Sujeto, Objeto e Intencionalidad en el Conocimiento
Conocemos todo aquello de lo que somos conscientes, aquello de lo que nos damos cuenta.
Aunque también existe un conocimiento no consciente, por ejemplo, la publicidad subliminal. No debemos confundir la conciencia cognoscitiva (darnos cuenta de las cosas) con la conciencia en sentido moral.
Los actos conscientes son muy variados, pero en todos ellos distinguimos dos elementos: el sujeto que conoce y el objeto conocido.
El Sujeto
Se utiliza para designar al yo que conoce. No siempre el sujeto es el yo físico individual.
El Objeto
Aquello de lo que es consciente el sujeto. Objeto no significa “cosa”; al hablar de “objeto” nos referimos siempre a lo que estamos pensando, lo que estamos viendo, lo que ocupa nuestra conciencia en un momento dado.
El acto de conocer se articula a partir de la interacción entre estos dos polos, derivados subjetivo y objetivo. Cuando estamos conscientes, siempre conocemos algo. Si intentamos tener la mente en blanco, comprobamos que a los pocos segundos se introduce un pensamiento.
Los Estímulos y la Percepción Sensorial
Alrededor del sujeto perceptor existen una serie de realidades que actúan sobre él.
Inciden sobre nuestro cuerpo infinidad de formas de energía que se convierten en estímulos cuando inciden sobre órganos capaces de captarlos.
El mundo exterior proporciona estímulos al sujeto perceptor. Podemos definir estímulo como un factor del mundo exterior o del propio organismo que produce una excitación en un órgano sensorial interno o externo.
- Los estímulos externos se captan a través de los órganos de los sentidos externos.
- Los estímulos internos se captan a través de los órganos de los sentidos internos.
Inciden sobre nuestro cuerpo infinidad de formas de energía que se convierten en estímulos cuando inciden sobre órganos capaces de captarlos. Cada especie animal selecciona los estímulos más convenientes para su supervivencia.
El sujeto perceptor recoge algunos de los posibles estímulos por medio de unos órganos especializados denominados sentidos. Los sentidos son los órganos que nos permiten captar los objetos concretos que nos rodean e impresionan nuestra sensibilidad.
Desde que Aristóteles los clasificó (vista, tacto, oído, gusto y olfato), hoy en día se reconocen más sentidos y se distinguen entre internos y externos:
- El sentido cenestésico nos informa del estado general de salud o enfermedad.
- El sentido cinestésico nos avisa del movimiento de los músculos y articulaciones.
- El sentido del equilibrio nos advierte de la posición del cuerpo con respecto a su centro de gravedad.
Las Sensaciones: Primer Contacto con la Realidad
Lo que llega al cerebro es una sensación, una cualidad sensible o un dato sensorial. Al cerebro llegan enormes cantidades de sensaciones mediante corrientes eléctricas. Las sensaciones aportan información de las cualidades sensibles de las cosas o de los estados internos del organismo.
Podemos definir la sensación como la mera captación de un estímulo por el cerebro; consiste en detectar algo sin que haya sido elaborado, sin que tenga significado todavía. Esto ocurre a través de los sentidos y receptores de sensaciones internas. Las principales características de las sensaciones son:
- Son cualitativas.
- Son selectivas.
- No son una copia exacta de los estímulos.
Las Percepciones: Construcción e Interpretación del Mundo
El estímulo primitivo es percibido por el cerebro; en ese momento, hablamos de percepción.
El cerebro ordena, construye, configura e interpreta los datos de los sentidos, presentándose de forma ordenada, por lo que en ese momento adquiere sentido.
Podemos definir la percepción como:
- El procesamiento de ese dato sensible para darle un sentido.
- El reconocimiento de un objeto concreto, que podemos entender e interpretar.
- Un proceso constructivo de organización de los datos sensibles, formando una “figura” con sentido.
El cerebro realiza un gran número de operaciones con el fin de dar forma, integrar e interpretar la información obtenida por los sentidos, invirtiendo el mínimo de energía posible.
La percepción organiza e interpreta los datos sensoriales diversos y dispersos, configurando así una imagen unitaria y coherente del objeto externo.
El cerebro reconstruye la información de los sentidos y la dota de una interpretación. Esto es así porque no percibimos sensaciones aisladas, sino que construimos una imagen total que agrupa y combina lo que serían datos simples (colores).
