La Independencia de las Colonias Americanas: Causas y Desarrollo
(El enunciado en el examen sería: “A partir del siguiente mapa, explica el proceso de independencia de las colonias americanas”.)
Diversas Causas del Movimiento Emancipador
Diversas causas explican el movimiento de emancipación de las colonias americanas:
- El creciente descontento de los criollos, descendientes de españoles nacidos en América, quienes, pese a su riqueza y cultura, tenían vedado el acceso a los grandes cargos políticos en las colonias, reservados para peninsulares. Esta burguesía criolla estaba impregnada de las ideas ilustradas, y en ella surgieron los proyectos de independencia.
- Las limitaciones al libre comercio y al desarrollo económico de las colonias impuestas por el régimen colonial perjudicaban enormemente a la burguesía criolla, sometida a fuertes impuestos y al control que España ejercía sobre el comercio.
- La influencia de las ideas ilustradas y el ejemplo de la independencia de los Estados Unidos (1776) como modelo de posibilidad de emanciparse de la metrópoli.
- El respaldo de Gran Bretaña a los movimientos secesionistas con el objetivo de, una vez fuesen independientes, acceder al control del comercio de las nuevas naciones.
- La crisis política producida por la invasión napoleónica, que privó de legitimidad a las autoridades que representaban a la monarquía de José I en las colonias. A partir de 1808, los criollos crearon Juntas que, a imitación de las españolas, asumieron el poder en sus territorios.
El Proceso de Independencia
Con la invasión napoleónica de la Península, se constituyeron juntas provisionales en América. En ellas se gestó el movimiento insurreccional cuando, al convocarse las Cortes de Cádiz, los criollos americanos obtuvieron una representación escasa.
Durante la Junta de Regencia (1810-1814), tras la decepción con las Cortes, algunas juntas en América declararon la independencia. Se pusieron en marcha insurrecciones que triunfaron en Paraguay y las Provincias Unidas del Río de la Plata. Inglaterra y Estados Unidos ayudaron a los movimientos secesionistas buscando aumentar su influencia económica en una América Latina independiente. El Virreinato del Perú se mantuvo fiel al rey y se enfrentó a los independentistas, con lo que la lucha degeneró en una guerra civil entre los partidarios de la secesión y los fieles a la metrópoli.
En el Sexenio Absolutista (1814-1820), Fernando VII envió un ejército de 10.000 hombres a América y en 1815 había restablecido la situación en la mayor parte del territorio. En 1817, José de San Martín inició una campaña desde Argentina, cruzó los Andes derrotando a los realistas y proclamando la independencia de Chile. En 1819, Simón Bolívar consiguió la independencia de Nueva Granada.
El Trienio Liberal (1820-1823) comenzó con el pronunciamiento de Riego, que impidió que embarcara un ejército que iba rumbo a América para luchar contra los independentistas, debilitando más la posición española en sus colonias. La inestabilidad política y económica de España la hacía incapaz de intervenir de manera eficaz en América, por lo que en este periodo se produjeron grandes avances en el proceso emancipador en México, Centroamérica, Perú y Venezuela.
Durante la Década Ominosa (1823-1833) finalizaría el proceso de independencia de la América continental. Sucre venció a los realistas en la batalla de Ayacucho en 1824. Esta derrota fue definitiva para el ejército español y dio lugar a la independencia de Bolivia y Uruguay.
Consecuencias de la Independencia
- El Imperio español quedó reducido a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. España fue relegada a potencia de segundo orden, justo en el momento en que el contexto internacional se caracterizaba por la consolidación de los grandes imperios.
- La economía española se resintió, pues el comercio con América era una de las principales actividades. Su reducción afectó a Cataluña, que orientaba gran parte de su producción a la exportación a las colonias.
- Con la independencia, los territorios de América quedaron en poder de los generales que lideraron las campañas militares y se constituyeron como regímenes dictatoriales con la clase criolla como élite dominante.
- Inglaterra y Estados Unidos suplantaron a España en el control del mercado americano.
