El Pensamiento de Immanuel Kant: Razón, Experiencia y Moralidad

La síntesis kantiana entre racionalismo y empirismo

Para Immanuel Kant, las corrientes filosóficas anteriores no habían logrado asentar la filosofía sobre cimientos sólidos ni alcanzar un conocimiento seguro. Por ello, su proyecto filosófico supera y sintetiza las dos corrientes fundamentales de la modernidad: el racionalismo y el empirismo.

Tras leer a Hume, Kant superó su primera etapa racionalista y comprendió que nuestro conocimiento debe atenerse a la experiencia; sin embargo, de esta no se podía obtener un conocimiento universal y necesario. Así, desarrolló un método crítico mediante el cual la razón se examina a sí misma (tanto en su uso teórico como práctico) para averiguar sus límites y posibilidades. De este modo, buscaba superar el dogmatismo racionalista y el escepticismo de Hume.

Mediante este método, se propuso resolver las cuatro grandes preguntas de la filosofía:

  1. ¿Qué puedo conocer? (Teoría del conocimiento)
  2. ¿Cómo debo obrar? (Teoría de la ética)
  3. ¿Qué me cabe esperar?
  4. ¿Qué es el ser humano?

Teoría del conocimiento kantiana

Se centra en analizar la posibilidad de la ciencia en general: ¿son ciencias las matemáticas, la física y la metafísica? Le interesa, sobre todo, la cuestión referida a la metafísica. Las principales diferencias que observa son:

  • Mientras la ciencia progresaba, la metafísica permanecía estancada, enfrentando los mismos problemas desde Platón hasta el siglo XVIII.
  • A diferencia de los científicos, los metafísicos no logran un consenso en sus teorías y conclusiones, lo que lleva a cuestionar si la metafísica puede ser considerada una ciencia al igual que las matemáticas y la física.

La cuestión sobre la posibilidad de la ciencia se planteará en los siguientes términos: ¿son posibles los juicios sintéticos a priori (propios de la ciencia) en las matemáticas, la física y la metafísica? Al mismo tiempo, se preguntará por las condiciones que hacen posible el saber humano en sus distintos niveles:

  • Conocimiento sensible (producido por la facultad de la sensibilidad).
  • Conocimiento intelectual (producido por el entendimiento).
  • Conocimiento racional (producido por la razón).

Cada uno de estos niveles se aborda en una parte de la Crítica de la razón pura.

Estética trascendental

Esta sección aborda el conocimiento sensible y la posibilidad de la matemática como ciencia.

  1. La percepción de un objeto depende de múltiples condiciones empíricas (proximidad, buen funcionamiento de los sentidos, etc.). Sin embargo, Kant busca las condiciones trascendentales: aquellas que son generales, necesarias y previas a la experiencia. Estas condiciones pertenecen a la estructura del sujeto y sin ellas no habría percepción. Dichas condiciones son el espacio y el tiempo, formas puestas por el sujeto que posibilitan el conocimiento sensible. A estas formas a priori de la sensibilidad (o intuiciones puras) se les suma el caos de impresiones que procede de los sentidos para constituir el objeto percibido o fenómeno.
  2. Se pregunta cómo es posible la matemática. La respuesta es que las condiciones que hacen posible el conocimiento matemático son, precisamente, el espacio y el tiempo, las intuiciones puras de la sensibilidad.

Analítica trascendental

Aborda dos cuestiones: el conocimiento intelectual y la posibilidad de la física como ciencia.

  1. Estudia la actividad del entendimiento, entendido como la facultad de juzgar. Kant señala que, para juzgar, el entendimiento recurre a ciertos conceptos que no proceden de la experiencia, sino que son previos a ella. Son los conceptos puros o categorías, que unifican y coordinan los datos de la experiencia. Al ser a priori, el entendimiento los posee en sí mismo. Por ejemplo, los conceptos de sustancia o causa son categorías que el entendimiento aplica a los fenómenos para darles sentido y orden.
  2. Existen diferentes tipos de categorías (unidad, pluralidad, causalidad, etc.). Estas son producidas espontáneamente por el entendimiento y están vacías; deben llenarse con los datos procedentes del conocimiento sensible. Por lo tanto, juzgar implica aplicar categorías a los fenómenos. Se concluye que las categorías son las condiciones trascendentales que permiten que la física exista como ciencia.

