Historia de España: Al-Ándalus y la Monarquía de los Austrias (Siglos VIII-XVII)

Monarquía Hispánica: Los Austrias Mayores (Siglos XVI)

Carlos I de España y V de Alemania (1516-1556)

Carlos I de España y V de Alemania, hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, heredó un vasto imperio. Tras la muerte de su padre y la incapacidad de su madre para reinar, heredó los territorios de su padre: el Franco Condado y los Países Bajos. A la muerte de su madre, heredó todos sus territorios: Castilla, Aragón, Navarra y ciertas posesiones en Italia, el norte de África y América. Fue proclamado rey en 1516 y, tres años más tarde, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Intentó desarrollar una monarquía integradora de todos los territorios, basada en un ideal de monarquía universal, es decir, un único rey de toda Europa, cuya unidad religiosa debía ser el cristianismo.

Sin embargo, su llegada a España junto a sus asesores flamencos provocó problemas internos, ya que el pueblo percibía que al rey no le interesaban los asuntos hispanos. Carlos tuvo que marcharse a Francia y, en su ausencia, dejó a su consejero Adriano de Utrecht al mando de la península. Este se adueñó y aprovechó del gobierno español, provocando así dos rebeliones:

  • La Rebelión de las Comunidades (1520-1521): Se inició en las ciudades a causa del mal gobierno de los flamencos. Los comuneros buscaban una mayor participación en el gobierno, pero fueron derrotados en Villalar. Esta derrota fortaleció a la nobleza.
  • La Rebelión de las Germanías (1521-1522): Estalló en Valencia. La población que había huido a las ciudades quería volver al campo, pero los moriscos, quienes ahora se hacían cargo de esos trabajos, no les permitían regresar. Esto hizo que el emperador se interesara por los asuntos hispanos.

Fracaso del Ideal de Monarquía Universal y Unidad Religiosa

El fracaso de este ideal se debió, en parte, a la corte itinerante que se estableció en Toledo. Tras la derrota de los comuneros, quienes rechazaban la política imperial, la ciudad se convirtió en sede del Imperio.

Conflictos con Francia y el Imperio Otomano

Se buscaba expulsar a Francia de Italia. Tras la victoria de Pavía en 1525, se saqueó Roma en 1527 debido a la alianza del papa Clemente VII con Francia. Se firmó la Paz de Cambrai o de las Damas en 1529, que restableció la situación previa a la guerra. El Ducado de Milán pasó a constituir una pieza más de la monarquía. Sin embargo, la paz definitiva sería la Paz de Cateau-Cambrésis en 1559, ya durante el reinado de Felipe II.

Por otra parte, el Imperio Otomano amenazaba en los Balcanes y existía una gran red de piratería en el Mediterráneo. Se logró conquistar Túnez en 1535, pero se perdió Argel en 1541. No obstante, el problema no se solucionaría de forma definitiva.

La Reforma Protestante

Uno de los principales problemas a los que tuvo que hacer frente el rey fue la doctrina que había propagado Martín Lutero. El emperador deseaba mantener la unidad católica y evitar la ruptura con los protestantes. Se unió a la condena del Edicto de Worms en 1521 y luchó contra la Liga de Smalkalda, formada por los Estados luteranos del Sacro Imperio. El papa convocó en 1545 el Concilio de Trento con la idea de poner fin al conflicto. Sin embargo, el emperador atacó a los luteranos, venciéndolos en la Batalla de Mühlberg en 1547, y finalmente se proclamó la Paz de Augsburgo en 1555.

En 1556, abatido por la muerte de su madre, Carlos I se retira y divide su reino en dos: el Imperio para su hermano Fernando y los reinos de Castilla para su hijo Felipe.

Felipe II (1556-1598)

Felipe II buscó mantener el catolicismo y la hegemonía dinástica en Europa. Centralizó el gobierno en Madrid, donde ordenó construir el Monasterio de El Escorial. No viajó mucho, excepto entre 1580 y 1583, cuando estuvo en Lisboa. Tuvo una compleja administración, al gobernar numerosos reinos dispersos, y mantuvo un ejército permanente, con el rey a la cabeza de ambas estructuras.

