Conflictividad Social y Movimiento Obrero en España durante el Reinado de Alfonso XIII (1909-1923)

Contexto General: El “Trienio Bolchevique” y la Agitación Social

El periodo conocido como Trienio Bolchevique (aproximadamente 1918-1921, aunque la agitación venía de antes) fue una época de intensa conflictividad social en España.

Análisis de Fuentes Documentales

Para comprender la situación, analizamos dos fuentes:

Gráfico de Huelgas (Fuente Historiográfica)

En cuanto a la clasificación, vemos que el gráfico tiene un carácter social y económico. Es una fuente historiográfica (fuente secundaria) y alude a la situación social y económica de España durante el reinado de Alfonso XIII y antes de la dictadura de Primo de Rivera. Es un gráfico lineal de doble entrada: los años en el eje horizontal (abajo) y el número de huelgas en el eje vertical (izquierda).

Las ideas más importantes que se desprenden del gráfico son la evolución de la conflictividad social y el posible reflejo del aumento del precio de los productos básicos. En cuanto a la evolución de las huelgas en España en el primer tercio del siglo XX, observamos un número importante entre 1909 y 1914, con una media superior a las 200 anuales. Sin embargo, el punto máximo se inicia en 1917 y llega a su culminación en 1920 con más de mil huelgas, para bajar rápidamente a partir de 1921, aunque sin retornar a los niveles previos a la escalada. El primer auge coincide con la Semana Trágica de Barcelona (1909), y el segundo momento se inicia con la crisis de 1917 y se prolonga con la crisis que afecta a toda Europa tras la I Guerra Mundial.

Mapa Temático (Fuente Secundaria)

El mapa también es una fuente secundaria, de tipo temático. Hace alusión a la incidencia de la crisis de 1917 en España, tanto en el medio rural y agrario como en el medio urbano e industrial. Se centra exclusivamente en 1917 para las zonas industriales y abarca de 1918 a 1921 para las huelgas agrícolas.

En el mapa apreciamos la especial incidencia de los paros obreros y movimientos reivindicativos en zonas como:

  • Valencia
  • Barcelona y su cinturón industrial
  • Vizcaya
  • Asturias

Otros focos secundarios serían Madrid, Alicante, Linares y La Carolina (Jaén) y las minas de Río Tinto (Huelva). En cuanto a las huelgas agrarias, vemos que su incidencia es muy importante en la Andalucía del Guadalquivir y, con menor intensidad, en el resto de Andalucía, Extremadura y algunas zonas de Castilla-La Mancha y Castilla y León. Por el contrario, es prácticamente nula o poco relevante en Galicia, la cornisa cantábrica, algunos puntos del interior castellano y aragonés, y en los dos archipiélagos.

Es evidente que lo que se refleja es un desigual reparto de la propiedad, siendo la Andalucía bética la zona con más latifundios de España, junto con Extremadura y gran parte de Castilla-La Mancha, aunque en estos últimos territorios la conflictividad no alcanza la misma intensidad.

Causas y Evolución de la Conflictividad Social (1909-1923)

Uno de los problemas centrales del reinado de Alfonso XIII fue el aumento de la conflictividad social, manifestado en un incremento significativo de las huelgas. El movimiento obrero, en definitiva, adquirió una gran fuerza a través de los sindicatos (el socialista UGT y el anarquista CNT), en los que creció notablemente la afiliación. A continuación, se detallan diferentes episodios que ponen de manifiesto dicha conflictividad y malestar social:

La Semana Trágica de Barcelona (1909)

En los primeros años del siglo XX, Barcelona era una ciudad donde se respiraba un clima anticlerical y antimilitar. La movilización de los reservistas catalanes para la guerra de Marruecos provocó la indignación popular. El gobierno de Maura decidió enviar al Ejército y aprovechar la ocasión para ensayar el plan de movilización de reservistas, ordenando su incorporación en Madrid y Barcelona. En ambas ciudades se produjeron fuertes protestas y manifestaciones, protagonizadas principalmente por mujeres y madres de los alistados.

