El Reformismo Borbónico en el Siglo XVIII
Introducción
Durante el siglo XVIII, el modelo de monarquía absoluta logró imponerse en España sobre los intereses de los diferentes reinos peninsulares y el poder político de los estamentos y las oligarquías locales. Para ello, la nueva dinastía borbónica establecida en el país emprendió un amplio programa de reformas encaminadas a reforzar el poder, el prestigio y la riqueza de los monarcas. Estos cambios se apoyaban en el movimiento cultural conocido como la Ilustración.
Sin embargo, la legislación y las reformas chocaron con los privilegios de los diferentes estamentos y con las instituciones del Antiguo Régimen. Habría que esperar al siglo XIX para que se produjera un cambio significativo en España, pues durante el siglo XVIII la estructura social y política se mantuvo: monarquía absoluta, economía agraria y sociedad dividida en estamentos, con una nobleza y un clero poseedores de la mayor parte de la tierra, exentos de pagar impuestos y ocupantes de todos los puestos del gobierno y la administración.
1. La Guerra de Sucesión (1701-1713)
En 1700, Carlos II, de la dinastía de los Austrias, murió sin descendencia. En su testamento, nombraba sucesor a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Felipe V fue proclamado rey en 1701. Esto provocó un conflicto europeo de importancia. Gran Bretaña, Holanda y Portugal apoyaron al otro candidato, el Archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del emperador de Austria. Querían impedir el notable aumento de poder que suponía para Francia colocar a su candidato al frente de la monarquía española.
También en España hubo división: Castilla, excepto la alta nobleza, apoyó a Felipe. En Cataluña y Valencia, temerosos de la política centralista de los franceses, apoyaron al archiduque. El resultado fue una guerra de casi diez años. En 1711 murió el emperador de Austria y le sucedió su hijo Carlos. En esta nueva situación, Gran Bretaña y Holanda reconocieron a Felipe como rey de España.
A cambio, en el Tratado de Utrecht (1713), Austria recibía el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña; y Gran Bretaña, Menorca y Gibraltar. Las cortes catalanas no aceptaron la victoria borbónica y Barcelona fue sitiada durante 14 meses.
2. El Reinado de Felipe V (1700-1746)
Al llegar a la corona española, Felipe de Anjou estableció un sistema de absolutismo monárquico a imagen del modelo francés. A través de los Decretos de Nueva Planta, impuso a los territorios de la Corona de Aragón la misma organización política y administrativa que tenía Castilla. Esta medida es una consecuencia de la Guerra de Sucesión, ya que Felipe V aprovechó la adhesión de los territorios de la Corona de Aragón a la causa austracista para abolir sus fueros y realizar la unidad político-administrativa con Castilla.
Los decretos de abolición se aplicaron en Valencia y Aragón en 1707, Mallorca en 1715 y Cataluña en 1716. Otras medidas importantes de su gobierno fueron:
- Organizó el territorio de manera uniforme, sustituyendo los virreinatos por provincias.
- La administración de justicia quedó a cargo de las Reales Audiencias, presididas por capitanes generales.
- Para el gobierno de las principales ciudades, se nombraron corregidores, dependientes directamente del Rey.
- Una novedad impuesta por los Borbones fueron los intendentes, nombrados por el Rey y encargados de recaudar impuestos, dinamizar la economía, controlar a las autoridades locales, realizar censos, etc.
- La reorganización de la Hacienda llevó a extender los impuestos estatales a la Corona de Aragón.
- En política exterior se caracterizó por un acercamiento a sus familiares franceses. Así, a lo largo de su reinado firmó, hasta en dos ocasiones, los denominados Pactos de Familia con Francia.
3. El Reinado de Fernando VI (1746-1759)
En 1746, al fallecer Felipe V, le sucede su hijo Fernando VI, casado con la portuguesa Bárbara de Braganza. Este reinado va unido a la labor de su ministro el Marqués de la Ensenada, que llevó a cabo importantes reformas interiores:
- Arreglo de caminos, construcción de carreteras y de canales.
- Quiso aplicar una reforma fiscal, introduciendo un nuevo y único impuesto proporcional a la riqueza. Para ello se realizó el llamado Catastro de Ensenada (1749), es decir, un censo o registro donde figuraba la riqueza de cada contribuyente. Sin embargo, la oposición de la aristocracia y del clero a la reforma fiscal terminó impidiendo su aplicación.
