El Sistema Canovista: Origen y Periodos (1875-1931)
Desde 1873, Antonio Cánovas del Castillo ostenta plenos poderes de la Casa Real para dirigir el partido alfonsino, con el objetivo de conseguir la restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, tras la renuncia de esta a sus derechos en junio de 1870. La Restauración borbónica pasará por diversos periodos:
- De 1875 a 1902: Reinado de Alfonso XII y Regencia de María Cristina de Habsburgo. Periodo donde se asientan las bases del nuevo régimen. Su principal logro será la Constitución de 1876 y su principal fracaso, la Crisis del 98. Las figuras más relevantes del periodo son Cánovas y Sagasta.
- De 1902 a 1923: Reinado de Alfonso XIII. Tras el fracaso del 98 se plantean políticas regeneracionistas, pero la situación es crítica en todos los aspectos: económico, político y social. Momentos críticos incluyen la Semana Trágica, la Guerra de Marruecos y la Crisis de 1917.
- De 1923 a 1931: Reinado de Alfonso XIII bajo la dictadura del General Primo de Rivera. La Constitución de 1876 no está en vigor. El final de la dictadura seguirá al final de la monarquía, pues el 14 de febrero de 1931 se proclamará la Segunda República.
Características del Régimen de la Restauración
- Su monarquía será constitucional, dialogante y democrática.
- Intentará integrar los logros del Sexenio Democrático en un ideario estabilizador, conservador y católico.
Medidas Iniciales de Cánovas del Castillo
Las primeras medidas de Cánovas se centraron en la estabilización del país:
- Estabilizar la situación política.
- Eliminar las decisiones más radicales del Sexenio (como el matrimonio civil o los juicios con jurado).
- Sustituir a los gobernadores civiles y presidentes de las Diputaciones por personas afines al partido Alfonsino.
- Reprimir cualquier disidencia, crítica o manifestación contra el nuevo rey (oposición controlada pero no anulada). El recorte de derechos individuales con la Ley Orovio alejó de sus cátedras a importantes miembros de la futura ILE (Institución Libre de Enseñanza) por una legislación que impedía criticar el catolicismo o la monarquía restaurada.
- Restablecer las relaciones con la Iglesia.
- Convocar Cortes constituyentes por sufragio universal, al estar aún en vigor la Constitución de 1869, con el objetivo de elaborar un nuevo texto constitucional: la Constitución de 1876.
- Acabar con la guerra carlista y cubana, y conseguir la pacificación.
Junto a estas medidas, Cánovas comienza a dar forma a la nueva situación; crea el llamado Sistema Canovista. Los motores del cambio político fueron el partido Alfonsino, los hombres de negocios y el ejército. Los tres tenían intereses comunes:
- Defender el orden social y la propiedad.
- Defender la estabilidad, de la cual la monarquía era garante.
- Defender la unidad de la patria (incluyendo las colonias).
El Bipartidismo y el Turno Pacífico
Cánovas establece un sistema bipartidista, siguiendo el modelo británico. Lo ideal era que hubiera dos partidos, dos fuerzas que se complementaran y se equilibraran:
- Partido Conservador: Presidido por él, y a su muerte (1897), por Francisco Silvela, Antonio Maura, Eduardo Dato, etc.
- Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta. Apoyado por las clases medias, era un conglomerado de antiguos progresistas, demócratas y militares descontentos. Antes se denominaba Partido Fusionista.
El Caciquismo: Fraude Electoral y Poder Local
El caciquismo es clave en el funcionamiento de este sistema de turno de partidos, basado en la falsificación continua de las elecciones y la “imposición de la voluntad del cacique sobre un grupo de votantes”. Se encasillaba a los diputados que iban a ocupar las circunscripciones electorales.
Los caciques eran individuos localmente poderosos (terratenientes, prestamistas, notarios y médicos) y su acción era especialmente importante en el mundo campesino (zonas más apolíticas y desmovilizadas). El cacique aseguraba los votos de su comarca al candidato de turno (fuera conservador o liberal). El cacique no detenta formalmente el poder político, pero ejerce una excesiva influencia sobre el Gobernador Civil, es decir, el representante del gobierno central en la localidad.
