de La Vendée. La revolución se radicalizó y se inició la represión contra contrarrevolucionarios.
La Convención Montañesa y el Terror (1793-1794)
El miedo a perder la Revolución llevó a un golpe contra los girondinos y puso en el poder a los montañeses con Robespierre. Crearon una nueva constitución con sufragio universal masculino, pero en la práctica instauraron una dictadura mediante los Comités de Salvación Pública y Seguridad Nacional.
Comenzó el Terror: se ejecutaba sin pruebas a sospechosos de ser contrarrevolucionarios. Unas 50.000 personas murieron, incluida María Antonieta.
Medidas: ley del máximo para limitar precios y salarios, calendario republicano basado en el ciclo agrario y reclutamientos masivos.
El rechazo a la represión y la crisis económica provocaron un golpe en 1794: Robespierre fue ejecutado y comenzó el Terror Blanco.
El Directorio y el fin de la Revolución (1795-1799)
Se aprobó una nueva constitución moderada, con sufragio censitario y un gobierno formado por un Directorio de cinco miembros. Era un régimen liberal pero inestable. Mientras tanto, las victorias militares de Napoleón Bonaparte aumentaban su prestigio. Tras la revuelta absolutista de Vendimiario y las nuevas coaliciones europeas, Napoleón aprovechó la debilidad del Directorio y dio el golpe del 18 de Brumario (1799), terminando la Revolución y proclamándose cónsul.
La crítica al Antiguo Régimen
Entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX se produjo una oleada de revoluciones que cuestionó el Antiguo Régimen y su sociedad basada en estamentos y privilegios. Inspiradas por la Ilustración y por la Revolución Francesa (1789), estas transformaciones defendían los principios de libertad, igualdad y fraternidad. La crisis económica de las monarquías, las desigualdades sociales y la difusión del pensamiento ilustrado llevaron a que muchos países pasaran del absolutismo a monarquías constitucionales.
El ciclo revolucionario comenzó con la independencia de Estados Unidos (1776) y continuó con la Revolución Francesa y las revoluciones europeas de 1820, 1830 y 1848. La burguesía y las ideas liberales fueron las protagonistas de estos cambios, basados en la libertad individual y la igualdad ante la ley.
Tipos de crítica al Antiguo Régimen
- Política: rechazo del origen divino del poder, defensa del Contrato Social (Rousseau) y de la división de poderes (Montesquieu).
- Social: crítica a los privilegios heredados y defensa de los derechos naturales, la igualdad y la educación.
- Económica: oposición al mercantilismo y apoyo al liberalismo económico, basado en la iniciativa individual y el libre comercio.
Las ideas del liberalismo
El liberalismo fue un movimiento político, filosófico y económico que defendía que la libertad individual era la clave del progreso. Su principal apoyo social fue la burguesía, aunque sus ideas se extendieron de manera gradual o mediante revoluciones, según el país.
Principios políticos del liberalismo:
- Libertades y derechos individuales: pensamiento, asociación, conciencia.
- Igualdad ante la ley para todos los ciudadanos.
- Soberanía nacional, situando el poder en el pueblo.
- División de poderes (Montesquieu).
- Transparencia y control político mediante libertad de prensa y opinión.
- Elaboración de una Constitución como norma fundamental del Estado.
El liberalismo transformó la sociedad: la burguesía logró consolidar su poder y se creó un sistema basado en la riqueza, no en los privilegios.
Tipos de liberalismo
- Moderado/doctrinario: soberanía compartida entre el rey y las Cortes, poder ejecutivo fuerte del monarca y sufragio censitario (solo votan quienes tienen riqueza).
- Progresista: defensa de la república, la soberanía popular y el sufragio universal masculino.
1. Liberalismo económico:
Basado en las ideas de Adam Smith, defendía la libertad de comercio, la propiedad privada y un mercado regulado por la oferta y la demanda en vez del Estado. Proponía eliminar aranceles, unificar mercados y reducir la intervención estatal. Frente al mercantilismo, defendía que el Estado no debía interferir porque el mercado se autorregula.
El pensamiento contrarrevolucionario
Surgió como reacción a la Revolución Francesa y pretendía restaurar el orden tradicional del Antiguo Régimen. Sus principales representantes fueron Burke, De Maistre y Bonald.
Defendían:
- La tradición y el rechazo a las reformas.
- La monarquía absoluta como modelo de gobierno.
- La oposición a los derechos naturales, al socialismo y al ateísmo.
- La negación de la soberanía nacional y de la división de poderes.
- La idea de que la verdad tiene un origen divino y se transmite a través de la Iglesia.