El Siglo XVIII en España: Un Periodo de Transformación
La Guerra de Sucesión Española (1700-1714)
En 1700, murió sin descendencia directa Carlos II, el último monarca de la Casa de Austria. Este hecho desencadenó un conflicto sucesorio con dos principales candidatos al trono: Felipe d’Anjou (Borbón), nieto de Luis XIV de Francia y de la princesa María Teresa de Austria; y el archiduque Carlos de Habsburgo, hijo del Emperador de Austria.
El testamento de Carlos II designaba como sucesor a Felipe d’Anjou, lo que provocó un conflicto internacional entre Francia y una coalición de potencias europeas: Gran Bretaña, Holanda, Portugal y Saboya, partidarias del archiduque Carlos.
En España, se produjo un enfrentamiento interno entre la Corona de Castilla, que apoyaba a Felipe d’Anjou, y la Corona de Aragón, que respaldaba al archiduque Carlos. Este conflicto fue, por tanto, tanto civil como internacional.
La paz entre Francia y los partidarios del archiduque Carlos se firmó en los Tratados de Utrecht y Rastadt. Por estos acuerdos, Felipe d’Anjou fue reconocido como rey de España (Felipe V) a cambio de importantes concesiones territoriales y comerciales a las potencias aliadas.
La Sociedad y Economía del Antiguo Régimen
La Economía Agraria
La economía del Antiguo Régimen estaba basada fundamentalmente en la agricultura, a la que se dedicaba más del 80% de la población. Esta actividad era muy poco productiva, y una buena parte de la tierra estaba en manos muertas, es decir, no podía comprarse ni venderse, lo que impedía su modernización y mejora.
La tierra estaba muy mal repartida, y la inmensa mayoría de la población no podía acceder a la propiedad. La mayor parte del campesinado era arrendatario o jornalero, viviendo en muy bajas condiciones y con nula capacidad de consumo, lo que afectaba negativamente al comercio en general.
El mercado interior era sumamente débil; existían además graves problemas de transporte. Sin embargo, el comercio colonial con América sí logró desarrollarse bastante, siendo una de las pocas áreas de dinamismo económico.
La Sociedad Estamental
La sociedad del Antiguo Régimen era estamental, basada en la desigualdad jurídica y en el inmovilismo social. Se dividía en tres estamentos principales:
La Nobleza y el Clero (Estamentos Privilegiados)
La nobleza y el clero eran dueños de gran parte de la propiedad, no pagaban impuestos, tenían sus propias leyes y controlaban la Administración. El clero, que constituía alrededor del 2% de la población, poseía más del 40% de la propiedad territorial. La nobleza (aproximadamente el 5% de la población) poseía extensas propiedades y señoríos, donde administraba justicia. Ambos estamentos vivían de las rentas y de los derechos señoriales.
El Estado Llano (No Privilegiados)
El Estado Llano era muy variado y constituía más del 90% de la población. Estaba compuesto por campesinos, burguesía y sectores populares urbanos. Sus miembros estaban sometidos a la desigualdad jurídica, pagaban impuestos y no participaban en las decisiones políticas. En general, tenían un nivel de vida muy bajo.
- Los campesinos continuaban sometidos a un régimen señorial y estaban divididos entre propietarios, una mayoría de arrendatarios y jornaleros, que trabajaban la tierra de otros y estaban siempre al borde de la subsistencia.
- Los escasos burgueses lograron mejorar su situación a lo largo del siglo XVIII debido a la mejora del comercio, pero seguirían sometidos a la desigualdad jurídica.
La Monarquía Borbónica: Centralización y Reformas
El Absolutismo de Felipe V
Felipe V instauró un modelo de absolutismo basado en el que había impuesto su abuelo Luis XIV en Francia durante el siglo XVII. En él, el poder del rey era prácticamente ilimitado.
Gracias a las victorias frente a la Corona de Aragón en la Guerra de Sucesión, se fue unificando y reorganizando los diferentes reinos peninsulares mediante los Decretos de Nueva Planta. Con ellos, se impuso la organización político-administrativa propia de Castilla en esos territorios, logrando unificar y centralizar el sistema, con la excepción de Navarra y el País Vasco, territorios que le habían apoyado en la Guerra.
Las Cortes y el Consejo de Castilla asumieron las competencias de los de Aragón, aunque perdieron casi todas sus funciones. Se crearon las Secretarías de Estado y Despacho, se eliminaron los antiguos virreinatos y se crearon demarcaciones provinciales. También se creó la figura del intendente, con amplios poderes y que dependía directamente del rey.
Basándose en el derecho de conquista, se realizaron reformas fiscales en los territorios de la antigua Corona de Aragón, como el catastro en Cataluña, lo que logró aumentar la recaudación. En los años siguientes, se intentó extenderlo a toda España.
Los Decretos de Nueva Planta tuvieron un resultado ambivalente: por una parte, lograron racionalizar y uniformizar el sistema político-administrativo y fiscal, pero por otro lado, generaron una fuerte oposición, especialmente en Cataluña, que aún guardaba rencor a los Borbones.
