Orígenes de la Filosofía Occidental: De los Presocráticos a Platón y Aristóteles

Los Filósofos Presocráticos: En Busca del Principio de la Realidad

Los presocráticos, filósofos contemporáneos a Sócrates pero con enfoques distintos, compartían un objetivo común: buscar los principios y reglas que gobiernan la realidad. La mayoría eran monistas, es decir, creían en un único principio fundamental. Se dividen en dos grandes grupos: los monistas de la physis y los del logos.

Monistas de la Physis: El Origen Material

Estos filósofos buscaban un único principio material llamado arjé (o arché), que es la fuente de la que todo surge y a la que todo retorna. Este principio es el origen del ser y de lo real, una realidad única, eterna, infinita y activa. El término physis (del que deriva la palabra ‘física’) se traduce como ‘naturaleza’, y su enfoque consistía en explicar la realidad a través de elementos naturales.

Tales de Mileto

El primero de estos filósofos fue Tales de Mileto, quien consideraba que el arjé era el agua. Observando la naturaleza, concluyó que el agua, al no tener principio ni fin aparentes, era la esencia de todo.

Anaximandro

Anaximandro, discípulo de Tales, propuso una teoría más abstracta. Sostenía que el origen de todo no podía ser un elemento concreto (como el agua), ya que todo elemento tiene un contrario. Por ello, el arjé debía ser algo indeterminado, a lo que llamó el ápeiron. Este principio original no puede tener contrarios y es la fuente de la que emergen todas las cosas.

Monistas del Logos: El Orden Racional

El término logos significa ‘palabra’, ‘razón’ o ‘ley’. Estos filósofos se dieron cuenta de que el principio fundamental no era necesariamente material, sino algo más abstracto que dota de orden y proporción a la realidad. Aceptar el logos como principio implica que la esencia de la realidad es la estructura racional que la gobierna.

Heráclito

Heráclito, conocido como ‘el Oscuro’, afirmaba que ‘todo fluye, nada permanece’. Para él, el logos es la razón universal que rige el cambio constante. Sostenía que el principio de todo es la guerra o la lucha de contrarios, un ciclo de vida comprensible que asocia con el fuego como elemento dinámico.

Parménides

Parménides se opuso a Heráclito, argumentando desde la lógica. Su famosa frase es: ‘El ser es y el no-ser no es’. Esto significa que solo lo que ‘es’ (el ser) puede existir y ser pensado. La contradicción es imposible, por lo que no pueden existir los opuestos. Para Parménides, el ser es único, indivisible, eterno e inmutable; no pudo haber sido creado ni podrá dejar de ser.

Los Pluralistas: Múltiples Principios

A diferencia de los monistas, los pluralistas sostenían que la realidad se compone de múltiples principios.

Empédocles

Empédocles propuso que la materia está compuesta por cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego). Estos elementos se combinan y se separan por la acción de dos fuerzas externas y ordenadoras: el Amor (que los une) y el Odio (que los separa).

Demócrito

Demócrito fue un pensador materialista que postuló la existencia de los átomos y el vacío. Según él, los átomos son partículas indivisibles e indestructibles, todas iguales en esencia pero diferentes en forma y tamaño. El vacío es el espacio que permite a los átomos moverse y combinarse para formar todo lo que existe.

La Metafísica: La Filosofía Primera

La metafísica, conocida como ‘filosofía primera’, se ocupa del estudio del ser en cuanto ser. Sus principios son:

  • Universal: Es verdadero para todo pensamiento y realidad.
  • Necesario: Es aquello cuyo opuesto es imposible; solo puede ser de una manera.
  • Evidente: Una vez demostrado a través de un método, no puede ser negado y sirve como base para la filosofía.

Los Sofistas: Maestros de la Retórica

Los sofistas eran maestros que poseían un saber general y práctico, enfocado en resolver los problemas de la polis (la ciudad-estado), como debatir en asambleas, tratar con comerciantes o defenderse en un juicio. Sus ideas se basaban en:

  • Escepticismo: La creencia de que el conocimiento absoluto es inalcanzable, lo que llevaba a dudar incluso de la existencia de los dioses.
  • Humanismo: Consideraban al ser humano como la medida de todas las cosas. Al ser escépticos, creían que los individuos concretos debían resolver los problemas cotidianos según su propia perspectiva.

