El Legado de la Filosofía Clásica: Sofistas, Sócrates y la Construcción del Estado Ideal de Platón

Sócrates, los Sofistas y Platón: Fundamentos de la Filosofía Clásica Griega

I. Los Sofistas: El Giro Antropológico

A mediados del siglo V a. C., la filosofía de la naturaleza había perdido fuerza porque las distintas teorías sobre el origen del mundo se contradecían entre sí. En este contexto, y con el auge de la democracia ateniense impulsada por Pericles, surgió un nuevo tipo de pensador: los sofistas. Estos eran maestros que enseñaban a hablar, argumentar y razonar a los ciudadanos, cobrando por sus clases. Su objetivo era formar a los hombres libres para que participaran en la vida política de la polis.

Atenas, tras su triunfo en las Guerras Médicas, se convirtió en el centro cultural, político y económico de Grecia, y en ella floreció la sofística, una corriente que dejó de estudiar la naturaleza (physis) para centrarse en el ser humano, la sociedad, la moral, las leyes y las costumbres. Los sofistas usaban la dialéctica, un método basado en el debate y la argumentación, no tanto para buscar la verdad sino para demostrar la habilidad de refutar las ideas del adversario.

Relativismo y Convencionalismo Jurídico

Uno de sus rasgos más característicos era su relativismo moral y jurídico. Sostenían que las leyes (nomos) no derivan de la naturaleza ni de los dioses, sino que son convenciones creadas por los hombres para organizar la convivencia. Por tanto, las normas son cambiantes, y cada pueblo puede modificarlas según sus intereses. Con esta idea se enfrentaron a la noción del iusnaturalismo (que defiende leyes universales y naturales) y anticiparon el pensamiento del positivismo jurídico (que considera válidas solo las leyes sancionadas por los hombres).

Los sofistas promovieron una especie de “Ilustración griega”, difundiendo la educación, la cultura y el pensamiento crítico por toda Grecia. No formaron una escuela unificada ni compartían una doctrina común, pero coincidían en varios puntos fundamentales:

  1. Se centraban en problemas prácticos como la política, la moral, la religión, el lenguaje y la educación, dejando atrás las preguntas sobre el origen del cosmos.
  2. Mantenían una actitud relativista y escéptica, al observar que cada sociedad tenía leyes y costumbres distintas. Por ello, consideraban que no existen valores universales y que las leyes son acuerdos humanos, no verdades absolutas.
  3. No eran pensadores sistemáticos, sino enciclopedistas. Reunían conocimientos de sus viajes y los aplicaban con fines prácticos.
  4. Tuvieron un gran impacto en la vida intelectual de Atenas, cuestionando las instituciones tradicionales y renovando las ideas políticas y morales, aunque el uso de la oratoria podía convertirse en un arma manipuladora en manos de los ambiciosos.

Hubo dos generaciones de sofistas: la primera, representada por Hipias y Protágoras, y la segunda, por Antifonte, Trasímaco, Critias y Calicles.

Tanto Sócrates como Platón criticaron duramente a los sofistas por su relativismo y su tendencia a cobrar por enseñar, considerándolos mercaderes del saber.

Principales Sofistas

Protágoras de Abdera (480–411 a. C.)

Protágoras fue uno de los sofistas más importantes. Su frase más famosa, “El hombre es la medida de todas las cosas”, resume su pensamiento: todo depende del punto de vista del ser humano. Cada persona juzga la realidad según sus propias percepciones, y por tanto no existen verdades absolutas ni objetivas. Lo que es bueno o malo, justo o injusto, depende de quién lo juzgue y del contexto.

Este relativismo también se aplica a la cultura: cada pueblo considera que sus leyes y costumbres son las mejores, pero todas son igualmente válidas porque son convencionales. Protágoras defendía el agnosticismo religioso, afirmando que no podía saber si los dioses existen o no, debido a la oscuridad del tema y a la brevedad de la vida humana.

Gorgias de Leontinos (484–375 a. C.)

Gorgias llevó el escepticismo aún más lejos que Protágoras. Negó por completo la existencia de una verdad objetiva. Según él, nada existe fuera de las apariencias; y si algo existiera, no podríamos conocerlo, y aunque lo conociéramos, no podríamos comunicarlo. Su pensamiento representa una renuncia total a la verdad, tanto en el conocimiento como en la moral. Para Gorgias no hay un bien ni un mal permanentes, solo opiniones y apariencias.

Calicles y Trasímaco: La Justicia del Más Fuerte

Ambos son conocidos por las referencias que Platón hace de ellos en sus diálogos.