Dialéctica trascendental

Se analiza el conocimiento racional y se plantea si la metafísica es una ciencia.

  1. La razón es la facultad de enlazar juicios para formar razonamientos. Se caracteriza por un afán de generalización que es legítimo siempre que se mantenga dentro de los límites de la experiencia, pues así amplía nuestro conocimiento. Cuando traspasa estos límites, nos hallamos ante un uso ilegítimo de la razón. En este uso, la razón intenta unificar la totalidad de la experiencia bajo tres ideas trascendentales: Mundo, Alma y Dios. Según Kant, este proceder ilegítimo surge de la propia naturaleza de la razón, de su ‘sed de absoluto’, que la impulsa a buscar lo incondicionado más allá de la experiencia. Esta tendencia inevitable la hace caer en la ilusión trascendental: la creencia de que puede conocer realidades que están fuera de su alcance.
  2. Kant señala la imposibilidad de formular juicios sobre realidades que están más allá de la experiencia (noúmenos). Las categorías solo pueden usarse legítimamente aplicándolas a los fenómenos. Por consiguiente, la metafísica tradicional es una ciencia falsa e ilusoria. Dios, alma y mundo no pueden ser objeto de conocimiento científico porque no son fenómenos. Sin embargo, estas ideas puras de la razón tienen una función reguladora: expresan el ideal de la razón de encontrar principios y leyes cada vez más generales, guiando al entendimiento en su investigación.

Conclusión: El giro copernicano y el idealismo trascendental

El sujeto adquiere un papel activo en el proceso del conocimiento. Ya no es el sujeto el que se adapta al objeto, sino que es el objeto el que se adapta a las estructuras cognoscitivas del sujeto. Esto es lo que Kant denominó su giro copernicano.

La filosofía kantiana se denomina idealismo trascendental. Aunque Kant afirma la existencia de una realidad en sí misma (el noúmeno), esta permanece incognoscible para nosotros. Solo podemos conocer el fenómeno, es decir, la realidad tal como es configurada por nuestras estructuras a priori (el objeto para un sujeto).

El formalismo moral: La ética kantiana

Al abordar el problema de la ética, Kant busca responder a las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo debemos actuar?
  • ¿Qué condiciones deben cumplir nuestras acciones para ser consideradas morales?

La crítica a las éticas materiales

Kant construye su propuesta ética a partir de una crítica a las éticas anteriores, a las que denomina éticas materiales. Su crítica se centra en los siguientes aspectos:

  1. Son éticas materiales o de contenidos: definen un bien supremo (la felicidad, el placer, etc.) y establecen normas concretas para alcanzarlo.
  2. Son éticas empíricas o a posteriori: sus preceptos se basan en la experiencia y, por tanto, no pueden ser universales ni necesarios.
  3. Sus imperativos son hipotéticos o condicionales: prescriben una acción como medio para alcanzar un fin (‘si quieres X, haz Y’). Si se renuncia al fin, la norma pierde su obligatoriedad.
  4. Son heterónomas: la norma moral no surge de la propia razón del sujeto, sino que la recibe de algo externo a él (Dios, la naturaleza, la sociedad).

La ética formal y el deber

Frente a las éticas materiales, Kant propone una ética formal. Esta no nos dice qué debemos hacer (contenido), sino cómo debemos actuar (forma). Lo que hace que una acción sea moralmente buena no es su contenido o sus consecuencias, sino la intención con la que se realiza. En este sentido, Kant distingue tres tipos de acciones:

  • Acciones contrarias al deber: Aquellas que incumplen la ley moral.
  • Acciones conformes al deber: Aquellas que cumplen la ley moral, pero por un motivo egoísta o por inclinación.
  • Acciones por deber: Son las únicas con valor moral genuino, ya que se realizan por puro respeto a la ley moral. Estas acciones surgen de una buena voluntad, que es autónoma porque es la propia razón práctica del sujeto la que se da a sí misma la ley.

El imperativo categórico

La exigencia de obrar por deber se expresa mediante el imperativo categórico. A diferencia del hipotético, este manda una acción de forma incondicionada, como un fin en sí misma. Kant ofrece varias formulaciones, de las cuales destacan dos:

  • Formulación de la ley universal:
    “Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal”.
  • Formulación de la humanidad:
    “Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”.