Fundamentos de la Filosofía Contemporánea: Marx, Nietzsche y Ortega y Gasset

Karl Marx: Infraestructura, Superestructura y la Evolución Social

Marx explica la sociedad por medio de las relaciones económicas, las cuales determinan la base de la sociedad, su infraestructura. Esta consiste en el sistema económico formado por las fuerzas productivas (aquello con lo que se produce) y que establece las relaciones de producción. Por encima de la infraestructura “se construye” la superestructura a tres niveles:

  • Social: Dominadores y dominados.
  • Político/Jurídico: Los dominadores establecen leyes que permiten que la sociedad se estructure de una forma u otra.
  • Ideológico: Donde las creencias aceptadas de la época establecen una manera de pensar concreta.

Además, Marx establece que existe una relación dialéctica entre la infraestructura y la superestructura.

El Materialismo Dialéctico y la Transformación Social

Según el Materialismo Dialéctico, doctrina marxista, la materia evoluciona continua y necesariamente a través de un proceso dialéctico. La sociedad evoluciona de la misma forma:

  1. Tesis: Explica cómo es el mundo en ese momento (pensamiento, Estado, sociedad) y corresponde a la superestructura.
  2. Antítesis: Se opone a esa realidad establecida por la Tesis, debido a las relaciones de producción y a las alienaciones.
  3. Síntesis: Una nueva forma de explicar el mundo, superando los conceptos anteriores.

Es decir, la manera de establecer la realidad produce una negación en la infraestructura y se inicia una dialéctica para cambiar la manera de ver el mundo. Para ello, es necesario destruir todo lo anterior y alcanzar una sociedad sin propiedad privada.

El Materialismo Histórico: Etapas de la Historia

En relación con esto, Marx habla del Materialismo Histórico (otra doctrina marxista) como el sentido que ha seguido la historia:

  • Comunidad Primitiva: Todo pertenecía a la comunidad hasta que apareció la agricultura y surgió la propiedad del pueblo.
  • Sociedad Esclavista: El amo explota al esclavo.
  • Feudalismo: El señor mandaba al campesino (aunque este contaba con ciertos derechos).
  • Capitalismo: Establece una relación entre la burguesía y el proletariado.

En todos estos modos de producción se produce una evolución, un conflicto que da lugar a un cambio. Finalmente, con la siguiente evolución, se llegaría a una sociedad donde la propiedad pase a ser parte del Estado. Solo entonces la sociedad dejará de cambiar. Marx afirma que: “El fin de la historia es la evolución del sistema político hasta llegar a la sociedad sin clases”, porque donde no hay diferencias, no hay cambio, no se produce una Antítesis.

La Revolución Comunista y el Fin de la Historia

Para llegar a ese punto, Marx propone la Revolución Comunista. Las leyes que permiten las condiciones para dicha revolución son:

  • Ley a la baja tendencial del beneficio: Las empresas quiebran y echan a los obreros a la calle.
  • Ley de los salarios de hierro: Reducción de los salarios de los obreros.

El descontento hace que la revolución sea objetiva, pero aun así Marx dice que hay que acelerar el proceso con la conciencia de clases. El objetivo pasa a ser la llegada de la revolución, en vez del bien del obrero. La máxima ética de esta sociedad es: “A cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades”.

Finalmente, tras la revolución se instauraría una Dictadura del Proletariado provisional para eliminar la propiedad privada hasta que se pudiera introducir el Paraíso Socialista con la sociedad sin clases. Sin embargo, se trata de un sistema utópico, porque nunca se ha dado ese culmen de la historia.

Friedrich Nietzsche: La Crítica a la Tradición Occidental

Nietzsche se enfrenta a la tradición occidental, donde el ser humano es un ser racional, y pretende introducir un nuevo planteamiento describiendo al hombre como un ser pulsional; lo que le define son los impulsos. Se trata de una postura materialista, y lo único que nos diferencia de los animales es que tenemos la capacidad de no responder a esas pulsaciones, pues poseemos una parte espiritual. Por otro lado, su pensamiento estuvo muy influenciado por el Darwinismo Social.

