Criterios Formales para Distinguir Morfología y Sintaxis

Criterios de Diferenciación entre Morfología y Sintaxis

Tradicionalmente, las dos partes en las que se divide la gramática son la morfología y la sintaxis. Esta división se deriva de haber considerado la palabra, a lo largo de la lingüística, como la unidad fundamental del análisis gramatical.

Por un lado, la palabra se entiende como la combinación de morfemas; sería, podemos decir, una estructura resultante de la unión o combinación de morfemas. Por otro lado, la palabra, todos sabemos, se une a otras palabras para formar oraciones. Entonces, si nos atenemos a la primera consideración, su estudio correspondería a la morfología; pero si nos atenemos a la segunda definición, su estudio le correspondería a la sintaxis para formar las oraciones.

Aunque esta división entre morfología y sintaxis ha sido muy rentable metodológicamente, sin embargo, algunos estudiosos del lenguaje han hecho algunas matizaciones, poniendo en duda esta división. Concretamente, la distinción entre morfología y sintaxis fue puesta en duda por las escuelas estructuralistas, hasta tal punto que constituyó el tema principal del Congreso Internacional de Lingüística que se celebró en París en 1948. En ese Congreso se llegó a la conclusión de que tal dicotomía o distinción no está justificada y que, por lo tanto, en las lenguas no existe una frontera clara entre morfología y sintaxis.

A partir de este Congreso de París, unos estudiosos optaron por mantener esas dos partes, mientras que otros preferían una única disciplina que denominaban morfosintaxis.

Ignacio Bosque, en su artículo ‘Morfología’, reflexiona en torno a la posibilidad de mantener o no esa distinción entre morfología y sintaxis. Para ello, este autor se apoya en una serie de criterios formales, criterios que, aunque no son del todo seguros, sí que pueden servir de orientación. Esto se debe a que, si nos fijamos en criterios semánticos, que se basan en el significado, la diferenciación entre morfología y sintaxis no puede tener validez universal. No puede tenerla porque, por ejemplo, lo que en una lengua es de naturaleza semántica, en otra lengua no lo es.

Ignacio Bosque propone como criterios formales los siguientes:

  • Cohesión
  • Ordenación interna
  • Aislabilidad
  • Productividad
  • Recursividad

De esos criterios, unos justifican más que otros la delimitación entre morfología y sintaxis.

La Cohesión

Este criterio, en opinión de Ignacio Bosque, sería más que suficiente para establecer la diferenciación entre morfología y sintaxis. Si tenemos en cuenta los elementos morfológicos que forman una palabra, estos poseen entre sí un mayor grado de cohesión del que tienen las palabras en el ámbito de la sintaxis. Los elementos constituyentes de la palabra tienen más cohesión porque, como todos sabemos, la palabra consta de varios morfemas, y esos morfemas aparecen unidos formalmente. Es decir, los morfemas forman bloques, constituyendo palabras en el mismo orden. En cambio, esto no ocurre con las palabras dentro de la oración, ya que, por ejemplo, en la escritura, los espacios en blanco nos permiten separar las palabras de una manera clara (‘El guerrero’). Incluso es posible introducir elementos u otras palabras entre estas dos (‘El gran guerrero’).

Este criterio podría ser determinante a la hora de diferenciar la morfología de la sintaxis; sin embargo, en la práctica existen excepciones que desdibujan la separación tajante entre morfología y sintaxis. Por ejemplo, hay palabras que forman una oración (‘Me lo dijo’); sin embargo, esas palabras (‘me lo dijo’) pueden aparecer formando una sola palabra en la práctica (‘díjomelo’).

La Ordenación Interna

En muchas lenguas, el orden de las palabras en una oración se puede alterar, obteniendo así otra oración perfectamente válida. Mientras tanto, el orden de aparición de los morfemas en la estructura de la palabra es rígido, hasta el punto de que los morfemas se pueden clasificar según su orden de aparición (por ejemplo, los prefijos, interfijos, sufijos, etc.). Por lo tanto, podemos afirmar que el orden de los constituyentes sintácticos es más libre frente al orden de los constituyentes morfológicos, que no admiten alteración alguna.

El profesor Ignacio Bosque nos pone como ejemplo la palabra ‘nacionalizable‘ para ilustrar que no es posible alterar el orden de los morfemas. En esta palabra, nos encontramos los siguientes morfemas: nación-al-iza-ble. Es evidente que no podemos alterar el orden de aparición; así pues, el orden en el que aparecen los morfemas en esa palabra es el único posible.

En el nivel sintáctico, y a pesar de lo que hemos dicho al principio, en la práctica vemos que el orden de ciertas palabras también es rígido o inalterable. Por ejemplo: ‘Juan vino’ o ‘Vino Juan’. Sin embargo, el orden del artículo y el sustantivo no siempre se puede alterar. Ejemplo: ‘El niño’. No se puede decir ‘*niño el’. El artículo y los determinantes no tienen movilidad; no pueden aparecer de manera separada, tienen que ir con la palabra que acompañan.

A la vista de estas excepciones, este criterio tampoco es determinante para establecer la separación entre morfología y sintaxis.