Nuestro cerebro organiza de un modo determinado las sensaciones que recibe y les añade otros elementos. Ej.: si veo a un perro asomándose por la ventana, digo que veo a un perro, no a la cabeza de perro.
Las percepciones dependen de diversos factores:
- Aquellos que dependen de cada sujeto (factores subjetivos).
- Aquellos que dependen de cómo organizadas están las sensaciones y del entorno en el cual se dan (factores objetivos).
Los Conceptos: Herramientas de la Inteligencia
A través de la percepción captamos cualidades del mundo, pero de forma estructurada, formando objetos o figuras.
No percibimos manchas de verde y marrón, sino árboles. Para percibir un “árbol”, debo entender qué es un árbol.
El entender o comprender es una de las funciones básicas de la inteligencia. Muy relacionadas con esta son: pensar, reflexionar, razonar, inventar, etc.
- En la percepción actúa conjuntamente la inteligencia.
- El cerebro tiene mecanismos para estabilizar las imágenes que captamos por los sentidos.
Los conceptos son una especie de esquema o resumen de las cosas que les dan una cierta estabilidad.
El cerebro crea un esquema de esa cara que estamos viendo, y eso nos permite reconocerla desde cualquier situación. A estos esquemas los llamamos conceptos perceptivos, que son una selección de rasgos que permiten reconocer todas las percepciones de un objeto como percepciones de la misma cosa.
Pero la inteligencia produce también conceptos abstractos, que son un sistema de rasgos que sirven para reconocer, identificar o clasificar los individuos de un mismo grupo (perros, vacas, personas, etc.).
También podemos producir conceptos que se refieren a cosas inexistentes (hadas, fantasmas, etc.).
Los conceptos pueden ser perceptivos o abstractos:
- “Mi casa” es un concepto perceptivo.
- “La casa” es un concepto abstracto.
Denominamos “clase” o “categoría” al conjunto de todos los individuos designados por un concepto abstracto.
Lo que consigue la inteligencia mediante los conceptos es poder manejar la enorme cantidad de información que recibimos de la realidad.
Cuando hacemos su definición, exponemos ese conjunto de rasgos, determinando los rasgos esenciales de ese concepto.
La extensión es el conjunto de individuos a los que se refiere. A un mismo objeto se le puede designar con una infinidad de conceptos que pueden ordenarse y jerarquizarse en función de su comprensión y extensión.
Solo la inteligencia humana es capaz de trabajar con conceptos abstractos. Los animales también son capaces de reconocer objetos y clases de objetos (alimentos beneficiosos, animales peligrosos, etc.).
La Abstracción: Clave del Proceso de Conocimiento Humano
En el caso del ser humano, la inteligencia se apoya en la capacidad simbólica, la cual posibilita la abstracción mental y el uso del lenguaje articulado.
La percepción siempre se refiere a algo particular en un momento y lugar determinado.
En cambio, los conceptos se refieren siempre a objetos que pertenecen a una clase o grupo, a una generalidad. Para construir un concepto, nuestra mente utiliza el proceso de abstracción. Gracias a este, “purgamos” un conocimiento de sus aspectos particulares o circunstanciales y nos quedamos con los aspectos generales o comunes.
Así, a partir del conocimiento de casos particulares, podemos aspirar a un conocimiento de mayor alcance y con pretensión de objetividad. Ej.: no podemos decir “este caballo es mamífero”, tenemos que decir “todos los caballos son mamíferos”.
La abstracción es imprescindible para saber qué es lo común a todos los árboles del mundo y qué es lo que distingue a todo árbol del resto de las cosas.
Leyes de Abstracción:
- Ley de semejanza: nuestro cerebro tiende a unir las percepciones que tienen cierto parecido.
- Ley de sucesión en el espacio o en el tiempo.
Capacidad de Simbolización:
- La capacidad de abstracción no se puede separar de la capacidad de simbolización.
- Esa suma de datos abstraídos de las percepciones es etiquetada por nuestro cerebro, recibe un nombre o una representación simbólica, arbitraria, que representa esos datos abstraídos. Ej.: el nombre “manzana”, una bandera, un logo, etc.
