Fundamentos de la Metafísica y la Ontología: Conceptos Clave y Debates Históricos

1. Introducción a la Metafísica y el Dualismo

1.1. Definición breve de la metafísica

La metafísica es la disciplina que se encarga de responder a las preguntas fundamentales sobre la realidad.

1.2. Relación entre el dualismo metafísico y el dualismo antropológico

El dualismo antropológico sostiene que el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma. Esto no es más que un caso particular y una consecuencia del dualismo de origen metafísico, que sostiene que existen sustancias materiales, entre las que se encuentra el cuerpo humano, y sustancias inmateriales, como el alma humana.

2. Problemas Fundamentales de la Realidad

2.1. Realidad y apariencias

Platón sostenía que la verdadera realidad está constituida por unas esencias inmutables, eternas y perfectas a las que llamó Ideas. Los objetos del mundo sensible, según él, son solo copias imperfectas de aquellas esencias. Por tanto, todo cuanto captamos a través de los sentidos son apariencias. Tras ellas se encuentra la auténtica realidad, que únicamente puede ser captada por el entendimiento.

Para Aristóteles, en cambio, las sustancias individuales que percibimos por los sentidos no son apariencias, sino la verdadera realidad. Sostenía que las esencias de las que hablaba Platón no existen separadas, sino incorporadas en los seres sensibles individuales, haciendo que esos seres sean, precisamente, el tipo de ser que son.

H4. El conflicto entre monismo y pluralismo

El conflicto entre realidad y apariencias brinda argumentos tanto al monista como al pluralista:

  • El monista asegurará que la realidad plural es solamente la apariencia tras la que se esconde la auténtica unidad de todo lo real.
  • El pluralista afirmará que la unidad es aparente, que lo único real es, en última instancia, la pluralidad esencial de la realidad.

2.2. Lo permanente y lo cambiante

Podemos afirmar que los seres naturales cambian, pero, al mismo tiempo, conservan algo inmutable. Cabe preguntarse cuál de esos dos componentes de lo real (lo cambiante o lo permanente) resulta más decisivo. Se distinguen dos posturas:

H4. Posturas sobre el carácter de la realidad

  • Los defensores del carácter estático de la realidad: Ponen el acento en todo lo que permanece a través de los cambios y en cómo es justamente eso lo que define a los seres reales, lo que los hace ser lo que son. Para ellos, las propiedades esenciales de los seres son las que no se modifican, mientras que lo que se transforma es siempre accidental, secundario e, incluso, irrelevante. Entre estos autores destacan Parménides y, sobre todo, Platón, para quien la verdadera realidad está integrada por las Ideas, entidades con existencia independiente.
  • Los defensores del dinamismo de la realidad: Destacan el carácter mutable de todo cuanto ocurre en la naturaleza y en la sociedad. Algunos afirman que no hay nada que permanezca realmente, que somos nosotros los que creamos la ficción de que algo es inmutable para facilitarnos, así, su comprensión. La esencia de la realidad es un devenir continuo e inagotable. Entre los autores que defienden esta posición sobresalen Heráclito, Hegel, Marx y Nietzsche.

Existe una estrecha relación entre la cuestión de la unidad o pluralidad de lo real y la relativa a su carácter estático o dinámico. En general, los defensores del monismo son partidarios de concebir la realidad como esencialmente estática. Los pluralistas, por el contrario, se decantan por una visión dinámica y cambiante de la naturaleza y la realidad en su conjunto.

3. La Cuestión Teológica en Metafísica

3.5. Pruebas de la existencia de Dios

Algunos de los filósofos que han defendido la existencia de Dios plantearon argumentos racionales para intentar probar la verdad de su afirmación. Todas las pruebas propuestas pueden clasificarse en dos grupos, según el procedimiento seguido:

H4. Clasificación de las pruebas

  • Pruebas a priori: Se denominan así porque no utilizan los datos de la experiencia ni los supuestos efectos de la acción divina para probar la existencia de Dios. Las pruebas a priori se basan en la noción misma que tenemos de Dios y, a partir de ahí, sostienen la necesidad de su existencia.
  • Pruebas a posteriori: Conciben la realidad natural, de la que tenemos conocimiento empírico, como un efecto que necesita de una causa que explique su ser. Concluyen que Dios es esa causa buscada.

