La Dictadura de Primo de Rivera y el Advenimiento de la II República Española

Introducción

La ineficacia del sistema monárquico parlamentario propició que en un amplio sector del ejército surgiera la idea de sustituir a los políticos y a los partidos en el poder mediante un golpe de Estado. Este se llevó a cabo el 13 de septiembre de 1923, encabezado por Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña. El objetivo principal era poner fin al sistema liberal y parlamentario de la Restauración y establecer una dictadura que “normalizara” el país. Alfonso XIII, finalmente, dio su visto bueno a la nueva situación, nombrando a Primo de Rivera como presidente del Gobierno.

Desarrollo de la Dictadura

Orígenes y Justificación del Golpe

Miguel Primo de Rivera provenía de una familia de ilustres militares. A los 14 años ingresó en el ejército y desarrolló la mayor parte de su carrera en destinos coloniales como Marruecos, Cuba y Filipinas, lo que le permitió ascender rápidamente por méritos de guerra. A partir de 1919, sus destinos en la Península (capitán general de Valencia, Madrid y Barcelona) lo pusieron en contacto directo con los graves problemas sociales y políticos de la época. Desde su puesto en Barcelona, tuvo que enfrentar los problemas de orden público de la ciudad, marcados por el terrorismo anarquista, el pistolerismo patronal, el auge del catalanismo, la inestabilidad ministerial y la descomposición del sistema de partidos.

Todo esto le sirvió para justificar el golpe de Estado, argumentando que el régimen constitucional estaba bloqueado y desprestigiado, y que existía un grave peligro de revolución social. El 13 de septiembre de 1923, el general Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió que el poder pasara a manos de los militares. Se puso en suspenso la Constitución, se disolvieron las Cortes y se implantó la dictadura.

Causas del Golpe de Estado

Las causas del golpe fueron muy diversas:

  • Las consecuencias de Annual: el ejército pedía medios para vengar la derrota, a lo que el Gobierno se negaba.
  • El temor del ejército y los sectores más conservadores ante la evolución política del país: el auge de los partidos nacionalistas, percibido como una amenaza a la unidad de España.
  • La preocupación por el crecimiento de republicanos y socialistas.
  • El creciente clima de violencia, con las acciones del terrorismo anarquista, que desataba una verdadera guerra social.

El Directorio Militar (1923-1925)

Primo de Rivera se convirtió en ministro único, asesorado por un Directorio Militar. Durante este periodo, se prohibieron las actividades de los partidos políticos y sindicatos, y se tomaron medidas para garantizar el orden público. Sin embargo, no se aplicaron medidas extremas de represión, permitiendo, por ejemplo, que el PSOE y la UGT mantuvieran cierta actividad.

Entre las medidas destacadas, se eliminaron las concesiones que se habían hecho a Cataluña, se suspendió la Mancomunidad y se prohibió el uso público del catalán. Se creó un partido único, la Unión Patriótica, bajo la dirección de un militar.

El mayor éxito del Directorio Militar fue poner fin a la Guerra de Marruecos. La respuesta decisiva fue el desembarco de Alhucemas (1925), que derrotó a los independentistas rifeños. El fin de la guerra y la victoria militar colocaron a Primo de Rivera en la cumbre de su popularidad.

El Directorio Civil (1925-1930)

A finales de 1925, Primo de Rivera decidió sustituir el Directorio Militar por un Directorio Civil, incorporando a algunos ministros civiles. Con el fin de institucionalizar la Dictadura, se convocó en 1927 una Asamblea Nacional Consultiva, elegida por sufragio restringido.

Durante este periodo, la coyuntura económica mundial favoreció el desarrollo industrial del país, destacando especialmente la construcción de infraestructuras. También se concedieron grandes monopolios, como el de Telefónica. Sin embargo, el mundo agrario no experimentó cambios significativos, permaneciendo en manos de los grandes propietarios.