Capacidad Lingüística: Lenguaje Articulado
Esa capacidad de simbolización no se puede separar de la capacidad lingüística. Para los humanos, abstraer y simbolizar es mediante el lenguaje.
Nuestros conceptos mentales, en realidad, tienen forma lingüística.
La Epistemología Kantiana: Sensibilidad, Entendimiento y Razón
Immanuel Kant intentó superar el antagonismo entre racionalismo y empirismo.
Trató de formular una explicación del proceso de conocimiento que recogiera los aspectos más válidos tanto de los empiristas como de los racionalistas.
Según Kant, en el proceso del conocimiento participan:
- Sensibilidad
- Entendimiento
- Razón
La Sensibilidad: Recepción de Datos Externos
Para poder alcanzar conocimiento, necesitamos recibir datos externos; sin estos, no descubrimos nada nuevo y no podemos lograr conocimiento alguno, porque conocer es alcanzar una información nueva.
La sensibilidad es la capacidad humana de recibir sensaciones que proceden del exterior y de captarlas y retenerlas con vistas a descubrir verdades nuevas.
Cualquier sensación que nos llega del exterior de nuestra mente es de algo ubicado en un punto del espacio y en un momento del tiempo.
El espacio y el tiempo son los recipientes en los cuales nuestra sensibilidad recoge los datos que se hallan fuera de nuestra mente.
La sensibilidad es la facultad que ubica esos datos en un lugar y tiempo concretos.
Los datos que capta nuestra sensibilidad son inconexos, en una ubicación espacial y en un momento temporal, recibiendo muchos estímulos simultáneamente.
El Entendimiento: Síntesis y Ordenación de la Experiencia
Es necesaria otra facultad que pueda crear una síntesis, es decir, reunir y ordenar esa diversidad caótica de sensaciones formando un objeto, un fenómeno.
A esta síntesis, Kant la denomina fenómeno empírico:
- Fenómeno: el objeto que se nos aparece.
- Empírico: lo captamos mediante nuestros sentidos.
Y la facultad encargada de “fabricar” esa unión es el entendimiento humano. El entendimiento ordena los datos que proceden de la experiencia y genera dicha síntesis; además, unifica sensaciones y le da un nombre en la percepción (fenómeno empírico, objeto empírico).
Primera Función del Entendimiento
Hay una síntesis entre el conjunto de sensaciones diversas y el fenómeno empírico (objeto que forma la percepción).
Además, el entendimiento trabaja mediante los conceptos empíricos elaborados a partir de los datos que recibimos en la sensibilidad. El entendimiento crea el concepto empírico aplicando la abstracción a partir del conocimiento de muchos individuos.
El entendimiento elabora otra síntesis entre fenómenos empíricos y conceptos.
El entendimiento crea conceptos empíricos que recogen y ordenan los diversos objetos empíricos que quedan subsumidos en dichos conceptos.
Segunda Función del Entendimiento
Síntesis entre fenómenos empíricos y conceptos.
Para que se dé conocimiento, es necesario que haya siempre dicha síntesis entre sensaciones y fenómenos (objetos) y fenómenos y conceptos.
Además, el entendimiento trabaja mediante las categorías, que se llaman también conceptos puros del entendimiento, unos conceptos predeterminados que ya tiene incorporados desde que nacemos.
Las categorías son conceptos o estructuras innatas que no hemos aprendido. “Forman parte de nuestra mente” y nos sirven para estructurar la información que recogen nuestros sentidos:
- Contribuyen, junto con los conceptos empíricos, a ordenar nuestra experiencia.
- Tienen la capacidad de relacionar diversos conceptos empíricos entre sí.
Aristóteles también hablaba de categorías, pero hay una diferencia fundamental:
- Para Aristóteles, las categorías son los géneros supremos del ser.
- Para Kant, las categorías son los conceptos mentales, conceptos puros del entendimiento.
Para los dos, la función de las categorías consiste en organizar la realidad:
- Para Aristóteles, se trata de estructurar la misma realidad, que nos indica cómo está organizada.
- Para Kant, las categorías son conceptos mentales que nos permiten organizar la realidad en nuestra mente y entenderla.
Una de las categorías es la de sustancia. Una sustancia es aquello que subsiste por sí mismo y que permanece sin alteración en el ser.
