Imperativos Kantianos: Hipotéticos y Categóricos
Los imperativos hipotéticos son propios de las éticas materiales que determinan cuál es el bien supremo o fin último para el hombre, para establecer normas o preceptos encaminados a alcanzarlos.
La ética formal señala cómo debemos obrar siempre.
El imperativo categórico es la ley que la voluntad se da a sí misma. Su fórmula principal es:
- Obra de tal manera que tus actos puedan ser tomados como normas universales de conducta.
- Obra de tal manera que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca meramente como un medio.
La ética formal se basa en el deber.
La Libertad en la Filosofía Kantiana
La libertad es un postulado de la razón práctica; son proposiciones que no son evidentes y no pueden demostrarse.
Las realidades metafísicas no son evidentes, no pueden demostrarse, pero hay que admitirlas para que sea posible la moral.
La existencia moral demuestra la realidad de la libertad.
La libertad es la capacidad que poseen los seres humanos para actuar según leyes dadas por su propia razón.
La libertad es necesaria para que tenga lugar la Ilustración. Kant defiende la libertad de que una persona exprese su opinión públicamente sin restricciones. El ciudadano tiene la libertad jurídica de no obedecer ninguna ley a la que no haya dado su consentimiento previo. El gobernante debe promulgar las leyes como si fueran del pueblo; esto no justifica la desobediencia civil, ya que estamos obligados a cumplirlas.
La Revolución Copernicana de Kant: El Sujeto como Centro del Conocimiento
Antes de Kant, racionalistas y empiristas centraban su atención en el objeto:
- La idea es el objeto de los racionalistas.
- La percepción sensible es el objeto de los empiristas.
Ahora, la atención se centra sobre el sujeto cognoscente.
El hombre es el ordenador de la experiencia cognoscitiva, haciendo que los objetos dependan del sujeto, giren alrededor de él y se adapten a su mente.
Antes de Kant, el objeto era el elemento central del conocimiento; de este dependía la información.
Después de Kant, el sujeto es el auténtico centro activo del conocimiento. El sujeto selecciona, discrimina y organiza las intuiciones sensibles de la experiencia.
El sujeto dispone de conocimiento que se manifiesta en presencia de la experiencia.
No se trata de que el sujeto se encuentre apartado de la experiencia.
Sujeto y objeto interactúan; el primero recibe impresiones del segundo.
Estas impresiones están determinadas por la estructura del sujeto. Tras la filosofía de Kant, los objetos giran en torno al sujeto.
Kant denominó “Revolución Copernicana” a este enfoque del conocimiento.
Para Kant, conocer significa elaborar, ordenar y agrupar los objetos según formas a priori que están en el sujeto. La Revolución Copernicana de Kant proclama que los objetos del conocimiento deben ser alumbrados desde el sujeto.
La Ilusión Trascendental y los Límites de la Razón Pura
La razón sirve para unificar y sintetizar el saber humano. Las ideas con las que opera la razón engloban la experiencia posible y son tres: Alma, Mundo y Dios.
- El conjunto de los fenómenos de la experiencia interna se unifica mediante la idea de Alma.
- El conjunto de los fenómenos de la experiencia externa se unifica mediante la idea de Mundo.
- Ambos se reducen a una unidad mediante la idea de Dios.
Las ideas (Alma, Mundo y Dios) son puros entes pensados; no tienen valor en el mundo de los fenómenos.
Cuando la razón hace de las ideas objetos reales (aplica las categorías más allá de los fenómenos) y hace de lo contenido en las ideas objetos empíricos, cae en la ilusión trascendental.
Las ideas de la metafísica surgen de encontrar un principio explicativo que dé cuenta de los fenómenos de la experiencia.
Revolución Copernicana: El Giro Kantiano en el Conocimiento
Racionalistas y empiristas centraban su atención en el objeto:
- La idea es el objeto de los racionalistas.
- La percepción sensible es el objeto de los empiristas.
Ahora, la atención se centra sobre el sujeto cognoscente.
El hombre es el ordenador de la experiencia cognoscitiva, haciendo que los objetos dependan del sujeto, giren alrededor de él y se adapten a su mente.
Antes de Kant, el objeto era el elemento central del conocimiento; de este dependía la información.
Después de Kant, el sujeto es el auténtico centro activo del conocimiento. El sujeto selecciona, discrimina y organiza las intuiciones sensibles de la experiencia.
El sujeto dispone de conocimiento que se manifiesta en presencia de la experiencia.
No se trata de que el sujeto se encuentre apartado de la experiencia.
Sujeto y objeto interactúan; el primero recibe impresiones del segundo.
No se trata de que el sujeto se encuentre apartado de la experiencia.
Sujeto y objeto interactúan; el primero recibe impresiones del segundo. Sujeto y objeto interactúan; el primero recibe impresiones del segundo.
Estas impresiones están determinadas por la estructura del sujeto. Tras la filosofía de Kant, los objetos giran en torno al sujeto.
Kant denominó “Revolución Copernicana” a este enfoque del conocimiento.
Para Kant, conocer significa elaborarlos, ordenarlos y agruparlos según formas a priori que están en el sujeto. La Revolución Copernicana de Kant proclama que los objetos del conocimiento deben ser alumbrados desde el sujeto.