En esta obra, Descartes describe el mecanismo de una reacción automática en respuesta a los estímulos externos. En De Homine, ofrece la primera explicación del interaccionismo mente-cuerpo según la condición de Descartes: el alma racional es una entidad distinta del cuerpo, y su puesta en contacto con el mismo se realiza a través de la glándula pineal. El resultado de la sensación consciente es que el cuerpo afecta a la mente; en otras palabras, la mente también puede afectar al cuerpo.
Mediciones de la Primera Filosofía
En Mediciones de Prima Filosofía, Descartes ofrece por primera vez una explicación sistemática del dualismo metafísico entre la mente y el cuerpo. Hay dos sustancias creadas diferentes: el cuerpo y el alma. La esencia del cuerpo es la extensión, mientras que el alma o mente es el pensamiento. El cuerpo es espacial, mientras que el alma no tiene extensión. Aunque el cuerpo puede afectar o ser afectado por la mente, no puede ser comprendido en términos espaciales y no espaciales.
Las Pasiones del Alma
Les Passions de l’âme es la más importante contribución de Descartes a la psicología. Además de un análisis de las emociones primarias, contiene la explicación más extensa sobre la interacción mente-cuerpo. Descartes elige la glándula pineal porque es el único órgano del cerebro que no está duplicado y porque creía que era exclusivo de los seres humanos. En su búsqueda de certidumbre, Descartes había creado paradójicamente un caos intelectual.
Malebranche y la Causalidad
Malebranche, en De la recherche de la vérité, argumenta que las dos sustancias de Descartes, mente y cuerpo, no tienen relación causal. Dios es una cosa verdadera; no solo hay influencia, sino que hay causalidad, excepto cuando Dios interviene para producir regularidades que ocurren en la experiencia.
Spinoza y el Monismo Sustancial
Spinoza abandona las dos sustancias de Descartes a favor de lo que ha llegado a ser llamado teoría del aspecto dual. El monismo sustancial sostiene que lo mental y lo físico no son simplemente diferentes aspectos de una única sustancia. Según Descartes, el mundo de la conciencia y el de la extensión estaban cualitativamente separados, pero Spinoza rechaza este punto de vista.
Dios o la Naturaleza
Mientras los acontecimientos mentales pueden terminar solo en otros acontecimientos mentales, y los movimientos físicos pueden terminar solo en otros movimientos físicos, la mente y el cuerpo, sin embargo, tienen una coordinación preestablecida. La misma esencia divina establece las conexiones entre ambas clases y no pueden ser auto-contradictorias. El paralelismo psicofísico esquiva el integracionismo sobre la base de que fenómenos totalmente diferentes, como los de la mente y el cuerpo, no pueden incidir el uno al otro.
Leibniz y la Armonía Preestablecida
Leibniz sostiene que el alma y el cuerpo existen en una armonía preestablecida, comparando el alma y el cuerpo con dos relojes que están en perfecto acuerdo a través de los esfuerzos de un experto, hecho de que han sido construidos desde el comienzo para que su futura armonía esté asegurada.
El Problema del Conocimiento
La fe da lugar a la religión y la razón a la filosofía. En tanto que la fe y la razón tienen su origen en Dios, la fe es gracia de Dios, infalible e invariable. La fe no es algo irracional; por su parte, la razón es limitada y frágil. San Agustín no rechaza el valor de los sentidos, pues nos informan de las cosas sensibles. La sensación es común a los animales y al hombre, pero nosotros tenemos la razón con la que podemos alcanzar un conocimiento más elevado de la realidad.
La Verdad y el Intelecto Humano
Mediante la razón inferior, conocemos el mundo sensible y resolvemos las necesidades prácticas de la vida. Gracias a la razón superior, podemos alcanzar las esencias e incluso a Dios. No busques fuera de ti; entra en ti mismo. Es preciso concluir que, por encima de nuestra mente, está la verdad. El intelecto humano se encuentra como nadie juzgado por ella. La verdad está constituida por las ideas; creyó posible la certeza de la verdad como el principio de contradicción.
El Argumento Ontológico de Descartes
El argumento ontológico es como una sencilla prolongación de la intuición que ha dado la existencia del yo. Su punto de aplicación es la idea del ser perfecto, donde está comprendida la existencia de Dios. Esta idea es innata y no es otra cosa que una situación confusa de la esencia divina. Dios es creador, pero la originalidad de Descartes está en la afirmación de la creación de las verdades eternas que Dios quiere libremente, no solo la existencia de las criaturas, sino también sus esencias.
La Veracidad Divina
Dios debe crear y recrear el mundo a cada instante; esta es una creación continua. La veracidad divina implica que Dios no engaña, pues el engaño supone siempre un defecto. El criterio de evidencia establece que no es posible que me equivoque en las cosas que me parecen evidentes. La veracidad divina garantiza, pues, el valor de las ideas claras y distintas. Lo que consigo claramente es tal como se presenta; el error no puede tener otra causa que nuestra imperfección, es decir, la oscuridad de nuestras ideas y la precipitación de nuestro juicio. Se demuestra que Dios existe por lo que coincidimos clara y distintamente, y estamos seguros de que lo que conseguimos es verdaderamente distintivo porque Dios existe.