Guerra Civil Española: Orígenes, Alzamiento y Repercusiones Globales

Orígenes y Estallido de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española fue un conflicto devastador que se inició con una sublevación militar y el estallido de hostilidades a gran escala, adquiriendo rápidamente una significativa dimensión internacional.

La Conspiración Militar y el Golpe de Estado de 1936

La conspiración militar que desembocó en la Guerra Civil se gestó como consecuencia de la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. Sin embargo, antes ya se habían producido otros intentos de desestabilización, como la Sanjurjada de 1932 y movimientos de generales como Goded, Fanjul y Franco. Aunque en la conspiración participaron civiles, el golpe de Estado fue eminentemente militar, dirigido por el general Emilio Mola, quien desde Pamplona actuó como el principal estratega del alzamiento. El General Sanjurjo era la persona designada para presidir el directorio militar, pero falleció en un accidente aéreo al inicio del conflicto. Franco se incorporó a esta conspiración en el último momento.

Mola pretendía instaurar un modelo de gobierno idéntico al de la dictadura de Primo de Rivera, estableciendo un poder autoritario que desalojara al gobierno legítimo y suspendiera las libertades constitucionales. Los sublevados preveían un golpe rápido, no una guerra prolongada, ya que pensaban que los republicanos se rendirían fácilmente. Por otro lado, el gobierno de la Segunda República, presidido por Casares Quiroga, confió en sus fuerzas y en que iba a contener a las organizaciones obreras, no tomando las medidas adecuadas para prevenir este conflicto, ni después tampoco. En conclusión, la guerra fue la consecuencia de un golpe militar mal ejecutado y un gobierno demasiado débil para contenerlo.

La Sublevación Militar y el Estallido del Conflicto

El 17 de julio de 1936 se inició la sublevación en Melilla. Los rebeldes se hicieron fácilmente con la ciudad, al igual que ocurrió en Ceuta y Tetuán. Aquellos que intentaron oponerse fueron duramente castigados. El general Franco llegó a Tetuán para ponerse al mando del Ejército de África. El jefe de gobierno republicano perdió unas horas decisivas sin tomar ninguna medida efectiva.

El 18 de julio, el general Queipo de Llano se sublevó en Sevilla. Aunque los sindicatos iniciaron una resistencia en los barrios populares, acabaron siendo vencidos por los rebeldes. El golpe triunfó en Sevilla y abarcó Andalucía Occidental, Extremadura, Canarias y Baleares.

Esa misma tarde del 18 de julio, Casares Quiroga dimitió y Manuel Azaña nombró a Diego Martínez Barrio, a quien le pidió que intentara negociar con Mola. Al no poder hacerlo, Martínez Barrio también dimitió. Esa misma noche, el PSOE y el PCE convocaron la movilización de toda su militancia.

El 19 de julio, Mola se sublevó en Pamplona, La Coruña y Oviedo. En Andalucía, los sublevados consiguieron desembarcar algunas unidades del Ejército de África con el objetivo de alcanzar las zonas donde el golpe había triunfado, impulsando también la sublevación en Granada y Zaragoza.

Sin embargo, la rebelión fracasó en importantes regiones como Asturias, Aragón (parcialmente), Andalucía Oriental, Cataluña, Cantabria y Levante, que se mantuvieron leales a la República. En Vizcaya y Guipúzcoa, la actitud del PNV también se inclinó hacia la República.

Los focos de resistencia republicana más importantes fueron:

  • Barcelona: Donde la CNT lanzó a los obreros a la calle y se hizo con armas para enfrentarse a las tropas golpistas.
  • Madrid: Donde el nuevo presidente, José Giral, entregó las armas a las milicias obreras (socialistas, comunistas y algunos oficiales). El 20 de julio, estas milicias consiguieron vencer a los golpistas en el Cuartel de la Montaña.

La Dimensión Internacional de la Guerra Civil Española

La Guerra Civil Española no fue un conflicto aislado; rápidamente se convirtió en un escenario de confrontación ideológica y estratégica para las potencias europeas y mundiales.

Apoyos y Oposiciones Internacionales

  1. Posturas a favor de los sublevados (Bando Nacional):

    • Alemania e Italia: Regímenes fascistas y nazis que apoyaron a Franco con unidades militares como la CTV (Corpo Truppe Volontarie) italiana y la Legión Cóndor alemana. También proporcionaron cobertura naval y aérea para el paso de las tropas estacionadas en África, y suministraron material bélico de primera categoría.

      Los motivos de su ayuda fueron:

      • El conflicto español servía para realizar una puesta a punto de sus ejércitos de cara a la Segunda Guerra Mundial.
      • Simpatizaban con la ideología de los sublevados.
      • La victoria de Franco representaba el triunfo del fascismo, abriendo la posibilidad de un nuevo aliado estratégico.
      • España aportaba a Alemania los materiales estratégicos que necesitaban.
    • Portugal: Gobernado por Salazar, envió a los Viriatos (voluntarios) y controló la frontera, cerrándosela a los republicanos y entregándoles a quienes se refugiaron allí.
    • Irlanda: Algunos irlandeses organizaron la Legión de San Patricio para apoyar a los sublevados.
    • El Papado: Alentó a los católicos de todo el mundo a apoyar lo que consideraba una “cruzada”, lo que tuvo una gran repercusión en la opinión pública internacional.
  2. Posturas a favor del Gobierno de la República:

    • URSS: Proporcionó ayuda militar (armamento más anticuado que el del otro bando, de forma clandestina y lenta) a cambio de las reservas de oro del Banco de España.
    • México: Ofreció apoyo material (municiones) y asilo a los republicanos.
    • Brigadas Internacionales: Se organizaron como un movimiento de solidaridad antifascista, atrayendo a miles de voluntarios de todo el mundo para luchar por la República.
  3. Posturas de Neutralidad (o ambivalencia):

    • Gran Bretaña: Mantuvo una discreta oposición al triunfo de los sublevados, ya que sus políticos temían las repercusiones de una posible revolución social en España.
    • Francia: Cerró sus fronteras para evitar la entrada de armas en España. Aunque oficialmente neutral, su política buscaba no alentar el comunismo europeo y, en ocasiones, impidió el acceso de Franco a recursos como la gasolina.

La Política de No Intervención

Ante la escalada del conflicto, las potencias europeas acordaron la Política de No Intervención, que implicaba la no injerencia diplomática y militar en los asuntos españoles, y la prohibición de las exportaciones de armamento a España. Esta política, impulsada principalmente por el gobierno británico, sirvió para impedir que el gobierno legítimo de la Segunda República se aprovisionara de armas en el extranjero para defenderse de una rebelión.

Para que esta política fuera efectiva, se creó el Comité de No Intervención. Aunque su objetivo era aislar el conflicto español, en la práctica reforzó el fascismo al limitar el apoyo a la República y, según muchos historiadores, alentó indirectamente el camino hacia la Segunda Guerra Mundial.

La causa republicana atrajo el apoyo mundial de la mayoría de intelectuales, sobre todo en Europa y América, que acudieron a España para apoyar una causa que identificaban con la defensa de la democracia y la revolución social. En contraste, en los países con regímenes fascistas, la opinión pública no era favorable a la República, y los católicos, en general, se inclinaban hacia Franco.