Calicles defendía la ley del más fuerte. Según él, las leyes fueron creadas por los débiles para limitar a los poderosos, pero la naturaleza demuestra que debe gobernar quien es más fuerte y más capaz. La fuerza es el criterio natural de justicia, tanto entre los hombres como entre los animales o los pueblos. Así justificaba la conquista de los más débiles por los más poderosos como algo natural y justo.

Trasímaco, por su parte, también sostenía que la justicia es lo que conviene al más fuerte. Cada forma de gobierno impone sus leyes en función de sus propios intereses: la democracia aprueba leyes democráticas, la tiranía, leyes tiránicas. Los gobernantes hacen creer al pueblo que lo que conviene al Estado es justo, cuando en realidad responde a su conveniencia. Para Trasímaco no existe una justicia universal; todo depende del poder político del momento.

Critias de Atenas

Critias, pariente de Platón y uno de los Treinta Tiranos de Atenas, fue enemigo de la democracia y discípulo de Sócrates. Propuso una teoría sobre el origen de la religión según la cual los dioses fueron inventados por un hombre sabio para mantener el orden y la obediencia mediante el miedo. En su obra Sísifo, explica que primero los hombres vivían sin leyes y dominados por la violencia; después crearon normas para imponer la justicia; y, cuando estas no bastaron, inventaron a los dioses para controlar incluso los actos ocultos. Así, la religión es vista como un instrumento político y moral de control social.

II. Sócrates: El Intelectualismo Moral frente al Relativismo

Sócrates nació en Atenas hacia el 470 a. C. y murió en el 399 a. C. Nunca escribió nada; conocemos sus ideas por sus discípulos, especialmente Platón y Jenofonte. Decepcionado por las teorías sobre la naturaleza, se centró en el ser humano, la ética y la política.

El Método Socrático

Para él, la filosofía debía servir para mejorar moralmente al hombre. Creía que nadie posee toda la verdad, pero todos podemos descubrirla mediante el diálogo. Su método consistía en formular preguntas para que el interlocutor reconociera su ignorancia (ironía socrática) y luego lo ayudaba a descubrir la verdad por sí mismo (mayéutica, que significa “dar a luz” las ideas).

Sócrates no imponía doctrinas, sino que ayudaba a sus discípulos a pensar por sí mismos. Buscaba definir conceptos universales como la justicia, la virtud o la belleza. Frente al relativismo de los sofistas, defendía que existen verdades y valores absolutos.

Aplicó también el método inductivo, que parte de casos particulares para llegar a conclusiones generales, contribuyendo así al desarrollo del razonamiento científico.

El Intelectualismo Moral

Su pensamiento moral se resume en el intelectualismo moral: conocer el Bien lleva a obrar bien, y quien actúa mal lo hace por ignorancia. El Bien se identifica con el conocimiento, y el mal con la falta de saber. Solo el sabio es virtuoso, y solo el virtuoso es feliz. Por eso, decía Sócrates, es preferible sufrir la injusticia antes que cometerla, ya que la injusticia daña el alma y aleja de la felicidad.

III. Platón: La Búsqueda de la Justicia y el Estado Ideal

Platón, nacido en Atenas hacia el 427 a. C., fue discípulo de Sócrates. Tras la injusta muerte de su maestro, perdió la fe en la política y concluyó que solo la filosofía podía guiar a la sociedad hacia la justicia. Fundó la Academia para formar gobernantes sabios y soñó con un Estado justo donde hechos como la condena de Sócrates no pudieran repetirse.

La Teoría de las Ideas (Ontología y Epistemología)

El núcleo del pensamiento platónico es la Teoría de las Ideas. Platón distingue dos mundos: el mundo inteligible, que es eterno, perfecto e inmutable, y el mundo sensible, que es material, cambiante e imperfecto.

Las Ideas o Formas son las realidades verdaderas. Todo lo que existe en el mundo sensible es una copia o reflejo de una Idea del mundo inteligible. Por ejemplo, las cosas bellas son bellas porque participan de la Idea de Belleza.

La Idea suprema es el Bien, que da sentido y valor a todas las demás. Así como el Sol ilumina los objetos y permite verlos, el Bien ilumina el conocimiento y hace posible la verdad y la justicia.

El conocimiento verdadero solo puede alcanzarse con la razón, no con los sentidos. Los sentidos solo captan apariencias. El alma humana, que pertenece al mundo inteligible, puede recordar las Ideas que contempló antes de encarnarse en el cuerpo. Este proceso se llama reminiscencia o anamnesis: conocer es recordar lo eterno que el alma ya sabía.

A través del pensamiento y la educación filosófica, el alma asciende desde las sombras del mundo sensible hacia la luz del Bien. El amor, o Eros, es el impulso que mueve al alma a buscar esa verdad.