La Constitución de 1876
Cánovas del Castillo fue su principal inspirador (incluso literalmente de algunos artículos). Buscaba un texto que tuviera cierta aceptación por la oposición más moderada, los liberales progresistas (ahora simplemente liberales), que formaban el otro gran partido destinado a participar en el turno pacífico, clave en la vida política de la Restauración. De hecho, se puede decir que tiene algunos elementos del texto de 1869, aunque, básicamente, se parece mucho a la de 1845.
La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902)
En noviembre de 1885 murió de tuberculosis Alfonso XII, quedando como regente su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo, embarazada del futuro Alfonso XIII, y con dos hijas menores de edad. Este fue un periodo de tensiones y dudas sobre la estabilidad del régimen.
Cánovas y Sagasta establecieron un acuerdo, el Pacto del Pardo, para apoyar la regencia y facilitar el relevo de los gobiernos. Este pacto fue decisivo, pues mantuvo la estabilidad y facilitó la pervivencia del sistema, aunque agudizó la corrupción política. Así, el caciquismo y el encasillado siguieron caracterizando al sistema político bajo la regencia.
Los dos partidos turnistas eran:
- Partido Conservador: Presidido por Cánovas y, tras su muerte, por Francisco Silvela. Apoyado por las clases altas (aristócratas, alta burguesía financiera y latifundista, clases medias pudientes, altos mandos militares y el clero). Aspiraban al orden y a conceder tímidas reformas, defendiendo la censura, el centralismo y la uniformidad.
- Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta. Apoyado por las clases medias, era un conglomerado de antiguos progresistas, demócratas y militares descontentos (antes denominado Partido Fusionista). Defendían el sufragio universal, más derechos y libertades, pero respetaban tanto al rey como la Ley de 1876.
El turno pacífico de dos partidos, el Liberal y el Conservador, será la pieza clave para que el sistema funcionara pacíficamente.
La Oposición al Sistema de la Restauración
Carlismo
Tras su derrota en la tercera guerra carlista en 1876, se dividieron en dos grupos: los que rechazaban el régimen y no colaboraban con él, y los que creyeron más conveniente formar un partido y luchar desde la legalidad (Nocedal).
Republicanismo
El fracaso de la experiencia republicana fue un duro golpe para el republicanismo, que perderá la confianza de sus partidos. Sufrirá una gran división interna y atomización de tendencias. Se defendían distintas ideologías:
- Posibilistas (Castelar, Partido Republicano Demócrata): Partidarios del orden social y la unidad nacional.
- Federales (Pí y Margall, Partido Republicano Federal): Partidarios de la República federal.
- Unitarios (Salmerón, Partido Republicano Unitario): Partidarios de la República unitaria.
- Progresistas (Zorrilla, Partido Republicano Progresista): Partidarios de acciones subversivas contra el gobierno.
Los diferentes intentos de unidad fracasaron, pues no se ponían de acuerdo en cómo debían organizarse, si debían colaborar o no con los gobiernos turnistas, o si debían atraerse a las masas obreras. La población obrera que antes respaldaba a los republicanos, mayoritariamente los abandona en favor del anarquismo o del socialismo. A pesar de ello, políticos como Castelar contribuirán a la apertura de Sagasta de 1890.
El Movimiento Obrero Español: Anarquismo y Socialismo
Con la Restauración, el movimiento obrero pasó a la clandestinidad dada la limitación existente a las libertades de reunión y asociación. No será hasta la llegada de los liberales al poder (Sagasta, 1881) cuando resurja el movimiento obrero. En 1872, en un Congreso celebrado en Zaragoza de la sección española de la AIT, se habían perfilado las dos grandes orientaciones ideológicas en las que luego se dividirían los obreros españoles:
- Anarquistas: Rechazan la vida política.
