Introducción: La Cuestión Sucesoria y el Nacimiento del Carlismo
El nacimiento de la princesa Isabel en 1830 traía consigo importantes consecuencias. La llegada de los Borbones había supuesto el establecimiento de la Ley Sálica, es decir, la imposibilidad de que las mujeres pudieran acceder al trono español. Por consiguiente, la inexistencia de un heredero varón, unido a los intereses que tenía el hermano del rey, Carlos María Isidro, en obtener el trono, derivaría en una disputa con gran trascendencia en el reinado de la futura Isabel II.
De una parte tendríamos a su propio hermano, Carlos María Isidro, que buscaría sus apoyos en los absolutistas. Por otro lado, la esposa del monarca, María Cristina, quien haría lo posible para defender los derechos sucesorios de su hija Isabel, buscando para ello el apoyo en los liberales, especialmente los moderados. Isabel asumía el trono como Isabel II, pero su tío no lo aceptaría y sería proclamado rey en diversas regiones de España.
Ideología y Apoyos del Carlismo
Los carlistas estiman que el tradicionalismo católico y la defensa de los intereses de la Iglesia deben ser una prioridad, en tanto que asumen que estos valores son los intrínsecos de la idea de España que tienen y defienden. Por otro lado, Carlos María Isidro se muestra defensor del foralismo, lo cual le granjeará importantes apoyos en el norte del país. Los liberales defendían reformas igualitarias y centralistas a nivel territorial, lo que ponía en peligro los fueros vascos y navarros, por lo que en esta zona el apoyo al carlismo será una constante. Asimismo, también lo será en las regiones de la antigua Corona de Aragón que verán una oportunidad para recobrar sus leyes diferenciales perdidas tras la Guerra de Sucesión Española.
La Primera Guerra Carlista (1833-1840)
La Primera Guerra Carlista fue un conflicto de una trascendencia sin igual, que no solo marcaría los primeros años del reinado de Isabel II, sino que más bien vendría a ser relevante para la totalidad de su tiempo en el trono.
Fases del Conflicto
- 1ª Etapa: Difusión del Carlismo. Se caracteriza por la difusión del carlismo por el norte de España, especialmente por las zonas más rurales. Aunque en un principio los carlistas actuarán siguiendo la guerra de guerrillas, poco a poco irán organizando un ejército que pondrá en jaque a los liberales. Esta fase culminará con la muerte de Zumalacárregui, uno de los generales más destacados de los carlistas en el sitio de Bilbao en 1835.
- 2ª Etapa: Las Expediciones. Comienzan las expediciones carlistas por el resto del territorio español, especialmente destacan la de los generales Cabrera y Gómez. Incluso el propio Carlos María Isidro tomará partido en las mismas tratando de asediar Madrid; sin embargo, la mayor parte de estos ataques culminan en un fracaso estrepitoso, marcando el principio del fin del bando carlista.
- 3ª Etapa: El Convenio de Vergara. Los carlistas comenzarán a perder territorios y, en paralelo, a dividirse internamente entre los apostólicos y los más moderados. Finalmente, la postura de los segundos terminaría plasmándose en el llamado Convenio de Vergara, que cristalizaría en el abrazo que se dieron los generales Espartero y Maroto. A través de este acuerdo se respetarían los fueros vascos y navarros y, además, se reintegrarían a las tropas carlistas en el ejército isabelino.
Consecuencias de la Guerra
Las consecuencias de la guerra fueron varias. Además, la Hacienda se vería tremendamente afectada por el conflicto, aumentándose la ya de por sí deficitaria situación del país. Por otro lado, los militares liberales pasarán a poseer una gran relevancia en la política española, en tanto que habían sido ellos los que defendieron a ultranza los derechos sucesorios de la reina Isabel.
Las Regencias (1833-1843)
Isabel accedió al trono con tan solo 3 años de edad, por lo que fueron necesarios varios gobiernos de regencia, a través de los cuales se dirigiría el reinado en su nombre. Será la madre de Isabel II, María Cristina, quien gobierne por su hija en los primeros años de su reinado. Pese a que teóricamente los liberales son los que apoyen a Isabel II, las intenciones de su madre no eran las de introducir grandes reformas liberales. De hecho, los primeros gobiernos de su regencia estarán caracterizados por el dominio de los moderados, así como personajes muy cercanos al absolutismo.
