La Guerra Civil Española (1936-1939): Orígenes y Estallido del Conflicto
La sublevación militar del 18 de julio de 1936 se produjo en un contexto de profunda crispación y radicalización social y política, ante la incapacidad del gobierno del Frente Popular para ofrecer soluciones estables. El detonante inmediato fue el asesinato del parlamentario derechista José Calvo Sotelo por parte de militantes de izquierda, como represalia por el asesinato previo del teniente José del Castillo.
Los apoyos de esta sublevación provinieron de los grupos conservadores y de derecha, incluyendo la Falange Española, la CEDA, los monárquicos, altos mandos del ejército y la jerarquía eclesiástica, así como una parte significativa de la población católica. Aunque la sublevación fracasó en su objetivo de tomar el control inmediato del país, provocó la división de España en dos bandos enfrentados: el bando republicano (leal al gobierno del Frente Popular) y el bando sublevado (también conocido como bando nacional).
División Territorial y Militar de España
La división del país se reflejó tanto en el territorio como en las fuerzas armadas:
- Zonas sublevadas (bando nacional): Castilla la Vieja, Galicia, Navarra, Canarias, Baleares (excepto Menorca), Andalucía occidental, parte de Aragón, Ceuta, Melilla y los territorios de África. Contaron con el apoyo mayoritario del ejército de tierra.
- Zonas leales a la República (bando republicano): Toda la franja mediterránea desde Cataluña hasta Gibraltar, Castilla la Nueva, Extremadura y el norte peninsular (excepto Galicia). La mayor parte de la España rica, industrial y minera quedó de su lado. Inicialmente, contaron con la lealtad de la mayor parte del ejército del aire y la marina.
Mientras que la estrategia de Franco se centró exclusivamente en la victoria militar, imponiendo la ley marcial en los territorios conquistados, el bando republicano emprendió profundas reformas sociales y políticas, lo que, paradójicamente, generó importantes disputas internas que debilitaron su esfuerzo de guerra.
La Internacionalización del Conflicto
Aunque 27 países, en su mayoría europeos, firmaron un Pacto de No Intervención, este fue sistemáticamente violado. La guerra española se convirtió en un campo de pruebas para la Segunda Guerra Mundial.
- Apoyos al bando nacional: La Alemania nazi, la Italia fascista y Portugal apoyaron activamente al bando de Franco con aviones (como la Legión Cóndor), tanques, armas y personal militar. Estados Unidos, aunque oficialmente neutral, permitió que empresas privadas suministraran recursos energéticos clave, como petróleo.
- Apoyos al bando republicano: La Unión Soviética (URSS) fue el principal apoyo, proporcionando armas, tanques y aviones a cambio del oro del Banco de España. Además, la República recibió la ayuda crucial de las Brigadas Internacionales, voluntarios antifascistas de todo el mundo, y de las milicias populares, en las que también participaron mujeres en la defensa de pueblos y ciudades.
Las Grandes Fases de la Guerra
El desarrollo militar de la Guerra Civil se puede dividir en cuatro etapas principales:
1. La Batalla de Madrid (1936-1937)
El principal objetivo de los sublevados era la rápida ocupación de Madrid. Ante el fracaso del asalto frontal, gracias a la tenaz resistencia bajo el lema “¡No pasarán!”, las tropas nacionales intentaron cortar las vías de comunicación de la capital, pero fueron derrotadas en las batallas del Jarama y de Guadalajara.
2. La Campaña del Norte (1937)
Tras el fracaso en Madrid, los sublevados concentraron sus ofensivas en la franja cantábrica, una zona industrial y minera clave. Lograron conquistar el País Vasco, Cantabria y Asturias. Para aliviar la presión, los republicanos lanzaron contraofensivas como las batallas de Brunete y Belchite. Durante esta campaña se produjeron los trágicos bombardeos de la aviación Cóndor alemana sobre poblaciones civiles como Durango y Guernica.