Una de las principales características de este rey fue su talante neutral. Así, cuando estalló la Guerra de los Siete Años, entre Francia y Gran Bretaña, España se mantuvo neutral. Fernando VI no dejó descendencia. Además, el fallecimiento de la reina, Bárbara de Braganza, en 1758 desencadenó en Fernando VI un trastorno mental que terminó llevándose su vida pocos meses después (1759).
4. El Reinado de Carlos III (1759-1788)
Al fallecer Fernando VI sin descendencia en 1759, le sucede Carlos III, hijo de Felipe V y de Isabel de Farnesio. En ese momento era rey en Nápoles, donde llevaba 25 años ya en el poder. La principal característica de este monarca es su deseo reformista, por lo que es considerado como un ejemplo del Despotismo Ilustrado.
Política Exterior
Al comenzar su reinado, Carlos III decidió participar en la Guerra de los Siete Años defendiendo la causa francesa, a partir del Tercer Pacto de Familia (1761). Se buscaba la recuperación de Gibraltar y Menorca, pero no pudo ser debido a la victoria inglesa. La Paz de París (1763) supuso la pérdida de España de la Florida. En compensación, Francia decidió entregar a España el territorio de la Luisiana.
Reformas Interiores
Las reformas impulsadas por Carlos III abarcaron diversos sectores:
- Agricultura: Limitar los privilegios de la Mesta, colonizar nuevas tierras e impulsar proyectos de reforma agraria para aumentar el número de propietarios y arrendatarios.
- Comercio: Mejorar los transportes y liberalizar los mercados, tanto en el interior como en el exterior.
- Manufacturas: Liberación parcial de los procesos de fabricación. Establecimiento de aranceles para defender la producción nacional.
- Sociedades Económicas de Amigos del País: Creación de estas instituciones dedicadas al estudio de la situación de cada provincia y al fomento de las actividades agrícolas, comerciales, industriales y culturales.
Todas estas reformas, con ser interesantes, chocaron con los estamentos privilegiados, que no estaban dispuestos a que se pusieran en peligro sus intereses.
Conclusión del Reformismo Borbónico
La llegada de la dinastía Borbón a España, que se realiza a través de una guerra, la de Sucesión, con una vertiente nacional e internacional, significó un importante cambio para nuestro país. Los Borbones intentaron llevar a cabo una reforma profunda y una modernización de un país exhausto y atrasado que afectase a todos los ámbitos: favorecer el desarrollo demográfico, el económico, transformar la administración, etc. Pero este profundo reformismo no puso en cuestión los fundamentos del Antiguo Régimen: una Sociedad Estamental y un sistema de gobierno de monarquía absoluta.
Los efectos del reformismo borbónico convirtieron el siglo XVIII en una etapa de paz en el exterior y de relativo desarrollo económico, paralelo a los procesos de modernización que se daban en otros estados del entorno. Pero la lógica de las ideas ilustradas, que poco a poco penetraron en nuestro país desde Francia, contenía en sí el germen del liberalismo, que se enfrentaría al Antiguo Régimen a finales del siglo en la Revolución Francesa y que tendría importantes secuelas a principios del siglo XIX en España en las Cortes de Cádiz, con las que se inicia la Revolución Liberal en nuestro país.
Los Austrias Mayores: El Imperio Hispánico en el Siglo XVI
Introducción
El reinado de los Austrias Mayores se dio en los reinos hispánicos durante el siglo XVI con Carlos I de España y V de Alemania y Felipe II. La denominación de Austrias Mayores destaca la importancia de sus reinados, durante los que se creó un vasto imperio a través de herencias familiares y conquistas.
La posesión de este gran imperio cristiano generó enemigos a los monarcas hispánicos, como Francia, así como la obligación de luchar contra los enemigos de la Cristiandad: los turcos y los protestantes. Por ello, el reinado de los Austrias Mayores transcurrirá en un estado de guerra casi permanente que lo debilitará económicamente durante el siglo XVI.
1. El Imperio de Carlos V (1516-1556)
Carlos V heredó un extenso patrimonio formado por un conjunto de estados heterogéneos con lenguas, culturas e instituciones diferentes:
- De su abuelo paterno, Maximiliano, recibió Austria y la posibilidad de ser emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
- De su abuela paterna, María de Borgoña, Flandes, Luxemburgo y el Franco Condado.
