Historia de España (1868-1898): Sexenio Democrático, Restauración Canovista y Crisis del 98

El Sexenio Democrático (1868-1874)

El Sexenio Democrático (1868-1874), iniciado por la Revolución Gloriosa, puso fin al reinado de Isabel II por motivos políticos, económicos y sociales.

En 1868, el general Prim (progresista), junto a Topete y Serrano, realizaron un pronunciamiento en Cádiz. El manifiesto, titulado “España con Honra”, criticaba el reinado de Isabel II y solicitaba un gobierno provisional con mayores derechos democráticos y la supresión de los impuestos de consumo y las quintas.

La Reina se marchó de España el 30 de septiembre de 1868 tras la derrota en la Batalla de Alcolea, dando inicio al Sexenio Democrático (SD) con diferentes etapas:

Etapas del Sexenio Democrático

  1. Formación del Gobierno Provisional (1868-1869): Presidido por Serrano (unionista) y con Prim (progresista) como figura clave. Se tomaron medidas como la disolución de las juntas locales y la expulsión de los jesuitas. Surgieron dos facciones principales: los que apoyaban al gobierno si respetaba la democracia y los republicanos.
  2. La Regencia de Serrano (1869-1871): Con Prim al mando del gobierno, se enfrentaron a varios problemas (conflicto social, Guerra de los Diez Años en Cuba). Se buscó un rey, que fue Amadeo I de Saboya (1871-1873). Su reinado no se consolidó debido al asesinato de Prim, la falta de apoyo y las divisiones sociales. El rey abdicó.
  3. La Primera República (1873-1874): Pasaron cuatro presidentes en un año:
    • Figueras (República Unitaria): Buscó crear una nueva constitución con las Cortes Constituyentes. Se enfrentó a la crisis de Hacienda, la cuestión cubana y la Tercera Guerra Carlista (3GC).
    • Pi i Margall (Republicano Demócrata Federal): Se enfrentó a la división entre federales y centralistas. Al no poder resolverlo, fue sustituido.
    • Salmerón: Intentó detener los problemas por la fuerza, dando un giro a la derecha. Dimitió por negarse a firmar la pena de muerte contra los revolucionarios.
    • Castelar: Gobernó de forma autoritaria. Intentó disolver las Cortes, pero los republicanos le obligaron a no hacerlo y lo forzaron a dimitir.

En enero de 1874, Pavía dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes de la República, volviendo Serrano a ser el gobernador de forma autoritaria. Cánovas, líder del Partido Alfonsino, preparaba la vuelta de Alfonso XII, pero tras el pronunciamiento de Sagunto del general Martínez Campos, Alfonso entró como rey de España, poniendo fin a la República y dando paso a la Restauración.

La Restauración Borbónica y el Sistema Canovista

7.1. Cánovas del Castillo y la Constitución de 1876

La Restauración comienza con el regreso de la monarquía en la figura del rey Alfonso XII, tras el fin del Sexenio Revolucionario y el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto. Se diferencian dos etapas: el Reinado de Alfonso XII (1878-1885) y la Regencia de María Cristina (1885-1902).

Tras la inestabilidad que supuso el Sexenio Democrático, la burguesía se posicionó al lado de los conservadores para restablecer el orden y la estabilidad.

Cánovas del Castillo fue la gran figura política que preparó la vuelta del rey, presentándolo como la mejor opción en el Manifiesto de Sandhurst. En este documento, se afirmaba que el rey deseaba una monarquía constitucional, que pondría orden al caos y que defendería el liberalismo y el catolicismo. Cánovas buscaba evitar un pronunciamiento militar, pero estos se adelantaron con el golpe de Martínez Campos en Sagunto (1874), forzando la vuelta del rey.

Bases del Sistema Canovista

Cánovas diseñó el nuevo sistema político buscando una estabilidad inspirada en el modelo inglés. Este sistema se basó en tres pilares fundamentales:

  • Soberanía compartida entre Rey y Cortes.
  • Bipartidismo mediante el turnismo.
  • Una Constitución moderada (1876).
  • Un sistema político civil, donde los militares carecían de poder.