El Superhombre y la Voluntad de Poder

Si somos puramente materia que con el tiempo evoluciona, dando lugar a personas más evolucionadas que otras, habrá personas más capacitadas para sobrevivir y personas que se convierten en un lastre para la sociedad. Por lo tanto, el hombre actual es un eslabón hacia un ser superior: el Superhombre (Übermensch). Nietzsche lo describe así: “El hombre es una cuerda tendida sobre el abismo entre el animal y el superhombre”.

Nietzsche divide a los hombres en inferiores y superiores, o en hombres con mentalidad de esclavo y hombres con mentalidad de señor. El Superhombre vive de acuerdo con su Voluntad de Poder: intenta superarse a sí mismo, se impone sobre los demás y nadie se impone a él (es autónomo y crea sus propias normas). Por ello, debe ser quien establezca las leyes, convirtiéndose en criterio del bien y del mal.

Ética Nietzscheana: Moral de Esclavos vs. Moral de Señores

Partiendo de esta división, el hombre se guía por la voluntad de poder, siguiendo sus pasiones e impulsos, para determinar el bien (en lugar de seguir a la inteligencia y a la razón). Persigue el bien a través de sus deseos: el deseo de ser mejor, de desarrollar sus propias facultades y valores. Si en algún momento sus deseos afectan o se contraponen a los del resto, el hombre debe imponerse.

Así, surgen dos formas morales:

  • Moral de Esclavos (espíritus débiles): Establece normas para regular o limitar la vitalidad de los dionisíacos. Valora la amabilidad, la humildad y la compasión.
  • Moral de Señores (espíritus fuertes): Hace permanecer los impulsos vitales. Valora el orgullo, la fortaleza y la nobleza. Esta es, para Nietzsche, la forma correcta del comportamiento del hombre.

Para vivir de acuerdo con la moral de señores, el hombre tiene que dejar a un lado los razonamientos prácticos y seguir sus impulsos y pasiones, empleando la razón únicamente como herramienta para alcanzar sus objetivos. La razón no domina ni controla las pasiones, son las pasiones las que guían a la razón.

La Muerte de Dios y el Eterno Retorno

La mentalidad judeocristiana introdujo a Dios en la historia, otorgándole un único sentido: llegar a la vida eterna después de pasar por los juicios finales. Nietzsche, contrario a este pensamiento, recupera el concepto griego del tiempo: el Eterno Retorno, un ciclo que se repite eternamente. Esto afirma que el hombre debe vivir cada momento de la mejor forma posible, de manera que merezca la pena volver a vivirlo, pues nuestros actos no tienen otro fin.

Se establece una dicotomía entre Inmanencia vs. Trascendencia: el sentido de la vida para uno mismo y desde uno mismo, contra el sentido de la vida desde uno mismo para algo más. Por tanto, la vida deja de tener un sentido impuesto; existimos y punto. Debemos encontrar por nosotros mismos el significado de la vida, así como su justificación ética (Existencialismo).

Causas de la Muerte de Dios

Nietzsche considera que Dios ha muerto y que nosotros le dimos muerte al cambiar el paradigma occidental con la Ilustración. A partir de entonces, las verdades que se consideraban indubitables dejaron de serlo (ejemplo: el Heliocentrismo). El ser humano no es más que una mota de polvo, no es el centro de nada.

Otras razones que llevan a Nietzsche a determinar que Dios deja de ser necesario para explicar la realidad son:

  • El cambio cultural: La cultura europea dejó de creer que somos imagen y semejanza de Dios y empezó a pensar que hemos aparecido en el mundo por mera casualidad. La explicación última del hombre es que la causa de su existencia es la pura materia.
  • La Democracia: El pueblo suplanta a Dios en cuanto a la creación de normas y leyes que rigen el comportamiento de la sociedad.
  • La crítica a Sócrates: La búsqueda de la verdad inmutable de Sócrates es inútil. Al igual que Heráclito, Nietzsche afirma que la vida es cambio y nada permanece, por tanto, no hay sitio para Dios, ser inmutable por excelencia.