Dualismo Platónico

ONTOLOGÍA (Ser)EPISTEMOLOGÍA (Conocer)
Mundo SensibleAparienciaError (Opinión)
Mundo InteligibleRealidad (Ideas)Ciencia (Verdad)

La Teoría del Hombre (Antropología Platónica)

Platón concibe al hombre como una unión accidental de cuerpo y alma. El cuerpo es mortal y material; el alma, en cambio, es inmortal, divina y racional. Antes de unirse al cuerpo, el alma habitaba en el mundo de las Ideas. Al encarnarse, olvida lo que contempló y debe recuperarlo mediante el conocimiento.

Las Tres Partes del Alma y las Virtudes

El alma tiene tres partes:

  • Parte Racional: Busca la verdad y la sabiduría. Su virtud es la Sabiduría o Prudencia.
  • Parte Irascible: Impulsa la valentía y el honor. Su virtud es la Fortaleza o Valentía.
  • Parte Concupiscible: Ligada a los deseos y placeres. Su virtud es la Templanza o Moderación.

La virtud suprema, la Justicia, consiste en el equilibrio y la armonía entre estas tres partes, donde la razón gobierna a las otras dos.

Platón explica esta estructura mediante el famoso mito del carro alado. El alma es como una auriga que conduce dos caballos: uno noble y obediente, que representa las pasiones elevadas, y otro indómito, que simboliza los deseos desordenados. El auriga, que representa la razón, debe mantener el control y guiar el carro hacia el mundo de las Ideas.

La filosofía, según Platón, es el camino para purificar el alma y liberarla del cuerpo. Quien vive según la razón alcanza la virtud y la felicidad, y después de la muerte su alma puede regresar al mundo de las Ideas. Por eso, solo los filósofos —los que conocen el Bien— están preparados para gobernar y guiar a los demás hacia una vida justa.

La Teoría Política: El Estado Ideal

Platón considera que el Estado ideal debe basarse en el conocimiento verdadero y la justicia. El gobierno no puede depender del poder o la riqueza, sino del saber: gobernar es un arte que requiere virtud y sabiduría.

La sociedad es una cooperación entre individuos que se ayudan mutuamente para satisfacer sus necesidades. Por eso, el Estado debe estar organizado en tres clases sociales, cada una correspondiente a una parte del alma humana:

Correspondencia Alma-Estado

Clase SocialParte del Alma DominanteVirtud Característica
Gobernantes (Filósofos-Reyes)RacionalSabiduría (Prudencia)
Guardianes o DefensoresIrascibleFortaleza (Valentía)
Productores (Artesanos, Agricultores)ConcupiscibleTemplanza (Moderación)

Cuando cada clase cumple su función y existe armonía entre todas, surge la Justicia, tanto en el alma como en la sociedad.

Relación entre Ética y Política

La ética y la política están íntimamente unidas: un Estado justo refleja la justicia interior de los ciudadanos. La corrupción moral lleva a la corrupción política. Por ello, la educación es el medio fundamental para formar a los sabios que deben gobernar.

La Teoría política de Platón resume cómo concibe Platón el origen, la finalidad y la evolución del Estado. La ciudad-Estado nace porque los hombres, de forma individual, no pueden satisfacer todas sus necesidades. Por eso se unen y cooperan, formando una comunidad que busca el bien común. Debe estar en armonía y gobernada por una aristocracia del saber y la virtud (los filósofos). Solo quienes conocen el Bien pueden dirigir correctamente la sociedad.

Aspectos Clave del Estado Ideal

  • La educación es lo más importante, porque forma a los gobernantes.
  • La eugenesia busca mejorar la sociedad mediante la unión de los mejores.
  • Se propone la abolición de la familia y la propiedad privada entre las clases superiores, para evitar el egoísmo y la corrupción.
  • Platón defiende también la igualdad de la mujer en la educación y las funciones públicas.

Degradación de los Estados

Platón describe en su República cómo las formas de gobierno degeneran con el tiempo, pasando por un proceso de corrupción progresiva:

  1. Aristocracia: Gobierno de los sabios, forma perfecta.
  2. Timocracia: Dominio del honor y la ambición de los guerreros.
  3. Oligarquía: Gobierno de los ricos.
  4. Democracia: Gobierno del pueblo, donde reina el desorden.
  5. Tiranía: Ruina total del Estado, cuando un solo hombre domina movido por el deseo y la ignorancia.

Conclusión

El pensamiento de Sócrates y Platón representa el paso decisivo de la filosofía griega: de la búsqueda de las causas materiales del universo a la reflexión moral, racional y espiritual sobre el hombre y la verdad. Sócrates enseñó que conocer el bien es hacerlo, y Platón elevó esa enseñanza a un sistema que explica toda la realidad. Ambos creyeron que la sabiduría y la justicia son los caminos hacia la felicidad y que solo a través de la filosofía el ser humano puede alcanzar la plenitud del alma.