La Conquista Musulmana y el Emirato Dependiente (711-756)
La conquista musulmana de la Península se produjo en un contexto de crisis del reino visigodo y expansión del Islam. Tras la muerte del rey Vitiza (710), Rodrigo se proclama rey, iniciándose un periodo de luchas internas por el control del reino visigodo. Una de las facciones solicita ayuda a los musulmanes. En el 711, un ejército al mando de Tariq entra en la península y derrota a Rodrigo en la Batalla de Guadalete. Los musulmanes controlan casi toda la península y la denominaron Al-Ándalus. Su rápida expansión fue favorecida por la debilidad del reino visigodo y por los pactos. Las batallas de Covadonga y Poitiers frenaron la expansión musulmana. Con capital en Córdoba, se estableció el Emirato Dependiente de los califas Omeya de Damasco (711-756).
El Emirato Independiente y el Califato de Córdoba
En el 750, la dinastía Omeya fue derrocada y la familia real asesinada, excepto Abderramán I. La nueva dinastía (Abasí) estableció su capital en Bagdad. Abderramán huye a Córdoba y establece el Emirato Independiente de Córdoba. Vivió momentos de esplendor, aunque no estuvo exento de problemas internos (entre árabes y bereberes, muladíes y mozárabes) y del avance cristiano. El Califato fue proclamado por Abderramán III. Durante el mandato de Al-Hakam II, el califato se convirtió en un gran foco cultural. Su sucesor, Hisham II, dejó el poder en manos de Almanzor, cuya gestión fue dictatorial. A su muerte, un proceso de luchas internas llevó a la desintegración en Reinos Taifas (1031).
Los Reinos Taifas y las Invasiones Norteafricanas
Tras la muerte de Almanzor, el Califato de Córdoba se desintegra en pequeños estados independientes llamados Taifas. Estos reinos estaban enfrentados por el dominio territorial y debilitados frente al avance de los reinos cristianos, a quienes pagaban parias. En 1085, Alfonso VI de Castilla conquistó Toledo. Los principales taifas reclamaron el auxilio de los almorávides, quienes vencieron a Alfonso VI en Sagrajas (1086), reunificaron Al-Ándalus y lo incorporaron a su imperio. Su poder se debilitó, formándose unos segundos reinos de taifas. Esto facilitó la entrada de los almohades, que disolvieron los segundos taifas. Su victoria en Alarcos impulsó a Alfonso VIII de Castilla a promover una alianza entre los reinos cristianos en Las Navas de Tolosa (1212). Unos terceros reinos de taifas desaparecieron bajo el dominio cristiano, excepto el Reino Nazarí de Granada, fundado por Ibn Nasr y tributario de Castilla. Apoyado en una próspera economía, una densa red urbana y una posición estratégica, mantuvo su independencia hasta 1492, cuando Boabdil rindió Granada a los Reyes Católicos, poniendo fin a 781 años de presencia musulmana en la península.
Economía, Sociedad y Cultura de Al-Ándalus
Economía
Al-Ándalus se integró en la economía musulmana. En agricultura se mejoraron los sistemas de regadío y se introdujeron nuevos cultivos. Se desarrolló la ganadería equina y ovina. En artesanía destacan la cerámica, la orfebrería, el textil y el cuero.
Un activo comercio interior y exterior se apoyó en el dinar de oro y el dirham de plata. Las ciudades de Al-Ándalus fueron centros de una intensa vida política, religiosa, comercial y cultural.
Sociedad y Cultura
La sociedad era heterogénea, con la religión como elemento diferenciador. Entre los musulmanes, los árabes formaron la élite. Bereberes y muladíes ocupaban una posición inferior. La minoría cristiana (mozárabes) y los judíos vivían en las ciudades. Los esclavos eran numerosos. Al-Ándalus tuvo un gran desarrollo cultural que fusionó aportaciones del mundo musulmán oriental con los legados griego, bizantino, persa e indio. El árabe, lengua oficial, convivió con el latín y el hebreo. Destaca la poesía de Ibn Hazm y el zéjel. En el campo del pensamiento destacaron Averroes y Maimónides. Se lograron avances en medicina, matemáticas, astronomía y botánica. Mezquitas y palacios forman parte del patrimonio cultural de Córdoba y Granada.
