Contexto Histórico y Filosófico del Siglo XIX
El siglo XIX está influenciado por dos corrientes ideológicas y artísticas principales: el Romanticismo, que aparece a principios de siglo y surge como reacción a la Ilustración, y el Positivismo, que es la alternativa a los excesos románticos.
El Romanticismo es un movimiento estético y cultural que reacciona ante el racionalismo ilustrado. Se destaca por valores como el sentimiento, la intuición y la imaginación como las llaves de acceso al mundo. La razón se entiende como un espíritu absoluto y universal, la verdad es una creación popular; de modo subjetivo se define el valor de la libertad y la creatividad frente a la ciencia ilustrada. Se percibe la naturaleza como un organismo vivo y en constante evolución, y se representa mediante la imagen de un árbol en continuo crecimiento. El filósofo romántico que más influyó en el pensamiento es Hegel.
Luego surge el Positivismo, una nueva visión que se basa en hechos objetivos y en la ciencia. Aparecen el realismo literario y el impresionismo pictórico. Los positivistas defienden la importancia de la ciencia y la convierten en una guía para el ser humano; aparecen disciplinas como la psicología, la sociología, etc.
En el siglo XX surge el Vitalismo, corriente filosófica en la cual los autores reivindican la vida como la realidad a la que debe subordinarse todo lo demás. El siglo XIX se caracteriza por la difusión de la cultura a través de la enseñanza; la universidad es la que enseña, especialmente en Alemania y Francia.
La Filosofía Vitalista de Nietzsche
El vitalismo de Nietzsche es heredado de Schopenhauer. Nietzsche rechaza los valores ilustrados y su defensa de la razón especulativa como la comprensión del mundo. Expone un ideal romántico frente al ilustrado, con el fin de ayudar a los hombres a concebir la vida como un acto creador. Su vitalismo rechaza el intelectualismo y el positivismo.
Tiene una actitud dionisíaca desbordada, orgiástica, pero también comedida y respetuosa con los valores tradicionales. Su filosofía del martillo hizo que sea considerado como uno de los grandes maestros de la sospecha. Ricoeur, Nietzsche, junto a Marx y Freud, sospechaban que tras valores como la modernidad y la cultura occidental se ocultaban oscuros intereses. Por ello, para interpretar la realidad:
- Marx creó el materialismo histórico para describir los intereses de clase.
- Freud creó un método para acceder a las motivaciones irracionales del inconsciente humano.
- Nietzsche utiliza el método genealógico para descubrir la voluntad de poder y el resentimiento de los débiles frente a los fuertes.
Heráclito fue el único filósofo que, a su juicio, supo captar que el ser es una ficción vacía.
Comentario sobre “El crepúsculo de los ídolos”
El texto que estamos comentando pertenece a la obra El crepúsculo de los ídolos, escrita por Nietzsche en el año 1888. Pertenece a su última etapa de lucidez, su último periodo de creación filosófica, la filosofía del atardecer, antes de su derrumbe psicológico. Es una época en la que critica con virulencia la cultura occidental. En esta obra, Nietzsche anuncia el ocaso de las grandes verdades idolatradas por la filosofía occidental. En este texto aparecen tres de las cuatro tesis en las que Nietzsche explica cuál ha sido la verdadera naturaleza de la idea de que existe un mundo trascendente.
La Inversión de Valores
En su filosofía, Nietzsche pretende invertir los valores que han dominado en la tradición filosófica. Estos valores, cuya máxima expresión se encuentra en la filosofía platónica, que se vulgariza al cristianizarse, establecen las siguientes asociaciones:
- mundo de esencias (del ser) — estabilidad — realidad — verdad — razón — bien
- mundo material (inmanente) — devenir — irreal — falso — sensualidad — mal
La propuesta de Nietzsche es anular esta dicotomía, que destruye la vida, y valorar la vida desde valores que la hagan crecer. Este objetivo pasa por invertir el sistema de valores del platonismo del siguiente modo:
- mundo de esencias (del ser) — estabilidad — razón — irreal — falso — malo
- mundo material (inmanente) — devenir — sensualidad — realidad — verdad — bien
Por lo tanto, su crítica a la filosofía abarca tanto la ontología tradicional (como se refleja en el texto que estamos comentando), la epistemología tradicional (las teorías clásicas sobre el conocimiento verdadero), ya que Nietzsche promueve un acercamiento irracional, emotivo a la realidad (a través de la expresión artística, única que da cuenta cabal de la diversidad y riqueza de la vida), como a la moral tradicional (los conceptos clásicos de Bien y Mal).
La propuesta nietzscheana que se expone en su obra cumbre Así hablaba Zaratustra, es la sustitución del hombre vulgar y decadente, que vive aplastado por el peso de la trascendencia, por el superhombre, es decir, el hombre inocente y feliz, que acepta la vida tal como es (en su dimensión múltiple y cambiante), que la valora de un modo plural y creativo y que anhela el eterno retorno de lo mismo, reflejando este deseo su profundo amor a la vida.
Comparación con la Filosofía de Platón
La filosofía de F. Nietzsche es una crítica a la tradición cultural y filosófica de occidente, que arranca de las ideas de Parménides, y que alcanza su más refinada expresión en la filosofía platónica. Por lo tanto, relacionaremos las ideas del texto con las de este filósofo griego.