- De su abuelo materno, Fernando de Aragón, la Corona de Aragón, Nápoles, Sicilia y Cerdeña.
- De su abuela materna, Isabel de Castilla, heredó las coronas de Castilla y Navarra y las posesiones de la América española.
1.1. La Política Interior
Al comienzo del reinado de Carlos V se produjeron dos rebeliones internas: las Comunidades de Castilla y las Germanías de Valencia y Mallorca.
a) La Revuelta de las Comunidades de Castilla: La rebelión comunera guarda relación con el rechazo de los castellanos hacia la “invasión” de extranjeros flamencos como consejeros del nuevo monarca. Carlos I llegó a Castilla en 1517 y nombró a nobles flamencos para altos cargos. La revuelta estalló en Toledo, Segovia y Valladolid cuando Carlos partió para tomar posesión de su cargo como emperador y dejó como regente a Adriano de Utrecht. Las comunas reclamaban el regreso de Carlos a España, la exclusión de los extranjeros de cargos políticos, la reducción de impuestos y la limitación de la exportación de lana. También hubo una rebelión en el campo que pedía el fin de los abusos de la nobleza. Los comuneros fueron derrotados en la Batalla de Villalar (1521) y sus líderes fueron ajusticiados.
b) La Rebelión de las Germanías: La sublevación de las Germanías comenzó como una revuelta del artesanado y los pequeños comerciantes valencianos contra la nobleza y la alta burguesía. En 1519, los artesanos de Valencia crearon una milicia para defenderse de los piratas berberiscos. Exigían la abolición de la jurisdicción señorial y de los impuestos feudales, reivindicando el dominio de los municipios. Las Germanías se oponían a los abusos señoriales y a la presencia de los mudéjares. Ante la revuelta, la nobleza abandonó Valencia y los agermanados establecieron un gobierno colegiado contra el patriciado urbano. La alta nobleza ayudó a las tropas reales y el movimiento terminó tras la batalla de Almenara. En Mallorca se repitió el movimiento, pero el ejército real también restableció la situación.
1.2. La Política Exterior
a) Las Guerras contra Francia: Carlos V tuvo que defender la hegemonía hispánica en Europa frente a la Francia de Francisco I. Los dominios del emperador rodeaban este Estado y dificultaban su avance hacia los Países Bajos y los estados italianos. Se enfrentaron por la disputa de Italia, Navarra, el Rosellón, la Cerdaña y Borgoña. Hubo cuatro guerras entre las dos potencias, todas favorables a Carlos, destacando la Batalla de Pavía (1525), en la que el rey francés fue secuestrado, y el saqueo de Roma, por la ayuda prestada por el Papa a Francia. En el Tratado de Madrid, Francisco I fue liberado y el ducado de Milán quedó en poder de España.
b) La Guerra contra los Turcos: Los turcos llevaban a cabo una política de expansión llegando a conquistar Hungría y sitiar Viena en 1529. Además, la piratería de los turcos era un freno para la navegación por el Mediterráneo. Carlos V realizó la conquista de Túnez en 1535, pero la expedición de Argel fracasó en 1541 y los turcos conquistaron Trípoli y Bugía.
c) La Lucha contra los Protestantes: En 1517, Martín Lutero denunció los abusos del papa de Roma y dio origen a la Reforma Protestante, que fue ganando adeptos entre los príncipes alemanes. Carlos V intentó solucionar el conflicto por la vía diplomática con las Dietas de Worms y Spira, pero fracasó y los príncipes luteranos crearon la Liga de Esmalcalda (1531). El Papa convocó el Concilio de Trento (1545-1563), que impulsó la Contrarreforma, la cual reafirmó el dogma católico y la disciplina dentro de la Iglesia. La única alternativa de Carlos V fue la guerra. En 1547 derrotó a la Liga de Esmalcalda en la batalla de Mühlberg, pero no consiguió la reconciliación religiosa ni logró imponer su autoridad. En 1555 firmó la Paz de Augsburgo, reconociendo el derecho de cada príncipe alemán a imponer la religión que eligiera. Carlos V abdicó en 1556 en favor de su hijo, Felipe II, aunque cedió sus derechos imperiales y dominios austriacos a su hermano Fernando.
2. La Monarquía Hispánica de Felipe II (1556-1598)
Felipe II asumió el trono español tras la abdicación de Carlos V en 1556.