El Revisionismo Político en el Reinado de Alfonso XIII: Medidas y Protagonistas
El reinado de Alfonso XIII se inició con un clima político y social marcado por el espíritu regeneracionista surgido tras el Desastre del 98. Los primeros gobiernos se propusieron una renovación interna del régimen que le permitiera sobrevivir. Fue la etapa del revisionismo, que cubrió la primera década del reinado, pero el corto alcance de las reformas no fue suficiente para impedir que el sistema se siguiera hundiendo. La nueva línea seguida desde el poder se denominó “revisionismo”, ya que los gobiernos conservadores y liberales se propusieron realizar una “revisión” del sistema político, modificando lo imprescindible para rectificar sus mayores defectos y adaptarlo a algunas de las demandas de la sociedad española.
Tras la muerte de los fundadores de los dos partidos dinásticos, Cánovas y Sagasta, empezó la etapa de revisionismo político, protagonizado por Maura desde el Partido Conservador y Canalejas desde el Partido Liberal.
El “Gobierno Largo” de Antonio Maura (1907-1909)
El Gobierno presidido por Antonio Maura entre 1907 y 1909 (el llamado “gobierno largo”) protagonizó el mayor intento reformista impulsado por los conservadores. Maura proyectó lo que él mismo denominó la “revolución desde arriba”, es decir, un intento de regeneración del sistema a partir de la formación de una nueva clase política que tuviese el apoyo social de las llamadas “masas neutras”. Pretendía configurar un Estado fuerte capaz de gobernar de forma eficaz y de intentar desbancar la vieja casta caciquil, así como de evitar que las clases populares (movimiento obrero) adquiriesen excesivo protagonismo. En esta dirección se llevó a cabo:
- Una reforma electoral que declaraba el voto obligatorio, pero en la práctica no consiguió sanear las elecciones.
- Un impulso a la política social con la creación del Instituto Nacional de Previsión, la ley de descanso dominical y la legalización de la huelga.
- Igualmente proyectó una Ley de la Administración Local que permitía la formación de mancomunidades (agrupaciones de municipios y diputaciones provinciales) y mayor autonomía a las instituciones locales, que no se llegó a aprobar.
Las Reformas de José Canalejas (1910-1912)
La modernización del país pasaba por la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad religiosa, el fin del monopolio religioso en educación, así como una enseñanza laica. A tal fin, Canalejas trató de negociar con la Santa Sede. Mientras tanto, se aprobó la llamada “ley del candado” (1910) que limitaba el establecimiento de nuevas órdenes religiosas en España.
De mayor importancia fue su política de reformas sociales:
- Se mejoraron las condiciones de vida y de trabajo de las clases humildes con medidas de protección social: reducción de la jornada laboral, ley de accidentes de trabajo, la prohibición del trabajo nocturno de la mujer o la regulación del derecho de huelga.
- También sustituyó el impopular impuesto de consumos por otro progresivo sobre las rentas urbanas.
- Con la ley de reclutamiento estableció el servicio militar obligatorio en caso de guerra, suprimiendo la redención en metálico.
- Respecto a las demandas descentralizadoras del catalanismo, logró que las Cortes aprobasen la ley de mancomunidades en 1912.
- Dicho año se aprobó igualmente la ley que reconocía en Canarias a los Cabildos Insulares. El 11 de julio de 1912, José Canalejas aprueba la Ley de Cabildos de Canarias, promovida por el majorero Manuel Velázquez Cabrera y el palmero Pedro Pérez Díaz. Su objetivo era dar mayor capacidad de autogobierno a cada una de las islas con el fin de acabar con el pleito intercapitalino entre Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas de Gran Canaria, y también dar mayor protagonismo al resto de las islas.
El asesinato de Canalejas en noviembre de 1912 truncó el camino de nuevas reformas. A partir de ese momento, comenzaron las disputas entre los partidos dinásticos, que abandonaron las propuestas regeneracionistas y empezaron a cuestionar el turno pacífico. De este modo, empezó a fallar el principal factor que mantenía el régimen de la Restauración: la estabilidad.