H4. Comprensión a partir del ser necesario y contingente

A partir de las nociones de ser necesario y ser contingente, podemos entender cómo sería cada uno de los dos tipos de prueba:

  • Una prueba a priori tomaría la noción de ser necesario y afirmaría que su esencia existe, ya que podemos pensar en ella. Una vez aceptada la existencia de la esencia del ser necesario, se afirmaría la existencia del propio ser, puesto que, como ya vimos, la existencia es uno de los componentes de la esencia del ser necesario.
  • La prueba a posteriori, en cambio, partiría de la constatación de la existencia de seres contingentes. Estos seres necesitan que la existencia les sea otorgada por otro ser distinto de ellos, puesto que en su esencia no está incluida la existencia. El ser que otorga la existencia a un ser contingente puede ser, a su vez, contingente o necesario. Pero no es posible que todos los seres contingentes obtengan la existencia a partir de otro ser contingente. Tiene que haber una primera causa que inicie la cadena causal de seres contingentes que son, a su vez, causa de otros seres contingentes. Esa primera causa ha de ser un ser necesario, que no puede ser otro que el Dios creador cuya existencia afirman los teístas y los deístas.

4. Posturas Ontológicas Fundamentales

4.1. El dualismo ontológico

El dualismo ha sido una idea constante en la filosofía desde la Antigüedad. Pitágoras habló de la transmigración de las almas, aunque no separó claramente lo material de lo inmaterial. Quien sí estableció una distinción firme fue Platón, al diferenciar el mundo sensible del mundo inteligible. Más tarde, la filosofía cristiana medieval y Descartes retomaron y profundizaron esta separación entre lo físico y lo espiritual.

Para los dualistas, además del mundo material existe una realidad espiritual donde se encuentran Dios, el alma, las ideas y los valores morales. Estas entidades pueden existir sin materia. Afirmar la existencia de un plano espiritual facilita creer en Dios y en la inmortalidad del alma. En efecto:

  • Si admitimos que existe una realidad que no se capta con los sentidos, la falta de experiencia sensible sobre Dios o el alma deja de ser un argumento contra su existencia.
  • Si sostenemos que el ser humano posee un alma inmaterial además del cuerpo, esta no tendría por qué desaparecer con la muerte corporal y podría seguir existiendo en un ámbito espiritual.

El dualismo implica también la existencia de un mundo sobrenatural, no físico ni accesible, cuyo modo de ser es distinto del de la materia y no sufre deterioro.

El gran problema del dualismo es explicar cómo interactúan el alma y el cuerpo. Por ejemplo, cómo un sentimiento o pensamiento produce acciones físicas, o cómo un estado corporal influye en la mente. Hasta hoy, esta relación sigue sin una explicación totalmente convincente para los dualistas.

4.2. El materialismo

Esta doctrina metafísica afirma que solo existe un tipo de realidad: la material. Los partidarios del materialismo se declaran ateos y niegan la existencia de un alma inmaterial.

Las emociones, las ideas, los valores, etc., que los dualistas concebían como realidades inmateriales, son considerados por los materialistas manifestaciones de realidades materiales y, por tanto, reductibles a su origen material.

H4. Tipos principales de materialismo

Dependiendo de cómo se defina o entienda la materia, existen dos tipos principales de materialismo:

  • Materialismo mecanicista: Según esta doctrina, la realidad está constituida por corpúsculos que actúan unos sobre otros de acuerdo con leyes mecánicas susceptibles de ser expresadas matemáticamente. Esta forma de materialismo fue la concepción dominante del universo en el ámbito de la ciencia moderna durante los siglos XVIII y XIX.
  • Materialismo histórico: Esta versión de la doctrina materialista se ciñe al ámbito de la sociedad y a su desarrollo histórico. No presta atención a la naturaleza ni la incluye en sus planteamientos, salvo en la medida en que se ve afectada o influye en el desarrollo humano. El materialismo histórico es, básicamente, un modo de concebir al ser humano como un ser material cuya esencia consiste en producir en el marco de la sociedad las condiciones en las que debe desarrollar su vida. Con esta finalidad, transforma la realidad natural por medio de su trabajo y obtiene a cambio un producto que sirve a sus propósitos.