El turnismo se basaba en la alternancia de dos partidos dinásticos:

  • Partido Conservador (Cánovas): Heredero de moderados, unionistas y católicos. Apoyado por la burguesía financiera y la aristocracia.
  • Partido Liberal (Sagasta): Heredero de progresistas, demócratas y republicanos moderados. Apoyado por la burguesía industrial y el comercio.

Para garantizar esta alternancia, se utilizaba el encasillado, un proceso por el cual el rey disolvía las Cortes y se convocaban elecciones, cuyos resultados eran manipulados mediante la compra de votos, amenazas y fraude electoral, conocido popularmente como el pucherazo.

La Constitución de 1876

La Constitución de 1876 fue necesaria para legitimar el régimen. Sus características principales fueron:

  • Establecimiento de la soberanía compartida (Rey-Cortes).
  • El poder legislativo recaía en el Rey y las Cortes bicamerales. El ejecutivo en el Rey y el judicial en los tribunales (sin una estricta división de poderes).
  • Se reconocían derechos y libertades.
  • El catolicismo se establecía como religión oficial del Estado.
  • La elección de Cortes se realizaba por sufragio (aunque inicialmente censitario, luego universal masculino, siempre con mayoría conservadora).

Durante el reinado de Alfonso XII, gobernó principalmente el Partido Conservador. Cánovas restableció el Concordato con la Santa Sede.

Tras la muerte del rey en 1885, comenzó la Regencia de María Cristina. Mediante el Pacto del Pardo, se respetó el turnismo y se garantizó la continuidad del sistema canovista, aunque la corrupción aumentó.

El Partido Liberal, durante su turno, impulsó un mayor peso legislativo y parlamentario, aprobando el Código de Comercio y el Código Civil, la Ley de Asociaciones, la Ley del Jurado y el Sufragio Universal Masculino (1890).

En 1897, Cánovas murió a causa de un atentado anarquista. Sin embargo, la crisis definitiva llegó con la Guerra de Cuba, que provocó que España perdiera sus últimas colonias en 1898.

El Conflicto de Cuba y el Desastre de 1898

7.3. La Crisis Colonial y la Guerra Hispano-Estadounidense

Los últimos restos del imperio colonial español eran Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunos archipiélagos del Pacífico.

Anteriormente, estalló la Guerra de los Diez Años (1868-1878), que terminó con la Paz de Zanjón. Líderes como Céspedes buscaban más derechos y autonomía para la isla.

Causas de la Guerra de 1895

Las causas del nuevo conflicto fueron:

  • El creciente nacionalismo cubano.
  • La política española contraria a conceder mayor autonomía a la isla.
  • El interés expansionista de Estados Unidos (EE. UU.).

En 1895, la guerra volvió a estallar con el Grito de Baire, liderado por José Martí (del Partido Revolucionario Cubano). Los rebeldes incendiaron numerosas plantaciones de propietarios españoles e interrumpieron las comunicaciones.

El gobierno español actuó enviando al general Weyler, quien ordenó la creación de centros de internamiento para civiles bajo vigilancia militar. España envió 200.000 soldados, muchos de ellos novatos y mal formados.

El gobierno de EE. UU. intervino, buscando el dominio de la isla. Por las mismas fechas, Filipinas y Puerto Rico también experimentaron revueltas, que España intentó controlar.

Ocurrió la explosión del acorazado estadounidense Maine en el puerto de La Habana (causas desconocidas), pero EE. UU. culpó a España. España, aunque consciente de su inferioridad militar, se vio presionada por la opinión pública y la prensa, prefiriendo una “derrota honrada” a una paz negociada. EE. UU. derrotó a España en el mar con solo dos enfrentamientos decisivos.

Mediante el Tratado de París (1898), España reconoció la independencia de Cuba (aunque bajo protección estadounidense), y cedió Puerto Rico, Filipinas y otras islas. El resto de posesiones se vendieron a Alemania.

La pérdida de las últimas colonias es conocida en España como el Desastre del 98, debido a las grandes pérdidas humanas, el trauma nacional y el resentimiento militar. Sin embargo, también impulsó un gran desarrollo de la banca española y la aparición del movimiento intelectual de la Generación del 98.

Por lo tanto, este desastre llevó a España a un replanteamiento de cambios, buscando mejorar las condiciones de vida del pueblo, modernizar la sociedad y la economía, y reformar el sistema político.