2.1. La Política Interior
a) La Intolerancia Religiosa: La monarquía de Felipe II se situó en defensa de los principios de la Contrarreforma. El monarca impuso el catolicismo mediante la Inquisición y medidas represivas como los estatutos de limpieza de sangre, la prohibición de estudiar en universidades extranjeras o el establecimiento de la censura.
b) La Rebelión de las Alpujarras: En el siglo XVI, los mudéjares fueron considerados aliados potenciales de los turcos y se les obligó a convertirse al cristianismo o abandonar la península con el Decreto de bautismo obligatorio (1502). Pero los moriscos continuaron aferrados a su religión y tradiciones. En 1567 se impuso a los moriscos de Granada aprender el castellano en el plazo de tres años, y se les exigió que abandonaran sus costumbres. La revuelta morisca estalló en 1568 en las Alpujarras, y en 1571 don Juan de Austria consiguió su rendición. Se deportó a todos los moriscos de Granada a otras partes de la península, que serían expulsados definitivamente en 1609 con Felipe III.
c) El Enfrentamiento con los Fueros Aragoneses: Otro de los conflictos internos a los que tuvo que hacer frente Felipe II se dio en torno a su secretario, Antonio Pérez, que fue acusado del asesinato en 1578 de Juan de Escobedo, por lo que fue encarcelado. Once años después, Pérez escapó de prisión, se refugió en Aragón y se acogió a su fuero, pasando a estar protegido por el Justicia Mayor de Aragón, Juan de Lanuza. Felipe consiguió que fuera de nuevo encarcelado por la Inquisición, pero fue liberado por nobles aragoneses como respuesta a una clara violación de los fueros del reino. El rey invadió Aragón con un ejército castellano en 1591 y mandó ejecutar a quienes habían protegido a su antiguo secretario, entre ellos al Justicia Mayor de Aragón. Felipe II aprovechó su victoria para recortar los fueros de Aragón en 1592.
2.2. La Política Exterior
a) Los Problemas con Francia: Apenas comenzado su reinado, Felipe II tuvo que enfrentarse a una coalición formada por Francia y el Papado. La victoria de San Quintín (1557) contra Francia hizo que posteriormente se firmara la Paz de Cateau-Cambresis (1559), en la que se consiguió que Francia renunciara a sus aspiraciones en Italia.
b) El Enfrentamiento con los Turcos: La prioridad de Felipe II al principio de su reinado fue la defensa del Mediterráneo occidental frente a los turcos y los piratas berberiscos. En 1570, los turcos tomaron Chipre, que pertenecía a Venecia, y tras su petición de ayuda se creó la Liga Santa, formada por Felipe II, el Papado y Venecia. Los aliados, con una impresionante flota al mando de don Juan de Austria, lograron una gran victoria naval en la Batalla de Lepanto (1571), victoria que frenó el avance turco y supuso el fin de su supremacía marítima en el Mediterráneo, aunque no el fin de la piratería. Miguel de Cervantes participó en la batalla, refiriéndose a ella como: “La más memorable y alta ocasión que vieron los siglos, ni esperan ver los venideros”.
c) La Sublevación de los Países Bajos: También llamada Guerra de los Ochenta Años o Guerra de Flandes, comenzó por la política religiosa de Felipe II, que quiso imponer los decretos del Concilio de Trento. Ante la negativa de Felipe II a las peticiones de la nobleza y burguesía flamencas (lideradas por Guillermo de Orange) de abolir la Inquisición y respetar la libertad religiosa, comenzó la sublevación. Fue sofocada inicialmente por el Duque de Alba. El conflicto no finalizaría hasta 1648 con la Paz de Westfalia en tiempos de Felipe IV, donde se aceptaría la independencia del territorio norte (Provincias Unidas de Holanda).
d) La Guerra de Sucesión Portuguesa: La muerte sin descendencia de Sebastián I de Portugal en 1578 y de Enrique I en 1580, hizo que Felipe II hiciera valer sus derechos a la corona de Portugal. Tras derrotar a Don Antonio en la batalla de Alcántara (1580), Felipe II fue proclamado rey en las Cortes de Tomar (1581) como Felipe I, bajo la condición de que los territorios portugueses y sus colonias mantuvieran sus propias Cortes, derechos y privilegios. Felipe II incorporó Portugal y sus colonias a España hasta 1640, logrando la Unión Ibérica.
e) La Guerra contra Inglaterra: Al ascender al trono Isabel I en 1558, la amistad con España dio paso a la rivalidad. Isabel I, además de ayudar a los protestantes del continente, alentó una guerra de corso contra España. Cuando Isabel I se comprometió a ayudar a la rebelión de los Países Bajos (1585), Felipe II decidió enfrentarse con Inglaterra y preparó la Armada Invencible. La expedición de la Armada (1588) fue un fracaso, pero la paz con Inglaterra no se firmó hasta 1604 con el Tratado de Londres, en tiempos de Felipe III.
