La Ética y la Ley Natural en el Pensamiento de Tomás de Aquino
Concepción Teleológica de la Naturaleza Humana
Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, se adhiere a una concepción finalista (teleológica) de la naturaleza humana. Esta concepción afirma que la pregunta por la naturaleza humana como fuente de normas de moralidad (acepta que el conocimiento de la naturaleza humana permite especificar un conjunto de normas morales que constituyen la ética) puede formularse inquiriendo cuál es el fin a cuyo cumplimiento está orientado el ser humano. Este fin tiene el carácter de bien. La naturaleza establece lo que es el bien. El bien es lo que los seres apetecen, buscan, persiguen y, por ello, su acción se orienta hacia ese bien con el fin de conseguirlo. El bien supremo que el hombre persigue y que es específicamente humano es conocer a Dios. Para alcanzarlo, son un obstáculo las pasiones (funciones vegetativas y sensitivas), que el hombre controlará mediante las virtudes y la observancia de la ley natural, uno de los conceptos importantes de la ética tomista.
Así, Tomás de Aquino afirma que el ser humano, al igual que cualquier otro ser natural, posee ciertas inclinaciones o tendencias enraizadas en su naturaleza. Ahora bien, el hombre se distingue de los otros seres naturales por su razón, porque solo él es capaz de conocer sus propias inclinaciones o tendencias y, por tanto, solo él puede deducir ciertas normas de conducta encaminadas a darle el cumplimiento adecuado. De este modo se demuestra, según Tomás de Aquino, la existencia de la ley natural: como ser racional que es el hombre puede formular ciertas normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza.
Fundamentación de la Ley Natural y sus Preceptos
Tras exponer estas tres objeciones (explicadas en la pregunta 2) a que la ley natural contiene muchos preceptos y basándose en el paralelismo entre el intelecto especulativo y el intelecto práctico (Tomás de Aquino hace una comparación entre el intelecto especulativo o teórico que se rige por múltiples primeros principios y el intelecto práctico o razón práctica que se rige por múltiples preceptos) fundamenta esta tesis principal.
Tomás de Aquino justifica la existencia de los diversos preceptos de la ley natural a partir de uno, que es el fundamento de todos los demás. De la misma manera que en el intelecto especulativo el principio fundamental, del que se derivan todos los demás, es el principio de no contradicción (“no se puede afirmar y negar a la vez una misma cosa”), en el intelecto práctico, el primer precepto, del que se derivan todos los demás, es “se debe hacer y buscar el bien, y se debe evitar el mal”.
Tomás de Aquino establece, a partir de ese primer precepto, un orden entre los preceptos de la ley natural, basado en el orden de las inclinaciones de la naturaleza humana. El hombre es un compuesto sustancial de alma y cuerpo, representando el alma la forma y el cuerpo la materia de dicha sustancia. El alma es fundamentalmente racional, pero por su relación con el cuerpo, adquiere otras dos funciones: las funciones vegetativas y las funciones sensitivas. La determinación de las inclinaciones o tendencias naturales se rige por estas tres funciones y Tomás de Aquino las clasifica en tres órdenes:
- En tanto que sustancia (y, por tanto, al igual que cualquier otra), el ser humano tiende a conservar su ser. El cumplimiento de esta inclinación impone el deber moral de procurar la conservación de la vida, por lo que el suicidio ha de evitarse.
- En tanto que animal (y, por consiguiente, al igual que el resto de los animales), el ser humano tiende a procrear. De esta inclinación cabe deducir ciertas normas de conducta relativas a la consecución del fin de la procreación y del cuidado y educación de los hijos.
- En tanto que ser racional, el hombre tiende a conocer la verdad y vivir en sociedad. De estas inclinaciones surgen las obligaciones morales de buscar la verdad (eliminar la ignorancia) y respetar las exigencias de la justicia (evitar los conflictos).
Dado que la ley natural se deduce de las inclinaciones de la naturaleza humana, su contenido es evidente, universal e inmutable. La primera de estas propiedades (la evidencia) viene exigida por la función que le corresponde cumplir a la ley natural: como ha de ser norma objetiva orientadora de la conducta para todos los seres humanos, sus preceptos han de ser fácilmente cognoscibles, de modo que todos los hombres puedan conocerlos. En cuanto a las otras dos propiedades, la universalidad y la inmutabilidad, vienen dadas por el concepto de naturaleza humana, entendida como lo común a todos los seres humanos a pesar de sus diversidades culturales, etc., y como lo que permanece constante a través de los cambios históricos, económicos, etc., a los que se halla sometido el ser humano.
Relación entre Ley Natural y Ley Positiva
Tomás de Aquino formula las relaciones entre la ley natural y la ley positiva (las relaciones entre derecho natural y derecho positivo):
- a) La ley positiva es una exigencia de la ley natural. En efecto, la ley natural impone la vida en sociedad y esta solo es posible sobre la base de unas normas legales que regulen la convivencia. La ley positiva no es, pues, el mero resultado de una imposición caprichosa por parte de los más fuertes o de un arbitrario convenio entre iguales, sino algo exigido por la naturaleza misma del hombre en cuanto ser social.
