La Revolución de 1868: El Inicio del Sexenio Revolucionario
En abril de 1868 moría Narváez, por lo que Isabel II se encontró sola ante la muerte del hombre fuerte del Partido Moderado. El 19 de septiembre de 1868 se produjo el levantamiento revolucionario conocido como «La Gloriosa», protagonizado por el almirante Juan Bautista Topete en Cádiz. Isabel II, días después de su derrota en la Batalla de Alcolea, partía hacia el exilio, abriéndose una nueva etapa en la historia de España: el Sexenio Revolucionario, que representó el intento de instaurar una verdadera democracia en España.
El Gobierno Provisional y la Constitución de 1869
Tras el triunfo de la revolución, el Gobierno Provisional presidido por Serrano promulgó una serie de decretos para satisfacer algunas demandas populares como la libertad de imprenta, el derecho de asociación y el sufragio universal, y convocó elecciones a Cortes Constituyentes en enero de 1869 por sufragio universal masculino (varones mayores de 25 años).
La victoria electoral fue para la coalición de progresistas (Prim, Sagasta, Ruiz Zorrilla) con 159 diputados, unionistas (Serrano, Ríos Rosas) con 69 diputados y un sector de los demócratas (demócratas monárquicos como Rivero, Martos…) con 20 diputados.
Esta coalición defendía un sistema monárquico liberal pero subordinado a la soberanía nacional y al sufragio universal. Sus apoyos sociales eran: la burguesía financiera e industrial, amplios sectores del ejército, profesionales liberales, intelectuales y las clases medias.
Pero también obtuvieron escaños dentro de estas Cortes cuatro importantes minorías:
- En la derecha, se encontraban los Carlistas (18 diputados) dirigidos por Nocedal, que aceptaban el juego parlamentario y se presentaban a las elecciones con un programa político que defendía el catolicismo y la monarquía tradicional. Fueron votados sobre todo en el País Vasco y Navarra.
- También en la derecha, estaban los Moderados (14 escaños) liderados por Cánovas del Castillo, defensores de la vuelta de Isabel II y posteriormente de su hijo Alfonso. (Isabel II, que murió en el exilio en 1904, había abdicado la corona en su hijo Alfonso en 1870). Los moderados contaban con el apoyo social de la burguesía terrateniente.
- A la izquierda, estaba el Partido Republicano Federal (Pi y Margall y Figueras) con 69 diputados. Este partido surgió de una escisión del Partido Demócrata. Eran partidarios de la República, la democracia, el Estado laico, las leyes protectoras de los trabajadores, reformas sociales profundas, la supresión de las quintas y la abolición de la esclavitud. Eran contrarios a la intervención del Ejército en la política. Además, defendían un Estado federal (federalismo) que fuera el resultado de un sistema libre de pactos entre los pueblos y las regiones que componían España. Sus apoyos sociales eran la pequeña burguesía, clases populares urbanas y el movimiento obrero y campesino, hasta que este fue atraído por las ideas anarquistas y socialistas.
- Junto a los republicanos federales estaban los Republicanos Unitarios (Emilio Castelar) con 2 escaños, que defendían la República, pero no querían un Estado federal sino centralizado, y mantenían posiciones políticas y sociales más conservadoras.
Las Cortes Constituyentes crearon una comisión parlamentaria encargada de redactar una nueva Constitución, la de 1869, que puede considerarse como la primera constitución democrática de la historia de España.
En ella se estableció:
- Una amplia declaración de derechos y libertades: derechos de manifestación, asociación y reunión; y libertad de enseñanza y religión (aunque el Estado debía mantener el culto católico).
- La soberanía nacional, de la que emanaban la legitimidad de la monarquía y de los tres poderes.
- La división de poderes:
- Poder legislativo: recaía en las Cortes bicamerales integradas por el Congreso (elegidos por sufragio universal masculino) y el Senado (elegidos por sufragio universal indirecto de segundo grado; además, los senadores debían pertenecer a alguna de las aristocracias: de sangre, Iglesia, ejército y administración).
- Poder judicial: recaía en los tribunales. Se proclama la independencia de los jueces, y para conseguirlo se crea el sistema de oposiciones a juez, acabando así con el nombramiento de estos por parte del gobierno.