Conclusión de los Austrias Mayores
El siglo XVI hispánico fue un siglo en el que Carlos V y Felipe II lograron para España la hegemonía mundial, pero descuidaron el bien de sus súbditos, involucrando a los reinos hispánicos en conflictos que nada tenían que ver con sus intereses, y que condujeron al estancamiento demográfico y el hundimiento de la economía, con un estado de guerra casi constante que dilapidó el oro y la plata que llegaban a Castilla desde sus colonias americanas. Si bien la España de los Austrias aún no tenía unidad política (continuaba formada por un conjunto de reinos que conservaban sus instituciones, leyes, moneda, aduanas, etc.), sus reinados supusieron un paso más en la creación del futuro Estado español, por cuanto los distintos territorios hispánicos pasaron a estar reinados por el mismo monarca.
La Formación de los Reinos Peninsulares: Castilla y Aragón en la Edad Media
Introducción
El origen de los núcleos políticos de la España cristiana tuvo lugar en la Alta Edad Media, durante el siglo VIII, como reacción a la conquista musulmana tras la extinción del reino visigodo. La denominada Reconquista fue un largo periodo en el que cristianos y musulmanes coexistieron y lucharon en el territorio peninsular, aunque el término es muy discutible, pues los reinos que la protagonizaron nacieron con posterioridad a la invasión islámica.
En la Baja Edad Media, los principales reinos cristianos, Castilla y Aragón, siguieron una evolución desigual. Mientras que la Corona de Castilla pudo fortalecer el poder real, se orientó a la centralización administrativa y experimentó una mayor expansión territorial en la península, la Corona de Aragón siguió un modelo confederal, manteniendo sus instituciones y leyes tradicionales, y consolidó un modelo político diferente, basado en el Pactismo, que limitaba el poder del rey.
1. Reconquista y Repoblación
Este proceso se extiende a lo largo de casi ochocientos años y se divide en varias etapas:
1.1. Del Siglo VIII al X: Núcleos de Resistencia
Los musulmanes conquistan la Península, quedando los cristianos relegados al norte en pequeños núcleos de resistencia: Reino de Asturias, Reino de Navarra, Condado de Aragón y Condados Catalanes. A finales de esta etapa, el Reino de Asturias se extiende hacia la zona despoblada del valle del Duero, traslada su capital a León y surge el Condado de Castilla. Los ataques de Almanzor frenan la expansión cristiana. En Aragón y Cataluña el avance es más lento al no existir una zona despoblada. Como método de repoblación se usó la Presura, que reconoce como propietario a quien ponía en explotación una zona sin cultivar.
1.2. Del Siglo XI al XIII: Gran Expansión
El declive del califato de Córdoba marca el inicio de la expansión cristiana hacia el sur.
- Siglo XI: Sancho III de Navarra une todos los reinos cristianos salvo León y los Condados Catalanes. A su muerte, dividió sus reinos y surgen los reinos de Castilla y Aragón. Alfonso VI de Castilla conquista Toledo (1085). En 1137 se produce la unión dinástica entre el Reino de Aragón y el condado de Barcelona tras la boda de Petronila y Ramón Berenguer IV. Alfonso VII reconoció la independencia de Portugal.
- Siglo XIII: Es la etapa más afortunada de la Reconquista. Portugal llega al Algarve y acaba su expansión peninsular; Jaime I de Aragón incorpora Baleares y Valencia. Tras la victoria de las Navas de Tolosa (1212) frente a los almohades, Fernando III de Castilla conquista el Valle del Guadalquivir.