La dictadura implementó una Organización Corporativa Nacional, que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones, con el objetivo de regular los conflictos laborales.

La Oposición a la Dictadura

La oposición a la dictadura estuvo integrada por diversos sectores:

  • Líderes de los partidos dinásticos: Políticos profesionales de la “vieja política” que habían sido desplazados por el dictador.
  • Republicanos: Crearon la Alianza Republicana, que integraba a la facción radical de Lerroux, Acción Republicana de Azaña y el Partido Radical Socialista de Domingo.
  • Nacionalistas: Especialmente el nacionalismo catalán y la burguesía catalana, que se distanciaron de la Dictadura debido a medidas como la suspensión de la Mancomunidad y la prohibición del uso público del catalán, limitando sus aspiraciones de autogobierno y sus señas de identidad.
  • Comunistas y anarquistas: Organizaciones como la CNT y la FAI (Federación Anarquista Ibérica, fundada en 1927) fueron las que más sufrieron la represión del régimen.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la UGT: Aunque inicialmente mantuvieron cierta actividad, dejaron de colaborar con el régimen a medida que avanzaba la dictadura.
  • El ejército: Un sector se oponía a la política de ascensos del dictador, basada en méritos y capacidad, en lugar de la antigüedad defendida por los militares “junteros” (Juntas de Defensa). Estos, apoyados por algunos políticos partidarios del turno pacífico, intentaron un golpe de Estado la noche de San Juan de 1926, que fracasó y se saldó con leves penas de cárcel y multas, lo que demostró la debilidad del régimen.
  • Intelectuales y el mundo universitario: Figuras como Unamuno, Ortega y Gasset y Blasco Ibáñez lideraron la oposición intelectual. Ante el intento de la dictadura de controlarlos y limitar su libertad, llegando a cerrar universidades, se organizaron algaradas y protestas estudiantiles que dieron lugar a la aparición de la Federación Universitaria Española (FUE), de carácter republicano. Los intelectuales publicaron un manifiesto contra la política cultural de Primo de Rivera, tras el cual Unamuno fue desterrado a Fuerteventura y Blasco Ibáñez se trasladó al extranjero.

Caída de la Dictadura y Proclamación de la II República

A la creciente oposición política se sumó un deterioro económico (devaluación de la peseta por la fuerte inflación, fuga de capitales, consecuencias del Crack del 29, incertidumbre sobre el futuro del régimen) y el mal estado de salud de Primo de Rivera. Así, el 30 de enero de 1930, presentó su dimisión al rey, quien la aceptó gustoso, convencido de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía.

El dictador falleció unos meses después en un hotel de París, enfermo, decepcionado y lleno de amargura. Para sucederle, el rey nombró presidente a otro militar, el general Dámaso Berenguer (al que poco más tarde sucedería el almirante Juan Bautista Aznar), cuya misión era organizar la vuelta a la normalidad del sistema liberal establecido por la Constitución de 1876. Este periodo fue conocido popularmente como la “Dictablanda”.

En agosto de 1930, se firmó el Pacto de San Sebastián por parte de regionalistas, constitucionalistas (o demócratas), socialistas y republicanos. El objetivo de este acuerdo ya no era solo acabar con el régimen militar, sino que iba directamente contra la monarquía de Alfonso XIII, cuya corona estaría desde entonces seriamente en peligro.

A partir de ese momento, la agitación política y social fue en aumento. Hubo incluso un intento de golpe de Estado en diciembre a favor de la República en Jaca, que fracasó. La respuesta del gobierno fue convocar elecciones municipales, a las que seguirían otras legislativas (con la finalidad de crear unas Cortes constituyentes). Con estas convocatorias, el rey y su gobierno pretendían pasar gradualmente del sistema dictatorial vigente a uno de corte democrático.

