Libros de Caballerías y Amadís de Gaula: Contexto Histórico
Debemos tener en cuenta el concepto de prosa idealista. El siglo XVI se definió, ante todo, por dos modalidades literarias: el diálogo y, sobre todo, los libros de caballerías. Esta última fue la literatura más consumida, más pública, más difundida y la que más permeó otros géneros literarios. Se manifestó tanto en prosa como en verso. Si algo definió el siglo XVI, fue el auge de los libros de caballerías.
El Nacimiento del Género y su Relación con la Novela Sentimental
En 1490 nacen los libros de caballerías, siendo coetáneos de las novelas sentimentales (como Cárcel de Amor de Diego de San Pedro, de 1440, por ejemplo). Amadís de Gaula, obra fundacional del género de caballerías, se nutrirá de determinadas claves de la novela sentimental, fundamentalmente de todas aquellas que tienen que ver con la concepción del amor.
Otro elemento importante es que, a diferencia de los héroes de la épica, el caballero andante es perecedero, es decir, envejece y muere (aunque esta característica se matizará en la saga de Amadís).
Características y Evolución del Género
El Auge y el Desplome Editorial
En 1580, los libros de caballerías sufren un descenso, un desplome. Esto quiere decir que el libro de caballerías desapareció prácticamente, pero solo desapareció el objeto físico, el libro que se vendía. Diez años antes ya habían salido las pastoriles, y la picaresca, aunque de importancia radical y revolucionaria, no se vendía en el mercado laboral ni se publicaban libros de pícaros. Es crucial observar cuándo un género tiene éxito y cuándo no.
Rasgos Temáticos y Estructurales
Este género literario se caracteriza por presentar una trama donde las aventuras son continuas y están marcadas por encuentros, desencuentros, cautiverios, etc. Es un género que nace y se fragmenta en el momento de nacer.
Todos los libros de caballerías se caracterizan por representar a toda una clase social. Sin embargo, se da la paradoja de que el caballero andante siempre está solo. En estos libros, el héroe, más que un personaje, es un tipo y se lo caracteriza de manera tópica. La diferencia entre Amadís de Gaula y su hijo es mínima. De hecho, estos personajes de los libros de caballerías no mueren nunca ni envejecen, porque son el símbolo de una serie de valores que los autores consideran inmutables y eternos.
El género aporta poco respecto a un género preexistente. Son libros poco originales. La única diferencia que podemos encontrar entre la Cárcel de Amor y Amadís de Gaula es que en el Amadís se exaltan valores como la heroicidad y la aventura bélica. No obstante, desde la perspectiva de los hombres eruditos del siglo XVI, estos defienden valores como el amor, el sentido del deber, el vasallaje y el servicio, valores que se heredan de la Edad Media.
Espacios y Tiempos
Los espacios y tiempos de los libros de caballerías son universos repetitivos con espacios inmóviles, ocupados por las aventuras de los héroes. Siempre nos encontramos con la misma isla, el mismo bosque, la selva, etc. Respecto al tipo de aventura, estas varían poco.
Producción Editorial y Difusión
Desde 1501 a 1550 se publicaron en España 267 ediciones de libros de caballerías. Respecto al nacimiento de los libros de caballerías en España, es un producto mixto que aprovecha lo mejor de la materia bretona y lo mejor de la materia carolingia.
La Imprenta en el Siglo de Oro
- La imprenta del Siglo de Oro era manual.
- Los libros se imprimían a folio, a dos columnas.
- Se denomina la época de los incunables a todas las ediciones impresas desde la invención de Gutenberg hasta 1500.
- La forma de leer era diferente: la lectura del Siglo de Oro era predominantemente oral.
Al éxito del libro de caballerías contribuyó la creación de una industria editorial, y a esto se le une el papel que desempeñaron los hermanos alemanes, Los Cromberger, que se asentaron en Sevilla y se dedicaron a publicar libros de caballerías.
Catalogación del Género
El primer catálogo de libros de caballerías lo hizo en 1587 Pascual Gallandos. En torno a 1800, se empezó a poner en orden los libros de caballerías dada la variación, y se catalogaron. El momento de plenitud filológica de los libros de caballerías surgió hace 15 años.
Amadís de Gaula: Pilar de la Industria Editorial
El Amadís de Gaula es, sin duda, el pilar de una industria editorial que comenzaba a dar sus primeros pasos. Considerado nuestro Lanzarote del Lago, hay que tener en cuenta que la versión primitiva ha desaparecido.
Sin embargo, gracias a la intervención de Garcí Rodríguez de Montalvo, regidor de la ciudad de Medina del Campo, el Amadís medieval se convertiría en lo que los prototeóricos de la literatura del tiempo llamaron historia fingida, y es por esto por lo que los libros de caballerías triunfan.
El Amadís es ejemplo de obra nacida de una colaboración multipersonal. No sabemos cuándo ni dónde se escribió, y tres naciones se disputan su origen (Portugal, Francia y España). Partimos de la base de considerarlo un libro de ficción.
Vallearte ha concluido que un Amadís primitivo pudo ser escrito en el siglo XIV, con seguridad existía en el siglo XV y se imprimió antes de 1508. Es un texto estructurado en cuatro libros, donde se nos dice en el prólogo que Montalvo trasladó el cuarto y añadió un quinto. En esta obra se produce la desaparición de algunos recursos mágicos propios de los romances caballerescos de la Edad Media, aunque sí se pueden apreciar algunos de ellos, pero en menor medida.
La Continuación de la Saga de Amadís
Esta es una obra que otros autores han continuado. Los libros totales en los que se divide la saga de Amadís son:
- Los 4 primeros (1508).
- El 5º: Sergas de Esplandián, de Montalvo.
- El 6º: Don Florisando, escrito por Páez de Ribera (1510).
- El 7º: Don Lisuarte de Gracia (1514), de autor anónimo.
- El 8º: Octavo libro de Amadís, de Juan Díaz (1526).
- El 9º: Amadís de Gracia, de Feliciano de Silva (1530) (mismo autor que escribiría una continuación de La Celestina).
- El 10º: Florisel de Niquea (1532).
- El 11º: Rogel de Grecia (1535).
- El 12º: Don Silves de la Selva (1549), escrito por Pedro de Luján. Con este se cierra la saga de Amadís.