- Poder ejecutivo: recaía en los ministros, elegidos por la Corona.
- El Estado se declara monárquico, pero el poder de hacer leyes recae exclusivamente en las Cortes; el rey tan solo las promulga y no puede vetarlas. Sus poderes, por tanto, quedan limitados.
- Los Ayuntamientos y Diputaciones Provinciales también serán elegidos por sufragio universal masculino.
- Las provincias de ultramar (Cuba y Puerto Rico) gozarán de los mismos derechos que las peninsulares, mientras que Filipinas quedaría gobernada por una ley especial.
En conclusión, la Constitución de 1869 creó un régimen liberal-democrático en el que podían participar todas las fuerzas políticas que habían realizado la Revolución de 1868, pero siempre dentro de un orden burgués. Proclamada la Constitución, las Cortes establecieron, mientras se encontraba al candidato idóneo para el trono español (un rey de talante democrático), una regencia que recayó en el general Serrano y Prim fue designado como jefe de gobierno. Ambos tuvieron que enfrentarse al descontento de los republicanos, a los carlistas y a una situación económica grave.
El Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)
Prim fue el encargado de buscar un nuevo rey para sustituir a los desacreditados Borbones en España, imponiéndose finalmente la candidatura de Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II y de gran talante democrático. Tres días antes de su llegada a España, el general Prim era asesinado, por lo que el nuevo monarca perdía a su valedor más fiel. Se instauró así un régimen plenamente democrático con un gobierno constituido por una coalición de unionistas, progresistas y demócratas, pero su corto reinado estuvo marcado por problemas económicos, la guerra en Cuba (Guerra de los Diez Años), la tercera guerra carlista (1872-1876), insurrecciones republicanas y la oposición de los moderados dirigidos por Cánovas del Castillo que defendían la restauración borbónica en la persona del príncipe Alfonso (futuro Alfonso XII).
La desintegración de la coalición gubernamental y la inestabilidad política llevaron finalmente a Amadeo I a renunciar al trono en febrero de 1873.
Liberal (Sagasta).
La Primera República Española (1873-1874)
La Proclamación de la República
La última etapa política del Sexenio Democrático fue la Primera República, que se proclamó en febrero de 1873 y fue derrocada por un golpe de Estado en enero de 1874.
La proclamación de la República fue la salida más fácil ante la renuncia de Amadeo de Saboya. Las Cortes se reunieron y proclamaron la República de forma mayoritaria (258 votos a favor y 32 en contra). Ahora bien, estos datos no reflejan un apoyo real a la nueva forma de gobierno, ya que gran parte de la cámara era monárquica y su voto republicano fue una estrategia para ganar tiempo y organizar el retorno de los Borbones al trono español. Así pues, la República nació con escasas posibilidades de éxito, lo que se evidenció en el rechazo internacional: solo Estados Unidos y Suiza reconocieron la República española.
El Partido Republicano Federal era un movimiento minoritario que carecía de experiencia de gobierno. Defendía la República, un Estado laico, la puesta en marcha de reformas sociales profundas, la supresión de las quintas y, sobre todo, un sistema federal formado por repúblicas o
Pero pronto los republicanos federales se dividieron en dos grupos:
- Los benévolos o Legales, liderados por Pi y Margall (prestigioso abogado catalán).
- Los Intransigentes, liderados por José María Orense (uno de los fundadores del Partido Demócrata en 1849).
- Junto a ellos, estaban los Republicanos unitarios, dirigidos por Emilio Castelar (abogado y catedrático de la Universidad Central de Madrid, nacido en Cádiz), que defendían la República, pero no querían un Estado federal sino centralizado y mantenían posiciones políticas y sociales más conservadoras.
Los Gobiernos de la Primera República
1.ª Etapa: Estanislao Figueras (Febrero-Junio 1873)
Figueras (republicano federal) fue elegido por las Cortes para presidir el nuevo gobierno, y contó para gobernar con los miembros de su partido y algunos republicanos unitarios.
