Introducción
En 1902, con tan solo 16 años, sube al trono Alfonso XIII, hijo de Alfonso XII y María Cristina de Habsburgo. Su reinado durará hasta 1931, año en que se instaura la Segunda República. En este periodo, podemos diferenciar dos etapas principales:
- 1902-1923: Conocida como “La crisis de la Restauración”.
- 1923-1930: Caracterizada por la Dictadura de Primo de Rivera.
Al inicio de su reinado, en 1902, el país se encontraba convulsionado por el Desastre del 98, sumido en una profunda crisis de identidad a la que el Regeneracionismo intentaba dar respuesta. Esta etapa se caracterizó por el derrumbe de los pilares de la Restauración: el fuerte intervencionismo real, la ruptura del turnismo, el debilitamiento del caciquismo, entre otros. El aumento de la conflictividad social, el repunte del anticlericalismo, el desprestigio del ejército tras el Desastre del 98 y la Guerra de Marruecos, provocaron una total inestabilidad nacional. Este ambiente de deterioro político-social, sumado al asesinato del jefe de gobierno y el trágico Desastre de Annual, llevaron a Primo de Rivera, apoyándose en el monarca, a dar un Golpe de Estado.
1. El Golpe de Estado de 1923
El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de Estado. Lo hizo a través de un discurso con claras intenciones regeneracionistas, presentándose con un carácter populista con el objetivo de ganarse la adhesión popular. En su discurso inaugural, anunció su voluntad de “limpiar” el país de caciques, acabar con la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Más tarde, el ya dictador convocó un Directorio Militar que suprimió la Constitución, las Cortes, los partidos políticos y otras instituciones, instaurando así una Dictadura.
2. Causas del Golpe de Estado
2.1. La Crisis del Sistema de la Restauración
Diversos intentos de reforma del sistema caciquil fueron llevados a cabo por figuras como Silvela y Maura. Maura había proyectado la Ley de Administración Local, que pretendía erradicar el caciquismo, pero los acontecimientos de la Semana Trágica (1909) llevaron al rey a cesarlo. Canalejas, por su parte, planteó la necesidad de integrar los nacionalismos en el Estado, pero fue asesinado por un anarquista en 1912. El turnismo pacífico entre el Partido Liberal (progresista) y el Partido Conservador estaba completamente roto, y el Partido Conservador se encontraba dividido entre los seguidores de Maura y de Dato.
La Crisis de 1917
La Crisis de 1917, manifestada tanto por la Asamblea de Parlamentarios de Barcelona como por la Huelga Revolucionaria, asestó el golpe definitivo al sistema. El objetivo era poner fin a la Restauración para establecer un sistema donde todas las perspectivas políticas tuvieran cabida. Para los anarquistas y los sectores más radicales del movimiento obrero, el fin de la Huelga era modificar el Estado. Sin embargo, se formó un gobierno de concentración nacional que frustró cualquier posible reforma del sistema. El gobierno mantuvo el status quo, pero entre 1918 y 1923 se sucedieron 13 gobiernos que no lograron solucionar la Guerra de Marruecos, el desempleo, la subida de precios ni la creciente conflictividad social.
2.2. La Agudización de los Conflictos Sociales
El movimiento obrero se encontraba al margen del sistema democrático. Los inicios del siglo XX presenciaron levantamientos obreros en diferentes acontecimientos, como la Semana Trágica de Barcelona (1909), donde el anarquismo revolucionario cobró gran protagonismo. La conflictividad social alcanzó su máximo esplendor con la Huelga General de 1917. El ejemplo de la Revolución Rusa y la imposibilidad de avanzar hacia una democracia llevaron a UGT y CNT a convocar una huelga general que se extendió por todo el país a partir del 13 de agosto de 1917. La huelga fue duramente reprimida y se creó un gobierno de concentración que frustró tanto las peticiones del movimiento obrero como el proyecto de una nueva constitución propuesto por la Asamblea de Parlamentarios de Barcelona, al margen de Madrid. El Trienio Bolchevique (1918-1920), con su lucha contra la oligarquía terrateniente, hizo que algunos sectores vieran posible una revolución social, lo que llevó a otros a mostrarse partidarios de una fuerza mayor que eliminara esta posibilidad.
2.3. El Auge y la Radicalización de los Nacionalismos
Se produjo un notable auge y radicalización de los nacionalismos periféricos, especialmente el catalán.
2.4. La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual
En la Conferencia de Algeciras de 1906, Marruecos se dividió en dos protectorados: el meridional para Francia y el septentrional para España. El ejército español vio en Marruecos la oportunidad de limpiar su maltrecho honor tras la pérdida de las últimas colonias en 1898. España consiguió victorias puntuales, pero también cosechó estrepitosas derrotas, destacando el Desastre de Annual en 1921. En este episodio, los rifeños, dirigidos por Abd-el-Krim, infligieron un durísimo castigo a las tropas españolas, con un balance de 12.000 muertos y 4.000 rehenes. La presión de la opinión pública llevó a la apertura de una investigación que concluyó con el Expediente Picasso, el cual subrayaba la negligencia de varios altos cargos, salpicando incluso al rey. El día en que este expediente iba a ser debatido en el Congreso, Primo de Rivera dio el golpe de Estado.