La Transformación del Espíritu: Camello, León y Niño

Nietzsche propone darle la vuelta a la tradición occidental porque considera que las virtudes se han corrompido por la moral de los esclavos. Para lograr el cambio de valores (pasar de la ética de los esclavos a la ética de los señores), el hombre debe pasar por la transformación del espíritu, que consiste en tres etapas:

  1. Camello: Representa a los esclavos. Es dócil, se arrodilla y está dispuesto a cargar con los demás. Sigue los modelos impuestos (tradición cristiana) y considera la humillación como un valor.
  2. León: Es el espíritu crítico y desafiante que intenta eliminar al camello. Lucha por establecer el “yo quiero” en lugar del “yo debo”. Se enfrenta a la moral tradicional, pretende destruirla, pero no crea nuevos valores.
  3. Niño: La transformación última. Es un ser que vive despreocupado y sin prejuicios, disfruta viviendo el día a día. Se dedica a jugar y, al jugar, crea sus propias normas, esos nuevos valores para conquistar su nueva forma de ver el mundo.

Debemos pasar de ser camellos a ser niños, vivir el aquí y el ahora, y ser autónomos sin seguir las normas de los demás.

José Ortega y Gasset: Raciovitalismo y la Circunstancia

El principal objetivo de la filosofía de Ortega es superar el idealismo y volver a “las cosas mismas”, buscando un equilibrio entre el idealismo y el realismo. Por un lado, critica el idealismo porque se centra en el pensamiento psicológico del hombre y se olvida de lo concreto, de lo que le rodea. Al mismo tiempo, denuncia al realismo que solamente se queda con la realidad exterior, dejando de lado al sujeto, que es quien conoce esa realidad.

La Síntesis: Yo soy yo y mi circunstancia

Ortega pretende quedarse con lo verdadero de ambas corrientes, buscar lo común entre “el conocer” y “lo que conocemos” para encontrar la verdadera realidad, que se compone de dos partes: lo subjetivo y lo objetivo (el pensamiento del sujeto y lo concreto que el sujeto conoce). Por lo tanto, la vida humana es el lugar donde el realismo e idealismo se unen; el verdadero conocimiento se da en la vida humana.

Esto es así porque los humanos somos los únicos que tienen la capacidad psicológica de ser conscientes de nosotros mismos. Y cuando somos conscientes de nuestra vida, podemos analizar lo que está fuera de ella. Un perro, sin embargo, no tiene esa capacidad, pues solo aspira a conocer “el aquí y el ahora”.

De este modo, Ortega transforma el “cogito ergo sum” de Descartes en “vivo, luego pienso”. Podemos decir entonces que todo depende de nuestra vida, de lo que hacemos y de lo que nos rodea:

“Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo.”

Perspectivismo y Razón Histórica

Ortega se apoya en el Perspectivismo: cada uno tiene su forma de ver la vida según sus circunstancias. Al contrario que Nietzsche, Ortega plantea que si las perspectivas de cada uno se ponen en común, obtenemos un conocimiento más profundo.

En relación con esto, Ortega habla de la Razón Histórica: en cada generación existe una cosmovisión, una forma de entender el mundo que hace que este funcione de una manera u otra (Leyes).

Ortega también dirá que ser culto es importante porque permite desarrollar nuestra vida e implica tener una cosmovisión sobre Biología, Sociología, Filosofía, Historia y Física (ámbitos esenciales de la vida).

La Razón Vital y el Proyecto de Vida

En conclusión, debemos vivir nuestra vida, enfrentarnos a nuestras circunstancias empleando la Razón Vital que nos permite conocerlas. Y no se trata de llegar únicamente a un conocimiento especulativo (definir las cosas), sino de proponer un proyecto vital. Entonces, el fin último del conocimiento es llegar a nuestro propio proyecto vital y la razón está al servicio de la vida para salvar la circunstancia.