Democracia temática y la ciudadanía global

1.Democracia mediática

En el sistema democrático actual, el papel central en la formación de opinión publica lo ocupan los medios de comunicación de masas (prensa, radio,..), lo que da lugar a que se pueda hablar de una democracia mediática.

La democracia se basa en la participación política activa de las personas, cada una de las cuales posee su opinión.

1.1 Sociedad moderna y comunicación

Una de las características principales de la sociedad actual es que ha habido una importante transformación en cuanto al acceso y selección de la información, debido a varios factores:

-Las transformaciones técnicas. Con la aparición de internet, las grandes infraestructuras se hacen menos necesarias.

-El aumento de los medios o canales de comunicación privados. Al incremento de la competencia se une la perdida de predominio de los medios públicos u oficiales.

En consecuencia, a nuestra sociedad se le ha denominado y valorado como sociedad de la información o sociedad de la comunicación.

1.2 Medios de comunicación y poder político

A los medios de comunicación de masas se los ha clasificado de cuarto poder. Ahora bien, en clara diferencia de los otros poderes del Estado, se trata de un poder informal, disperso y no coactivo.

Este poder mediático actúa como un contrapoder, pues limita, impide u obliga a los otros poderes, contribuyendo a hacer más eficaces los mecanismos de autocontrol de los poderes políticos.

1.3 Funciones políticas de los medios

Los medios de comunicación, como mediadores entre el poder político y la sociedad, tienen, entre otras funciones, algunas de carácter político.

En las democracias mediáticas los periodistas y los políticos se necesitan mutuamente para alcanzar sus objetivos respectivos. Los primeros, para poder informar, precisan tener acceso y cercanía a la autoridad. Y los segundos necesitan que la ciudadanía tenga noticias de ellos, de sus propuestas y de sus actuaciones.

1.4 Los riesgos de la democracia mediática

Para el buen funcionamiento de la democracia es necesario que exista esta cercanía entre los medios de comunicación y la clase política. Si en lo teórico este esquema funciona, en lo práctico puede haber algunos problemas:

-El político, en sus comunicaciones públicas, puede caer en la tentación de hablar solo para los medios, dejando de dirigirse a otros políticos o a los ciudadanos.

-A veces puede ocurrir que la imagen sustituya a las ideas, lo que hace que el lenguaje del discurso político se transforme en etiquetas y consignas publicitarias.

-Cuando el objetivo de la política ya no es convencer sino persuadir a los ciudadanos la política puede llegar a convertirse en un espectáculo, en el que lo importante ya no es que esa idea sea buena o positiva, sino lograr que sea publicada en todos los medios.

-A veces la información puede presentarse mezclada con la opinión, haciendo difícil distinguirlas, y las informaciones políticas se sobrecargan con un enfoque dramático. En estos casos:

-Las noticias se centran en lo escandaloso, dando prioridad a fenómenos sensacionalistas.

-La especulación y el rumor sustituyen la noticia.

-La información no contrastada se confunde con los hechos.

-La discusión sosegada entre los comentaristas políticos, deja paso al enfrentamiento verbal, donde predomina el insulto abierto o disimulado.

-En determinados contextos, el poder político puede conceder privilegios a algunos grupos de medios que le son afines, en perjuicio de los demás.

-Cuando sucede todo este conjunto de circunstancias, la política se personifica en torno a los líderes, que son tratados como parte del star system. El resultado final es que:

 -Todas las ideas en torno a las cuales se mueven los partidos políticos se resumen en la imagen de una única persona.

-Las soluciones a los problemas pasan a depender del modo de presentarse del líder, y no de su capacidad.

-Preocupa más la apariencia y la imagen personal que la verdadera personalidad política.

-Se espera de los ciudadanos y de los militantes de los partidos una adhesión incondicional, sin capacidad crítica

1.5 Posibles efectos negativos sobre la opinión publica

Estos posibles efectos negativos son:

-En ciertos casos, los medios pueden hacer que algunas opiniones se conviertan en mayoristas. Si los medios dan más relevancia y publicidad a unos puntos de vista que a otros, el ciudadano puede llegar a pensar que existe una corriente de opinión que es seguida por la mayoría.

-Cuando los medios emiten su propia opinión acerca de un hecho o un personaje público, se corre el riesgo de que los ciudadanos tiendan a asumir irreflexivamente esa opinión y esa valoración si esta han sido hábilmente presentadas como las mejores.