Conflictos Internos

  • Sublevación Morisca (1568-1570): Se originó por la supuesta colaboración de los moriscos con piratas berberiscos. Tras una brutal represión, fueron perseguidos y expulsados.
  • Sublevación de Aragón (1591): El choque con el Justicia de Aragón y el régimen foral aragonés contribuyó a la creación de la Leyenda Negra y al incremento del bandolerismo.

Política Exterior

  • Guerra contra Francia: Para la defensa de la catolicidad. Tras las victorias de San Quintín (1557) y Gravelinas (1558), se firmó definitivamente la Paz de Cateau-Cambrésis (1559).
  • Rebelión de Flandes (Países Bajos): Iniciada en 1566 por problemas políticos y religiosos, impulsada por la expansión del calvinismo. El Duque de Alba intentó sofocarla, y en 1579, Alejandro Farnesio logró recuperar parte del territorio. Sin embargo, la rebelión de los Países Bajos no se resolvió completamente, y las Provincias Unidas del Norte finalmente consiguieron su independencia.
  • Conflictos con Inglaterra: Motivados por el apoyo inglés a los protestantes de los Países Bajos y el hostigamiento a los dominios españoles en América. La piratería inglesa se intensificó en las rutas y posesiones americanas. El intento de invadir Inglaterra con la Armada Invencible en 1588 fracasó, ya que la flota ni siquiera llegó a tierras inglesas de forma efectiva.
  • Amenaza Otomana: El Imperio Otomano continuaba intentando expandirse por el Mediterráneo. Para defenderlo, se formó la Liga Santa, que unió a Venecia, el Papado y España. Los turcos fueron derrotados en la Batalla de Lepanto en 1571. Esta victoria frenó su avance, pero no los detuvo por completo.
  • Unión con Portugal (1580): Felipe II unió el reino de Portugal a la Monarquía Hispánica en 1580, tras hacer valer sus derechos dinásticos y recibir el apoyo de la nobleza portuguesa.

Organización Institucional de los Austrias

La Monarquía Hispánica bajo los Austrias se basaba en una monarquía autoritaria y centralizada, aunque con una notable descentralización en la base. Su sistema era polisinodial, es decir, se articulaba a través de una red de consejos:

  • Consejos Territoriales: Como los de Castilla, Aragón, Flandes, Indias (América), etc.
  • Consejos Temáticos o de Estado: Como el de Hacienda, la Inquisición, las Órdenes Militares, etc.

Las Cortes fueron perdiendo importancia, aunque las de Aragón mantuvieron un peso considerable, especialmente durante el periodo de los Austrias Menores. Era común la venalidad de cargos, sobre todo en el ámbito municipal.

Economía y Sociedad en la Monarquía Hispánica

Economía

La economía, en expansión, se basó en:

  • Agricultura: Expansión de cereales y viñedos.
  • Ganadería: Continuidad de la Mesta y la trashumancia, centrada en la ganadería lanar.
  • Artesanía: Destacaron los paños de Segovia, la siderurgia vasca y la fabricación de armas.
  • Comercio y Finanzas: La llegada de metales preciosos de América provocó una gran inflación (revolución de los precios), pero el oro y la plata americanos permitieron contrarrestar el déficit del reino y evitar la bancarrota. Se observó el declive de las Ferias de Medina del Campo.

Sociedad

La sociedad presentaba una marcada jerarquía estamental:

  • En la cúspide se encontraba la alta nobleza.
  • La población urbana enriquecida aspiraba a acceder a la hidalguía.
  • Existía una obsesión por la limpieza de sangre, lo que implicaba casarse solo con personas de la misma religión y, en caso contrario, llevar a los sospechosos ante la Inquisición.

Cultura y Arte del Siglo XVI

El siglo XVI fue un periodo de esplendor cultural y artístico:

  • Educación y Ciencia: Destacaron las universidades de Alcalá de Henares y Valencia. Hubo un gran avance en ciencias como las matemáticas, la anatomía y la cartografía.
  • Religión y Contrarreforma: Se defendió el catolicismo, y figuras como Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz y San Ignacio de Loyola, aunque influyentes, también fueron objeto de escrutinio por la Inquisición.
  • Arte Renacentista: Destacaron arquitectos como Juan de Herrera (constructor de El Escorial), escultores como Alonso Berruguete, pintores como Luis de Morales y, por supuesto, la obra de El Greco.