- Socialistas: (Fundación: 20 de julio de 1879). Se caracterizan por considerar injusto el modelo de sociedad, proponer la transformación de ese modelo, utilizar la acción política para lograr esa transformación, buscar la posesión del poder político por el proletariado y luchar por mejorar las condiciones de vida. En 1888 se fundó en Barcelona la UGT (Unión General de Trabajadores).
Regionalismo y Nacionalismo Periférico
Los nacionalismos periféricos son movimientos contrarios al planteamiento y organización política de la Restauración, aunque sí estaban de acuerdo en el régimen económico de la misma.
- Nacionalismo Catalán: Es un movimiento esencialmente burgués, no secesionista, sino que pretende un sistema federalista de autogobierno e instituciones propias. Sus apoyos provienen de la burguesía media y los federalistas (Pí y Margall).
- Nacionalismo Vasco: Se fraguó en la segunda mitad del siglo XIX. Hasta la Restauración también fue un movimiento cultural, pero sus raíces culturales son escasas.
La Crisis de 1898: La Guerra de Cuba y sus Repercusiones
Antecedentes de la Guerra de Cuba
Las causas de la insurrección cubana se expusieron claramente en el Grito de Yara de octubre de 1868: el gobierno español era tiránico, gobernaba la isla con brazo de hierro, imponía tributos a su antojo, no reconocía libertades (ni políticas, ni civiles, ni religiosas) e imponía severas penas (exilio o ejecución por tribunales militares). Los conflictos provocados por los independentistas cubanos eran sistemáticamente reprimidos con dureza y la población criolla se sentía marginada de los cargos políticos, que eran monopolizados por los peninsulares. Las colonias ultramarinas (entre ellas Cuba) estaban mal integradas en el estado español; la lejanía propiciaba que los poderes que representaban a la metrópoli actuaran despóticamente. El gobierno de Madrid (siempre inestable) se imponía con dificultad.
Desarrollo de la Guerra de Cuba (1868-1878)
- El Grito de Yara se produjo el 10 de octubre de 1868. El gobierno de Madrid envía a Lersundi, que actúa con gran dureza, y la insurrección se convierte en guerra civil. Ahora los insurrectos piden la independencia, reclaman sufragio universal, soberanía nacional, independencia fiscal y el establecimiento del libre comercio.
- El gobierno de Madrid sustituye a Lersundi por el General Dulce, de carácter más conciliador, pero tampoco resuelve el conflicto. Se envía al General Caballero de Rodas, que de nuevo actúa con gran dureza (presiones catalanas por los intereses económicos de su industria).
- El barco de EE. UU. “Virginius” provoca un incidente: llevaba armas y hombres para ayudar a los insurrectos cubanos. España lo descubre y fusiló a parte de la tripulación.
- El conflicto será resuelto por el General Martínez Campos. Tras dos años de guerra, en junio de 1878 se firma la Paz de Zanjón. En ella, el gobierno español se compromete a:
- Tímidas reformas y mayor autonomía que contentaría a la burguesía catalana.
- Amplia amnistía.
- Libertad a los esclavos de origen asiático y promesas de reformas legales que pronto serían incumplidas.
El conflicto estallará de nuevo en 1895, cuando se intente presentar un proyecto de autonomía.
Causas de la Guerra de 1895 y la Intervención de EE. UU.
- El incumplimiento español de las promesas de Zanjón del año 1878: proyecto de autonomía, amnistía, reformas.
- Cuando el proyecto de Maura fue rechazado en el Parlamento en 1895, las esperanzas en Cuba se acabaron y volvió a estallar la guerra con violencia (Grito de Baire). De manera casi simultánea, se inició otro movimiento independentista en Filipinas (1896).
- Aparecieron líderes independentistas muy preparados, como el inspirador y poeta José Martí y el cabecilla militar Antonio Maceo, que fundaron el Partido Revolucionario Cubano. Ya no pedían autonomía, sino la independencia. La base social del independentismo cubano se hallaba en el campesinado y se practicó la guerra de guerrillas como táctica militar de los insurgentes.
