La ocupación musulmana de la Península Ibérica (711-1492) comenzó cuando cruzaron el Estrecho de Gibraltar dirigidos por Tariq. Frente a los conflictos bélicos, también se realizaron capitulaciones y rendiciones acordadas. Esto dio lugar a la aparición de un nuevo territorio, Al-Andalus, que se integró rápidamente al circuito político, social y comercial del Imperio Islámico. La conquista fue rápida y se debió a la confluencia de dos procesos simultáneos: la crisis y disputas internas de la monarquía visigoda y el movimiento expansivo del Islam.
Economía en Al-Andalus
Con respecto a la economía, la agricultura tuvo un gran desarrollo y era trabajada por pequeños campesinos. Se impulsaron cultivos tradicionales como el trigo, los olivos y la vid, y se introdujeron otros nuevos como:
- Cítricos: naranja, limón, etc.
- Frutas: sandía, plátano, albaricoque y membrillo.
- Verduras: espinaca, berenjena y zanahoria.
Se mantuvo el cultivo de algodón, azafrán y arroz. Por otro lado, se introdujeron novedades en sistemas de regadío (noria, acequia, aljibe o alberca) para la captación, transporte y almacenamiento de agua.
En la ganadería, el descenso de la cabaña porcina, debido a la prohibición coránica, se vio compensado con el desarrollo del ganado ovino y caprino. Los caballos resultaron de gran importancia para la guerra, y las mulas para el transporte de productos. Además, la apicultura experimentó un desarrollo significativo.
En la minería destacó la explotación de mercurio de Almadén, junto a la extracción de plomo, cobre, cinabrio y oro. También fueron relevantes las piedras preciosas como el rubí, el lapislázuli y los granates.
La artesanía se realizaba en pequeños talleres, cuyos artesanos se agrupaban en una especie de gremios, y en grandes talleres propiedad del Estado.
La producción abastecía al mercado local y comarcal, pero se destinaba asimismo al comercio exterior. Se trabajaba la cerámica, la azulejería, la madera, los vidrios, la lana, el lino, la seda, el algodón, la pedrería, las pieles y la orfebrería. De estas materias primas surgían productos como brocados, cordobanes, papel, alfombras, armas, etc.
Respecto a las relaciones comerciales, Al-Andalus estaba integrado en un circuito económico que se extendía por todo el Mediterráneo, se adentraba en África y llegaba hasta Oriente (India, China, etc.) y la zona del Báltico. En cuanto al comercio exterior, Al-Andalus tuvo una intensa relación económica tanto con los restantes países islámicos como con la Europa cristiana.
Exportaba principalmente:
- Productos agrícolas
- Minerales
- Tejidos
E importaba:
- Pieles, metales, armas y esclavos de la Europa cristiana.
- Oro y esclavos negros procedentes del territorio africano de Sudán.
La existencia de una moneda fuerte y estable: el dinar de oro y el dirhem de plata, le permitieron controlar, hasta el siglo XIII, gran parte del comercio.
En relación al interior, el comercio se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde los bazares ocupaban un puesto privilegiado como centros de venta de productos de gran calidad.
La Ciudad Andalusí
Las ciudades andalusíes se desarrollaron en su gran mayoría a partir de las existentes en época romano-visigoda, aunque los musulmanes también fundaron ciudades nuevas, como Almería, Madrid o Calatayud. Córdoba fue la urbe principal y capital en la época califal, llegando a contar con más de 100.000 habitantes.
La ciudad se organizaba alrededor de un núcleo amurallado, la medina, centro de la vida pública. En ella se ubicaban la mezquita mayor (aljama), la alcazaba (recinto fortificado) y el zoco. También existía la alcaicería, conjunto de callejuelas dedicadas al comercio de lujo, y las alhóndigas, que servían de almacén para las mercancías o como hospedería.
Las calles, muy sinuosas y estrechas, partían de las puertas de la muralla y cruzaban el centro urbano. Eran estrechas debido a la casi inexistencia de tráfico rodado. La vivienda privada se caracterizaba por tener muy pocos vanos al exterior, centrándose en el patio principal.
Sociedad y Religión
La sociedad se caracterizaba por su heterogeneidad, incluyendo árabes, eslavos, bereberes, hispanovisigodos, mozárabes, mudéjares, musulmanes y judíos. Aunque a veces se producían grandes tensiones, la convivencia fue mayoritariamente pacífica.
En la cúspide de la sociedad andalusí estaba la aristocracia (jassa), integrada por familias de origen árabe y linajes de ascendencia visigoda. Poseían grandes dominios territoriales y ocupaban los altos puestos de la administración (califa, emir, gobernadores, imanes, cadíes).
En el otro extremo se hallaban las clases populares (amma), formadas por artesanos modestos y labriegos. También existía una clase media, compuesta por mercaderes, y por último estaban los esclavos, procedentes de Europa oriental y del centro de África.
En la sociedad musulmana, la oración ocupaba un papel muy importante, y la mezquita era un lugar de encuentro social y espacio para la oración comunitaria. Hay que destacar la evidente situación de inferioridad de las mujeres con respecto a los hombres.
Cultura y Arte
Los personajes más relevantes fueron:
- Abd al-Rahmán I: primer emir independiente.
- Abd al-Rahmán III: primer califa que declaró su independencia política y religiosa.
- Ibn Hazm y Averroes: filósofos.
- Ibn al-Labbana: poeta.
- Maslama Al-Mayriti: astrónomo.
El arte musulmán es considerado una síntesis de elementos bizantinos, cristianos, persas, coptos, etc. Su esencia radica en la arquitectura y la decoración. Los materiales utilizados eran mármol, ladrillos, yeso, madera y piedra. Las paredes se recubren de azulejos y la decoración responde a formas geométricas, vegetales, caligráficas y epigráficas. Las técnicas más utilizadas eran el mosaico, la escultura en relieve, el estuco y el alicatado. Las superficies estaban muy decoradas para camuflar parcialmente las estructuras.
Los elementos arquitectónicos que más destacaron fueron el arco de herradura, la bóveda y la cúpula. Los edificios característicos eran el palacio, el alcázar y la mezquita.
Legado de Al-Andalus
Como conclusión, Al-Andalus fue una sociedad avanzada y culta, depositaria de un importante legado cultural que ha llegado a nuestros días.
Nuestra lengua cuenta con más de 4.000 palabras de origen árabe. En música, trajeron instrumentos como el pandero, la pandereta y múltiples tipos de flauta, además de juegos como el ajedrez.
Algunos de los monumentos histórico-artísticos que se conservan hoy día son:
- La Mezquita de Córdoba.
- La ciudad-palacio de Madinat al-Zahra.
- El Palacio de la Aljafería (Zaragoza).
- La Alhambra (Granada).
- Los Reales Alcázares, la Torre del Oro y la Giralda (Sevilla).
- La Alcazaba (Málaga).