Política Exterior Borbónica
La dinastía de los Borbones en España se inició con una importante pérdida de poder e influencia internacional, pero lejos de perjudicar al país, esto le benefició, ya que pudo centrar todas sus energías en mejorar la situación interna.
El Tratado de Utrecht prohibía explícitamente la unión de las coronas de España y Francia en una misma persona, pero eso no impidió la firma de los “Pactos de Familia” entre las dos ramas de la Familia Borbón, primero por Felipe V y más tarde por Carlos III, lo que llevó al enfrentamiento ineludible con Gran Bretaña.
- Con Fernando VI, los esfuerzos se dirigieron a la reconstrucción del ejército y la flota para la administración y explotación de América, así como el comercio colonial. Se contó con la colaboración de José de Carvajal y Lancaster y el marqués de la Ensenada.
- Con Carlos III, España intervino en la Guerra de los Siete Años y en la Guerra de Independencia de las Trece Colonias norteamericanas, al lado de Francia y frente a Gran Bretaña, lo que permitió recuperar Menorca y otros territorios.
El Despotismo Ilustrado de Carlos III
El mayor cambio estamental se produjo en la situación de la burguesía, que consiguió mejorar su situación económica gracias al desarrollo del comercio y que se vio favorecida por los cambios introducidos por la monarquía en la administración, así como por la influencia de la Ilustración.
Uno de los cambios principales se produjo cuando Carlos III declaró honestas todas las profesiones en 1783, eliminando el estigma social asociado a ciertos oficios.
Reformas Internas
Educación y Religión
En educación, se inició una reforma de los estudios universitarios y de las enseñanzas medias. En el ámbito religioso, se puso especial énfasis en reformar el papel y el poder de la Iglesia. Carlos III intentó controlar la Inquisición y frenar el poder de la Iglesia.
Ministros Ilustrados
Para llevar a cabo su programa, Carlos III contó con una serie de ministros y colaboradores ilustrados, entre los que cabe destacar a Campomanes, Floridablanca, Aranda, Olavide y Jovellanos.
Medidas Económicas
En el terreno económico, se establecieron las siguientes medidas:
- Limitación de los privilegios de la Mesta y apoyo a las medidas de colonización de la Sierra Morena.
- Fomento de la libre circulación de productos y mercancías por España, y liberalización progresiva del comercio colonial con América.
- Apoyo a la actividad industrial y proteccionismo, junto con reformas fiscales.
- Creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, instituciones destinadas a fomentar el desarrollo económico y cultural.
La Ilustración en España y el Fin del Siglo XVIII
El Siglo de las Luces
El siglo XVIII se conoce como El Siglo de las Luces. La Ilustración, de origen francés, se caracterizó por su confianza en la razón, considerando el conocimiento como la base de la felicidad. Sus partidarios defendían la educación, el progreso, la igualdad jurídica y el derecho a la libertad. Asimismo, se opusieron a la visión inmovilista y a los privilegios del clero y la nobleza.
La extensión de la Ilustración en España fue lenta y difícil, debido principalmente a la ausencia de una burguesía poderosa y al enorme peso de la Iglesia.
El Despotismo Ilustrado
El despotismo ilustrado fue consecuencia de la mezcla entre las ideas de la Ilustración y el absolutismo monárquico, siendo Carlos III su principal representante en España. Sus reformas provocaron el Motín de Esquilache en 1766, pero el rey continuó con su política reformista.
El despotismo ilustrado de Carlos III presenta un balance positivo. Se impulsaron reformas de tipo económico, de instrucción pública, de saneamiento de las ciudades y se potenciaron las actividades económicas, científicas y culturales. Sin embargo, todas aquellas medidas que implicaban tocar los intereses de los privilegiados, como la reforma agraria, no fueron llevadas a cabo.
Reformar tenía como límite el poder del monarca y el mantenimiento del Antiguo Régimen, basado en la desigualdad jurídica y en el absolutismo.
Transición y el Impacto de la Revolución Francesa
Tras la muerte de Carlos III y la llegada al trono de su hijo Carlos IV, la senda reformista continuó, pero el estallido de la Revolución Francesa en 1789 frenó estos planes. Carlos IV y gran parte de sus colaboradores observaron con temor los efectos que las ideas ilustradas provocaban en la vecina Francia, por lo que se apartó del gobierno a todos los ministros ilustrados y se confió el poder al general Manuel Godoy.
La ejecución de Luis XVI llevó a que España declarara la guerra a Francia, pero las tropas españolas fueron derrotadas.
A partir de ese momento, y especialmente tras el ascenso al poder de Napoleón Bonaparte en 1799, la política española vaciló entre el temor a Francia y el intento de pactar con ella para evitar un enfrentamiento.
La Revolución Francesa, originada en Francia en 1789, barrería pronto toda Europa, dejando una huella mucho más perdurable y sólida que la de la Ilustración.