Así, el 26 de julio de 1909 se inició la huelga general en Barcelona, convocada por Solidaridad Obrera, lo que se conoce como la Semana Trágica. Se generó un clima de violenta insurrección que llevó la ciudad al paro total y a la declaración del estado de guerra. Entre el 26 de julio y el 1 de agosto se sucedieron asaltos a conventos, incendios, barricadas, dejando un saldo de más de un centenar de muertos y numerosos heridos. La primera consecuencia política fue la caída del gobierno Maura. En el plano sindical, supuso la desaparición de Solidaridad Obrera y la posterior creación de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), sindicato llamado a tener gran relevancia en la lucha obrera.

Impacto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)

El estallido de la Primera Guerra Mundial, en agosto de 1914, fue seguido de una declaración de neutralidad del gobierno español, encabezado por Eduardo Dato. Las consecuencias económicas de la neutralidad fueron muy importantes. Tras unos meses de recesión, a partir de 1915 se produjo un auténtico boom económico al convertirse España en suministradora de los países en guerra (alimentos, materias primas y productos industriales).

La producción industrial creció gracias al aumento de la demanda exterior y a la necesidad de sustituir importaciones con producción propia. La doble tendencia (aumento de las exportaciones y disminución de las importaciones) provocó un cambio en la balanza comercial, que registró superávit entre 1915 y 1919.

Sin embargo, esta expansión también produjo graves tensiones sociales: la Guerra provocó un desabastecimiento del mercado interior con el consiguiente aumento de los precios, muy fuerte durante 1916, 1917 y 1918. La conflictividad social, en consecuencia, se acentuó, facilitando el auge del movimiento obrero, que reivindicaba alzas salariales y la mejora de las condiciones de vida.

La Crisis de 1917 y la Huelga General Revolucionaria

En 1916, la UGT y la CNT acordaron que la huelga general era el mejor instrumento para presionar al gobierno. Al año siguiente, la huelga se convirtió en un proyecto revolucionario: en marzo de 1917, en una reunión conjunta UGT-CNT, se acordó convocar una huelga general indefinida en el plazo de tres meses, como estrategia para acabar con el régimen de la Restauración.

Finalmente, se formó el comité de huelga, encargado de fijar su fecha (desde las 0 horas del 13 de agosto) y lanzar un Manifiesto al país, redactado por Julián Besteiro. La huelga, sin embargo, fracasó. El temor a la revolución obrera hizo sus efectos: la Lliga Regionalista desactivó la Asamblea de Parlamentarios y criticó la huelga. La ilusión de un posible apoyo del Ejército se esfumó cuando los oficiales se posicionaron al lado del gobierno y de la monarquía, lanzando sus tropas contra los huelguistas. Madrid, Barcelona, Bilbao, Oviedo, Gijón y otras capitales quedaron paralizadas. El 18 de agosto, la huelga estaba sofocada.

A pesar del fracaso, la presión ejercida provocó la caída del gobierno Dato y el nacimiento, por primera vez, de los gobiernos de concentración, en un intento de estabilizar el sistema.

El Auge Sindical y la Violencia Social (Post-1917)

La crisis social, agudizada por la recesión económica postbélica y el influjo de la Revolución Rusa de 1917, favoreció el crecimiento de los sindicatos. La UGT aumentó su afiliación, y la CNT todavía más, siendo Cataluña la zona de mayor presencia del anarcosindicalismo. Su secretario general, Salvador Seguí (“el noi del sucre”), tuvo un papel destacado en la huelga de febrero de 1919 de la empresa eléctrica “La Canadiense” en Barcelona.

El gobierno, presidido por Romanones, forzó la negociación y aprobó una reivindicación histórica: la jornada laboral de ocho horas diarias. Sin embargo, el conflicto derivó en una auténtica “guerra social” entre patronos y obreros: actos terroristas (pistolerismo) y la violencia callejera sumieron a Barcelona en una espiral de violencia. La aplicación de la llamada “ley de fugas” (provocar la supuesta evasión de un detenido para poder asesinarlo impunemente) por parte de las autoridades agudizó también la tensión social. Como represalia por la represión y el asesinato de líderes obreros, un grupo anarquista atentó contra la vida del presidente del gobierno, Eduardo Dato, en marzo de 1921.

Hacia la Dictadura: El Colapso del Sistema

Tras el “Desastre de Annual” en Marruecos en el verano de 1921, la inoperancia y falta de respuesta del gobierno ante la crisis militar, política y social se hizo patente. Esta situación de inestabilidad extrema culminó con el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923, que contó con el beneplácito del rey Alfonso XIII y encaminó a España hacia una dictadura militar que duraría hasta enero de 1930.