La Reconquista y la Formación de los Reinos Cristianos
Los Primeros Núcleos de Resistencia (Siglos VIII-X)
En las áreas cantábricas y pirenaicas, entre los siglos VIII y X, surgieron los primeros núcleos de resistencia cristiana. Tras la Batalla de Covadonga (722) surge el Reino Astur en torno a Pelayo. Alfonso III trasladó la capital a León, formándose el Reino de León (910). El Condado de Castilla se independizó con Fernán González. El Reino de Pamplona surgió en el s. IX con Íñigo Arista; emergerá el Reino de Navarra, alcanzando su máxima expansión con Sancho III el Mayor. En 1035 se formó el Reino de Aragón con Ramiro I. Los Condados Catalanes, integrados en la Marca Hispánica carolingia, iniciaron su independencia con Wifredo el Velloso y la alcanzaron en el s. XI (Borrell II).
Etapas de la Reconquista y Repoblación
Las etapas de la Reconquista se desarrollan paralelamente al proceso de repoblación:
- Siglos VIII-X: La frontera se extiende hasta el Duero. El método de repoblación fue la presura (apropiación de tierras despobladas).
- Siglo XI y 1ª mitad del XII: León y Castilla ocupan el valle del Tajo. Los almorávides derrotan a Alfonso VI en Sagrajas. Aragón y los Condados Catalanes ocupan el valle del Ebro. El reino de Portugal inicia su expansión hacia el sur. Repoblación concejil.
- Segunda mitad del S. XII-1212: León y Castilla controlan Extremadura y la submeseta sur, pero los almohades frenan el avance en Alarcos. Aragón avanza hasta Teruel. El Tratado de Cazorla delimita las áreas de expansión de Aragón y Castilla. Repoblación a cargo de las órdenes militares, que dividen las tierras en encomiendas (latifundios).
- Tras la victoria en Las Navas de Tolosa (1212): Fernando III de Castilla y León se apodera de Córdoba, Sevilla y Jaén. Jaime I de Aragón conquista Mallorca y Valencia. Portugal ocupa el Algarve. Repoblación por repartimiento.
- En 1492: Conquista de Granada.
Organización Política y Social de los Reinos Cristianos
Estructura de Poder y Sociedad
La principal autoridad de los reinos cristianos era el monarca, asesorado por la Curia Regia. La autoridad del rey estaba limitada por el poder de la Iglesia y la nobleza, los privilegios de las ciudades y las competencias de las Cortes. En 1188 se celebraron en León las primeras Cortes y posteriormente se convocaron en Aragón, Cataluña o Valencia. El régimen señorial fue un modelo político y social basado en las relaciones de dependencia personal entre el rey y sus súbditos más poderosos. Estos estaban obligados a guardar lealtad y prestar ayuda militar al rey, quien a cambio, entregaba señoríos a sus vasallos. El señorío era la cesión de derechos económicos o jurisdiccionales por parte del rey hacia un noble, surgiendo territorios bajo dominio directo del rey, de señores laicos y eclesiásticos. La sociedad se dividía en tres estamentos: nobleza y clero (estamentos privilegiados) y el estado llano, compuesto por campesinos, artesanos, comerciantes y una débil burguesía. Coexistieron distintos grupos no siempre de forma pacífica.
Organización Política de las Coronas
Existían dos instituciones comunes: el Consejo Real y las Cortes. Cada reino contaba con organismos propios.
Corona de Castilla
El Reino de Castilla (unión con León bajo Fernando III, 1230) tendió hacia el fortalecimiento del poder real y la centralización. El objetivo de dar uniformidad jurídica al reino se plasmó en las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá. Instituciones propias fueron: audiencias o Tribunales de Justicia (Chancillería Real de Valladolid) y la Hacienda. El territorio se dividía en Merindades, y en la administración local se impusieron los concejos y corregidores. Se desencadenaron guerras civiles debido al fortalecimiento del poder real, que encontró la oposición de la nobleza y el clero.
Corona de Aragón
La Corona de Aragón era una confederación de reinos, cada uno con sus propias instituciones y leyes, estableciéndose una monarquía pactista (ej. Privilegio General, 1283). Instituciones políticas: Audiencias, Diputaciones Generales o Generalidades (con función fiscal y judicial), y el Justicia Mayor de Aragón. El virrey representaba al rey en los reinos. El territorio se dividía en veguerías. Los municipios quedaron en manos de las oligarquías locales.
Reino de Navarra
En Navarra, la presión territorial que ejercían Aragón y Castilla vinculó a los monarcas con dinastías de origen francés. Mantuvo una monarquía pactista, con instituciones propias como la Cámara de Comptos y la Diputación de los Tres Estados.