Evolución del Franquismo: Etapas Clave y su Impacto Internacional

El Franquismo: Un Periodo Histórico Complejo y sus Transformaciones

La periodización de un régimen que se extendió por casi cuarenta años presenta desafíos inherentes, dependiendo de los criterios empleados. Si bien se pueden identificar etapas basadas en criterios políticos como la etapa azul, el nacional-catolicismo, la tecnocracia y la crisis del franquismo, también es posible una división según criterios económicos: la autarquía, el desarrollismo y la crisis económica. La autarquía, a su vez, se subdivide en la etapa azul y el nacional-catolicismo, mientras que las etapas posteriores presentan ligeras variaciones temporales.

1. Totalitarismo y Gobiernos Azules (1939-1945)

Este primer lustro de la dictadura se caracterizó por una intensa fascistización, con el dominio político de la Falange y la figura de Serrano Suñer, cuñado de Franco. El gobierno inicial, si bien seguía las directrices generales de Franco, mostró un predominio falangista, influenciado por el papel de Alemania en la escena internacional y la reciente Guerra Civil. Serrano Suñer emergió como el hombre fuerte de esta fase. La Falange impulsó un programa de encuadramiento social y se promulgó la Ley de Cortes, la segunda Ley Fundamental, que buscaba institucionalizar el régimen a través de unas Cortes de carácter corporativo y más técnico que político.

En 1940, Franco abandonó la neutralidad declarando la no beligerancia. La histórica reunión con Hitler en Hendaya evidenció las divergencias: Hitler presionó para que España entrara en guerra contra Gran Bretaña por Gibraltar, mientras Franco reclamaba el norte de África francés. El acuerdo se limitó al abastecimiento español a Alemania de alimentos, materias primas y minerales. En 1941, España envió la División Azul a luchar contra la URSS, misión que se extendió hasta 1944. A partir de 1942, con la entrada de Estados Unidos en la guerra, la derrota del Eje se hizo patente. Franco modificó su postura, retornando a la neutralidad. A pesar de ello, al finalizar la contienda, los aliados aislaron al régimen por su ideología y su alineamiento inicial. En 1946, se retiraron los embajadores, España quedó excluida del Plan Marshall y de la ONU, y Francia cerró su frontera.

El cambio en el panorama internacional, sumado a la oposición de la Iglesia y el Ejército al predominio falangista, llevó a Franco a realizar una remodelación gubernamental. Aprovechando un incidente, sacrificó a las facciones enfrentadas, aunque mantuvo ministros de diversas familias. Sin embargo, la Falange comenzó a perder protagonismo en favor de los sectores católicos.

2. Autarquía y Nacional-Catolicismo (1945-1957)

Este período, que se extiende hasta 1957, estuvo marcado por el nacional-catolicismo. La derrota del Eje supuso una amenaza para la supervivencia de la dictadura, pero Franco supo adaptarse a las nuevas circunstancias. La Guerra Fría proporcionó un contexto internacional favorable que permitió al régimen obtener legitimación y asegurar su continuidad. Franco formó un nuevo gobierno donde la Falange cedió poder a los católicos. En 1945, se promulgó el Fuero de los Españoles, la tercera Ley Fundamental, diseñada para mejorar la imagen internacional del régimen.

La cuarta Ley Fundamental fue la Ley de Referéndum Nacional, y la quinta, de gran importancia, fue la Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado. La estrategia inicial del régimen para ganar legitimidad se centró en acentuar su carácter católico, seguida por una mayor apelación al monarquismo. Se crearon el Consejo del Reino y el Consejo de Regencia. Esta ley consagraba a Franco como Jefe del Estado vitalicio y le facultaba para proponer su sucesor ante las Cortes. Don Juan rechazó la ley, pero en 1948 se alcanzó un acuerdo con Franco para que Don Juan Carlos se educara en España.

A principios de los años cincuenta, el reconocimiento internacional llegó, impulsado principalmente por el enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La ONU levantó el veto al régimen, los embajadores regresaron, se firmó el Concordato con la Santa Sede y, ese mismo año, el Tratado con Estados Unidos. España se integró en la ONU en 1955 y en sus organismos especializados. Los acuerdos con EE.UU. y el Vaticano pusieron fin al aislamiento, solucionaron la escasez de divisas, materias primas y bienes de equipo, erradicaron el racionamiento y el mercado negro, y estabilizaron los precios hasta 1956. El acuerdo con EE.UU. contemplaba una política de defensa y ayuda mutua, ratificada por la visita del presidente estadounidense, fortaleciendo la amistad hispano-norteamericana.

Este período también fue testigo de protestas obreras y estudiantiles. El enfrentamiento entre estudiantes liberales y falangistas provocó una crisis que resultó en el cese del ministro de Educación por su política aperturista. Sectores católicos como Ruiz Jiménez abogaban por la apertura y la libertad de pensamiento, mientras otros iniciaron una línea obrerista y nacionalista, rompiendo el apoyo unánime del catolicismo a Franco. Los tecnócratas del Opus Dei representaban una de las corrientes dentro de la Iglesia.