Siglo XVII: La Crisis de la Monarquía de los Austrias

Durante el siglo XVII, se produjo la progresiva pérdida de la hegemonía española en Europa, que había caracterizado el siglo XVI. En 1598, tras la muerte de Felipe II, su hijo Felipe III le sucedió en el trono. El nuevo rey, poco interesado en las tareas de gobierno, dejó todos los asuntos de Estado en manos de un valido, una especie de ministro principal que contaba con la plena confianza del monarca. Este cargo lo asumió el Duque de Lerma.

Felipe III (1598-1621)

Política Interior

La política interior estuvo caracterizada por dos cuestiones relevantes:

  • Crisis Financiera: Provocada por las guerras anteriores, las deudas acumuladas y los elevados gastos de la corte. En 1607, la Hacienda Real se declaró en bancarrota. Aunque el gobierno de Felipe III implementó reformas, no se logró reducir significativamente los gastos.
  • Expulsión de los Moriscos (1609): Motivada por la búsqueda de uniformidad religiosa y las supuestas colaboraciones con berberiscos y turcos. Las consecuencias fueron muy graves para territorios como Valencia o Aragón, que quedaron prácticamente despoblados.

Política Exterior: La Pax Hispánica

La política exterior de Felipe III, a diferencia de sus predecesores, puede considerarse pacifista. De hecho, este reinado es conocido como la Pax Hispánica. Debido a los graves problemas económicos, mantener tantos frentes de lucha habría supuesto la ruina total de la monarquía. Por tanto, se firmaron importantes acuerdos:

  • Paz de Londres (1604): Con Inglaterra.
  • Tregua de los Doce Años (1609): Con las Provincias Unidas.
  • Se establecieron enlaces matrimoniales con Francia.

No obstante, continuaron los conflictos con los turcos en el Mediterráneo.

Felipe IV (1621-1665)

En 1621, Felipe IV subió al trono, nombrando como valido al Conde-Duque de Olivares.

Política Exterior

La política exterior de este reinado se caracterizó por su agresividad y el intento de recuperar el prestigio perdido en Europa:

  • Guerra de los Treinta Años (1618-1648): España intervino como aliada de los Austrias alemanes en su lucha contra los príncipes protestantes germanos.
  • Reanudación de la Guerra con las Provincias Unidas: Tras expirar la tregua acordada.

Las victorias iniciales del bando católico hicieron temer a Francia que la Monarquía Hispánica alcanzase la hegemonía completa, por lo que intervino junto a los protestantes. Esta intervención fue decisiva, y España sufrió importantes derrotas en la Batalla de las Dunas (1639) y en la Batalla de Rocroi (1643).

La guerra con Francia no concluyó hasta 1659 con la Paz de los Pirineos, en la que Francia obtuvo:

  • Parte de Cataluña (Rosellón y Cerdaña).
  • Plazas fortificadas en Flandes y Luxemburgo.
  • Concesiones comerciales en América.

Por otro lado, los conflictos con las Provincias Unidas terminaron cuando España aceptó su independencia mediante la Paz de Westfalia (1648).

Otro objetivo constante fue la defensa del tráfico marítimo con América, frecuentemente interrumpido por ataques piratas ingleses y holandeses.

Política Interior

La política interior se centró en el intento de sanear la Hacienda Real a través de reformas financieras. Sin embargo, los problemas no se solucionaron, lo que llevó a una nueva bancarrota en 1627. Hasta entonces, Castilla había soportado el principal esfuerzo financiero, pero las enormes necesidades económicas se hicieron insostenibles.