La República había sido recibida con entusiasmo por las clases populares que creyeron que había llegado el momento de llevar a cabo cambios sociales profundos. Así, el nuevo gobierno debió enfrentarse a varias revueltas: los federales ocuparon los ayuntamientos de muchos municipios y organizaron Juntas Revolucionarias, en Andalucía se suceden revueltas campesinas que exigen el reparto de tierras, en Cataluña, el movimiento obrero reivindica la reducción de la jornada laboral, el aumento de los salarios y la implantación inmediata de un Estado federal, y en todas partes las masas populares reclamaban la abolición de los consumos y de las quintas (se llamaba a filas a un joven de cada cinco entre los 20 y 30 años, y el servicio podía ser de hasta 8 años, aunque lo normal era servir entre 2 o 3 años. Solo los más ricos se podían librar mediante un pago en metálico al Estado, llamado redención, o ser sustituido por otro, al que se le pagara por ello).
Sin embargo, un mes después el Gobierno Provisional disolvió estas juntas, reprimió las revueltas populares y convocó elecciones a Cortes Constituyentes. Las elecciones de mayo de 1873 fueron ganadas por mayoría aplastante por el Partido Republicano Federal (344 federales frente a 2 unitarios, 20 radicales y 7 constitucionalistas). Este triunfo republicano se explica porque el 60% del electorado se abstuvo.
Las Cortes se abrieron el 1 de junio de 1873 y se proclamó la República Democrática Federal. La presidencia quedó en manos de Estanislao Figueras, pero dimitió al cabo de unos días y fue sustituido por Pi y Margall.
2.ª Etapa: El Gobierno de Pi y Margall (Junio-Julio 1873)
El propósito de Pi y Margall era emprender grandes reformas: una constitución federal, separación Iglesia-Estado, concesión de independencia de las colonias, una legislación social (enseñanza, quintas, trabajo, reforma fiscal, consumos…).
El nuevo gobierno elaboró el proyecto de Constitución de 1873, cuyos principales artículos establecían:
- Establecimiento de un Estado no centralista: división de España en 15 estados federales, más Cuba y Puerto Rico. Cada uno de ellos tendría su propia constitución, compatible con la del Estado federal, y competencias o autonomía en materia de industria, impuestos, obras públicas y enseñanza.
- La República tendría un Presidente que tendría la función de mantener el equilibrio entre el poder central y el poder federal. El poder emanaba de tres niveles: municipios, Estados regionales y Estado federal. Sin embargo, esta estructura no llegó a hacerse realidad como consecuencia del movimiento cantonalista y anarquista, que hicieron imposible la tarea de gobierno.
- Otros aspectos que aparecían en esta constitución, y que eran similares a la de 1869 eran: Cortes bicamerales (Congreso y Senado), libertad de culto, separación Iglesia-Estado, amplios derechos y libertades…
También se decretó una legislación laboral (prohibición del trabajo a niños menores de 10 años, jornadas de 8 horas para jóvenes de 14 a 17 años, la obligación de las fábricas con más de 80 trabajadores de crear escuelas de primaria para los hijos de los obreros, la creación de jurados mixtos formados por obreros y patronos encargados de vigilar el cumplimiento de estas normas…).
Sin embargo, la Constitución republicana de 1873 se quedó en proyecto, y durante el período que duró la República la Constitución que estuvo vigente fue la de 1869.
Durante el gobierno de Pi y Margall, la República se vio lastrada por dos problemas: el Carlismo, que se expandió por Cataluña, País Vasco y Navarra, y el Cantonalismo.
La sublevación cantonal fue el conflicto más grave que se produjo durante el breve periodo de la República. El cantonalismo fue un fenómeno complejo en el que se mezclaron las aspiraciones autonomistas defendidas por los republicanos federales intransigentes (Estado federal ‘desde abajo’) con las aspiraciones de revolución social inspiradas en las ideas internacionalistas (AIT).
La proclamación de cantones o repúblicas independientes, con sus gobiernos autónomos y su propia legislación, fue la consecuencia de aplicar de forma radical la estructura federal ‘desde abajo’.