3. Cambio de Tendencia: Tecnocracia y Opus Dei (1957-1969)

Los tecnócratas protagonizaron esta nueva etapa, junto a una Iglesia dividida entre partidarios del régimen y sectores más aperturistas vinculados al Concilio Vaticano II. El desarrollo económico fomentó la aparición de nuevos grupos opositores y tendencias aperturistas, incluso dentro de la Falange, y pronto se abrió el debate sobre la sucesión de Franco.

Institucionalización Definitiva del Régimen

Los tecnócratas impulsaron la reforma de las instituciones con el objetivo de modernizarlas, aprobándose la Ley Orgánica del Estado mediante referéndum. La Ley de Sucesión dejó en manos de Franco la decisión final sobre su sucesor, eligiendo a Carrero Blanco y a los tecnócratas para dirigir el gobierno, manteniendo los principios del régimen, y a Don Juan Carlos de Borbón como futuro Jefe del Estado.

A lo largo de este período, se produjo un enfrentamiento constante entre inmovilistas y aperturistas, provenientes del Movimiento y liderados por figuras como Fraga y Solís. Como resultado, se promulgó la Ley de Asociaciones Políticas, que permitía cierto pluralismo a través de la denominada “democracia sindical”, integrando al nuevo movimiento obrero en los sindicatos oficiales. También se aprobó la Ley de Prensa, impulsada por Manuel Fraga, que abolió la censura previa y concedió cierta libertad de expresión, si bien prohibía la crítica al Jefe del Estado y a los principios del Movimiento.

El escándalo de corrupción conocido como Matesa fue explotado por los aperturistas para perjudicar al Opus Dei, pero desencadenó la formación de un nuevo gobierno monocolor, integrado por personas afines a Carrero Blanco y al Opus Dei. La división entre las familias franquistas se había consolidado.

La política exterior de esta etapa buscó el acercamiento a Europa, el mantenimiento de la amistad con EE.UU., la recuperación de Gibraltar y la pacificación de la oposición internacional. Sin embargo, las campañas internacionales contra la dictadura resurgieron. Se intentó la entrada en la CEE. Se prorrogaron los acuerdos con EE.UU. y la presión por Gibraltar llevó a la ONU a emitir una resolución favorable a su descolonización, rechazada por Gran Bretaña, lo que provocó el cierre de la frontera. España aceptó la independencia de Guinea Ecuatorial y cedió el Ifni a Marruecos, pero mantuvo aspiraciones sobre el Sáhara, firmando finalmente un acuerdo para su reparto entre Marruecos y Mauritania.

4. Aperturismo y Crisis Final (1969-1975)

El surgimiento de grupos opositores dentro y fuera de España, la presión internacional y los cambios sociales convergieron para crear un final de régimen sumamente complicado a partir de 1969. En ese año, las Cortes nombraron a Don Juan Carlos de Borbón sucesor de Franco, quien delegó la presidencia del gobierno en el almirante Carrero Blanco.

Los Gobiernos de Carrero Blanco

El escándalo de Matesa supuso el triunfo absoluto de los tecnócratas y el ostracismo de los aperturistas. Franco conformó un gobierno liderado por Carrero Blanco y López Rodó, con una abrumadora mayoría de tecnócratas, conocido como el gobierno monocolor. Estos gobiernos lograron éxitos económicos y llevaron a cabo la reforma educativa.

La oposición creció ante las medidas represivas, como el Consejo de Guerra de Burgos contra 16 etarras; la presión internacional consiguió conmutar las penas de muerte por cadena perpetua. El malestar laboral se intensificó, y las huelgas y protestas obreras se volvieron habituales en todos los sectores y provincias españolas. Carrero Blanco fue nombrado Presidente del Gobierno, pero fue asesinado por ETA. Su sucesor, Arias Navarro, pareció inclinarse por el aperturismo en su discurso conocido como “el espíritu del 12 de febrero”, pero la ejecución de un anarquista catalán demostró lo contrario. Los inmovilistas impusieron sus posturas, y la represión aumentó. Se crearon la Junta Democrática, liderada por el PCE, y políticos vinculados a Don Juan, así como la Plataforma de Convergencia Democrática del PSOE. Antes de la muerte de Franco, ambas se unieron en la llamada Platajunta. Personalidades como Fraga reclamaban una “reforma” del régimen.

Los atentados terroristas se recrudecieron, y el gobierno reaccionó con cinco condenas a muerte, provocando un boicot internacional. Marruecos aprovechó el aislamiento español para desencadenar la “Marcha Verde”. España firmó el Tratado de Madrid, repartiendo el Sáhara entre Marruecos y Mauritania. Franco falleció el 20 de noviembre de 1975, y dos días después, Don Juan Carlos I fue coronado Rey de España.