Protágoras fue un sofista contemporáneo de Sócrates. Al igual que este, fue acusado de impiedad y condenado a muerte, pero a diferencia de Sócrates, decidió escapar de Atenas.

Sócrates: El Arte de Preguntar

El verdadero filósofo (philosophos) no es el que posee el saber, sino el que lo busca. Sócrates encarnó esta idea con su famoso lema: ‘Solo sé que no sé nada’. Utilizaba un método basado en el diálogo para buscar un conocimiento más firme:

  • Ironía y Dialéctica: Consistía en cuestionar y ridiculizar aquello que su interlocutor creía saber, para poner en evidencia las contradicciones y buscar un posible contenido de verdad.
  • Mayéutica: Del griego ‘dar a luz’, consistía en ayudar a aquellos que creían no saber a ‘parir’ el conocimiento que ya se encontraba en su interior a través de preguntas guiadas.

Sócrates se consideraba a sí mismo un ‘mayéutico’. A pesar de su diferencia con los sofistas, fue juzgado en Atenas bajo las mismas acusaciones: impiedad y corrupción de la juventud. Se le dio la oportunidad de escapar, pero decidió aceptar su condena y beber la cicuta como un último acto de coherencia filosófica.

¿Qué es la Filosofía?

La palabra ‘filosofía’ significa literalmente ‘amor por la sabiduría’. Proviene del griego philo (amor) y sophia (sabiduría). No se trata de un amor pasional, sino de un amor filial, como el que se siente por los amigos: calmo y duradero. Es, en esencia, la búsqueda del conocimiento. Cada escuela filosófica desarrolla su propio método para esta búsqueda, por lo que, aunque filosofía y método no son sinónimos, sí son inseparables.

La Teoría de las Ideas de Platón

Platón, discípulo de Sócrates, desarrolló una de las teorías más influyentes de la filosofía occidental. Tomando la idea socrática de que el conocimiento se recuerda (reminiscencia), postuló la existencia de dos realidades:

  • Mundo de las Ideas: Es el mundo verdadero, eterno e inmutable, donde se hallan las esencias perfectas de todas las cosas (la ‘idea’ de justicia, de belleza, de ser humano). Es la fuente de la verdad y el conocimiento, accesible solo a través de la razón.
  • Mundo Sensible: Es el mundo físico que percibimos con los sentidos. Este mundo es un mero reflejo o copia imperfecta del Mundo de las Ideas. Al igual que Heráclito, Platón consideraba que los sentidos nos engañan y que el conocimiento verdadero no puede provenir de ellos.

Niveles de Conocimiento en la Caverna

En su alegoría de la caverna, Platón ilustra diferentes niveles de conocimiento:

  • Las sombras: Representan los datos sensoriales, la información confusa y desordenada que recibimos del mundo sensible. Son el nivel más bajo de conocimiento. Por ejemplo, la sombra de un cono puede parecer un círculo o un triángulo dependiendo de su orientación.
  • Las figuras (u objetos): Representan un conocimiento basado en la imaginación y la observación directa de los objetos del mundo sensible. Aunque no son las ideas verdaderas, se acercan más al conocimiento que las simples sombras. Por ejemplo, al contemplar un perro concreto, podemos extraer algunas de sus características.

Las Formas de Persuasión según Aristóteles

Aristóteles identificó tres modos de persuasión fundamentales en la retórica:

  • Logos (La Lógica del Argumento): Se basa en el lenguaje, los datos, los hechos y la gramática. Lo que importa es qué se dice, la solidez y coherencia del razonamiento.
  • Ethos (La Credibilidad del Orador): Es la imagen que proyecta el hablante. El receptor confía en el orador por su carácter, su reputación o su autoridad. Incluye aspectos como la imagen personal, los gestos, el tono de voz y las fuentes citadas.
  • Pathos (La Emoción de la Audiencia): Apela a las emociones del receptor. La forma en que se habla busca generar una respuesta emocional (alegría, tristeza, miedo, etc.) para persuadir. Presupone entender la carga emotiva, el registro y los conocimientos previos de la audiencia.