Esta forma de materialismo fue propuesta por Karl Marx en el siglo XIX y es la base de la corriente filosófica y política denominada marxismo. Se dice que desde Karl Marx, la filosofía no solo interpreta la realidad, sino que además trata de transformarla. Hecho que, para muchos, supone la verdadera entrada de la humanidad en la modernidad filosóficamente hablando.

5. La Crítica a la Metafísica

5.1. El planteamiento del problema

El primero en detectar el problema y adoptar una posición filosófica en torno a él fue David Hume. Para este filósofo empirista, la única fuente de conocimiento es la experiencia y, al no poder tener experiencia de los objetos de estudio de la metafísica como Dios o el alma, cabe concluir que el conocimiento metafísico ni existe ni existirá.

Posteriormente, a finales del siglo XVIII, Immanuel Kant trató de ofrecer una solución diferente, realizando una comparación entre la metafísica y dos ciencias consolidadas como la física y las matemáticas. Tras un detallado análisis comparativo de estos tres saberes, llegó a la conclusión de que la metafísica jamás podría convertirse en un saber científico. Sin embargo, no la consideró un saber inútil, como Hume.

H4. La limitación del conocimiento científico según Kant

Según Kant, el conocimiento científico se produce como resultado de aplicar conceptos y estructuras cognoscitivas que están en nuestra mente a los datos obtenidos por medio de la experiencia sensible. El problema radica en que no es posible obtener experiencia sensible de los objetos metafísicos. Tenemos sensaciones producidas por objetos particulares, pero no es posible tener una experiencia de toda la realidad en su conjunto, o de Dios, o del alma humana. Por tanto, cuando aplicamos los conceptos de la mente a los objetos de la metafísica como si se tratara de realidades de las que hemos tenido experiencia sensible, aparentamos obtener conocimiento, pero en realidad no lo logramos. De ahí que nunca haya habido progreso en el campo de la metafísica.

Kant negó la posibilidad de lograr un conocimiento científico de la metafísica, pero no rechazó totalmente el saber sobre Dios o el alma humana. A su juicio, si bien en el terreno teórico no es posible avanzar en tales conocimientos, en el ámbito de la acción humana, en cambio, desempeñan un papel fundamental, ya que la orientan en la dirección adecuada. Más aún, Kant llegó a sostener que la moralidad de la conducta implica la existencia de Dios, así como la libertad y la inmortalidad del alma.

5.2. El posicionamiento contra la metafísica

Tras la crítica de Kant a la metafísica, otros pensadores continuaron cuestionándola. El primero fue Auguste Comte, en el siglo XIX, quien afirmó que la humanidad pasa por tres etapas en su desarrollo intelectual:

H4. Los tres estadios de Comte

  • Estadio religioso: Las personas buscaban el porqué de las cosas atribuyéndolo a fuerzas personificadas de la naturaleza.
  • Estadio metafísico: Se seguían planteando las mismas preguntas, pero las respuestas ya no se buscaban en lo sobrenatural, sino en conceptos abstractos.
  • Estadio científico o positivo: Desde el Renacimiento se dejó de preguntar por el porqué y se pasó al cómo. Las leyes y teorías científicas empezaron a brindar respuestas basadas en regularidades observables.

Según Comte, la metafísica pertenecía al pasado: cumplió una función en la historia humana, pero había sido superada por la ciencia.

H4. La crítica radical del siglo XX

En el siglo XX, los neopositivistas como Carnap y Wittgenstein fueron aún más radicales:

  • Carnap defendió el verificacionismo: para que un enunciado tenga significado, debe poder verificarse en la experiencia. Como las afirmaciones metafísicas no son verificables, serían carentes de sentido.
  • Wittgenstein sostuvo que el lenguaje solo tiene sentido si describe hechos, y como no existen hechos metafísicos, la metafísica no puede decir nada con significado.

Aun así, muchos filósofos actuales consideran que la metafísica, aunque distinta de la ciencia, sigue siendo un saber racional importante para comprender la vida humana y el mundo que habitamos.