- Caída de precios de los productos coloniales, debido a una economía muy dependiente basada en el monocultivo.
- Abuso de los propietarios sobre los trabajadores indígenas, a pesar de haberse abolido la esclavitud en 1880.
- Actitud del gobierno español.
- Internacionalmente, el conflicto se sitúa con otros problemas imperialistas y rivalidades por la posesión de colonias (por ejemplo, entre Francia y Gran Bretaña o contra Alemania). La política internacional reconocía la ley de la fuerza: el pez grande se come al chico, la superioridad del más fuerte se impone.
- Interés de los EE. UU., que apoyó desde el principio a los insurgentes independentistas cubanos. Los estadounidenses justificaron su intervención por diversas causas:
- Nacionalistas (la Doctrina Monroe).
- Imperialismo de EE. UU. orientado hacia el Caribe como área de desarrollo natural, considerando ese territorio como un mar interior y entendiéndolo como el escenario de su política colonial.
- Los intereses de las empresas norteamericanas en el territorio cubano eran muy poderosos, así como los vínculos que unían a la economía de la isla con el gigante americano. Desde este punto de vista, la continuidad de la administración española –con su marcado proteccionismo– exasperaba tanto a los norteamericanos como a los cubanos.
- El papel desempeñado por la prensa amarilla de EE. UU., principalmente los diarios de Hearst y Pulitzer, que desarrollaron una encendida campaña antiespañola, emponzoñando un conflicto que se convertiría en el inicio del protagonismo norteamericano en el escenario internacional durante el siglo XX.
- Razones racistas, que reconocían a la raza anglosajona como superior.
Desarrollo de la Guerra Hispano-Estadounidense (1895-1898)
En febrero de 1895 estalla la guerra con el Grito de Baire. El gobierno de Madrid envía al General Martínez Campos, pero la insurrección está demasiado extendida. La táctica del general consistía en establecer un cordón sanitario de norte a sur de la isla, «la trocha», que arrinconara progresivamente a los rebeldes. Al morir el líder cubano Martí en mayo de 1895, pasando a ser considerado un héroe y mártir, se formó un Gobierno Provisional presidido por Cisneros Betancourt. Los cubanos emplearon la táctica de la guerrilla, que fue un éxito.
La muerte de Cánovas (asesinado en agosto de 1897) fue sucedido por Sagasta, que intentó solucionar el problema aprobando precipitadamente en enero de 1898 la Autonomía de Cuba, pero ya era demasiado tarde. En EE. UU. se había producido la sustitución del presidente Cleveland por McKinley. Todo ello precipitó los acontecimientos:
- El presidente norteamericano realizó una gestión extraoficial en la corte de María Cristina ofreciendo la compra de la isla por 300 millones de dólares y amenazando con la intervención si no era aceptada.
- La explosión del acorazado Maine en el puerto de La Habana, el 15 de febrero de 1898, con la muerte de gran parte de su tripulación, llevó al ultimátum del 20 de abril de 1898, en el que EE. UU. daba tres días a España para que renunciara a la soberanía de Cuba.
El resultado fue el inicio de una guerra desigual entre una potencia en expansión y otra en declive, obligada además a defender un territorio alejado miles de kilómetros de la Península Ibérica. La guerra hispano-norteamericana se redujo básicamente a una guerra naval, donde la mayor potencia de fuego de los buques norteamericanos y el dominio de los puertos de repostaje de carbón dio rápidamente la iniciativa a los EE. UU.
La escuadra del Atlántico fue encomendada al almirante Cervera, hombre valeroso pero que consideraba imposible su misión. La flota española logró sortear el bloqueo norteamericano y atracar en el puerto de Santiago de Cuba. Tras cerrar el puerto, los norteamericanos intentaron la conquista de la ciudad tras un desembarco.