Percibimos la realidad como algo constituido por objetos; dicha categoría es la responsable de que agrupemos varias sensaciones como manifestaciones de una misma realidad o sustancia.
Otra categoría es la de causalidad, que posibilita que podamos conectar unos fenómenos con otros en determinadas condiciones.
Cuando la síntesis tiene lugar, se produce la percepción del objeto y podemos pensar acerca de ello o relacionarlo con otros fenómenos.
Sin las categorías de sustancia y causalidad, nuestra imagen del mundo resultaría completamente diferente.
La Razón: Búsqueda de los Primeros Principios y Límites del Conocimiento
El término razón, en Kant, tiene un sentido específico. La razón sería la que nos induce a plantearnos el porqué de las cosas de manera constante. La razón nos invita a preguntarnos nuevamente cuál es la explicación de la causa. La cadena de los sucesivos “porqués” tiende a hacerse infinita, y nuestra razón no puede pensar en la infinitud.
Las “ideas metafísicas” no tienen su origen en la experiencia. Según Kant, la razón es la que nos lleva a pensar sobre los fundamentos o los primeros principios de lo que experimentamos.
No es posible aplicar las categorías del entendimiento sobre dichas ideas; también quedan al margen de la facultad de la sensibilidad, pues las ideas refieren a entidades que no están situadas en el espacio y en el tiempo. Las categorías generan contradicción y no aportan conocimiento. Kant llega a la conclusión de que no puede haber conocimiento sobre las entidades metafísicas.
Kant señala tres ideas:
- La libertad en el mundo.
- La inmortalidad del alma.
- La existencia de Dios.
Las ideas no son conceptos:
- No sirven para conocer el mundo natural.
- Son indispensables para ordenar nuestro conocimiento del mundo y para nuestra vida moral, política y religiosa.
Las ideas tienen una función reguladora del conocimiento, representaciones que están implícitas en ciertas reglas del proceder de la investigación en el orden del conocimiento. Esas reglas no son conocimientos y tampoco comportan la adición de conocimiento nuevo.
La razón tiene que ver con cierta exigencia de organización de los conocimientos en un sistema.
Las ideas de:
- Dios
- Mundo
- Alma
- Inmortalidad del alma
Son ideas reguladoras de nuestro conocimiento, que ayudan a ordenar todos nuestros conocimientos formando un sistema que adquiere un sentido más profundo y global de la realidad:
- Un mundo que adquiere una visión de conjunto, donde aparece clara la causa del mismo Dios.
- Un mundo en el que tiene sentido la ética, porque hay un alma libre que la ejerce y porque hay una meta, una vida después de la muerte.
Verdad Formal y Razonamientos Lógicos
Un razonamiento es verdadero cuando es correcto o válido, es decir, cuando sigue un esquema lógicamente correcto.
La verdad consiste en la corrección de la estructura del razonamiento. Si el razonamiento está bien construido, es verdadero, válido o correcto.
Esta también se puede llamar verdad lógica o validez.
En Lógica, en el caso de la verdad formal o verdad de razonamientos, se evita utilizar la palabra “verdad” para no caer en confusiones con respecto a la verdad de las proposiciones. En los razonamientos, se prefiere hablar de “validez” o “corrección” de razonamientos, reservando el término “verdad” para las proposiciones.
Verdad de Hechos o Verdad Ontológica
Algo es verdadero, en sentido ontológico, cuando nos referimos a la realidad y no a las afirmaciones o proposiciones sobre la realidad. Lo verdadero es aquello que es:
La verdad como propiedad de las cosas mismas se entiende de dos maneras:
- Verdad como autenticidad: cuando se estima que un objeto no es una imitación o una falsificación. Ej.: un cuadro original frente a una copia.
- Verdad como realidad: cuando se afirma que una entidad tiene existencia real, no es ficción y no es un simple producto de la imaginación. Ej.: Los monstruos de un parque no son de verdad, no son seres reales, son ficticios.
Hay que distinguir entre las puras apariencias y el ser verdadero. Para conocer el auténtico ser, debían buscarlo detrás de las apariencias, debían “descubrirlo”, es decir, quitarle las apariencias que lo “cubren”.
Aletheia significa desocultación o desvelamiento. En el sentido ontológico, la verdad se entiende como autenticidad, también se denomina “verdad ontológica”.
En la concepción griega, la realidad era idéntica a la permanencia, “ser siempre”.