Por ello, en 1625, Olivares planteó la Unión de Armas, un proyecto que consistía en la creación de un ejército permanente sostenido por todos los reinos de la Monarquía Hispánica. Este proyecto tuvo una mala acogida por parte de Cataluña y Portugal:

  • Revuelta de Cataluña (1640-1652): En Cataluña se produjo el llamado Corpus de Sangre (1640), en el que fue asesinado el virrey. La prolongación del conflicto favoreció la rendición de Barcelona en 1652.
  • Independencia de Portugal (1640): Aprovechando la revuelta catalana, el Duque de Braganza se proclamó rey de Portugal en 1640. Felipe IV no consiguió recuperar Portugal, y la independencia portuguesa se consolidó.

Carlos II (1665-1700)

Carlos II sucedió a su padre Felipe IV en 1665, siendo aún un niño, por lo que su madre, Mariana de Austria, ejerció como regente.

Política Interior

El reinado de Carlos II estuvo marcado por su personalidad enfermiza y débil. El poder del Estado se fue diluyendo, lo que fue aprovechado por la aristocracia y la Iglesia para ampliar sus privilegios. Además, se produjeron varias revueltas sociales:

  • En Valencia estalló la Segunda Germanía.
  • En Madrid se produjo el Motín de los Gatos.

Política Exterior y Problema Sucesorio

En la política exterior, los conflictos más graves tuvieron lugar contra Francia. Como consecuencia, España cedió a Francia el Franco Condado en 1678 (Paz de Nimega).

Sin embargo, el problema más importante fue el sucesorio. El rey no había tenido descendencia, por lo que tuvo que buscar un heredero en el exterior. Los dos principales candidatos fueron:

  • Felipe de Borbón: Candidato francés (futuro Felipe V).
  • Carlos de Austria: Candidato de la rama austriaca de los Habsburgo.

Tras fuertes presiones por ambos bandos, Carlos II dejó como heredero a Felipe de Borbón, buscando el apoyo de Francia. Se inició así en España una nueva dinastía, los Borbones, lo que desencadenaría la Guerra de Sucesión Española.

El Siglo de Oro Español (Siglos XVI y XVII)

Aunque el siglo XVII fue una etapa de crisis política y económica para España, desde el punto de vista cultural fue un periodo de esplendor. Durante los siglos XVI y XVII se desarrolló un nivel tan alto de producción intelectual y artística que fueron denominados los Siglos de Oro de la cultura española.

  • El siglo XVI estuvo regido por el Humanismo y el Renacimiento.
  • En el siglo XVII dominó el Barroco, con figuras literarias tan importantes como Miguel de Cervantes, y en pintura, destacó especialmente Diego Velázquez.

Al-Ándalus

La Conquista Musulmana de la Península Ibérica (711-716)

La conquista musulmana de la península ibérica se extendió de 711 a 716. Tras la inestabilidad y crisis del reino visigodo, las tropas musulmanas fueron conquistando el sur de la península. Cuando Táriq ibn Ziyad derrotó al monarca visigodo Rodrigo en la Batalla de Guadalete en 711, en solo cinco años lograron hacerse con casi toda la península, sin apenas recibir resistencia significativa, excepto en los Pirineos y en la región cántabra. El objetivo era expandir la religión musulmana por toda la península, lo que se consiguió en gran medida gracias a los pactos de capitulación, que sometían a la población indígena a cambio de mantener sus señoríos y su religión.

Etapas del Dominio Musulmán en Al-Ándalus

Emirato Dependiente (716-756)

Córdoba se convirtió en la capital, y el territorio estaba regido por un emir que dependía del califa de Damasco. El primer emir fue Abd al-Aziz, quien continuó la expansión hacia el norte y el sur de la Galia. Tras su asesinato, surgieron conflictos entre la aristocracia árabe (compuesta por qaysíes y yemeníes) y los bereberes. La derrota de Poitiers (732) frente a los francos puso fin a las expediciones por el sur de la Galia. El gobierno se enfrentó a problemas de recaudación fiscal (debido a las quejas de los bereberes), distribución de tierras y el cambio de dinastía.

