La España de la Restauración: Gobiernos, Crisis del 98 y el Fin del Imperio Colonial

El Sistema de la Restauración: Gobiernos del Turno hasta el Reinado de Alfonso XIII (1886-1902)

El periodo de la Restauración Borbónica en España, que se extendió desde 1874 hasta 1923, se caracterizó por un sistema político de alternancia pacífica en el poder entre el Partido Conservador y el Partido Liberal, conocido como el «turno dinástico». A continuación, se detallan los gobiernos más relevantes de este sistema hasta el inicio del reinado efectivo de Alfonso XIII.

Gobiernos del Turno (1886-1898)

  • 1886-1890: El «Gobierno Largo» de Sagasta

    Durante este periodo, liderado por el liberal Práxedes Mateo Sagasta, destacan dos hitos fundamentales: la promulgación de la Ley del Sufragio Universal masculino (1890), que extendió el derecho al voto a todos los varones mayores de 25 años, y la abolición total de la esclavitud en Cuba (1886).

  • 1890-1892: Gobierno Conservador de Cánovas

    Antonio Cánovas del Castillo, líder del Partido Conservador, instauró el arancel proteccionista de 1891. Esta medida económica fue diseñada para contentar a los influyentes sectores industriales de la siderurgia y la industria textil, así como a los grandes cerealistas, protegiéndolos de la competencia extranjera.

  • 1893-1895: Gobierno Liberal de Sagasta

    En este periodo, se observa el desarrollo del regionalismo catalán, con la redacción de las Bases de Manresa (1892), un documento clave que sentaba las bases para una autonomía catalana. Paralelamente, se refuerza el nacionalismo vasco, culminando con la fundación del PNV (Partido Nacionalista Vasco) en 1895.

  • 1895-1897: Gobierno Conservador de Cánovas del Castillo

    Durante este mandato, se inicia la Guerra de Independencia de Cuba tras el «Grito de Baire». Fueron años de gran conflictividad social interna, marcados por atentados anarquistas en Cataluña y acciones de la «Mano Negra» en Andalucía.

    En 1897, Cánovas del Castillo fue asesinado por el anarquista italiano Michele Angiolillo mientras se hallaba en el balneario de Santa Águeda (Guipúzcoa). El magnicidio, perpetrado de un tiro mientras leía el periódico, fue una venganza por los anarquistas fusilados en el castillo de Montjuic.

  • 1897-1898: Gobierno Liberal de Sagasta

    Tras el asesinato de Cánovas, Sagasta volvió al gobierno y propuso una amplia autonomía para Cuba. Sin embargo, ya era demasiado tarde: 1898 supuso la pérdida de las últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico) y Filipinas.

La Pérdida de Cuba y Filipinas: La Crisis del 98

Antecedentes y el Grito de Baire

La Guerra de los Diez Años (1868-1878) y la Guerra Chiquita (1879-1880) habían arruinado la agricultura y las fortunas criollas y españolas en Cuba. En este contexto, Estados Unidos comenzó a invertir en las plantaciones de la isla. Ante el temor de un nuevo colonialismo norteamericano, surgieron nuevos grupos independentistas, liderados por el escritor José Martí —de padres españoles—, quien, instalado en Nueva York desde 1881, fundó el Partido Revolucionario Cubano en 1892 y preparó la definitiva guerra de independencia.

Durante el «Gobierno Largo» de Sagasta (1886-1890), se abolió la esclavitud en la isla (1886), pero las Cortes rechazaron ampliar su autonomía. Además, España mantuvo fuertes aranceles proteccionistas en Cuba para impedir la llegada de productos norteamericanos.

José Martí y el Partido Revolucionario Cubano organizaron la oposición tanto al dominio español como al norteamericano en Cuba. En 1895 estalló en Cuba una rebelión independentista, tras el llamado «Grito de Baire» (24 de febrero) en la parte oriental de la isla. Martí contó con el apoyo de prestigiosos guerrilleros de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), como Antonio Maceo y Máximo Gómez, quienes extendieron la guerra a la parte occidental, tradicionalmente menos rebelde. Martí murió en combate en mayo de 1895, pero sus tropas continuaron hostigando a las fuerzas españolas.

La Intervención Española y la Estrategia de Weyler

En 1895, Cánovas envió un ejército de 37.000 soldados al frente del general Arsenio Martínez Campos (nombrado gobernador de la isla), pero este no logró sus objetivos. Un año después, en 1896, Martínez Campos fue sustituido por el general Valeriano Weyler, quien llegó con un nuevo ejército de 140.000 hombres. Weyler practicó la controvertida táctica de «tierra quemada» y obligó a los campesinos a concentrarse en «campos de reconcentración» para aislarlos de las tropas rebeldes, buscando así vencer a las guerrillas. Estas medidas provocaron una alta mortalidad entre la población civil y generaron protestas de una comisión norteamericana en España.