Platón (Atenas, siglo IV a.d.C.), desarrolla una filosofía que tiene como objetivo la consecución de la justicia en el estado. Este objetivo solo se alcanza si los sabios (filósofos) gobiernan la polis. Para justificar la superioridad moral e intelectual de los filósofos y la legitimidad de su gobierno, Platón, inspirándose en la noción socrática del concepto y en el racionalismo parmenídeo, establece en su filosofía la existencia de dos mundos:
- un mundo material, de incesante devenir, y un mundo de esencias o ideas inmutables y perfectas.
- el mundo material está formado por objetos físicos, que son copias imperfectas de las esencias inmateriales.
- consecuentemente, el mundo de las esencias es más perfecto, verdadero y bueno que el mundo físico (superioridad de la causa sobre el efecto).
En este dualismo platónico hay un claro rechazo al mundo material y al conocimiento sensible, que es el que nos muestra la realidad física. La razón de este rechazo es la irracionalidad de la diversidad y el cambio, que ya había anunciado Parménides. Platón considera el mundo material profundamente defectuoso, erróneo el conocimiento que los sentidos nos ofrecen de este mundo y moralmente reprobable el disfrute de los placeres sensoriales. Por el contrario, una vida dedicada al conocimiento racional da al sabio la estatura moral que exige un gobierno justo de la polis.
Nietzsche, tal como vemos en este texto, manifiesta en su filosofía un claro rechazo a la ontología platónica, pues al rechazar el devenir se está rechazando la propia vida. Al interpretar el devenir desde conceptos de origen racional, cristalizados en el lenguaje, se momifica el devenir, se destruye la vida al interpretarla como si fuese inmutable y estática. La propuesta moral de la filosofía nietzscheana pasa por la destrucción de la idea de trascendencia, con lo que desaparece la ontología dualista establecida por Platón, y se supera la situación de nihilismo y decadencia que ha sido constante en la historia de nuestra cultura.
La Crítica Nietzscheana a los Filósofos y sus Conceptos
Cuando Nietzsche habla, con un claro tono despectivo, de “los filósofos” se está refiriendo a toda la filosofía anterior a él (con alguna honrosa excepción, como lo era a su juicio el pensamiento de Heráclito). El texto comienza refiriéndose a la “otra idiosincrasia” de los filósofos: la primera, descrita páginas antes del texto que comentamos, consistía en su “falta absoluta de sentido histórico”.
La Filosofía ha desconfiado siempre del testimonio que le ofrecen los sentidos, que nos muestran el mundo cambiante del devenir y una riquísima pluralidad de seres, y ha acuñado, o “inventado”, una serie de “conceptos momia” (tal y como los llama Nietzsche), con los cuales mata y diseca la vida, que es esencialmente corporal y temporal. La filosofía tradicional, abundando en la metáfora expuesta por Nietzsche, es como una gran y lenta araña que va tejiendo una intrincada tela de conceptos mortíferos, de conceptos alejados de la frescura y vitalidad de todo lo existente. De esos “conceptos-momia” nos habla en el texto que comentamos.
Para Nietzsche, todo el pensamiento de la cultura occidental refleja la desconfianza y el resentimiento frente a la vida. La obra de Sócrates y Platón, la pareja de filósofos más odiada por Nietzsche, constituye uno de los primeros pasos de este largo proceso de recelo frente a la vida: en lugar del mundo concreto del cuerpo y los sentidos, inventaron un “mundo de las ideas” eterno, inmutable e inmaterial. Más adelante, el cristianismo (“platonismo para el pueblo”, según lo califica drásticamente Nietzsche) recoge esta postura y se dedica sistemáticamente a desvalorizar la tierra en beneficio de un “mundo trascendente”.
En particular, la moral ha sido la obra maestra de esta “metafísica del verdugo”: todos los impulsos nobles y creadores del hombre (el poder, la ambición, el valor) han sido denigrados y sustituidos por los aspectos más débiles y enfermizos de la naturaleza humana, considerados, en esta nueva óptica valorativa, como virtudes a seguir (la humildad, la obediencia, la resignación, etc.).
Conceptos Clave
- Haber devenido: haber llegado a ser. Dios es el único ser no-devenido, ya que siempre ha existido y siempre existirá.
- Ens realissimum: Dios es el único ser perfecto y necesario (existe y es imposible su no existencia), frente al resto de los seres que son contingentes (son pero podrían no ser).
- Valor: se trata del punto de vista con el que la vida se afirma a sí misma. No hay actividad vital que no consista en establecer, erigir, asegurar, sostener o derribar valores. Vivir es valorar, y en el sentido más propiamente nietzscheano, lo que se entiende por valor tiene que ver con el aumento o disminución de la actividad vital.
- Causa sui: o causa de sí mismo, es una expresión de la filosofía escolástica. Hablando con propiedad, solo es aplicable a Dios, ya que es el único ser que tiene en sí su propia causa; los demás seres provienen de otros.
- Conceptos supremos: La filosofía no ha tratado tradicionalmente de las cosas concretas, sino de conceptos que engloban a una multiplicidad de individuos bajo una unidad ilusoria. Las diferencias quedan olvidadas en este modo de pensar. Los conceptos supremos son, para Nietzsche, imágenes vacías, abstracciones que ocupan el lugar en el que antes había intuiciones (véase el planteamiento de nuestro autor ante el lenguaje: su crítica a los conceptos a favor de la metáfora).