Oligarquía y caciquismo. Joaquín Costa

Oligarquía y caciquismo

El contenido del texto que nos ocupa es de tipo político – social, “Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno en España: urgencia y modo de cambiarla” fue escrito por Joaquín Costa que era miembro del movimiento surgido en plena decadencia española surgida a finales del sigo XIX por las pérdidas coloniales de Cuba y Filipinas, el Regeneracionismo, que pretende como su nombre indica la regeneración de España a través de la mejora de la educación y un cambio de modelo económico en nuestro país. Este escrito se trata de una denuncia hacía el sistema de la Restauración relacionándolo con una de sus bases, el caciquismo, que fue uno de los pilares fundamentales para controlar a las clases populares. Se escribió en el periodo de la restauración que se inicia en 1974 en el que su líder era Canovas del Castillo que restaura la monarquía de Alfonso XII. Está señalado por la constitución de 1876 que marca el modelo político definido porque las clases dirigentes van a ser las clases propietarias. Va a ser un modelo político conservador y el turno de partidos que va a garantizar que las clases propietarias van a estar siempre gobernando mientras que las demás clases sociales no puedan.

El texto se inicia con una denuncia del fenómeno del caciquismo que se jerarquiza en 3 niveles: 1º los oligarcas que son los llamados primates, prohombres o notables de cada bando que forman su “plana mayor”, residen ordinariamente en el centro; 2º los caciques que se estructuraba de primero, segundo o ulterior grado según el ámbito territorial y el poder que ejercía y 3º el gobernador civil que es el soporte político-institucional del sistema. “A esto se reduce fundamentalmente todo el artificio bajo cuya pesadumbre gime rendida y postrada la Nación”. Las decisiones eran tomadas en una élite dentro del partido. Los caciques son los personajes más influyentes de una localidad o provincia, el caciquismo se define como un entramado de relaciones basadas en la lealtad o intereses personales que unen al cacique con el de la comarca y a estos con los caciques más altos (dirigentes de partidos políticos y ministros). El poder de los caciques se basa en la superioridad económica, en sus “amistades políticas” y en sus contactos con la administración que puede favorecer a sus leales. Estos favores pueden ser: individuales ( dar empleos munincipales, documentos para la apertura de un negocio, permiso para edificar,…) o colectivos ( una nueva carretera, una vía férrea, un pantano, fondos públicos,…)

Los oligarcas y caciques anteriormente citados “constituyen a la clase directora o gobernante, distribuida o encasillada  en partidos. Un turno de partido se alcanza mediante el sistema de encasillado que trata de que antes de las elecciones los dos partidos principales se reparten entre sí los diputados asignados a cada provincia manipulando previamente las elecciones. El turno de partidos se divide en los dos partidos principales que son; el partido conservador y el liberal que llegan a un acuerdo para repartirse el poder y alternarse en el gobierno del país cada 2 ó 3 años. Ambos partidos tienen escasas diferencias ideológicas. Los que se pretende con esto es que ninguno de los dos partidos se quede excluido del poder y se vea incitado a una insurrección o pronunciamiento militar. También, esto impide al resto de partidos gobernar. Este método de gobernar pretende mantener el orden socio-económico en mano de las clases dominantes, sin embargo, no carecerá de problema pues ni los liberales ni conservadores se mostraran receptivos a las demandas de los diferentes grupos sociales ya que no necesitan sus votos para gobernar. Además este sistema no elimina cierta tensión entre los dos partidos dominantes porque el partido de la oposición se podría impacientar si tarda en acceder de nuevo al poder ya que mientras que está en la oposición no puede disfrutar de las series de privilegios que obtendría si gobernase: controlar los presupuestos, disfrutar de cargos públicos a la vez de repartirse puestos y favores entre amigos y familiares.

Joaquín Costa resalta en esta denuncia que “en las elecciones las clases conservadoras y gobernantes falsifican el sufragio”. La consecuencia del caciquismo y el turno de partidos será la corrupción generalizada. La manipulación de las elecciones será general, todos los empleados municipales debían votar a quien decía el cacique, se compraban votos por 5 y 10 pesetas, se hacia votar a “los muertos del cementerio” y se acude a la amenaza, la agresión física o destrucción de urnas. Aquí colaboraran jueces, guardia civil y gobernadores.

Finalmente, el sistema de la restauración terminará en 1929 debido entre otras cosas a la crisis de 1917 (generada por las juntas de defensa, la asamblea de parlamentarios y la huelga general del 17), la división dentro de los partidos y el desastre de “annual”. En definitiva, el fenómeno del caciquismo sobrevivió al sistema de la restauración y continuó en España hasta, más o menos, los años 60 cuando el desarrollo industrial de España y éxodo rural consiguiente debilito de forma clara la influencia de los caciques.