-A veces, los medios pueden decidir qué hechos despiertan interés o preocupación entre los ciudadanos.

-En determinadas situaciones, los medios pueden llegar a convertirse en órganos de expresión de los partidos políticos.

2. Ciudadanía global

La idea de que somos ciudadanos del mundo, es decir, la idea de una ciudadanía cosmopolita, fue defendida ya por los estoicos, quienes consideraban a todos los seres humanos como conciudadanos y convecinos. La humanidad era pensada como una comunidad moral de todos los seres humanos, en la que la persona puede desarrollar su deseo de realizar el bien, la justicia y la razón.

2.1 Unidad mundial o imperio mundial

A pesar de que el uso generalizado del termino globalización se ha impuesto recientemente, la verdad es que lo esencial de su contenido y de su problemática comenzó a ser tratado hace tiempo. En la mitad del siglo XX el filósofo Karl Jaspers reflexionaba sobre la unidad del mundo.

Lo que Jaspers tenía en mente era que la decisión política a la que se enfrentaba la razón es la de tener que optar entre la esclavitud o la libertad.

2.2 Requisitos para una globalización no-violenta

Objetivos de la globalización:

·La voluntad de alcanzar un acuerdo que haga preferible la unidad de acción y un ámbito común al desmembramiento.

·La voluntad de dominio y de enriquecimiento.

·La idea de lograr una humanidad solidaria.

Requisitos de una globalización democrática:

Para que se produzca una verdadera unidad mundial, deben darse los siguientes requisitos:

·Es importante que la globalización sea llevada a cabo por medio del entendimiento y del consenso, y que entre sus objetivos tenga un peso de primera magnitud el logro de una ordenación justa de los derechos y de las libertades en todas y cada una de las regiones del planeta.

·La globalización deber ser asentada en la renuncia a una soberanía absoluta por parte de cualquiera de los miembros de la comunidad internacional.

·Es igualmente esencial que la globalización no se imponga como la nueva religión, que no se fije ninguna imagen definitiva del futuro como objetivo inevitable al que dirigiría la historia.

·Y es también crucial para el triunfo de un verdadero orden mundial que el poder económico esté dispuesto a limitarse mediante leyes.

2.3 Globalización y libertad

Desde el punto de vista de la filosofía, el problema es saber si el camino emprendido hacia la globalización lleva a la libertad o si contribuirá a destruir la libertad por medio de unas formas que todavía no alcanzamos a vislumbrar. Por eso resulta fundamental que la crítica a la globalización no se haga desde posiciones contrarias a la libertad, sino haciendo valer una reflexión que fije dimensiones irrenunciables.

La idea democrática de la libertad política debe basarse en lo siguiente:

·La legitimidad,

·La discusión libre e ilimitada,

·La no-consolidación de supremacías elitistas,

·La conciencia del coste pagado por la consecución de las libertades,

·La preocupación y el cuidado por las libertades,

·La constante disminución de la violencia.

Para poder construir una verdadera unidad mundial, deben asumirse en todo su alcance dos principios fundamentales establecidos por el pensador alemán Karl Jaspers:

·El único camino hacia la libertad es el que pasa por los ciudadanos.

·La libertad no debe dejarse suprimir por la libertad misma.

2.4 Globalización y justicia

Progreso comunicativo:

La idea de progreso no siempre tiene en cuenta a quienes quedan al margen de la consecución del mismo. Y, sin embargo, el proyecto de una ciudadanía global no debe pensarse sin tener en cuenta los terribles problemas que padecen las regiones nada desarrolladas del mundo.

Así, la propuesta de una desarrollo verdaderamente comunicativo, basado en la libertad, la justicia y la cooperación, debería actuar como complemento y corrección ante la idea de un progreso extensivo, basado en la dominación, la manipulación y la imposición. Este desarrollo comunicativo ha de cumplir una serie de requisitos:

·Compromiso reflexivo. Potenciar desarrollos autónomos asumidos e interiorizados de manera consciente y crítica.

·Limitación de daños, tanto culturales como medioambientales.

·Política vital. Apostar por modos de vida éticos, imprescindibles si se aspira a vivir en sociedades juntas en las que se puede ejercer la libertad.

·Responsabilidad compartida. Hacer valer la independencia y la solidaridad entre culturas y dentro de cada cultura.

·Igualdad generativa. No debe estar basado en la constante dependencia de los pobres sobre los ricos.