El Golpe de Estado de Primo de Rivera (1923): Causas y Apoyos
(En el examen corresponde al comentario de texto sobre el Manifiesto de Primo de Rivera tras el golpe de estado).
¿Cómo Justifica Primo de Rivera el Golpe de Estado de 1923?
Primeramente se presenta como salvador de la patria para, en sus palabras, “libertarla de los profesionales de la política”, aludiendo a los partidos y políticos dinásticos a los que responsabiliza del “cuadro de desdichas” que padece el país tras el Desastre del 98. En el segundo párrafo denuncia el turnismo político en el gobierno (“se avienen fáciles y contentos, al turno y al reparto”), pero exonera al rey, de cuya voluntad dice estar secuestrada por ellos.
En el último párrafo enumera de modo más concreto el cúmulo de problemas del país: los asesinatos y desórdenes públicos (alusión especialmente a la Barcelona de inicios de los años 20, a la “guerra callejera” entre patronos y obreros, el “pistolerismo”); la crisis económica que sacudió el país tras los años de expansión de la Primera Guerra Mundial, y la consiguiente agitación social que se produjo; la tragedia de Marruecos (en referencia al Desastre de Annual y al expediente para depurar responsabilidades).
En definitiva, se postula como el “cirujano de hierro” que el país necesita (“que el pueblo sano demanda e impone”) para regenerar la vida política, social y económica del país.
Causas y Apoyos del Golpe de Estado
Aunque la dictadura del general Primo de Rivera coincide en el tiempo con la aparición y desarrollo de otros movimientos ideológicos autoritarios en Europa (el fascismo en Italia o el nazismo en Alemania), las causas de su aparición son bastante diferentes entre la española y las del resto de Europa.
Las causas del golpe de estado militar de Primo de Rivera obedecen básicamente a una serie de problemas que tenía planteados la vida política española del momento, entre los que resaltan:
- La descomposición del sistema político de la Restauración. Los partidos dinásticos, conservador y liberal, carecían de nuevas ideas y programas y se hallaban divididos internamente en distintos grupos o “familias” que apoyaban cada una a un líder. Ello provocaba que los distintos gobiernos que se formaban carecieran del suficiente apoyo para mantenerse, por lo que hubo un cambio constante de gobiernos que no tuvieron el tiempo mínimo necesario para solucionar los graves problemas que tenía planteados el país. Hubo, por otra parte, intentos de formar gobiernos de concentración que agrupaban a todos los grupos políticos, pero que terminaron fracasando por la división entre sus miembros. Otra causa de la crisis del sistema fue su incapacidad de integrar a otros movimientos y partidos que van tomando fuerza desde principios de siglo: el republicanismo, los nacionalismos periféricos y los partidos del movimiento obrero (socialista y anarquista). La corrupción del sistema electoral y el caciquismo aseguraban que estos partidos nunca obtendrían la mayoría suficiente en las elecciones, es decir, nunca gobernarían, lo que condujo a la radicalización de estos movimientos.
- La cuestión marroquí. Agravada tras el Desastre de Annual, había provocado un grave deterioro de las relaciones entre los militares y los políticos. El descontento militar en 1923 con los políticos se debía principalmente a que los sucesivos gobiernos nunca tuvieron una política clara con respecto a Marruecos tras Annual, oscilando entre los partidarios de abandonar la zona y los partidarios de una acción contundente contra las tropas de Abd-el-Krim para dominar la zona.
- El problema de orden público. Sobre todo en Barcelona, donde grupos terroristas de la CNT y grupos armados pagados por los patronos se enfrentaban abiertamente en las calles, convirtiendo Barcelona en un verdadero campo de batalla.