1.3. Modelos de Repoblación
- Siglos XI y XII (Repoblación Conceji): Se dio en la zona comprendida entre los ríos Duero y Tajo, y en el valle del Ebro. Se crearon concejos y ciudades con su término municipal, a las que se dotó de Fueros o Cartas Pueblas. Esto otorgaba libertades y privilegios a sus habitantes para atraer a la población a una zona peligrosa de frontera. La caballería de ciudadanos o villanos quedaba encargada de la defensa, configurándose como el grupo social hegemónico. Esta repoblación, dirigida por el rey, configuró una sociedad basada en la mediana propiedad.
- Siglo XIII (Grandes Repartimientos): El número de territorios incorporado era inmenso y el volumen de pobladores resultaba muy limitado. En la primera mitad del siglo, los reyes entregaron tierras a las Órdenes Militares, que las dedicaron a la ganadería extensiva. En la segunda mitad del siglo XIII, las zonas se repartieron entre los participantes en la Reconquista según sus méritos: los nobles recibieron donadíos, mientras que el pueblo adquirió pequeños lotes de tierra. El nuevo tipo de estructura agraria se basó en la gran propiedad.
Durante los siglos XIV y XV, los musulmanes quedaron reducidos al Reino de Granada. Castilla entró en una época de guerras civiles. El Reino de Granada perduró pagando parias a Castilla hasta que, con la llegada de los Reyes Católicos, terminó la Reconquista en 1492.
2. La Corona de Castilla
Durante los siglos XIV y XV, la Corona de Castilla basó su política interior en consolidar y reforzar la autoridad real frente a los grupos nobiliarios.
2.1. Política y Consolidación (Siglo XIII)
En 1230, Fernando III el Santo, por herencia, unificó los reinos de Castilla y León fundando la Corona de Castilla. Llevó a cabo la conquista del Guadalquivir y de Murcia. Alfonso X unificó las instituciones en las Cortes de Castilla. Trató de afianzar el poder real basándose en el Derecho Romano con la redacción del Fuero Real y las Siete Partidas, inspirándose en la idea de que la confección de leyes es un monopolio del monarca, sometiendo a la nobleza y el clero a su autoridad.
2.2. El Ascenso de la Casa de Trastámara (Siglo XIV)
Alfonso XI continuó la política de Alfonso X con el Ordenamiento de Alcalá. A Alfonso XI le sucedió Pedro I el Cruel. La nobleza, que mostraba una fuerte oposición hacia la política autoritaria del rey, decidió apoyar a Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI. El conflicto derivó en una Guerra Civil que finalizó con la victoria de Enrique II. Tras la guerra, Enrique II concedió sendos privilegios a los nobles que lo apoyaron, conocidos como Mercedes Enriqueñas, que deterioraron el poder real. Juan I instauró el Principado de Asturias para evitar conflictos sucesorios, y el Consejo Real para recuperar el poder regio.
2.3. Política y Conflictos (Siglo XV)
Los reinados de Juan II y Enrique IV estuvieron marcados por importantes conflictos internos en los que la nobleza reforzó sus posiciones. Acontecimientos como la Farsa de Ávila (1465) o el conflicto sucesorio entre Juana la Beltraneja e Isabel desembocaron en la Guerra Civil Castellana, de la que saldría vencedora la futura Isabel I la Católica.
2.4. Conflictos Sociales y Expansión Territorial
La Corona de Castilla se vio envuelta en diferentes conflictos sociales, como el Pogromo de 1391 y las Guerras Irmandiñas (enfrentamientos entre campesinos y nobles por los abusos señoriales).
En cuanto a la expansión territorial, Castilla centró su atención en el Atlántico. En 1385 fracasó en el intento de anexionar Portugal tras la derrota en la Batalla de Aljubarrota. Más tarde, en 1402, comenzaría la conquista de las Islas Canarias por Juan de Bethencourt.
2.5. Organización Política e Instituciones
La política castellana se caracterizó por un gran desarrollo institucional desde los tiempos de Alfonso X el Sabio:
- El Consejo Real: Órgano de consulta del rey, compuesto por nobles y obispos de confianza.
- La Audiencia: Contribuyó a consolidar el poder del rey sobre el territorio, encargada de la administración de justicia.
- Leyes Comunes: Los reyes castellanos comenzaron a promulgar leyes comunes a todo el territorio, basándose en el carácter universalista del derecho romano.
- Las Cortes: Servían para aprobar subsidios a la corona con el fin de financiar las empresas reales. En el siglo XV, las Cortes dejaron de ser convocadas frecuentemente, y los reyes pasaron a gobernar de forma más autoritaria.