- b) La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural. Su contenido viene a concretar las normas naturales que, dadas sus características, no descienden a una ordenación detallada de la convivencia humana.
- c) Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva. La ley natural constituye, pues, el marco que señala los límites dentro de los cuales ha de organizarse justamente la convivencia humana.
Esta forma de interpretar las relaciones entre la ley natural y la ley positiva pone de manifiesto que Tomás de Aquino no concibe el mundo del derecho y el mundo de la moral como dos reinos desconectados e independientes. El derecho se halla incardinado en la moral y el punto de incardinación es la idea de justicia. En efecto, la justicia es una exigencia moral y es también el fundamento del derecho.
La Ley Eterna y su Vínculo con la Ley Natural
La ley natural, en cuanto principio ordenador de la conducta humana, no es algo desconectado del orden general del universo en que el hombre se halla inserto. La totalidad del universo está sometida a una ordenación que Tomás de Aquino, de acuerdo con la doctrina cristiana de la creación, hace depender de Dios como causa creadora del universo. Esta ordenación divina del universo recibe el nombre de ley eterna.
La ley eterna no regula del mismo modo el comportamiento humano y el de los otros seres naturales. El comportamiento de estos es regulado a través de leyes físicas a cuyo cumplimiento no pueden sustraerse, ya que carecen de libertad. El hombre, por el contrario, es un ser libre, por lo que su conducta no es ordenada por leyes físicas, sino por una ley moral que respeta su libertad. Según Tomás de Aquino, la ley natural es aquella parte de la ley eterna que se refiere específicamente a la conducta humana.
Relación entre Ley Natural y Ley Positiva (Repetición 1)
Tomás de Aquino formula las relaciones entre la ley natural y la ley positiva (las relaciones entre derecho natural y derecho positivo):
- a) La ley positiva es una exigencia de la ley natural. En efecto, la ley natural impone la vida en sociedad y esta solo es posible sobre la base de unas normas legales que regulen la convivencia. La ley positiva no es, pues, el mero resultado de una imposición caprichosa por parte de los más fuertes o de un arbitrario convenio entre iguales, sino algo exigido por la naturaleza misma del hombre en cuanto ser social.
- b) La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural. Su contenido viene a concretar las normas naturales que, dadas sus características, no descienden a una ordenación detallada de la convivencia humana.
- c) Las exigencias de la ley natural han de ser respetadas por la legislación positiva. La ley natural constituye, pues, el marco que señala los límites dentro de los cuales ha de organizarse justamente la convivencia humana.
Esta forma de interpretar las relaciones entre la ley natural y la ley positiva pone de manifiesto que Tomás de Aquino no concibe el mundo del derecho y el mundo de la moral como dos reinos desconectados e independientes. El derecho se halla incardinado en la moral y el punto de incardinación es la idea de justicia. En efecto, la justicia es una exigencia moral y es también el fundamento del derecho.
La Ley Eterna y su Vínculo con la Ley Natural (Repetición 1)
La ley natural, en cuanto principio ordenador de la conducta humana, no es algo desconectado del orden general del universo en que el hombre se halla inserto. La totalidad del universo está sometida a una ordenación que Tomás de Aquino, de acuerdo con la doctrina cristiana de la creación, hace depender de Dios como causa creadora del universo. Esta ordenación divina del universo recibe el nombre de ley eterna.
La ley eterna no regula del mismo modo el comportamiento humano y el de los otros seres naturales. El comportamiento de estos es regulado a través de leyes físicas a cuyo cumplimiento no pueden sustraerse, ya que carecen de libertad. El hombre, por el contrario, es un ser libre, por lo que su conducta no es ordenada por leyes físicas, sino por una ley moral que respeta su libertad. Según Tomás de Aquino, la ley natural es aquella parte de la ley eterna que se refiere específicamente a la conducta humana.
La Ley Eterna y su Vínculo con la Ley Natural (Repetición 2)
La ley natural, en cuanto principio ordenador de la conducta humana, no es algo desconectado del orden general del universo en que el hombre se halla inserto. La totalidad del universo está sometida a una ordenación que Tomás de Aquino, de acuerdo con la doctrina cristiana de la creación, hace depender de Dios como causa creadora del universo. Esta ordenación divina del universo recibe el nombre de ley eterna.
La ley eterna no regula del mismo modo el comportamiento humano y el de los otros seres naturales. El comportamiento de estos es regulado a través de leyes físicas a cuyo cumplimiento no pueden sustraerse, ya que carecen de libertad. El hombre, por el contrario, es un ser libre, por lo que su conducta no es ordenada por leyes físicas, sino por una ley moral que respeta su libertad. Según Tomás de Aquino, la ley natural es aquella parte de la ley eterna que se refiere específicamente a la conducta humana.