Variedades Meridionales del Español
El Murciano
Este dialecto del castellano, conocido como Panocho, recoge, por circunstancias históricas, rasgos catalanes y aragoneses de los siglos XIII y XIV. Comprende la provincia de Murcia, algunas zonas del sur de Alicante, el nordeste de Almería y Granada.
Sus rasgos distintivos son:
- En algunos lugares se da el seseo en posición final (ej. lus por luz).
- Presencia de sonidos nasales (ej. muncho por mucho).
- Pérdida de la -d- intervocálica (ej. ha salió por ha salido).
- Confusión de -r y -l al final de sílaba (ej. calne por carne).
- Uso del diminutivo -ico (ej. cansaica).
El Canario
Su origen es el andaluz, por lo que sus características son similares, aunque con algunas diferencias. Debido a su especial geografía, el canario ha recibido una gran influencia del español de América, y son muy abundantes los términos gallegos y portugueses que contiene. Además, presenta particularidades fonéticas y léxicas específicas.
Algunos de sus rasgos son:
- Se da el seseo, pero no el ceceo.
- Existe el yeísmo, aunque no está muy extendido.
- Pronunciación de la ‘ch’ como ‘y’ (ej. muyayo por muchacho).
- Uso del diminutivo -ito.
- Empleo de americanismos y lusismos (ej. papa, guagua).
El Extremeño
Comparte rasgos leoneses y, a la vez, meridionales; los primeros se presentan sobre todo en Cáceres y los segundos en Badajoz.
Se caracteriza por los siguientes rasgos:
- Presencia de las vocales ‘i’, ‘u’ en vez de ‘e’, ‘o’ (ej. nochi por noche).
- Pérdida de la -d- intervocálica (ej. he comío por he comido).
- Conservación de la -e final tras ‘r’, ‘d’ y ‘z’ (ej. mare, rede, sede).
- Pérdida de -e en las terceras personas del presente (ej. tien, vien).
- Preferencia por los diminutivos en -ino (ej. muchachino).
Variedades Septentrionales del Español
Al hablar de estas variedades, haremos referencia a los dialectos históricos, cuya influencia es determinante. Estos no evolucionaron a la par que el castellano y se estancaron como dialectos en la Edad Media. Son los siguientes:
El Leonés-Asturiano
Sus rasgos se pueden encontrar en Asturias, el centro y norte de Cantabria, el oeste y noreste de León, el oeste de Zamora y parte de Cáceres.
Se suelen distinguir tres zonas principales:
- Occidental: con influencias galaicas.
- Oriental: con rasgos más castellanizados.
- Central: reducida a Asturias y con rasgos propios más característicos.
Sus peculiaridades fonéticas y morfológicas son:
- No diptonga la ‘o’ y la ‘e’ (ej. ponte).
- Conservación de los diptongos decrecientes ‘ou’, ‘ei’ (ej. cousa, caldeiro).
- Cierre de las vocales ‘e’, ‘o’ en ‘i’, ‘u’ (ej. esti, prado).
- Conservación de la ‘f-‘ inicial latina (ej. facer).
- Uso de -ín y -ina para el diminutivo (ej. pequeñín, pequeñina).
El Aragonés
Esta variedad lingüística procede del antiguo romance navarro-aragonés que, con la expansión del castellano, redujo su ámbito y relegó su uso. Se puede encontrar en los valles de Ansó, Hecho, Lanuza, Biescas, Sobrarbe y Ribagorza.
Sus características principales son:
- Conservación de la ‘f-‘ inicial latina (ej. ferrero por herrero).
- La ‘l-‘ inicial se palataliza (ej. llugá por pueblo, llop por lobo, lluna por luna).
- La consonante doble -rr- puede evolucionar a -rd- (ej. bardo por barro).
- Conservación de los grupos de consonantes iniciales ‘pl-‘, ‘cl-‘, ‘fl-‘ (ej. plorar por llorar, pleber por llover, clamar por llamar).
- Utilización de -ico para el diminutivo (ej. mañico).
- Acentuación de las esdrújulas como llanas (ej. pajáro por pájaro).
El Español en el Mundo: El Español de América
Introducción
El español es hoy uno de los principales idiomas del mundo. Es la lengua romance con mayor número de hablantes, superando los 400 millones. Su extensión global es enorme. La mayor parte de sus hablantes se concentra en España y en los países de América Central y América del Sur, con la excepción de Brasil, donde se habla portugués. Además, existen zonas hispanohablantes en Estados Unidos y es posible encontrar hablantes de nuestro idioma en algunos lugares que estuvieron bajo el dominio español en tiempos pasados.
El Español de Hispanoamérica
La propagación del castellano fue una labor de siglos que alcanzaría su mayor extensión hacia el siglo XVIII, consolidándose como lengua de la administración, la Iglesia y la cultura. Al mismo tiempo, ejercían un papel importante las diversas lenguas autóctonas que se seguían hablando —algunas todavía se hablan— y que presentaban un mapa lingüístico muy complejo. La colonización de América se realizó principalmente desde Andalucía, con la importante colaboración de las Islas Canarias. Andaluces y canarios constituyeron la mayor parte de la inmigración del periodo colonial. Se establecieron en las zonas costeras que, al iniciarse el comercio regular con España, protagonizaron el contacto con los distintos puertos.
De este modo, las variedades meridionales del castellano fueron decisivas en la formación de las primeras normas lingüísticas, aunque en su evolución posterior siguieran desarrollos independientes y paralelos al español peninsular.
Por otro lado, los grandes centros virreinales, situados normalmente en las regiones del interior, reunían a funcionarios y miembros del alto clero que favorecían el uso de la variedad septentrional del castellano. Esto contribuyó a la creación de una segunda variedad del castellano americano.
Influencias Lingüísticas en el Español Americano
En la formación del español americano influyeron las diferentes lenguas indígenas, lo que ha dado lugar a una diversidad dialectal que podemos agrupar por zonas principales:
- Zona del náhuatl: español del sur de EE. UU., México y América Central.
- Zona del arahuaco: Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo y Venezuela.
- Zona del quechua: Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.
- Zona del araucano: Chile.
- Zona del guaraní: Argentina, Uruguay y Paraguay.
La mayor influencia de estas lenguas en el español de América se produjo en el léxico y en los topónimos.
La presencia africana se debió principalmente al comercio de esclavos. Su influencia, presente sobre todo en el Caribe, se advierte en el vocabulario.
Otro de los factores influyentes en la configuración de los dialectos hablados en esas regiones fueron las profundas transformaciones demográficas ocurridas durante los siglos XIX y XX en muchas zonas de Hispanoamérica. Un ejemplo notable es la inmigración italiana en Argentina y Uruguay.
Finalmente, en los últimos decenios, la presencia económica, tecnológica y cultural de EE. UU. ha favorecido la implantación de numerosos anglicismos.