Lo permanente era concebido como lo verdadero frente a lo cambiante. Lo cambiante no era considerado como falso, sino solo como aparentemente verdadero sin serlo “en verdad”.
La verdad de hechos es, por tanto, verdad como desvelamiento.
Cuando se trata de una cualidad personal, hace referencia a una determinada cualidad de algunas personas: veracidad, honestidad, etc.
Verdad de Proposiciones o Verdad Epistemológica
La verdad epistemológica (o semántica) se refiere a nuestro conocimiento de las cosas. Decimos que una afirmación (un enunciado, una proposición) es verdadera cuando aquello que dice está de acuerdo o se corresponde con los hechos. Ej.: “Este anillo es de oro”. Si el anillo es de otro material, la proposición es falsa.
El adjetivo “verdadero” no indica una propiedad de las cosas, sino de nuestras afirmaciones sobre ellas.
Dos tipos de proposiciones, dos clases de verdad:
- Proposiciones empíricas: afirman o niegan algo acerca del mundo, tienen contenido empírico que se puede contrastar con la experiencia. Ej.: “El Ebro pasa por Zaragoza”.
- Proposiciones formales: no tienen contenido empírico, no dicen nada acerca del mundo, sino de las relaciones entre símbolos o conceptos. Ej.: “3 elevado al cuadrado es 9”.
Teorías Filosóficas sobre la Verdad
Cuando hablamos del sentido epistemológico de la verdad, decimos que una proposición es verdadera cuando aquello que dice se corresponde con la realidad. Sin embargo, otros filósofos han formulado teorías alternativas.
Teoría de la Correspondencia
Una proposición es verdadera si está de acuerdo o se corresponde con la realidad:
- Su primera formulación precisa se atribuye a Aristóteles.
- Tomás de Aquino situaba esta correspondencia formal entre el objeto y nuestra representación de él, expresándolo con estas palabras: “Verdad es adecuación entre el entendimiento y la cosa”.
- Ludwig Wittgenstein establece una relación entre los hechos y la estructura lingüística formal que los expresa.
“Para conocer si la figura es verdadera o falsa, debemos compararla con la realidad.”
Una proposición no es más que un conjunto de sonidos o de signos gráficos que son la expresión de un pensamiento o contenido mental.
Una representación no es un objeto mismo, sino algo de naturaleza distinta que se “parece” o tiene algo que ver con él.
Los problemas que surgen cuando se intenta analizar esta correspondencia pueden parecer juegos mentales o especulaciones sin fundamento a quienes sostienen esta concepción de la verdad. Esta teoría va asociada al realismo, el cual supone que existe una realidad independiente de nuestra mente y que esa realidad es básicamente tal como se representa en ella.
En el caso del realismo, la representación consiste en la captación de la “forma” de la realidad. Qué sea esta “forma” es otra cuestión sobre la que ha habido distintas interpretaciones.
Teoría de la Coherencia
La coherencia sostiene que una proposición es verdadera porque es coherente con todas las demás proposiciones que se consideran verdaderas. Ej.: “Si sigues hacia el horizonte llegarás al fin del mundo” es falsa porque contradice numerosas proposiciones verdaderas.
El primer filósofo que la propuso fue Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Según Hegel, la verdad de una proposición no se determina por recurso a la realidad, sino por la coherencia con el resto de las proposiciones de la teoría.
Una proposición verdadera no debe contradecirse con las demás proposiciones consideradas verdaderas.
Sin embargo, coherencia no significa simplemente falta de contradicción, pero esto no es suficiente garantía de su verdad. Ej.: “Los perros chupan la sangre de los humanos” no se contradice con otras como “los perros son mamíferos”.
Para considerar verdadera una proposición, hace falta además que otras proposiciones la apoyen y, si es deductivamente, mejor.
Esta teoría plantea algunos problemas:
- El hecho de que un conjunto de proposiciones no se contradiga y se apoyen, solo garantiza, como máximo, que, si una es verdadera, lo sean las demás.
- Podría ser falso todo el conjunto: la afirmación aristotélica de que un cuerpo que pesa el doble que otro cae con una velocidad doble se deducía de todas sus leyes físicas; sin embargo, era falsa, porque también eran falsas las leyes de las que se deducía.