La posibilidad de que los EE. UU. pudieran capturar intacta la flota determinó a Cervera a salir a mar abierto. Cervera ya había manifestado al gobierno español el nulo apoyo de los cubanos: “solo somos dueños del suelo que pisamos”. La llamada batalla de Santiago supuso la destrucción de la flota española. En Filipinas, la vieja armada del almirante Montojo fue aniquilada en la batalla de Cavite frente a la moderna escuadra del comodoro Dewey (1 de mayo de 1898). La posterior rendición y la insurrección generalizada de los filipinos redujo el dominio español a la ciudad de Manila. Ni el General Polavieja ni Fernando Primo de Rivera pudieron con la desigualdad de fuerzas. El Gobierno de España el 12 de agosto de 1898 solicitó un armisticio, y el Tratado de paz se firmó el 10 de diciembre de 1898 (Tratado de París).
Consecuencias de la Crisis del 98
El Tratado de París fue un dictado de exigencias norteamericanas que España tuvo que acatar sin rechistar. Las posesiones coloniales españolas a partir de este momento se redujeron a África.
Otras consecuencias fueron:
- Desmoralización y Crisis política.
- Repercusiones sociales y económicas.
- Repercusión para las colonias y para EE. UU.
- Futura política exterior española de retraimiento y de aislamiento.
- Los últimos años de la Regencia de María Cristina fueron duros, teniendo que asumir la grave situación.
- A nivel popular en España se aceptó la derrota con resignación y fatalidad.
- 1898 se convirtió en el año decisivo del abandono del régimen por gran parte de la intelectualidad (la llamada Generación del 98).
Si España quería modernizarse, renovarse y regenerarse, debía:
- Reformar la educación.
- Eliminar el caciquismo.
- Dignificar la vida política.
- Realizar reformas económicas, agrícolas y de obras públicas.
- Realizar reformas sociales.
Transformaciones Económicas y Sociales en el Siglo XIX
En el siglo XIX se produjeron importantes cambios en la vida económica del país que afectaron no solo a la legislación y actividades económicas, sino que también estuvieron relacionados con la evolución social. La nueva sociedad clasista estará basada en la posesión de bienes, y la división entre ricos y pobres será cada vez más acusada.
Transformaciones Agrarias: La Propiedad de la Tierra
Cambios en la propiedad a través del Proceso de Desamortización:
- Devolución de los bienes comprados durante el Trienio Liberal.
- Puesta en venta de bienes de la extinguida Inquisición y de la Compañía de Jesús.
- En octubre de 1835 se incautan y nacionalizan aquellos conventos y monasterios de menos de 12 miembros, a excepción de los dedicados a la enseñanza, a los pobres (escolapios) o a asistencia de enfermos (San Juan de Dios) o misioneros.
- En enero de 1836 se aprueba el Decreto sobre el uso de los edificios religiosos incautados (para cuarteles, hospitales, cárceles o territorios destinados al futuro ensanche).
- En febrero de 1836 se pone a la venta en pública subasta las tierras desamortizadas del clero regular (monjes, frailes).
- En 1841 se completa la ley bajo la regencia de Espartero con la venta de los bienes del clero secular.
El Sector Industrial
El desarrollo industrial fue escaso debido a los malos transportes, la escasa demanda interna y la inexistencia de un mercado interior articulado. A esto se añade que se debían importar tanto materias primas como energía, y que la burguesía española tenía poca tradición en hacer inversiones, siendo poco emprendedora. Esto debió subsanarse con las inversiones extranjeras. Los sectores que inician el desarrollo industrial son minoritarios; el resto continuó siendo artesanal. El inicio se marca en 1834 con el Decreto de Libertad de Industrias.
El Sector Financiero
El gobierno liberal mostró grandes dificultades para obtener ingresos con los que hacer frente a los crecientes gastos y al pago de la deuda. La Hacienda Pública empeoró notablemente por las continuas guerras y por la poca capacidad de recaudación fiscal. Los intentos de ajustar los presupuestos siempre fracasaron, y llegar al equilibrio fue imposible. La recaudación siguió siendo defectuosa y el déficit siempre persistió. Las leyes desamortizadoras fueron un respiro a corto plazo, pero no solucionaron la Hacienda Pública como se esperaba.
