El Pensamiento de San Agustín: Dios, la Verdad y la Relación entre Fe y Razón

Introducción a la Filosofía de San Agustín: Dios y la Creación

El tema central de San Agustín es Dios, siendo su filosofía predominantemente teológica. Para él, Dios es la verdad suprema y el fin de la vida humana, a la que los bienaventurados se acercarán plenamente en la otra vida. Aunque no se preocupa por elaborar pruebas formales de la existencia de Dios, propone varios argumentos fundamentales:

  • El argumento cosmológico: deduce a un Ser Supremo Ordenador a partir del orden del mundo.
  • El argumento consensual: basado en la creencia religiosa generalizada entre los diversos pueblos.
  • El argumento epistemológico: sostiene que las Ideas eternas e inmutables requieren un ser inmutable y eterno; es decir, Dios.

La Doctrina de la Creación y el Ejemplarismo

Sobre la creación, San Agustín defiende el ejemplarismo, según el cual las esencias de las cosas creadas existen como modelos en la mente de Dios y sirven de referencia para toda la creación. Esta doctrina se complementa con la teoría de las razones seminales (de origen estoico), según la cual Dios depositó en la materia “semillas” que, dadas las condiciones adecuadas, se desarrollarían para formar nuevos seres a lo largo del tiempo.

El Camino hacia la Verdad: Epistemología y Teoría de la Iluminación

San Agustín, tras simpatizar con el escepticismo, lo critica porque niega la posibilidad de certeza; sin embargo, afirma la certeza de la propia existencia: incluso si todos los juicios fueran falsos, el juicio “si fallor, sum” (si me equivoco, existo) demuestra que existo. El conocimiento pleno se alcanza mediante una dialéctica ascendente con tres niveles:

  1. Conocimiento sensible: compartido con los animales, es inestable e insuficiente para alcanzar la verdad absoluta.
  2. Conocimiento racional inferior (ciencia): combina lo sensible y lo racional, permitiendo conocer verdades generales sobre el mundo, aunque sigue dependiendo de los sentidos.
  3. Conocimiento racional superior (sabiduría): puramente racional e inteligible, contempla las Ideas o esencias eternas, independientes de lo sensible.

Siguiendo la tesis neoplatónica, Agustín sitúa estas Ideas en la mente de Dios, pero niega la reminiscencia platónica; el alma accede a ellas mediante la iluminación divina, ya que las verdades eternas están alejadas del mundo sensible.

La Armonía entre Fe y Razón

Uno de los problemas centrales de la filosofía cristiana antigua y medieval es la relación entre fe y razón. La razón es la fuente natural de conocimiento, que produce la filosofía, mientras que la fe es la fuente sobrenatural, que genera la teología revelada a partir de los libros sagrados. Para San Agustín, ambas colaboran en el acceso a la única verdad, el cristianismo, que la razón puede conocer parcialmente y la fe plenamente.

Por tanto, fe y razón son compatibles y la verdadera religión coincide con la verdadera filosofía. Esto se refleja en su famoso lema: “creo para comprender, comprendo para creer” (Crede ut intelligas, intellige ut credas). La fe ilumina a la razón, permitiendo entender lo que por sí sola sería inaccesible, y la razón, a su vez, fortalece la fe, ofreciendo un conocimiento más profundo y auténtico de la doctrina cristiana. Así, la fe no es ciega, sino racional y comprendida.

Las Grandes Novedades del Cristianismo en la Filosofía

El cristianismo introdujo cuatro grandes novedades en el debate filosófico:

  • El monoteísmo: afirma la existencia de un solo Dios, en contraste con el politeísmo griego y los intentos parciales de monoteísmo en filósofos como Platón o Aristóteles.
  • El creacionismo: sostiene que Dios creó el mundo de la nada (ex nihilo), sin materia preexistente ni intermediarios, frente a la visión filosófica que concebía el cosmos como la ordenación de una realidad anterior.
  • La omnipotencia divina: sitúa a Dios por encima de todo, siendo creador de las leyes del cosmos, frente a la explicación griega basada en leyes naturales independientes de la voluntad divina.
  • Una nueva actitud ante la verdad: al ser una religión revelada, el cristianismo sostiene que sus doctrinas provienen de Dios y no pueden ser erróneas.

Estas novedades marcaron la filosofía medieval y el modo en que se abordaron los problemas sobre Dios, el mundo y la verdad.

Antropología Agustiniana: El Alma, el Cuerpo y el Problema del Mal

Para San Agustín, el ser humano es un compuesto de cuerpo y alma, situándose entre la concepción platónica (que prioriza el alma) y la cristiana (que los concibe como unidad). La encarnación y resurrección de Jesucristo dignifican el cuerpo, transformándolo de “cárcel del alma” en templo. El alma se une al cuerpo para vivificarlo y gobernarlo, y se conoce a sí misma mediante la interioridad, descubriendo en su profundidad a Dios; el “conócete a ti mismo” socrático refleja la imagen divina en el ser humano.

El alma actúa mediante tres facultades: memoria, entendimiento (razón inferior y superior) y voluntad, que permite el amor. El fin último del ser humano es la salvación, alcanzable solo en la otra vida gracias a la naturaleza inmortal del alma. En su unión con el cuerpo, el alma oscila entre la luz (bien, Dios) y la oscuridad (mal, pecado).

La Naturaleza del Mal

Sobre el problema del mal, Agustín rechaza el maniqueísmo; el mal no es un ser, sino un defecto o ausencia de bien (privatio boni). Siendo Dios infinitamente bueno, no puede ser su causa; el mal afecta solo a los seres finitos y creados, derivando del mal uso del libre albedrío.