Emirato Independiente (756-929)

A mediados del siglo VIII, tras la eliminación de los Omeyas por la revolución abasí, un miembro de la familia, Abderramán I, se estableció en Al-Ándalus, creando el Emirato Independiente. El emir ejercía el poder político y militar, aunque aceptaba la autoridad religiosa del califa abasí. Logró controlar ciudades importantes como Sevilla, Toledo, Mérida y Zaragoza. Se implantaron las aceifas, expediciones militares de castigo contra los reinos cristianos del norte. En cuanto a la organización del Estado, se mejoró la administración y la recaudación de impuestos, y se creó un ejército permanente de mercenarios. También se produjeron conflictos entre el poder central y los gobernadores de las marcas, además de problemas con los muladíes y mozárabes, y un empeoramiento de las relaciones con los reinos cristianos y con el norte de África. Destacaron emires como Hisham I y Al-Hakam I.

Califato de Córdoba (929-1031)

Abderramán III decidió proclamarse califa, lo que significaba asumir el poder absoluto religioso, político y militar. Logró pacificar Al-Ándalus y contener a los reinos cristianos del norte. Se fortaleció la estructura del Estado y ordenó la construcción de Medina Azahara como centro de reorganización fiscal y centralización del poder.

La organización jerárquica del Estado califal incluía:

  • El Háyib (primer ministro o primer mando).
  • Por debajo, los visires.
  • La nobleza de palacio, con estrecha relación con el califa.

Se creó un poderoso ejército de mercenarios, influenciado por el Magreb, que contribuyó a establecer un protectorado omeya en la zona. Su sucesor, Al-Hakam II, consolidó el califato como el principal centro de poder político y cultural de la península y del occidente europeo.

En las últimas décadas del siglo X, el poder real fue ejercido por Almanzor (Muhammad ibn Abi Amir), quien controlaba a los califas. Creó un nuevo ejército compuesto principalmente por bereberes y mercenarios, y lanzó numerosas campañas militares (razias) contra los reinos cristianos, destacando el ataque a Santiago de Compostela. Tras su muerte, Al-Ándalus quedó dividido en un mosaico de pequeños reinos, conocidos como Taifas, debido a las luchas internas entre bereberes, árabes, andalusíes y eslavos.

Reinos de Taifas y las Invasiones Norteafricanas

Tras la fragmentación del califato en divisiones étnicas y políticas, se produjeron enfrentamientos internos en los que algunos reinos de taifas pidieron ayuda a los reinos cristianos del norte a cambio de pagos (parias). Los cristianos, ya asentados en el norte, comenzaron a expandirse por el interior de la península.

  • Primeros Reinos de Taifas (siglo XI): Ante el avance cristiano, los musulmanes hispanos pidieron ayuda a los Almorávides, un imperio bereber del norte de África. Estos unificaron Al-Ándalus y lograron frenar temporalmente la conquista cristiana por la Meseta sur. Durante este periodo, El Cid conquistó Valencia en 1094. Sin embargo, a principios del siglo XII, los almorávides se debilitaron y perdieron territorios como Zaragoza y Córdoba debido a las conquistas cristianas y a las revueltas internas por la subida de impuestos.
  • Segundos Reinos de Taifas (siglo XII) y Almohades: El territorio fue unificado nuevamente por los Almohades, otro imperio bereber. Lograron frenar el avance cristiano hacia el sur, pero finalmente fueron derrotados por Alfonso VIII de Castilla en la decisiva Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, lo que marcó el inicio de la rápida pérdida de territorios como Córdoba.
  • Terceros Reinos de Taifas (siglo XIII) y Benimerines: Tras la derrota almohade, surgieron nuevos reinos de taifas. Los Benimerines, otra dinastía norteafricana, intervinieron en la península, pero su protagonismo fue menor y no lograron revertir el avance cristiano.

De nuevo, el territorio musulmán se dividió, lo que facilitó el avance cristiano. Finalmente, solo quedó el Reino Nazarí de Granada, que subsistió hasta finales del siglo XV.

El Reino Nazarí de Granada (1238-1492)

El Reino Nazarí de Granada se reorganizó en torno a la dinastía Banu Nasr, que logró mantenerse gracias a una hábil gestión diplomática y a la cohesión interna del territorio. Recibió a numerosos emigrantes musulmanes de otros reinos peninsulares que buscaban refugio tras las conquistas cristianas.

