Nietzsche: Crítica a la Filosofía y el Vitalismo
Crítica a la Filosofía Tradicional
En fragmentos de la obra “El crepúsculo de los ídolos”, Nietzsche critica la manera de pensar de los filósofos tradicionales, señalando su carencia de sentido histórico y su negación del devenir.
Nietzsche considera la filosofía como una adoración de los conceptos. Dado que la idea de que los conceptos pueden apresar la realidad no ha tenido éxito, se ha achacado su fracaso a la sensibilidad. Por lo tanto, la norma que ha guiado a la filosofía es deshacerse de los sentidos al ser considerados como fuente de engaño.
En otro fragmento de “El crepúsculo de los ídolos”, la crítica se centra en la confusión de los filósofos al tomar lo último por lo primero.
Esto se debe a que establecen como orden lógico superior los conceptos supremos, los cuales son generales y vacíos de contenido. Lo superior, al ser causa de sí mismo, no puede estar en contradicción ni ser desigual a otra cosa. Por ello, establecen que Dios es causa de sí y un ente realísimo. Nietzsche compara el sistema de conceptos de los filósofos con el trabajo de las arañas.
Las Tesis de “El crepúsculo de los ídolos” sobre el Error de la Filosofía
En este fragmento, Nietzsche presenta tesis sobre el error fundamental de la historia de la Filosofía: la creencia en un mundo verdadero distinto al mundo de la realidad.
- Primera tesis: Señala la indemostrabilidad del mundo.
- Segunda tesis: Afirma que el mundo es una construcción gramatical.
- Tercera tesis: La especulación filosófica se apoya en una confianza ingenua en invenciones de fábulas, sin sentido.
- Cuarta tesis: El dualismo ontológico (el mundo verdadero cristiano y el aparente kantiano) es un síntoma de decadencia, un alejamiento de la auténtica realidad.
Nietzsche afirma que el artista trágico, al reflejar lo negativo en su obra, no es un pesimista. Los filósofos exaltan lo apolíneo (el orden) frente al artista que resalta lo dionisíaco.
El Vitalismo de Nietzsche
La tesis doctrinal del Vitalismo de Nietzsche afirma que la vida no se puede reducir a ninguna otra cosa. Esta doctrina tuvo éxito en la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.
Las corrientes vitalistas se diferencian por su concepto de vida:
- La comprensión de la vida en el sentido biológico subraya el papel del cuerpo, los instintos, lo irracional, la naturaleza, la fuerza y la lucha por la subsistencia. El vitalismo de Nietzsche se incluye en este grupo.
- La comprensión de la vida en el sentido biográfico e histórico entiende la vida como conjunto de experiencias humanas dadas en el tiempo, tanto en su dimensión personal o biográfica como en su dimensión social o histórica. Ortega y Gasset es vitalista en este sentido.
El vitalismo es contrario al racionalismo. Sus conceptos clave incluyen temporalidad, historia, vivencia, instintos, irracionalidad, corporeidad, subjetividad, perspectiva, valor de lo individual, cambio, enfermedad, muerte, finitud.
La filosofía de Nietzsche puede entenderse como el intento más radical de hacer de la vida lo Absoluto. La vida no tiene un fundamento exterior a ella, tiene valor en sí misma. Es entendida fundamentalmente en su dimensión biológica, instintiva, irracional, como creación y destrucción, como ámbito de la alegría y el dolor. Por ello, Nietzsche midió el valor de la metafísica, la teoría del conocimiento y la ética a partir de su negación o afirmación de la vida.
Influencias y Conceptos Clave del Vitalismo Nietzscheano
Una de las principales influencias de Nietzsche es la tragedia griega, destacando su obra “El nacimiento de la tragedia”. El griego mítico entendía la irracionalidad y el dolor como esencia de la vida, inevitables para la razón. Ser consciente de ello le daba la fuerza creadora para actuar y afirmar la existencia como algo deseable.
Nietzsche defiende la concepción de la vida como una continua lucha irresoluble entre tendencias antagónicas, que, aunque sembrada de sufrimiento, merece la pena vivir. Esta actitud difiere del pesimismo y la resignación de Schopenhauer.
Las dos formas de abordar la vida se representan en la mitología por Dionisio (vida regida por el instinto) y Apolo (vida regida por la razón y el orden).
Influenciado por el Romanticismo, Nietzsche ve un poder infinito en la vida, expresado en la voluntad de poder, impulso inherente a todo ser vivo que da la fuerza para amarla.
Esta fuerza define la moral de los nobles: fuertes, poderosos, capaces de enfrentarse a la vida y crear valores que reafirmen la tendencia natural de la vida, no contra-instintivos. Se opone a la moral de esclavos, que propugna valores ascéticos (resignación, humildad, temor, desprecio hacia la vida) contrarios a la vida, que busca perpetuarse y dominar.