En este estado de cosas, se fue difundiendo la sensación de que la solución a los problemas no estaba en medios constitucionales y que había que utilizar otros medios. El pronunciamiento tiene lugar el 13 de septiembre de 1923. En Barcelona, Primo proclamaba el estado de guerra, ocupaba los principales edificios y lanzaba un manifiesto condenando a la clase política, con cierto tono regeneracionista. El gobierno tomó una actitud titubeante e indecisa, mientras el rey, de vacaciones en San Sebastián, también dejaba pasar las horas sin decidir nada. El 14, el rey se niega a autorizar la decisión del gobierno de destituir a los generales sublevados y convocar las Cortes, aduciendo que necesitaba tiempo para pensar una solución, lo que provoca la dimisión del gobierno. Tras ello, el rey llama a Madrid a Primo y le entrega todo el poder. El golpe había triunfado.
El régimen contó con el apoyo tácito del rey y del ejército, la oligarquía (y en especial la burguesía catalana), la Iglesia y los círculos políticos católicos y, en un principio, hasta la UGT y el sector de Largo Caballero del PSOE.
La Dictadura de Primo de Rivera: Evolución y Final
Tras el triunfo del golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en 1923, el rey Alfonso XIII le llamó para formar un nuevo gobierno y le concedió el cargo de presidente y de ministro único (Directorio Militar).
El Directorio Militar (1923-1925)
El Directorio Militar proclamó el estado de guerra durante dos años, suspendió la Constitución de 1876 y las garantías constitucionales, disolvió las Cortes, implantó la censura de prensa y prohibió las actividades de los partidos políticos y los sindicatos. Impuso el orden público con duras medidas represivas contra la CNT y el PCE. También se reprimió cualquier manifestación del nacionalismo, tachado de separatista, y se prohibió el uso del catalán en el ámbito oficial.
Los gobernadores civiles fueron sustituidos por gobernadores militares. Los ayuntamientos fueron disueltos y sustituidos por juntas de vocales asociados elegidos por los mayores contribuyentes. Acometió una reforma de la administración que intentó acabar con el caciquismo. Sin embargo, la aprobación del Estatuto Municipal dio paso a una nueva administración sometida y centralizada, y lejos de desaparecer el viejo caciquismo, lo que se perpetuó fue otro diferente.
Primo de Rivera, consciente de la impopularidad de la guerra marroquí, asumió personalmente el Alto Comisariado en Marruecos. En 1925, España y Francia acordaron una ofensiva militar conjunta. El desembarco de las tropas en Alhucemas fue un éxito y un año después quedó sometido todo el protectorado.
El Directorio Civil (1925-1930)
En esta segunda fase de la dictadura se sustituyó el Directorio Militar por un gobierno civil con clara intención de permanecer en el poder, y afirmó su voluntad de construir un régimen inspirado en las dictaduras autoritarias de la Europa de entreguerras, especialmente en la Italia fascista de Mussolini.
- Impulsó desde el poder la formación de un gran partido de derechas: la Unión Patriótica. Carente de un programa y una ideología definida, fue solo un instrumento de propaganda gubernamental para asegurar el apoyo popular al régimen.
- En 1926 anunció la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva, compuesta por representantes del Estado y de la Unión Patriótica, encargada de elaborar una nueva constitución (que nunca llegó a aprobarse). Estaba bajo el control del gobierno y sus funciones eran meramente consultivas.
- En 1927 se aprobó el decreto que dividía a Canarias en dos provincias: Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas.
La dictadura se benefició de la coyuntura expansiva internacional de los años veinte. Su política económica se basó en el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico. Sus objetivos fueron impulsar la industria nacional mediante unos elevados aranceles proteccionistas y la concesión de ayudas a grandes empresas. También creó grandes monopolios estatales como CAMPSA, a la que concedió en exclusiva la importación y venta del petróleo, y la Compañía Telefónica Nacional de España. Se fomentaron grandes obras públicas como las confederaciones hidrográficas para aprovechar los ríos, tanto para el regadío como para la producción de energía eléctrica. Esta política de incremento del gasto público no fue acompañada de una reforma fiscal que equilibrara los ingresos, lo que obligó a una emisión constante de deuda pública.