Tuvo una época de esplendor en el siglo XIV, especialmente gracias a Yusuf I, quien pactó la paz con Castilla. Sin embargo, al inicio del siglo XV, comenzó a debilitarse y a perder territorios tras la unión de las Coronas de Castilla y Aragón.

Finalmente, se firmó el Pacto de Santa Fe (1491), que puso fin a las guerras entre los Reyes Católicos y Boabdil, el último rey nazarí. En este pacto, los monarcas cristianos garantizaban una serie de derechos a los musulmanes, incluida la tolerancia religiosa, a cambio de la entrega de Granada. Así, en 1492, Granada fue entregada a los Reyes Católicos, poniendo fin a la presencia musulmana en la península ibérica.

Organización del Estado Musulmán en Al-Ándalus

Administración y Gobierno

El Estado musulmán estaba compuesto por:

  • El Emir o Califa como principal autoridad.
  • El Háyib (primer ministro).
  • Los Divanes (ministerios).

Ámbito Judicial

En el ámbito judicial, los Cadíes (jueces) aplicaban la ley islámica (Sharia), que contenía textos religiosos. Existía una escuela malikí, donde se interpretaba el sunismo, la rama mayoritaria del islam, a partir de los textos islámicos.

Ejército

El ejército estaba compuesto por mercenarios extranjeros, junto con un reclutamiento de voluntarios o de personas obligadas al servicio militar.

Economía de Al-Ándalus

Hacienda y Fiscalidad

La Hacienda recogía diversos impuestos:

  • La limosna legal (zakat).
  • El impuesto sobre la tierra (jaray), donde los cristianos conservaban sus tierras a cambio de entregar una parte de la cosecha al reino.
  • Impuestos extraordinarios.

Sectores Económicos

  • Sector Primario:
    • Agricultura: Incorporó grandes avances como el regadío. Se mantuvo la trilogía mediterránea (vid, olivo y trigo) y se introdujeron nuevos cultivos como el arroz, la caña de azúcar, los cítricos y el gusano de seda.
    • Ganadería: Los ganados principales eran el ovino, caprino y caballar.
    • Minería: Seguía siendo muy importante, obteniéndose principalmente oro, plata, cobre y hierro.
  • Sector Secundario (Artesanía): Destacó la actividad artesanal, incluyendo tejidos de seda o lino, cuero, la fabricación de vidrio y cerámica, y la construcción de armas.
  • Sector Terciario (Comercio): Se desarrolló una extensa red de transportes. Los mercados tenían lugar en los zocos. La moneda podía ser de oro (dinar) o de plata (dírhem). Se exportaban artículos de lujo y productos agrarios.

Sociedad de Al-Ándalus

La sociedad de Al-Ándalus era compleja y estratificada:

  • La minoría dominante eran los árabes.
  • La mayoría de la población era bereber.
  • También estaban los muladíes, que eran hispanovisigodos convertidos al islam.
  • Por último, los mozárabes (cristianos que vivían bajo dominio musulmán) y los judíos, que gozaban de libertad de culto a cambio del pago de un impuesto especial (la yizya).
  • Los esclavos carecían de derechos.

Ciudades, Cultura y Arte en Al-Ándalus

Ciudades

Ciudades preexistentes como Córdoba, Sevilla, Mérida y Toledo fueron rehabilitadas, y se crearon nuevas como Badajoz, Tudela y Murcia. Las ciudades andalusíes tenían varias partes:

  • La mezquita (lugar de culto).
  • El zoco (centro comercial).
  • La medina (núcleo urbano principal).
  • Los arrabales (barrios extramuros).

Aunque la convivencia entre las diferentes comunidades era compleja y a veces se producían enfrentamientos, las ciudades fueron centros de gran dinamismo.

Cultura y Arte

Al-Ándalus experimentó un gran desarrollo cultural y científico. El arte andalusí, aunque original, a menudo utilizaba materiales modestos. Las dos construcciones más destacadas del arte islámico en la península son:

  • La Mezquita de Córdoba.
  • La Alhambra de Granada (ejemplo del arte nazarí).