El Sector Comercial
El mercado exterior estaba prácticamente hundido tras la emancipación americana. Se mantuvo gracias a las políticas proteccionistas (incluso se llegó a prohibir la importación de determinados productos). La moneda estaba completamente devaluada. Los artículos que se importaban eran los siderúrgicos y de maquinaria, y se exportaban fundamentalmente lana, aceite, tabaco, vino, minerales y materias primas. El mercado interior era prácticamente inexistente hasta el desarrollo del ferrocarril; los caminos eran muy deficientes, además de las dificultades orográficas. A pesar del impulso del ferrocarril, no se consiguió un comercio integrado.
Transformaciones Sociales y Culturales
Estructura Social de la Nueva Sociedad Clasista
La sociedad se estructura fundamentalmente por un criterio: el nivel de renta. Los nuevos valores burgueses son la libertad, la seguridad, la propiedad y la igualdad ante la ley. La desigualdad procede del poder de la riqueza y la propiedad, es decir, se acaba con los privilegios estamentales, pero no con la desigualdad. También se producirá un cambio de mentalidades y de hábitos de vida, resultando en una sociedad abierta y dinámica.
La estructura de la población activa española por sectores económicos en 1860 era la siguiente:
- Sector Primario: 65% (campesinos, pescadores)
- Sector Secundario: 15% (obreros, empresarios)
- Sector Terciario: 20% (funcionarios, comerciantes, servicio doméstico).
Clases Dirigentes
Nobleza, alta burguesía y ejército.
Clases Medias
Grupo muy minoritario y a la vez muy heterogéneo, lo que evidencia la polarización de la sociedad española. Su escasez indica el débil proceso de industrialización y urbanización. Forman parte de las clases medias:
- Pequeños propietarios rurales (campesinos acomodados).
- Mandos intermedios del ejército.
- Funcionarios.
- Profesionales liberales de menor nivel (médicos, abogados, profesores).
- Pequeños comerciantes y empresarios.
Clases Populares
Campesinos, artesanos, profesionales del sector servicio y trabajadores de las fábricas.
Cambio de Mentalidades y Educación
El desarrollo económico que se produjo en el reinado de Isabel II y el engrandecimiento de muchas ciudades como consecuencia del éxodo rural hicieron que la vida urbana se fuera imponiendo frente al ambiente rural.
Al margen del sistema público de enseñanza, se emprendieron iniciativas de alcance limitado pero de gran interés pedagógico y social:
- La Institución Libre de Enseñanza (ILE).
- Las Escuelas del Ave María.
- La lucha del PSOE contra el analfabetismo.
En 1900 se creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, que entre otras medidas:
- Amplió la edad escolar obligatoria.
- Creó estudios profesionales de enseñanzas medias.
- Intentó reemplazar la Ley Moyano de 1857, pero no lo logró.
En 1907 se creó la Junta para Ampliación de Estudios, que:
- Creó la Residencia de Estudiantes (donde cursaron estudios Buñuel, Dalí o F. García Lorca).
- Creó la Asociación de Laboratorios (dirigida por S. Ramón y Cajal, para fomentar las investigaciones científicas y los estudios experimentales).
- Creó becas para estudiar en el extranjero.
La Prensa y el Sexenio Revolucionario
La prensa tuvo un importante impulso, sobre todo gracias a los sectores de mayor inquietud intelectual.
El Sexenio Revolucionario (1868-1874) fue una época de amplitud cultural y de pensamiento, y de toma de conciencia política e ideológica del mundo obrero. Tras el triunfo de la Gloriosa se abrieron escuelas para instruir a las clases más bajas y aparecieron los primeros periódicos obreros. La Constitución de 1869 reconoció la libertad de prensa (ejemplos de diarios: La Vanguardia, ABC, El Imparcial, El Liberal, El Sol, La Pluma, España…).