El Final de la Dictadura
A partir de 1926 la dictadura empezó a perder apoyos. El primer intento de acabar con ella fue un fallido pronunciamiento militar conocido como la “Sanjuanada” en junio de 1926 (en alusión al día en que tuvo lugar).
En dicho año se formó la Alianza Republicana, que logró unir a las diversas facciones del movimiento republicano y hacer una amplia campaña propagandística contra la dictadura en el exterior. También fue en aumento la oposición de los intelectuales y periodistas, entre los que destacan figuras de prestigio como Unamuno (que fue desterrado a Fuerteventura), Ortega y Gasset o Blasco Ibáñez. Por su parte, los estudiantes universitarios protagonizaron manifestaciones callejeras contra el dictador. Parte del ejército también se distanció del dictador tras la disolución del cuerpo de artillería. El PSOE cambió su posición inicial de apoyo y rechazó los intentos de perpetuarse del régimen y se pronunció a favor de la República.
Primo de Rivera, falto de apoyos, incluso del rey (temeroso de que el desprestigio creciente de la dictadura afectase a la imagen pública de la monarquía), presentó su dimisión en enero de 1930. Alfonso XIII encargó la formación de gobierno al general Dámaso Berenguer con el fin de retornar a la normalidad constitucional.
Proclamación de la Segunda República y su Relación con la Crisis Económica Mundial de los Años 30
En enero de 1930, Alfonso XIII aceptó la dimisión de Primo de Rivera, encargando al viejo militar Dámaso Berenguer la formación de un nuevo gobierno. El prometido retorno a la normalidad constitucional se llevó a cabo de modo tan lento que la oposición y la opinión pública mostraron su descontento hacia lo que irónicamente denominaron la “dictablanda”.
La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, los catalanistas de izquierda y el PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (agosto de 1930), por el que se comprometían a proporcionar una alternativa a la monarquía, constituyendo un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. En diciembre de ese año tuvo lugar un fallido pronunciamiento militar en Jaca y, al mismo tiempo, se realizaba una gran campaña de prensa y mítines contra la cada vez más desprestigiada monarquía.
Para los gobiernos de Berenguer y luego del almirante Aznar, el objetivo prioritario era organizar un escalonado proceso electoral a fin de recuperar el tiempo “perdido” con la dictadura, que culminase en unas Cortes constituyentes. Según el procedimiento establecido, había que empezar por las elecciones municipales que sustituyeran a los ayuntamientos de la dictadura, para luego llegar a las elecciones a Cortes. Las primeras se celebraron el 12 de abril de 1931 y acabaron convirtiéndose en un plebiscito a favor o en contra de la Monarquía. El resultado electoral fue desigual: aunque el número de concejales monárquicos superó globalmente al de republicanos, en las grandes ciudades los monárquicos habían sufrido una gran derrota. Tras conocerse el resultado, el día 14 de abril la localidad guipuzcoana de Éibar proclamó la República y, a lo largo del día, también en otras ciudades españolas. La población salía a la calle para celebrar el advenimiento de la República. Ante la nueva situación, Alfonso XIII suspendió la potestad real y decidió abandonar el país, partiendo hacia el exilio.
La proclamación de la República supuso por primera vez el intento de instaurar en España un sistema democrático moderno.
Impacto de la Crisis Económica Mundial de los Años 30
El cambio de régimen coincidió con la fase más grave de la depresión económica mundial, iniciada con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York en 1929. Esta crisis incidió de manera más débil en la economía española que en otros países debido a la reducida relación de nuestra economía con el mercado internacional, aunque imposibilitó el crecimiento económico al entrar toda la economía mundial en una profunda recesión. Asimismo, la crisis mundial paralizó la emigración a América, que constituía una válvula de escape para el paro crónico de regiones económicamente deprimidas como Andalucía o Galicia.
La crisis internacional agravó en la etapa republicana los problemas internos de la economía española: paro agrícola, reparto desigual de la tierra, escasa competitividad internacional y déficit de la balanza comercial.