El fortalecimiento de la autoridad real fue paralelo a una reforma de la Hacienda y el aumento de los ingresos del Estado. La organización territorial fue establecida por Alfonso X, quien dividió el territorio en siete provincias denominadas adelantamientos o merindades.
3. La Corona de Aragón
La evolución política de la Corona de Aragón se caracterizó por una inestabilidad constante. La expansión comercial mediterránea llevó a los monarcas a destinar a esta empresa gran parte de su esfuerzo militar y económico, obviando los problemas internos de la Corona. La incapacidad de los reyes aragoneses de imponer su autoridad a la nobleza dio lugar a un sistema político conocido como Pactismo. Este se consolidó a finales del siglo XIII, cuando el rey Pedro III otorgó capacidad legislativa a las Cortes.
3.1. Política y Expansión (Siglo XIII y XIV)
Jaime I el Conquistador conquistó el Reino de Valencia y Baleares, que unidos al Reino de Aragón y los condados catalanes formarían la Corona de Aragón. El Pactismo era fruto de la debilidad del poder real frente a las instituciones y cortes de los diferentes reinos. El sistema consistió en la negociación del donativo real (impuesto para las campañas de conquista en el Mediterráneo) a cambio de la concesión y respeto de los fueros de los distintos territorios o la creación de nuevas instituciones, como el Justicia de Aragón o la Generalitat.
En el siglo XIV, Jaime II de Aragón acometió una importante expansión por el Mediterráneo con la conquista temporal del Ducado de Atenas y el Ducado de Neopátrida. En 1327 conquista Cerdeña. Pedro IV el Ceremonioso tuvo que afrontar la crisis provocada por la Peste Negra (1348) y en 1359 se vio obligado a instaurar la Generalitat en Barcelona.
3.2. El Ascenso de la Casa de Trastámara (Siglo XV)
A comienzos del siglo XV, Martín el Humano moría sin descendencia. Comienza el periodo del Interregno, donde la nobleza y el clero aragonés trataron de encontrar un rey para Aragón. En el Compromiso de Caspe (1412) se eligió a Fernando de Antequera, inaugurando la dinastía Trastámara en la Corona de Aragón, como Fernando I.
La política del siglo XV estuvo marcada por el reinado de Alfonso V el Magnánimo y, sobre todo, por Juan II (1458-1479), quien intentó restablecer el poder real frente a las instituciones y las clases privilegiadas, enfrentándose a conflictos como la sucesión navarra y la Guerra Civil Catalana (1462-1472). Su sucesor, Fernando II, terminaría con estos conflictos.
3.3. Conflictos Sociales
- Payeses de Remensa: Conflicto de los campesinos catalanes contra los “malos usos”, entre los que se incluía la remensa. Fue resuelto por Fernando II en la Sentencia Arbitral de Guadalupe (1486), prohibiendo los “malos usos”.
- Busca y la Biga: Conflicto entre artesanos (Busca) y el gran patriciado urbano (Biga) por el gobierno de la ciudad de Barcelona. El conflicto se insertó en la Guerra Civil Catalana.
3.4. Organización Política e Instituciones
La política aragonesa se caracterizó por un territorio fragmentado en diferentes reinos. Esto conllevaba una serie de instituciones, leyes y fueros distintos en cada uno de los reinos, y los reyes debían someterse a las particularidades políticas de cada territorio y recurrir al Pactismo.
La expansión mediterránea llevó a los monarcas aragoneses a conceder prerrogativas a los nobles de cada territorio, como el Privilegio General de Aragón. Se tuvo que aceptar la jurisdicción del Justicia Mayor, que defendía los privilegios nobiliarios frente al rey. En 1359, Pedro IV tuvo que aceptar la creación de la Generalitat, que controlaba el cumplimiento de las obligaciones adquiridas por el rey en Cataluña.
Conclusión
Castilla y Aragón llegan a finales de la Baja Edad Media sumidas en las tensiones surgidas del enfrentamiento de la monarquía por afianzar su poder frente a una nobleza no dispuesta a aceptar el autoritarismo regio. Sin embargo, en el caso castellano la monarquía se configuró como un poder autoritario donde instituciones como las Cortes vieron reducidas sus funciones, mientras que en Aragón, donde la nobleza había alcanzado elevadas cotas de poder, el rey debía respetar la opinión de las Cortes y las leyes del reino siguiendo un modelo pactista.