La Regencia de María Cristina (1833-1840)
Distinguimos tres etapas dentro del periodo de regencia de María Cristina:
- Primera etapa (Moderada inicial): Cuenta con personajes como Cea Bermúdez y Javier de Burgos, quien en 1833 elaboraría una división provincial que, con escasos cambios, se mantiene en la actualidad. La insuficiencia de las reformas, así como la presión de la guerra carlista, provocará que la regente llame a Martínez de la Rosa para conformar gobierno. Será en estos momentos cuando se elabore el Estatuto Real, una Carta Otorgada de carácter muy moderado y con la que María Cristina pretendía ganarse a los liberales, pero sin olvidar sus tendencias autoritarias. Además, no solo no se reconocía la soberanía nacional, sino que además no existía ni el reconocimiento de derechos fundamentales del individuo. También se conformaría la Milicia Nacional, un cuerpo armado conformado por la burguesía y las clases populares urbanas para oponerse a los carlistas.
- Segunda etapa (Progresista): La inestabilidad de gobiernos sería la constante. Será gracias al denominado Motín o Sublevación de la Granja que los liberales progresistas tomen el poder. En dicho pronunciamiento, un grupo de sargentos exigirán a la regente y su hija que jure la Constitución de 1812 hasta que se elabore otro texto constitucional. La difícil situación por la que atravesaba la Hacienda española le hizo llevar a cabo la Desamortización de los bienes eclesiásticos, es decir, procedió a su nacionalización para posteriormente ponerlos a la venta en subasta pública. Las razones de ello debemos encontrarlas tanto en las necesidades hacendísticas, como en el anticlericalismo de estos momentos, fruto del apoyo que la Iglesia le dará, en su mayoría, a la causa carlista. La ruptura entre el Estado y la Iglesia se mantendría hasta 1851. Este texto constitucional (la Constitución de 1837) será el ejemplo que tomen la mayor parte de las constituciones que se sucederán en España a partir de entonces. Si bien era de signo progresista, la guerra carlista hacía necesario un consenso con los moderados, por lo que lo aprobado distaba mucho de otros textos como la Constitución de 1812. En este documento se reconocía la soberanía nacional, aunque era compartida por la Corona y las Cortes.
- Tercera etapa (Moderada final): Será de dominio moderado, entre otras cosas porque las leyes realizadas le favorecían en gran manera. Esta norma terminaría por provocar la protesta de los progresistas, lo cual derivaría en la dimisión de María Cristina y en el inicio de la regencia de Espartero.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
El general Espartero había construido una gran fama al mando de las tropas isabelinas en el contexto de la Primera Guerra Carlista. Ello le granjeará la oportunidad de ser regente de la reina Isabel. Si bien Espartero era progresista, pronto encontraría problemas con estos, a la par que también lo haría con los moderados. Pronto otros militares empezarían la resistencia contra Espartero, siendo esencial la ejercida por Narváez que se pronunciaría en 1843 y lograría que Espartero dimitiera y decidiera exiliarse. El 10 de noviembre, con 13 años de edad, Isabel II era proclamada mayor de edad.
Además de la Primera Guerra Carlista, durante el reinado de Isabel II se dará una Segunda Guerra Carlista con motivo del matrimonio de la reina con otro hombre diferente al hijo de Carlos María Isidro.
El Panorama Político Durante el Reinado de Isabel II
Durante este periodo, el liberalismo se fragmentó en diversas corrientes:
- Moderados: Prefieren el sufragio censitario muy restringido, eran partidarios de limitar los derechos y suelen estar cercanos a las posturas de la Iglesia.
- Progresistas: Defienden la soberanía nacional, el sufragio más amplio, la limitación del poder de la Iglesia y unos derechos más amplios. Pretenden robustecer el poder local, establecer la Milicia Nacional y realizar proyectos de desamortización, lo que les acercan a las clases medias. Los progresistas alcanzaron el poder a través de pronunciamientos, pues nunca fueron llamados por la reina para formar gobierno.
- Unión Liberal: Pretendió ser un partido de centro al que se unieran miembros de los otros dos partidos liberales, el moderado y el progresista.
- Demócratas: Desconfiaban de las posibilidades del liberalismo para satisfacer los derechos de la mayoría de la población. Nació en el año 1849 como escisión de los progresistas bajo la influencia de los ideales democráticos propagados por Europa en las revoluciones de 1848.
- Republicanos: Igualmente, frente a la monarquía de Isabel II, aparecerán grupos republicanos que pensarán que la República es un sistema político más justo y racional.