Las Regencias y el Reinado de Isabel II: La Construcción del Estado Liberal en España
Contexto de las Reformas Liberales y la Constitución de 1837
Las principales motivaciones para las reformas liberales impulsadas en este periodo fueron:
- Conseguir recursos para el Estado y hacer frente a la Guerra Carlista.
- Desmantelar el poder económico de la Iglesia, que apoyaba al carlismo.
- Crear una nueva clase de propietarios agrícolas adeptos a la causa isabelina.
- Intentar impulsar la agricultura al poner gran cantidad de tierra en cultivo.
Frente al rechazo a las reformas, los progresistas protagonizan el Pronunciamiento de los Sargentos de la Granja de San Ildefonso, los cuales obligan a la regente a jurar la Constitución de 1812 y formar un nuevo gobierno progresista presidido por Calatrava para reformar la Constitución. El resultado fue la Constitución de 1837.
Como puntos más importantes de la misma podemos destacar:
- La soberanía compartida (Rey y Cortes).
- Sistema bicameral (Congreso y Senado).
- Libertad de imprenta.
- Alcaldes elegidos por los vecinos.
- Sufragio censitario menos restringido.
En 1840, la oposición progresista logró que la reina María Cristina abdicase de la regencia y se exiliase en París.
La Regencia de Espartero (1840-1843)
Esta regencia solo duró tres años. El problema más importante fue la noticia de que el gobierno preparaba un tratado de comercio librecambista con Gran Bretaña que permitía a esta vender sus productos textiles en España. Como esto perjudicaba a la industria catalana, tanto patronos como obreros se manifestaron en las calles de Barcelona. Espartero quiso solucionar este problema bombardeando la ciudad. Tras esta acción, tanto moderados como progresistas y militares convergieron en una insurrección general que acabó con la regencia.
El Reinado de Isabel II (1843-1868)
El gobierno provisional declaró mayor de edad a Isabel II con tan solo trece años.
Durante su reinado, que duró hasta el año 1868, se pueden distinguir tres etapas:
La Década Moderada (1844-1854)
En esta etapa, el gobierno moderado desarrolló una política centralizadora. Destacó el líder de los moderados, el General Narváez. Su actuación política fue encaminada a darle al país estabilidad política con gobiernos oligárquicos de escasa representatividad popular y donde primaba el orden sobre la libertad.
Entre las medidas más importantes podemos destacar:
- La creación de la Guardia Civil.
- Las reformas en la Hacienda.
- La creación de una nueva constitución, la Constitución de 1845, de carácter conservador, en la que destacan como puntos importantes:
- Soberanía compartida entre la Corona y las Cortes.
- La religión católica, oficial y única permitida.
- Restricción de la libertad de imprenta y prensa.
- Restricción de las competencias de los Ayuntamientos.
Pero esta fructífera labor legislativa estuvo condicionada por la inestabilidad ministerial y por los continuos escándalos. Por ello, a lo largo de la década fue creciendo la oposición al gobierno a través de la lucha armada (pronunciamientos) o de la lucha política. La insurrección progresista de 1854, conocida como la Vicalvarada, supuso el enfrentamiento de las tropas del General O’Donnell con las tropas del gobierno en el barrio de Vicálvaro (Madrid); los sublevados en el pueblo de Manzanares proclamaron el Manifiesto de Manzanares, por el cual reclamaban reformas. Dicha revolución se generalizó por la mayor parte de las ciudades, por lo que el gobierno se vio obligado a dimitir y la reina entregó el poder a Espartero y O’Donnell.
El Bienio Progresista (1854-1856)
En este periodo se intentó aprobar una nueva Constitución: la de 1854, muy similar a la de 1837, que no llegó a entrar en vigor.
También se intentó culminar el proceso desamortizador con la Desamortización de Pascual Madoz, que afectó no solo a los bienes de la Iglesia, sino también a los bienes amortizados de los municipios y del Estado.
Igualmente se aprobaron una serie de leyes como la Ley de Ferrocarriles y la Ley de Sociedades Bancarias, que daría lugar a la creación del Banco de España.
La conflictividad laboral en el sector industrial dio lugar a una gran inestabilidad. La crisis hizo que el General O’Donnell diese un golpe de Estado y asumiese la presidencia del gobierno, apoyado por su nuevo partido: la Unión Liberal.
El Retorno de los Moderados y la Unión Liberal (1856-1868)
El gobierno de la Unión Liberal de O’Donnell (1858-1863) caracterizaría este periodo por un cierto reformismo, como la ampliación del sufragio o el incremento de la inversión.
Este partido, integrado por moderados y progresistas descontentos, tenía como objetivo consolidar la monarquía constitucional, restablecer el orden público y conciliar a todos (moderados y progresistas). Para ello buscó prestigio a través de una política exterior supeditada a los intereses de Francia y Gran Bretaña. Pero esta política de prestigio acabó por desgastar al propio O’Donnell.
Conclusión: El Fin del Reinado de Isabel II y el Sexenio Democrático
El descrédito de Isabel II, así como el malestar social generado por una crisis financiera y de subsistencia, hicieron que Prim en 1866 uniera todas las fuerzas opositoras a Isabel II en el Pacto de Ostende con el objetivo de derribar la monarquía.
Una vez organizada la oposición, en septiembre de 1868, se produjo una sublevación que obligó a Isabel II, que se encontraba en San Sebastián, a huir a Francia. La monarquía de los Borbones había caído.
Al reinado de Isabel II le seguiría el denominado Sexenio Democrático (1868-1874), un periodo en el que se sucedieron diferentes regímenes y gobiernos. La inestabilidad política y los conflictos armados (la Tercera Guerra Carlista, la guerra separatista cubana y el movimiento cantonal) llevaron al fracaso al Sexenio Democrático y a la posterior Restauración de la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII, hijo y sucesor de Isabel II.