Pese a los esfuerzos, las tropas españolas no eran capaces de dominar la rebelión. Solo en 1897, el ejército español sufrió 25.000 bajas. Intelectuales como Miguel de Unamuno criticaron la guerra en sus artículos, como ¡Paz, paz, paz! o «¿Pero qué hace Weyler?»

La Última Oferta de Autonomía y la Intervención Estadounidense

Tras el asesinato de Cánovas del Castillo (agosto de 1897), el nuevo gobierno liberal de Sagasta sustituyó a Weyler por el general Ramón Blanco y Erenas, y concedió cierta autonomía a Cuba (noviembre de 1897). Esta incluía:

  • Sufragio universal.
  • La promesa de una constitución cubana, por la cual el gobernador tendría un papel semejante al del rey español.
  • Igualdad de derechos con los peninsulares.
  • Autonomía arancelaria.

Pero ya era demasiado tarde: la debilidad española animó a Estados Unidos a intervenir en la guerra. En 1898, envió el acorazado Maine a la bahía de La Habana con el pretexto de salvaguardar los intereses norteamericanos y las vidas de sus súbditos, un ejemplo más de la Doctrina Monroe («América para los americanos»).

El 15 de febrero de 1898, tuvo lugar la voladura o explosión del acorazado Maine, que costó la vida a gran parte de su tripulación, aunque no a los oficiales que se encontraban en una fiesta en la ciudad. Aunque las causas exactas aún se debaten, la opinión pública estadounidense atribuyó la explosión a España. Estados Unidos hizo una oferta de compra por Cuba, que fue rechazada por España.

Dos meses después, el 18 de abril de 1898, el Congreso y el Senado estadounidenses declararon la guerra a España en Cuba y Filipinas, con el pretexto de que ambas debían ser estados independientes. La Guerra Hispano-Estadounidense fue breve y se desarrolló en dos frentes: Cuba y Filipinas.

Desarrollo del Conflicto: Cuba y Puerto Rico

En mayo de 1898, España envió una flota al Caribe para defender Cuba y Puerto Rico, al mando del almirante Pascual Cervera y Topete. Esta flota fue destruida en la bahía de Santiago de Cuba (julio de 1898) por los barcos estadounidenses, que contaban con blindaje superior y cañones de mayor alcance. Las tropas estadounidenses desembarcaron en Cuba y ocuparon fácilmente la isla. En julio, también desembarcaron en Puerto Rico, en Guánica, encontrando alguna resistencia española y puertorriqueña.

La Situación en Filipinas

El Imperio español poseía también varias islas en Asia y Micronesia, incluyendo las Carolinas, las Marianas y Filipinas.

En Filipinas, existían movimientos nacionalistas desde 1870, que se oponían a la tiranía de los terratenientes españoles. En 1892, los nacionalistas fueron organizados por José Rizal, quien, sin embargo, murió ajusticiado. En 1897, el general Emilio Aguinaldo, apoyado por Estados Unidos, reanudó la lucha y, al año siguiente, ocupó todo el territorio excepto Manila. Esto fue posible gracias al apoyo de la flota estadounidense del Pacífico, que destruyó la escuadra española en Cavite (abril de 1898).

El Tratado de París y el Fin del Imperio Colonial Español

Tras la derrota, se firmó la Paz de París el 10 de diciembre de 1898, impuesta por el presidente estadounidense William McKinley. España se vio obligada a aceptar la independencia de Cuba, la cesión a Estados Unidos de Puerto Rico y de Guam (la mayor de las islas Marianas), y la venta de Filipinas a cambio de una escasa compensación económica de 20 millones de dólares.

Este tratado marcó el fin definitivo del Imperio colonial español. Poco después, en febrero de 1899, España vendió a Alemania los archipiélagos de las Marianas, Carolinas y Palaos, cerrando así un capítulo de siglos de historia colonial.

El Legado de la Regencia y el Inicio del Reinado de Alfonso XIII

El último gobierno liberal de Sagasta (1901-1902) se prolongó hasta la mayoría de edad de Alfonso XIII. La regente María Cristina de Habsburgo-Lorena transmitió a su hijo una monarquía consolidada y estable. Se retiró a un segundo plano, con el título de Reina Madre, y vio cómo Alfonso…