La Segunda República Española (1931-1936)
Después de siete años como dictador, Primo de Rivera abandonó su puesto en enero de 1930. La oposición había crecido de manera notable y Alfonso XIII temía que el descrédito de la dictadura le afectara directamente. Primo de Rivera fue sustituido por el General Berenguer, quien asumió el compromiso de restituir la normalidad constitucional. Pero el año 1930 pasó sin que se tomara ninguna medida satisfactoria. Berenguer fue sustituido por el almirante Aznar. El almirante Aznar trazó un plan para realizar diversas elecciones que, celebradas en abril de 1931, dieron un vuelco a la situación del país. Los republicanos obtuvieron la victoria. En Madrid y Barcelona, la ventaja republicana fue abrumadora. El día 14 de abril, conocidos los resultados, la República fue proclamada en diversas ciudades, siendo Éibar la primera, seguida de Valencia, Barcelona, entre otras. Alfonso XIII decidió abandonar el país y marchar al exilio.
Se intentó modernizar el país por la vía democrática y legal, evitando la violencia. Se intentó modernizar el ejército español, se emprendió una reforma educativa y se procuró garantizar el trabajo en la agricultura, entre otras medidas. Sin embargo, un acontecimiento ensombreció el comienzo de la República: el enfrentamiento entre la Iglesia y el nuevo régimen, que derivó en la quema de iglesias y conventos.
II. La Constitución de 1931 y el Bienio Reformista
En 1931 se celebraron Cortes Constituyentes, con la victoria de socialistas y radicales. Se formó una Comisión Constitucional que elaboró una nueva Constitución caracterizada por:
- La soberanía nacional.
- Sufragio universal para mayores de 23 años.
- Extensa declaración de derechos y libertades.
- Presidente de la República elegido por diputados.
- Independencia del poder judicial.
- Desaparición del presupuesto de culto y clero.
- Prohibición a las congregaciones religiosas de ejercer la enseñanza.
- Libertad de cultos.
Esta Constitución fue frontalmente atacada por la Iglesia y los partidos de la derecha. El bienio 1932-1933 se caracterizó por el intento del Gobierno de profundizar en las reformas ya iniciadas durante el periodo provisional. Este proceso se desarrolló en un clima de gran tensión política.
Se aprobaron la Ley de Contratos de Trabajo y la de Jurados Mixtos. Continuó la reforma educativa, basada en la escuela pública, obligatoria, gratuita y de enseñanza mixta, con la prohibición de ejercer la docencia a las congregaciones religiosas. Manuel Azaña continuó con la reforma militar, recortando el presupuesto de defensa, reduciendo plantillas y suprimiendo los tribunales de honor. Con la reforma agraria se trató de modificar la situación de atraso en la que se encontraba el campo español. Sin embargo, este intento de reforma fue un fracaso debido a la lentitud de su aplicación y a la resistencia de los propietarios ante la Ley de Bases de la Reforma Agraria.
III. El Bienio Derechista y la Revolución de 1934
Desde la proclamación de la República, los conflictos sociales fueron continuos: las clases trabajadoras esperaban reformas profundas, mientras que las clases propietarias y oligárquicas se oponían a ellas. El resultado fue una escalada de violencia. En 1933 se creó la Falange Española por José Antonio Primo de Rivera. En este clima, Niceto Alcalá Zamora sustituyó a Azaña con el compromiso de disolver las Cortes y convocar elecciones. En estas elecciones se produjo el triunfo de la centro-derecha, debido al desgaste del gobierno anterior, la unidad de las fuerzas de centro-derecha, la división de la izquierda y el voto femenino, mayoritariamente favorable a la derecha, entre otros factores.
En este periodo podemos establecer dos etapas: la primera, hasta octubre de 1934, con un gobierno radical; y la segunda, hasta febrero de 1936, con un gobierno de coalición entre el Partido Radical y la CEDA. La gestión de los gobiernos radicales fue bastante difícil. Se paralizó por completo la reforma agraria y la reforma militar, y se nombró a generales no republicanos como Mola o Franco. Se dio trato de favor al clero.
La Revolución de 1934
Los conflictos en el campo, en la universidad y la tensión política existente entre el Gobierno y los nacionalistas generaron una situación explosiva en la que la izquierda obrera preparó una insurrección armada. La entrada de la CEDA en el gobierno se identificó como el triunfo del fascismo, y se formó un gobierno con tres ministros de la CEDA. Ese mismo día se dio la orden de huelga general en todas las ciudades del país, aunque pocos días después la insurrección había sido sofocada en casi todas partes. El gobierno continuaba en crisis al depender de la CEDA. La crisis definitiva se produjo cuando estalló el escándalo del Straperlo. Tras esto, se decidió disolver las Cortes y convocar elecciones.
IV. Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
Se enfrentaron dos grandes bloques electorales: el Frente Popular y el Bloque Nacional. Ganó el Frente Popular, aunque desde el principio hubo fisuras internas. Poco a poco el Gobierno perdió el control, y se sucedieron luchas, asesinatos y un clima de creciente inestabilidad. Se nombró a Manuel Azaña presidente de la República. Los sectores más importantes de la derecha llegaron a la conclusión de que solo un golpe militar podría evitar una revolución socialista. Los representantes de la oligarquía económica y los generales antirrepublicanos iniciaron contactos para preparar el golpe, que se precipitó con el asesinato del teniente José Castillo. A pesar de los rumores de golpe, el jefe de Gobierno se mantuvo inactivo. Cuando el 17 de julio por la tarde se produjo la rebelión en Marruecos, el Gobierno creyó que se trataba de un intento condenado al fracaso. Dos días más tarde, la Guerra Civil era un hecho.