El Proyecto Filosófico de René Descartes
René Descartes se interesó profundamente en dos cuestiones fundamentales: determinar aquello que podemos conocer con certeza y establecer la relación entre el alma y el cuerpo.
La Duda como Método
Mientras muchos se conformaban con la incertidumbre, Descartes buscó un camino hacia el conocimiento seguro. En su época, el notable avance de la ciencia, con métodos que ofrecían descripciones exactas de los procesos naturales, impulsó a Descartes a preguntarse: ¿No podría existir también un método riguroso para la reflexión filosófica? De esta inquietud surgió su propuesta de la duda como herramienta para alcanzar la verdad.
Las Cuatro Reglas del Método Cartesiano
Descartes estableció cuatro reglas esenciales para llegar a conclusiones filosóficas sólidas, inspiradas en la precisión de las matemáticas:
- Regla de la Evidencia: Aceptar únicamente aquello que se presente de forma clara y distinta, sin lugar a dudas.
- Regla del Análisis: Dividir cada problema complejo en tantas partes como sea posible para su mejor comprensión.
- Regla de la Síntesis: Comenzar por los objetos más simples y fáciles de conocer, ascendiendo gradualmente hasta el conocimiento de los más complejos.
- Regla de la Enumeración: Realizar revisiones exhaustivas para asegurarse de no haber omitido nada en el proceso, garantizando la completitud de la investigación.
Descartes estaba convencido de que la razón era la única vía para obtener conocimientos seguros, desconfiando de la información proporcionada por los sentidos, que consideraba engañosos. Esta postura lo alinea con la tradición racionalista, compartida por filósofos como Platón.
Meditaciones Metafísicas: La Búsqueda de la Certeza
En su obra cumbre, Las Meditaciones Metafísicas, Descartes expone su método a través de seis meditaciones, buscando la certeza absoluta mediante la duda sistemática.
Primera Meditación: La Duda Universal
Descartes inicia su camino dudando de todo como punto de partida. Rechaza las ideas filosóficas previas, buscando construir un pensamiento nuevo y firme. Su duda se extiende a los sentidos, comparando la experiencia de la vigilia con la de los sueños. Al no encontrar una distinción clara entre ambas, se plantea la posibilidad de que toda su vida sea un sueño, lo que le lleva a una duda radical y a la constatación de que aún no ha encontrado ninguna verdad indudable.
Segunda Meditación: El Cogito Ergo Sum
Partiendo de la duda universal, Descartes descubre una verdad irrefutable: el hecho mismo de dudar implica pensar, y si piensa, necesariamente existe. Así formula su célebre principio: “Pienso, luego existo” (Cogito ergo sum). Se concibe a sí mismo como una res cogitans, una sustancia pensante.
Tercera Meditación: La Existencia de Dios
Tras establecer su propia existencia, Descartes identifica en su mente la idea de un ser perfecto. Argumenta que esta idea no puede provenir de él mismo, un ser imperfecto, sino que debe tener su origen en un ser verdaderamente perfecto: Dios.
Cuarta Meditación: El Problema del Error
Con dos certezas establecidas (su existencia como ser pensante y la existencia de Dios), Descartes aborda la cuestión de la imperfección humana y el error. Atribuye el error a la desproporción entre dos facultades:
- Entendimiento: Una facultad de conocer, pero limitada.
- Voluntad: Una facultad de querer, que se presenta como ilimitada.
El error surge cuando la voluntad, excediendo los límites del entendimiento, emite juicios sobre aquello que no ha comprendido completamente. La precipitación de la voluntad al juzgar antes de que el entendimiento haya asimilado la totalidad de un asunto es la causa fundamental del error.
Quinta Meditación: La Realidad Exterior
Descartes afirma que cuando la razón capta verdades claras y evidentes sobre la realidad exterior, como las verdades matemáticas, estas deben corresponderse con la realidad. Apoyándose en la perfección de Dios, quien no nos engañaría, concluye que aquello que la razón aprehende de forma clara y evidente sobre el mundo exterior es, en efecto, real. Por lo tanto, existe una realidad exterior.
Sexta Meditación: El Dualismo Sustancial
Finalmente, Descartes postula la existencia de una realidad exterior distinta de la realidad del pensamiento. Identifica dos tipos de sustancias fundamentales:
- Sustancia Pensante (Alma): Inmaterial, carente de extensión.
- Sustancia Extensa (Materia/Cuerpo): Material, ocupando espacio.
Ambas sustancias, aunque originadas en Dios, son radicalmente diferentes e independientes. Esta concepción bipartita de la realidad, donde el ser humano está compuesto por una mente pensante y un cuerpo extenso, define a Descartes como un dualista.