La consistencia (o no contradicción) es un requisito necesario para que un conjunto de proposiciones sea verdadero, pero no es suficiente. La consistencia y la deductibilidad son requisitos suficientes para las ciencias formales.
Como las proposiciones formales no dicen nada acerca de la realidad, su verdad no puede consistir en la correspondencia. El único sentido que puede tener la verdad es como coherencia:
- “3 elevado al cuadrado es 9” solo puede ser verdadera si no entra en contradicción con el resto de las proposiciones aceptadas del sistema o teoría.
- La proposición será verdadera si es coherente con las reglas y los principios que forman el sistema matemático.
Esta teoría es defendida desde el idealismo y el racionalismo, los cuales consideran que nuestras ideas o conocimientos no provienen de una realidad exterior, sino que la realidad exterior, si existe, se conforma a nuestras ideas claras y evidentes.
Teoría Pragmática de la Verdad
Una proposición es verdadera si tiene efectos prácticos positivos para quien la sostiene. Por efectos positivos debe entenderse aquello que es útil para la supervivencia y la prosperidad del individuo.
Esta teoría no está en desacuerdo con la correspondencia o adecuación. Pero, en la teoría pragmática, la “adecuación” significa que sostener esta afirmación es adecuado para un fin.
Puede decirse que son verdaderas aquellas creencias que funcionan como un instrumento eficaz para la satisfacción de nuestras necesidades, o para la solución de nuestros problemas.
Según el pragmatismo, la verdad no es una característica inmutable de las proposiciones, sino cambiante:
- Aquello que es útil en un momento determinado, puede no serlo en otro.
- Puede ser que durante un tiempo sean verdaderas y durante otros no, o incluso que lo sean para una persona y no para otra.
- Según sean sus efectos, una proposición se va “rectificando” a lo largo del tiempo; si son positivos, nuestra creencia en ella se va reforzando; si se vuelven negativos, dejamos de creer en ella, por lo que la consideramos falsa.
William James fue el autor de esta teoría. Para él, “útil” significa aquello que satisface mis necesidades.
Filosofía de la Ciencia: Métodos de Explicación
Explicación Deductiva
Se establece una relación entre dos o más hechos, hechos que ocurren de forma sucesiva o simultánea. Se trata de una relación necesaria: si se produce el primer hecho (causa), entonces sucede el segundo hecho (efecto).
Tienen forma de una deducción:
- Hechos iniciales (causas) ocupan el lugar lógico de las premisas.
- Hechos esenciales (efecto), el lugar lógico de la conclusión.
Explicación Probabilística
Una de las leyes empleadas no establece una relación causal entre fenómenos, sino una relación probabilística o estadística.
Esta ley impide que el hecho segundo se siga necesariamente de la causa: la conclusión no es necesaria, sino probable.
Estas explicaciones sirven tanto para explicar fenómenos del pasado como para predecir fenómenos futuros. Ej.: leyes de herencia de Mendel; la probabilidad de que dos personas rubias tengan un hijo pelirrojo.
Ciencias Formales y el Método Deductivo
Las ciencias formales son aquellas que no se refieren a ningún aspecto del mundo. No se refieren a hechos de la experiencia.
Tratan de objetos ideales o puras estructuras conceptuales, como la forma de los razonamientos o la forma de las deducciones matemáticas.
Las ciencias formales se rigen por su propia coherencia interna y se desarrollan con independencia del acontecer externo a ellas. Esto no significa que no tengan aplicación.
Son ciencias formales la Lógica y la Matemática.
Las ciencias formales se basan en la demostración. Demostrar significa mostrar que una proposición determinada se deduce necesariamente de otras ya demostradas.
Se trata de hacer ver que lo que se dice ya está dicho implícitamente en lo que dicen otras proposiciones.
Las matemáticas y la lógica funcionan de la misma manera: todas sus afirmaciones se derivan de otras, son las que se pueden demostrar.
Aquí, “verdad” significa que todas las matemáticas son coherentes entre sí (verdad por coherencia).
Las proposiciones formales serán formadas por conceptos:
- Cada concepto se define a partir de otros conceptos; tenemos que aceptar unos conceptos primitivos que no pueden definirse.
- En lógica o matemáticas, los conceptos se representan por símbolos. La deducción se utiliza en las ciencias formales y empíricas, pero en las formales la usan como procedimiento casi exclusivo.
