Dictadura en España (1923-1930): causas, características y consecuencias

Régimen dictatorial en España (1923-1930)

El régimen dictatorial se implantó en España entre 1923 y 1930 como respuesta militar a la grave crisis política y social en la que se encontraba el país. Fue contemplado como solución por una parte de la opinión pública.

Causas internas

  • Inestabilidad política del régimen de la Restauración, que sufrió hasta 23 crisis de gobierno, siendo una de las más significativas la crisis de 1917.
  • Fortalecimiento de la oposición republicana, obrerista y nacionalista.
  • Afán por evitar las consecuencias del expediente Picasso y el problema colonial de Marruecos.

Causas externas

  • Revolución Rusa, que se convirtió en el modelo a seguir para muchos partidos en Europa.
  • Aparición de regímenes totalitarios en otros países europeos, como la Italia fascista de Mussolini.

El golpe de estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923 fue la respuesta autoritaria al bloqueo del régimen constitucional y al peligro de revolución social. Se mostró como una solución de emergencia a los problemas del país. El general sublevado declaró el Estado de guerra y exigió que el poder pasara a los militares. Alfonso XIII aceptó la nueva situación y le encargó la formación de un gobierno únicamente integrado por militares.

Se iniciaba así una dictadura que se alargaría durante siete años, divididos en dos periodos: Directorio Militar (1923-1925) y Directorio Civil (1925-1930).

El Directorio Militar (1923-1925)

En el manifiesto inaugural, Primo anunció la voluntad de acabar con los caciques, el bandidaje político y las amenazas a la unidad nacional. El nuevo régimen fue aceptado por la mayoría del país, que presentía un establecimiento del orden.

El estado quedó en manos de un directorio militar presidido por Primo de Rivera, desde el cual el dictador inició su tarea de “saneamiento”. Destituyó a las autoridades civiles y colocó en su lugar a militares, quedando toda la Administración en manos del Ejército. Estableció la censura de prensa, suspendió la Constitución de 1876 y prohibió los partidos políticos y sindicatos.

El otro gran objetivo del régimen fue fomentar un nacionalismo de Estado de carácter unitario y centralista. Se creó la Unión Patriótica, un nuevo partido político que serviría de sostén social al nuevo régimen.

El problema de Marruecos ocupó un lugar central en las preocupaciones del dictador, que se nombró a sí mismo Alto Comisionado de Marruecos. Se inició una política conjunta con Francia que dio lugar al desembarco de Alhucemas (1925), una operación militar de gran éxito. La dictadura se encontraba en lo más alto de su popularidad.

El Directorio Civil (1925-1930)

Se trató de sustituir la dictadura militar por un Directorio Civil para prolongarlo en el tiempo. Se creó la Asamblea Nacional Consultiva, una simulación no democrática del parlamento, con la que se pretendió dar una salida constitucional al régimen. En lo económico, la Dictadura se benefició de la buena coyuntura internacional de los años veinte y se puso en marcha una ambiciosa política dirigida al desarrollo de la industria nacional y de las obras públicas. Sin embargo, el régimen no adoptó nuevos modelos económicos y se limitó a propiciar la industrialización desde el intervencionismo estatal y el nacionalismo económico. Se creó el Consejo de Economía Nacional y se establecieron monopolios como Iberia y Telefónica. Además, se crearon las Confederaciones Hidrográficas en 1926.

En lo social, se inició la implantación de un régimen corporativista, basado en la intervención del estado como árbitro en los conflictos laborales. Para ponerlo en marcha se logró la colaboración del PSOE y de la UGT, que monopolizaron el movimiento obrero durante la dictadura. En 1926, se publicó el Código del Trabajo, que regulaba los contratos laborales y los seguros de accidentes.

Crisis de la dictadura y final de la monarquía (1930-1931)

A partir de 1928, la fortaleza del régimen comenzó a resquebrajarse. Las relaciones entre el dictador y el rey se enfriaron progresivamente y los sectores sociales que hasta ese momento habían apoyado la dictadura, como el ejército o las organizaciones patronales y obreras, comenzaron a distanciarse. La oposición al régimen estuvo integrada por los partidos del turno, los republicanos, el movimiento intelectual, la CNT y el nacionalismo catalán.

La oposición política y social al régimen fue incrementando, sobre todo a partir de 1929, cuando comenzaron a percibirse los efectos de la crisis económica mundial. En 1930, Alfonso XIII retiró su confianza al dictador y dimitió. Le sustituyó el general Berenguer, con el objetivo de iniciar una vuelta al sistema constitucional. Pero ese proceso se hizo tan lentamente que la oposición y la opinión pública comenzaron a impacientarse. Para acelerar el fin del régimen dictatorial, republicanos, catalanistas de izquierda y Prieto por el PSOE firmaron el llamado Pacto de San Sebastián en agosto de 1930, cuyo objetivo era la proclamación de la república.

En febrero de 1931, Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar, que asumió el compromiso de convocar elecciones. Sin embargo, ya no había remedio. Alfonso XIII se había vinculado tanto a la dictadura que iba a verse arrastrado por ella. Las elecciones municipales, convocadas para el 12 de abril, supusieron el triunfo republicano en casi todas las capitales de provincia y llevaron a la proclamación de la II República española el 14 de abril de 1931.

La dictadura supuso el descrédito definitivo de la Monarquía, favoreciendo la identificación entre las fuerzas más progresistas, los nacionalismos periféricos y el movimiento obrero con el republicanismo político, e impulsó la aparición de nuevas opciones políticas tanto en la izquierda como en la derecha.