3. El Avance hacia el Mediterráneo (1938)
El gobierno republicano de Juan Negrín reorganizó el ejército. Sin embargo, las tropas de Franco lanzaron una gran ofensiva en el frente de Aragón y lograron llegar al mar Mediterráneo, dividiendo el territorio republicano en dos. Esto condujo a la Batalla del Ebro, la más larga y sangrienta de la guerra, cuyo resultado adverso para la República determinó el inicio del fin del conflicto.
4. El Fin de la Guerra (1939)
Tras la derrota en el Ebro, los sublevados consiguieron ocupar Cataluña. Mientras Madrid aún resistía, Francia y Reino Unido reconocieron oficialmente el gobierno de Franco. Finalmente, el 1 de abril de 1939, tras la caída de Madrid, se emitió el último parte de guerra, declarando el fin del conflicto.
La Evolución Política en las Dos Zonas
La Zona Republicana: Guerra y Revolución
En el bando republicano se desencadenó un profundo proceso revolucionario. El poder se fragmentó en múltiples juntas, milicias y consejos que, a nivel local y regional, suplantaron al gobierno central, dificultando las operaciones militares. Se llevó a cabo una represión contra la población considerada de derechas y católica, con detenciones y ejecuciones. El anticlericalismo se manifestó en acciones a menudo incontroladas contra sacerdotes y edificios religiosos.
Paralelamente, se desarrolló una revolución socioeconómica con la ocupación y el reparto de tierras y la colectivización de industrias. Sin embargo, las profundas divisiones internas lastraron al bando republicano:
- Un sector, formado por comunistas, socialistas y republicanos, defendía la prioridad de ganar la guerra, postergando la revolución.
- Otro sector, liderado por la CNT-FAI y el POUM, pretendía simultanear guerra y revolución.
Estas divergencias culminaron en los Hechos de Mayo de 1937 en Barcelona, un enfrentamiento armado entre facciones republicanas. Como consecuencia, cayó el gobierno de Largo Caballero y se consolidó la influencia comunista. El nuevo gobierno, presidido por el socialista Juan Negrín, se esforzó por reconstruir la autoridad del Estado, centralizar el esfuerzo bélico y frenar el proceso revolucionario.
En la retaguardia, la prolongación de la guerra provocó una situación desesperada: inflación, escasez de alimentos, racionamiento y mercado negro afectaron gravemente a la población civil.
La Zona Nacional: La Construcción de un Estado Totalitario
En el bando sublevado, ante la división inicial de las fuerzas políticas de la derecha, el ejército se erigió como la institución vertebradora del nuevo Estado. Se creó una Junta de Defensa Nacional que asumió todos los poderes, proclamó el estado de guerra e inició una sistemática represión contra simpatizantes republicanos y miembros de organizaciones de izquierda.
Pronto, la figura de Francisco Franco se impuso sobre los demás generales. Fue nombrado Generalísimo de las fuerzas nacionales y Jefe del Gobierno y del Estado. Mediante el Decreto de Unificación de 1937, unificó a falangistas y tradicionalistas en un partido único: Falange Española Tradicionalista y de las JONS, que se convirtió en el pilar del Movimiento Nacional.
En 1938, la Ley de Administración Central del Estado le confirió todos los poderes, consolidando una dictadura autoritaria de corte fascista. El nuevo régimen derogó la legislación republicana, restableció los privilegios de la Iglesia Católica y suprimió las libertades políticas y sindicales. Se promulgaron leyes fundamentales como:
- El Fuero del Trabajo, que regulaba las relaciones laborales bajo un modelo corporativista.
- Una Ley de Prensa e Imprenta que establecía una férrea censura.
- La Ley de Responsabilidades Políticas, utilizada para la represión de los vencidos.
Además, se abolieron los estatutos de autonomía de Cataluña y el País Vasco. Al finalizar la guerra, este Estado autoritario se consolidó como una dictadura personalista que se prolongaría durante casi 40 años.