En las zonas con fuerte implantación republicana, la población, radicalizada por las ideas anarquistas de revolución, se alzó en cantones independientes (sobre todo en Andalucía y Levante). En el mes de julio se proclamaron los cantones de Sevilla, Cádiz, Córdoba, Utrera, Bailén, Málaga, Andújar, Tarifa, Algeciras, Castellón, Cartagena, Valencia, Alicante, Salamanca… Los protagonistas de estos movimientos cantonalistas fueron artesanos, pequeños comerciantes (tenderos) y asalariados, dirigidos por los federales intransigentes.
El presidente Pi y Margall se opuso a sofocar la revuelta por las armas y dimitió, siendo sustituido por Nicolás Salmerón, que dio por acabada la política de negociación con los cantones y se dispuso a acabar con ellos mediante la intervención militar.
3.ª Etapa: La República del Orden. Nicolás Salmerón (Julio-Septiembre 1873)
Este republicano unitario envió a dos generales a sofocar el movimiento cantonal: el general Pavía a Andalucía y el general Martínez Campos al Levante. Pero en septiembre el propio Salmerón dimitió por oponerse al restablecimiento de la pena de muerte, negándose por tanto a firmar penas de muerte contra los líderes cantonalistas.
4.ª Etapa: Gobierno de Emilio Castelar (Septiembre 1873-Enero 1874)
El republicano unitario Emilio Castelar es nombrado presidente y a partir de ese momento la República dio un claro vuelco hacia la derecha: incrementó la represión cantonalista, declaró el federalismo fuera de la ley y suspendió las Cortes por tres meses.
Castelar obtiene poderes extraordinarios: gobierna por decretos, recurre de nuevo a las quintas para acabar con la Guerra Carlista, disuelve la Milicia Nacional (‘Voluntarios de la República’) y acaba con los últimos reductos del cantonalismo (Málaga y Cartagena).
En diciembre de 1873, un sector importante de los diputados (Figueras, Pi y Margall) llegaron al acuerdo de plantear una moción de censura al gobierno Castelar para forzar su dimisión.
El 3 de enero se reabrieron las Cortes y el gobierno de Castelar perdió la moción de confianza (120 votos contra 100), por lo que parecía inminente la formación de un gobierno de izquierda. Al conocer este hecho, el general Manuel Pavía (Capitán General de Castilla la Nueva) exigió la disolución de las Cortes republicanas, pero ante la negativa de los diputados, invadió el hemiciclo con fuerzas de la Guardia Civil, impidiendo la vuelta de los federalistas al gobierno. Apenas hubo resistencia, ni política ni popular, lo que demuestra la debilidad de la República (excesiva para unos y demasiado tibia para otros).
En conclusión, la Primera República Española fue un auténtico fracaso debido a:
- La falta de una auténtica tradición republicana en el país.
- Los planteamientos radicales y revolucionarios de los campesinos, los dirigentes de la Primera Internacional y los federalistas.
- La hostilidad de los grupos monárquicos, burgueses, la aristocracia terrateniente, los sectores industriales y el clero.
Tras el golpe de Estado, el gobierno pasó a manos de una coalición de unionistas y progresistas encabezada por Serrano, que intentó estabilizar un régimen republicano conservador. Serrano disolvió las Cortes, ilegalizó la AIT en España, persiguió a los federalistas intransigentes y creó un ejército para luchar contra los carlistas (sin resultados positivos).
Poco a poco, cobra fuerza el Partido Alfonsino, liderado por Cánovas del Castillo, que defendía la restauración de los Borbones en la figura del hijo de Isabel II: el futuro Alfonso XII.
El 1 de diciembre de 1874, el príncipe Alfonso firmó un manifiesto (Manifiesto de Sandhurst), redactado por Cánovas del Castillo, que sintetizaba el programa de la nueva monarquía alfonsina: un régimen monárquico, conservador y católico, que defendería el orden y el sistema político liberal.
El 29 de diciembre, el general Martínez Campos dio un golpe militar en Sagunto, proclamando rey de España a Alfonso XII. Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración, junto con Sagasta instauraron un régimen liberal basado en el turno pacífico de dos partidos: el Partido Conservador (Cánovas) y el Partido Liberal (Sagasta).