Nietzsche critica la doctrina socrática del intelectualismo moral (el mal por desconocimiento del bien), viendo en su optimismo epistemológico un signo de debilidad para afrontar el lado trágico de la vida sin reducirla a conceptos. En las ideas socráticas y platónicas, ve un intento de dominar la vida por la razón.
Platón, al dividir el mundo metafísicamente, trasladó el Ser al mundo Inteligible, dejando el “No Ser” para el mundo Sensible. Si el mundo sensible es “No Ser” y su característica es el cambio (el devenir), por silogismo el cambio “No Es”. Para Nietzsche, esto niega la esencia de la vida: el devenir, principio defendido por Heráclito, en contraste con el Ser inmutable de Parménides, que Nietzsche asocia a Platón.
Platón: La Alegoría de la Caverna
Descripción del Mito
El mito de la caverna, presentado por Platón, explica su teoría de las ideas, su teoría epistemológica (conocimiento racional y sensible) y su teoría antropológica (cuerpo y alma).
El relato sitúa a unos prisioneros en una cueva, obligados desde su nacimiento a mirar solo sombras proyectadas en una pared por un fuego y objetos que se mueven detrás de ellos. Esta metáfora identifica a los prisioneros encadenados con el alma humana, atada a un cuerpo terrenal y perteneciente al mundo sensible, imperfecto, cuyos conocimientos son meras sombras de la realidad (el mundo descrito por Heráclito).
Platón plantea qué ocurriría si uno de los prisioneros fuera liberado y pudiera ver el fuego y los objetos reales. Sentiría dolor y se daría cuenta de que lo que veía antes eran solo sombras. Si ascendiera hacia la superficie, le ocurriría algo similar.
El Ascenso y la Adquisición del Conocimiento
Esta liberación permite al ser humano ascender del mundo sensible para alcanzar el mundo ideal o inteligible (el mundo descrito por Parménides), que es perfecto, eterno e inmutable, accesible solo mediante el alma y la razón.
En el aspecto epistemológico, la caverna representa el mundo sensible. Contiene imitaciones imperfectas y engañosas del mundo de las Ideas (la superficie): las sombras en la pared son imitaciones de las sombras de los objetos de la superficie, el fuego es imitación del Sol, etc. Los prisioneros solo conocen las sombras, identificándolas con la realidad.
Cuando uno es liberado y ve el fuego y otros elementos de la caverna, se acerca al conocimiento verdadero, pero este conocimiento (la Doxa u opinión) no es completo.
Si se le forzara a mirar la luz misma (el Sol), le dolerían los ojos y querría volver a los objetos antes percibidos. En el mundo exterior, le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos en el agua, luego los hombres y objetos mismos. A continuación, contemplaría de noche el cielo, los astros y la luna. Finalmente, percibiría el Sol en sí y por sí (la Idea del Bien), el último grado del conocimiento.
Después de esto, concluiría que el Sol produce las estaciones y los años, gobierna el ámbito visible y es causa de lo que habían visto.
El Retorno a la Caverna y la Dimensión Política
El retorno a la caverna es el momento práctico del método dialéctico. La vida política y moral tiene como objetivo instaurar una sociedad más justa y feliz. Platón subraya así la intencionalidad última de la filosofía.
El regreso de los liberados es un deber. Solo el filósofo puede crear polis justas y bellas, ciudades ideales. El prisionero regresa por la amistad (philia), relacionada con el mito de Eros, origen de los bienes que brotan de la relación humana. Los logros de la educación conducen a la contemplación pura del Bien. Hombres así educados son adecuados para el régimen político deseado por Platón.
La nueva polis requiere que los hombres salgan del mundo de las sombras al mundo de la luz, de las apariencias. Si el individuo está preparado por una educación armónica, podrá ser ciudadano de un régimen no corrompido que supere los defectos de los estados actuales.
Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, el liberado se sentiría feliz y los compadecería. La vida en el mundo subterráneo, donde los prisioneros se dan honores por percibir mejor las sombras, le parecería insoportable.
A pesar de todo, regresaría al mundo subterráneo. Aunque al principio se mostrara torpe y provocara risas y desprecio, bajaría para ayudar a sus compañeros en su liberación.
Interpretación Clave del Mito
Platón ofrece las claves principales para la interpretación: la región visible (morada-prisión) se compara con el mundo sensible, y la luz del fuego con el poder del Sol en ese mundo. El ascenso y contemplación de las cosas exteriores (Mundo de las Ideas) es el camino del alma hacia el ámbito inteligible.
El objeto último y más difícil de alcanzar del mundo cognoscible es la Idea del Bien (simbolizada por el Sol), causa de todo lo recto y bello. En el mundo visible, engendra la luz y el Sol; en el ámbito inteligible, es productora de la verdad y la inteligencia. Es la realidad que debe verse para obrar con sabiduría en lo privado y lo público.