La democracia compasiva:

La ciudadanía global, construida desde la ética democrática, requiere la atención que se meren aquellos que han sido injustamente descuidados. Pero acercarse a los hasta ahora extraño no puede consistir en una mera curiosidad sino que ha de hacerse con la intención de responder a preguntas de carácter ético que se nos formulan cuando dirigimos la mirada hacia el que sufre la injusticia: ¿Por qué sufren?, ¿Cuál es la causa de este sufrimiento?,….

La situación del hombre y del mundo ha variado en la medida que la mundialización no es solo un objetivo, sino también un motivo de preocupación y un problema.

¿Debemos ser pesimistas?

En el mundo actual todo lo que sucede nos puede afectar a todos. Ante esto, la construcción de un presente abierto al futuro no puede pasar por alto las injusticias ni tampoco quedarse en un pesimismo conformista.

Para que el éxito sea posible, es necesario conocer, ser conscientes de lo que una y otra vez fue horrible: debemos elaborar una representación moral de la vida en común que no olvide, que no aparte la vista ante las injusticias y problemas del mundo.

Alimentar la indiferencia nos situaría ante la culpa de una conciencia mecanizada, obediente, indiferente y pasiva ante cualquier sufrimiento. Por ello, para poder reconducir la política mundial es necesario lograr una nueva reordenación del derecho, puesto que vivir demasiado tranquilos en la confianza ciega en nuestra legalidad no nos hace sino imposibilitar el sentido universal de la nueva ciudadanía.

2.5 Verdad y libertad

Reconocer la libertad del otro:

El reconocimiento como ciudadanos de quienes sufren el reconocimiento de su libertad. La política mundial debe orientarse según un principio de la razón práctica: la verdad se abre camino al mismo tiempo que la libertad.

La libertad no se reduce a mi libertad sino que se prolonga en ella.

Verdad y libertad van unidas porque aquella solo puede darse en la medida que el otro es libre para comunicarse en verdad y no solo en mi verdad.

Trabajar por un diálogo transnacional:

Este sentido de la libertad es manifiesta en una apertura al diálogo que evita engaños, los disimulos, es decir, un diálogo que no se pervierte en charlatanería.

La idea de ciudadanía global se asienta en un tipo de dialogo que va más allá del estrecho marco que suponen las democracias nacionales.

2.6 Legalidad y Legitimidad: derecho cosmopolita

La construcción de la nueva ciudadanía mundial nos descubre la tensión entre legalidad y legitimidad. La ordenación política mundial debería estar presidida por una acción política justa, de forma que la legalidad la oriente hacia la consecución de la libertad.

La noción del Derecho cosmopolita enlaza la construcción de la política mundial con la idea del ser humano. De ahí que la ordenación jurídica de la política mundial deba estar estimulada por una legitimidad global.

2.7 Naturaleza simbólica de la ciudadanía cosmopolita

Comprender mundialmente los derechos humanos como orientadores del Derecho internacional proporciona a la democracia mundial un carácter simbólico y crítico.

La democracia se convierte así no solo en una forma de gobierno, sino en una forma de ser de la humanidad, dando valor al ser humano, a su dignidad y a sus derechos. Por ello, la democracia como símbolo se entiende como patrimonio de la humanidad.

Más allá de la globalización económica:

El mundo en donde hoy vivimos es un lugar construido sobre la burla y el desprecio de valores que en sí mismos deberían ser innegociables.

La unidad planetaria no debe imponerse por vías de una única tradición cultural ni por el exclusivo camino de una economía globalizada. Al contrario, tal unidad debería construirse por medio de una democratización en la que se tuviesen en cuenta tanto el respeto a los diversos derechos del individuo, como la satisfacción de la exigencia de solidaridad.

Dada la situación actual de relaciones de desequilibrio económico y social, que existe actualmente en el mundo, el centro sobre el que debería levantarse el nuevo orden no debería ser otro que el de una solidaridad que haga desaparecer progresivamente las desigualdades, entre las sociedades más ricas y las más pobres y las que puedan existir en el interior de estas.

La universidad cosmopolita:

La ciudadanía global se entiende como la progresiva universalización de los derechos humanos y, por tanto, como la universalización de los derechos civiles.

Ciudadanía cosmopolita significa que hagamos valer los derechos de los no-ciudadanos en nuestros propios sistemas legales, procurándoles una acogida y una protección que no ven satisfechas en sus propias culturas de procedencia.