El ideal metodológico de las ciencias formal es adoptar en su integridad la estructura deductiva. Para ello, el sistema ha de contar con:
- Axiomas: principios fundamentales indemostrables del sistema. Son las primeras proposiciones de las ciencias formales. Se consideran evidentes.
- Un conjunto de reglas de formación de expresiones, que regulan en qué casos se formarán expresiones correctas del sistema.
- Un conjunto de reglas de transformación que nos indique cómo podemos pasar de unas expresiones a otras.
- Teoremas: los enunciados obtenidos deductivamente a partir de axiomas o de otros teoremas ya demostrados.
Sistemas Axiomáticos: El Legado de Euclides y la Visión Moderna
El primero que construyó un sistema axiomático fue Euclides (siglo III a. C.), que puso en forma axiomática todos los conocimientos de geometría que se tenían en aquel tiempo.
- Euclides consideraba que los axiomas no necesitaban demostración porque su verdad era evidente; presupone que representaban alguna realidad extramental.
- Añadió también otras afirmaciones sin demostrar que, a pesar de no ser tan evidentes, pedía que se aceptaran porque eran necesarias para la demostración de los teoremas. Por eso, las llamó “postulados” (de ‘postular’, pedir).
- Desde el siglo pasado, sin embargo, se considera que un sistema axiomático es una pura construcción mental y que, por tanto, los axiomas no son ni verdaderos ni falsos, sino que se aceptan por convención. No hay, por tanto, tanta diferencia entre axiomas y postulados, como pensaba Euclides.
Un sistema formal axiomático, entendido a la manera actual, no es, pues, verdadero ni falso. Lo único que se le exige es que no encierre contradicción.
Un sistema axiomático, para ser válido, debe cumplir los siguientes requisitos:
- Decidibilidad: Un sistema es decidible si existe un procedimiento efectivo por el que pueda decidirse si una expresión bien formada es parte de ese sistema, o bien si esa fórmula pertenece o no al conjunto de las verdades del sistema.
- Consistencia: demostración de que no hay ni puede haber contradicciones internas al sistema.
Criterios para Hipótesis Científicas
1. Susceptibilidad de Comprobación y Refutación
- La hipótesis ha de ser susceptible de comprobación, refutación o de ser puesta a prueba para determinar su validez mediante un método apropiado.
- Una hipótesis que no esté sujeta a la posibilidad de comprobación o refutación empírica, no pertenece al campo de la ciencia.
- No puede juzgarse científica ninguna hipótesis o teoría imposible de desmentir, cualesquiera que sean los resultados experimentales con los que se confronte.
- La hipótesis de la deriva continental era tan sumamente general e inconcreta que no se podía comprobar.
- Las predicciones del futuro comunicadas por adivinos y agoreros suelen pertenecer a esta clase de afirmaciones científicamente defectuosas.
- Por ello, la hipótesis debe poderse confirmar o refutar. Si la hipótesis queda confirmada, entonces pasará a considerarse ley científica. Ya no se considerará una conjetura o propuesta provisional.
2. Principio de Economía Lógica o Navaja de Ockham
- Se denomina así en honor al primer filósofo que lo expuso con claridad, el clérigo y pensador inglés Guillermo de Ockham (c. 1280-1349).
- Este principio remarca la necesidad de rechazar las explicaciones retorcidas y complicadas, si es que pueden reemplazarse por otras más claras y sencillas que conduzcan a los mismos resultados.
- La formulación tradicional nos advierte que no hemos de multiplicar las explicaciones si no es inevitable, con el ánimo de librarnos de especulaciones sin control cada vez más y más enmarañadas.
3. Rechazo de Hipótesis Artificiosas (Ad Hoc)
- Se consideran artificiosas las hipótesis cuya única misión es apuntalar gratuitamente aquellas teorías que se hunden por su propia inadecuación a la realidad.
- Este tipo de “parches intelectuales” ejercen la misma función y de la misma manera que en la ropa vieja: intentan posponer la retirada de las prendas hasta que su número es tal que se hace imposible retrasar su abandono.
- En ocasiones puede ser difícil decidir cuándo una hipótesis es artificiosa y cuándo no lo es, pero en la mayoría de las situaciones importantes, la elección resulta fácil.