Sin embargo, la victoria en las principales ciudades de los partidos republicanos firmantes del Pacto de San Sebastián en las elecciones municipales, el 12 de abril de 1931, dio al traste con ese proyecto gubernamental. Dos días después, el rey abandonó el país y se exilió en Italia. El vacío de poder fue aprovechado por los cinco partidos republicanos para abolir la monarquía y proclamar la II República. Estos acontecimientos, a pesar de suponer un cambio político radical, se produjeron sin derramamientos de sangre.


La Oposición a la Dictadura (Continuación)

La oposición a la dictadura fue creciendo de manera significativa e intentó impulsar actuaciones para acabar con la dictadura. Esta oposición estuvo integrada por:

  • Comunistas y anarquistas (CNT y FAI, Federación Anarquista Ibérica fundada en 1927) que habían sido los que más habían sufrido la represión de la Dictadura.
  • Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y la UGT que dejaron de colaborar con el régimen.
  • Políticos de los antiguos partidos dinásticos (profesionales de la vieja política) desplazados del turno político por el dictador.
  • Los republicanos que crearon la Alianza Republicana en la que se integran la facción radical de Lerroux, Acción Republicana de Azaña y el Partido Radical Socialista de Domingo.
  • La burguesía catalana y el catalanismo autonomista, al haber limitado el dictador sus aspiraciones de autogobierno y al haber prohibido el uso de sus señas de identidad como la lengua y la bandera y de sus instituciones como la Mancomunidad.
  • El ejército se oponía a la política de ascenso del dictador basado en los méritos y la capacidad, no por antigüedad como defendían las Juntas de Defensa. Estos, apoyados por algunos políticos partidarios del turno pacífico, pusieron en marcha un intento de golpe de Estado la noche de San Juan de 1926 que fracasó y que se saldó con leves penas de cárcel y algunas multas, lo que demuestra la debilidad del régimen.
  • Algunos intelectuales (Ortega y Gasset, Blasco Ibáñez, Menéndez Pidal) y el mundo universitario ante el intento de la dictadura de controlarlos y limitando su libertad, llegando a cerrar las universidades, organizaron algunas algaradas y protestas estudiantiles que darán lugar a la aparición de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española (FUE), de carácter republicano.

A esta oposición política y el deterioro económico que se estaba produciendo, se vino a sumar el mal estado de salud de Primo de Rivera. Así, el 30 de enero de 1930, presentó su dimisión al rey, quien la aceptó gustoso, puesto que el rey y su camarilla se convencieron de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía. El dictador murió unos meses después en un hotel de París, enfermo, decepcionado y lleno de amargura. Para sucederle, el rey nombró presidente a otro militar,


presidente a otro militar, el general Dámaso Berenguer (al que poco más tarde sucedería el almirante Juan Bautista Aznar), que tendría por misión organizar la vuelta a la normalidad del sistema liberal establecido por la Constitución de 1876. En agosto de 1930 se firmó el Pacto de San Sebastián por parte de los regionalistas, los constitucionalistas (o demócratas), los socialistas y los republicanos. El objetivo de ese acuerdo ya no era acabar con el régimen militar de entonces, sino que iba directamente contra la monarquía de Alfonso XIII, cuya corona estaría desde entonces seriamente en peligro. A partir de ese momento, la agitación política y social fue aumentando. Hubo incluso un intento de golpe de Estado en diciembre a favor de la República en Jaca, pero fracasó. La respuesta del gobierno fue convocar elecciones municipales, a las que seguirían otras legislativas. Con estas convocatorias, el rey y su gobierno pretendían pasar gradualmente desde el sistema dictatorial vigente a otro de corte democrático. Sin embargo, la victoria en las principales ciudades de los partidos republicanos firmantes del Pacto de San Sebastián en las primeras elecciones, las municipales, dio al traste con ese proyecto gubernamental. Eso sucedió el 12 de abril de 1931. Dos días después, el rey abandonó el país y se exilió en Italia. El vacío de poder fue aprovechado por los cinco partidos republicanos para abolir la monarquía y proclamar la II República.