Voluntad, entendimiento y libertad: fundamentos y tipos

Voluntad y entendimiento

La voluntad es la facultad por la cual el hombre se puede proponer a sí mismo fines no sensibles. Con la voluntad, el hombre puede controlar sus tendencias instintivas sin la presencia de estímulos que le determinen a actuar en un sentido concreto. Se trata de una facultad específicamente humana que, con el entendimiento o la inteligencia, desde el campo de la ética se han señalado dos objetivos:

  1. El bien colectivo junto con la felicidad individual.
  2. El imperativo de actuar correctamente independientemente del contenido de los fines.

El entendimiento concibe el fin que persigue el sujeto y delibera o reflexiona si es conveniente o no hacerlo, digamos que valora los motivos para hacer algo o no hacerlo. La voluntad decide o finaliza el proceso deliberativo y elige una de las posibilidades distinguidas por el entendimiento. La importancia del entendimiento y la voluntad, por tanto, reside en dotar a la acción moral de las siguientes características: la acción moral es intencional y voluntaria, con un fondo racional, tiene una finalidad y por ello plantea una búsqueda de objetivos, responden a alguna motivación, prepara con creatividad e ingenio los pasos de un proyecto, son atribuibles a una personalidad singular o concreta.

La libertad: el problema

Un acto es libre cuando no viene impuesto por algo o alguien externo al que actúa. La capacidad de autodeterminarse mediante un plan elegido sin ningún tipo de dependencias ajenas. Según Erich Fromm, el ser humano se presenta emergiendo de una situación de dependencia del medio natural y social hacia una individualización creciente, que es la libertad, que supone el continuo crecimiento del yo.

Tipos

  1. Libertad extrínseca o externa: consiste en la ausencia de presión irresistible o de coacción por parte de las fuerzas externas que nos rodean de manera que el sujeto no está completamente forzado desde fuera a actuar de una determinada forma o a inhibir una forma de acción.
  2. Libertad intrínseca o interna, llamada también libertad de elección, libertad para, libertad de autodeterminación o libre albedrío. Es la verdadera libertad personal, que se ejerce en un medio más o menos favorable, pero que finalmente siempre supone para el sujeto la posibilidad de autorrealizarse por medio de sus acciones.
  3. Libertad de ejercicio, poder de obrar o dejar de obrar.
  4. Libertad de especificación, es decir, actuar en un sentido o en otro.
  5. Libertad moral, es decir elegir entre lo que se considera bueno o malo, correcto o incorrecto, también se considera que implica que el sujeto asume plenamente el sujeto de su acción, la forma en la que actúa y las consecuencias de la elección.

Determinismo e indeterminismo

Los deterministas niegan la libertad aunque admiten su apariencia, o la conveniencia de aceptarla en la práctica como si fuera real, pero sin ser verdaderamente tal y como se representa. Las teorías indeterministas afirman la libertad como una realidad básica en el ser humano, aunque admiten que tanto en la vida personal como en la social aparecen históricamente condicionamientos que la limitan.

Orientación determinista

Fundamentación en las ciencias naturales

  1. Determinismo físico o mecanicista: el ser humano pueda considerarse como un ser más complejo que el resto de los objetos de la naturaleza, pero no por ello deja de estar determinado por las leyes de la física o de la materia.
  2. Determinismo biológico o fisiológico. Considera que el comportamiento humano viene determinado fundamentalmente por factores biológicos o fisiológicos. El desarrollo de ciencias como la endocrinología y la neurofisiología ha subrayado la importancia de los factores condicionantes de nuestro comportamiento radicados en la organización somática.

Fundamentación en las ciencias sociales

  1. Determinismo educacional: en este grupo destacan fundamentalmente Skinner. Defiende que el comportamiento humano puede entenderse como una respuesta a estímulos sociales que refuerzan o desaprueban las conductas que lleva a cabo el individuo, de manera que la acción humana es un efecto del aprendizaje del medio.
  2. Determinismo sociológico, para esta tradición de pensamiento la acción humana se encuentra constreñida por factores sociales que, más allá de su voluntad, imponen unos límites, imposibilita o permite unas determinadas conductas.

Fundamentación puramente filosófica

  1. Detrminismo racional. Nos plantea que el hombre es ante todo racionalidad y la razón siempre sigue aquella que implica una motivación mayor para el individuo. No hay tal elección libre sino cumplimiento fiel del proceso racional.
  2. Determinismo teológico. Estas propuestas consideran que la libertad no es una propiedad del hombre, sino del ser transcendente. Se trata de una realidad personal o impersonal que está detrás de cualquier actuación humana.

Orientación indeterminista

Desde la revelación bíblica

Se considera que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, es decir, libre.

Desde la posición filosófica del tomismo

El hombre es libre por ser racional, y por tanto está dotado de inteligencia y voluntad. Los bienes atraen a la voluntad, pero al ser todos parciales, limitados, dejan a la inteligencia la posibilidad de valorarlos y tras una deliberación decidirse por uno u otro.

Desde la necesidad de la ética en el hombre

Kant afirma que el ser humano es un ser ético capaz de autonomía moral y ello exige como base admitir que por naturaleza es necesariamente libre.

Desde la nueva ciencia física

La mecánica cuántica afirma que las leyes de la naturaleza no funcionan de forma determinista sino mediante probabilidades. Resulta imposible afirmar con certeza el estado futuro de cualquier sistema natural, lo que abre la puerta a un estado de indeterminación.

Desde la conciencia psicológica del ser existencial

El existencialismo es una corriente filosófica que aparece en la primera mitad del siglo XX. Es el caso del existencialismo ateo de Sartre o el personalismo cristiano de Mounier. Estas propuestas tienen en común en considerar que el ser humano se define en primer lugar no por una esencia ya dada, sino por su existencia: primero existimos y luego nos construimos a través de un proyecto vital. Propuesta de Fromm y Marcuse: El punto de partida se sitúan en la dependencia con la que nacen los seres humanos. Supone asumir que los seres humanos están condicionados en su desarrollo y en sus relaciones con los determinantes. La persona y la humanidad pueden y deben ir consiguiendo un grado creciente de libertad exterior e interior. La libertad o la no libertad no es una realidad inamovible que se afirma, es una meta, una recta, una conquista.