2.5. El Triunfo del Fascismo Italiano
El triunfo del fascismo en Italia, con la Marcha sobre Roma en 1922 que llevó a Mussolini al poder, abrió un periodo dictatorial en el país transalpino, sirviendo de precedente y justificación para movimientos similares en Europa.
3. Objetivos y Apoyos Sociales de la Dictadura
Los principales objetivos de Primo de Rivera eran: acabar con el sistema parlamentario, garantizar el orden público, terminar con el separatismo y finalizar el problema marroquí. El dictador se presentaba con valores castrenses: orden, disciplina, autoridad y amor a la patria. Su lema era “Patria, Religión y Monarquía”. Creía que bastaba con la buena voluntad y la honradez para gobernar el país; desconfiaba profundamente de los políticos y odiaba a los partidos. Su ideología combinaba ideas regeneracionistas con la influencia del fascismo italiano de Mussolini.
Al golpe de Estado apenas hubo oposición inicial. Sus principales apoyos sociales provenían de la oligarquía terrateniente e industrial, los católicos, el ejército y gran parte de las clases medias. Los socialistas, en un primer momento, no solo no opusieron resistencia, sino que incluso colaboraron con el régimen. Anarquistas y comunistas fueron los únicos que se opusieron activamente, convocando manifestaciones y huelgas contra el golpe de Estado, lo que sirvió al dictador como justificación para ilegalizarlos. Sin embargo, el apoyo más significativo fue el de Alfonso XIII.
4. La Reorganización Política del Estado
La Dictadura de Primo de Rivera se divide en dos fases principales:
4.1. El Directorio Militar (1923-1925)
Con el triunfo del golpe, el dictador se rodeó de militares para dirigir el país. Las primeras medidas fueron de carácter dictatorial: suspensión de la Constitución, de los derechos y libertades, y de los partidos políticos. El dictador concentraba los tres poderes, siendo asesorado por los militares y colocando en ayuntamientos y provincias a figuras del ejército. La regeneración prometida quedó en una gran farsa, una democracia inexistente donde se sustituyó a unos caciques por otros.
En esta etapa de marcado acento militar, Primo de Rivera presidió la acción gubernamental para acabar con la Guerra de Marruecos. En 1925, preparó el Desembarco de Alhucemas, que concluyó con gran éxito y supuso la pacificación del Rif, donde la captura de Abd-el-Krim dio por terminado el problema marroquí.
4.2. El Directorio Civil (1925-1930)
A partir de 1925, el dictador fue sustituyendo a militares por personalidades civiles, como José Calvo Sotelo, aunque la presencia de militares en las instituciones continuaba siendo evidente. La idea de una dictadura transitoria se diluía y el régimen intentaba perpetuarse. Su modelo era el fascista italiano, como se observa en la creación de la Asamblea Nacional Consultiva, un órgano nacional que sería elegido por los más notables representantes de ayuntamientos, universidades, administraciones, etc.
Para promover la adhesión del pueblo al nuevo sistema, se creó la Unión Patriótica. Esta organización se encargaría de dar propaganda al programa, valores e ideales de la Dictadura. Su función era proporcionar apoyo social al régimen, además de seguir las directrices del poder. Sus afiliados provenían principalmente del catolicismo y del mundo caciquil.
5. Política Económica y Laboral
5.1. Política Económica
En el ámbito económico, la dictadura se aprovechó de la buena coyuntura internacional, aplicando una política económica nacionalista e intervencionista. Esta se basó en el fomento de las obras públicas, ayudas directas a las empresas y un fuerte proteccionismo. Sin embargo, esta política implicó un crecimiento significativo del déficit presupuestario, endeudando gravemente al Estado.
5.2. Política Laboral
En el ámbito laboral, se puso en marcha un modelo de regulación del trabajo que pretendía eliminar los conflictos sociales mediante la intervención del Estado, la integración de los sectores moderados del movimiento obrero (UGT) y la represión de los más radicales (CNT). Se creó la Organización Corporativa Nacional, de la que nacieron los comités paritarios, compuestos por representantes de sindicatos y patronos, que reglamentaron los salarios y las condiciones de trabajo.
6. La Oposición y el Fin de la Dictadura. La Caída de la Monarquía
6.1. Oposición Inicial
Inicialmente, la oposición a Primo de Rivera fue limitada. Se opusieron los partidos dinásticos, los republicanos, el PCE, la CNT y la tendencia radical del PSOE, además de algunos intelectuales como Miguel de Unamuno y los estudiantes universitarios. Sin embargo, Primo de Rivera dio su golpe de Estado en medio de un consenso casi generalizado.
6.2. Oposición Tras el Directorio Civil y el Fin de la Dictadura
Ante la pérdida progresiva de todos sus apoyos, Primo de Rivera dimitió en enero de 1930. Alfonso XIII nombró al general Dámaso Berenguer para que hiciera la transición a la monarquía constitucional. Sin embargo, el cambio fue tan lento y su dictadura tan “suave” que la oposición denominó a esta etapa la “Dictablanda”.
Ante el descontento general, Berenguer dimitió y el rey nombró al almirante Juan Bautista Aznar, quien se comprometió a convocar elecciones. En este contexto, los republicanos, los catalanistas de izquierdas y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derribar la monarquía y formar un gobierno provisional en la futura Segunda República.
Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se convirtieron en un plebiscito nacional contra la monarquía. El triunfo de los republicanos en las grandes ciudades hizo estallar la Segunda República.